Margarita de Austria. Graz, Estiria (Austria), 25.XII.1584 – El Escorial (Madrid), 3.X.1611. Reina de la Monarquía hispana (1598-1611).
Hija del archiduque Carlos de Austria-Estiria y de María de Baviera, Margarita de Austria nació en el castillo de Graz, perteneciente a su familia en el Estado de Estiria, parte de los territorios controlados por los Austrias. Parece claro que Felipe II eligió a Margarita, quien contaba con catorce años de edad cuando se casó, como esposa para su hijo y heredero, el príncipe Felipe, como prueba de que una de sus prioridades era mantener y reforzar la unidad dinástica de los Austrias en un momento de profunda crisis política y militar en Europa. Después de recibir una estricta educación católica en su entorno familiar, Margarita partió con su madre María de Baviera hacia la Península Ibérica a finales de 1598. El 13 de noviembre de 1598 se celebró la boda por poderes en Ferrara, y el 18 de abril de 1599, ya en Valencia, se confirmó el matrimonio en presencia de Felipe y Margarita.
Durante sus trece años de matrimonio, Felipe y Margarita tuvieron ocho hijos, aunque no todos ellos pasaron de la niñez: Ana (1601-1666), reina de Francia desde 1615 después de su matrimonio con Luis XIII; María, nacida en Valladolid el 1 de enero de 1603 y muerta en marzo del mismo año; Felipe, heredero de la Corona con el título de Felipe IV (1605-1665); María (1606-1646), futura emperatriz de Alemania por su matrimonio con el emperador Fernando (1637-1657); Carlos (1607-1632); Fernando (1609- 1641), conocido como el cardenal-infante; Margarita (1610-1617); y Alfonso (1611-1612).
A pesar de que, oficialmente, la Reina tenía pocas, o ninguna, responsabilidades en la gobernación de la Monarquía, los contemporáneos entendían que su cercanía al Monarca daba a la Reina al menos la posibilidad de actuar como portavoz de varios intereses e incluso de ejercer una clara influencia política desde su posición de poder. Éste fue, sin duda, el caso de Margarita de Austria. Aunque sus primeros años en la Corte española fueron difíciles debido a su juventud, su desconocimiento de la realidad española y los intentos del duque de Lerma de limitar su influencia y sus conexiones, a partir de 1602 existen claras evidencias de que Margarita participó activamente en el proceso de toma de decisiones, y también en los conflictos políticos que se produjeron durante la primera mitad del reinado. Aunque al principio de su estancia en España, Margarita hubo de ver cómo la mayoría de sus servidores alemanes eran alejados de la Corte —una medida, por lo demás, adoptada rutinariamente por todas las Monarquías europeas del período— ya en 1602 contaba con contactos suficientes, además de con la ayuda de su confesor Richard Haller y su dama favorita, la también austríaca María Sidonia Riderer, para ser parte activa de la vida política del momento. En 1602, por ejemplo, algunos de los aliados del favorito real, el duque de Lerma, asociaban a la Reina con aquellos que buscaban la caída del valido, y así se descubrió en los interrogatorios de algunos de los detenidos por lo que se conoció como la “conspiración de la marquesa del Valle”, Magdalena de Guzmán, y que acabó con la detención y expulsión de la Corte de la marquesa y otras damas de palacio.
Los informes del embajador del emperador alemán en España, Franz Christoph Khevenhüller, conde de Franquenburg, indican que en el Imperio se contaba con que Margarita habría de ejercer su influencia en defensa de los intereses de la rama austríaca de la familia, unos intereses que creían en peligro por la política supuestamente aislacionista de Lerma.
La participación de la Reina y sus aliados en los debates y luchas políticas del período se incrementó a partir de 1606 coincidiendo con las primeras grandes crisis del régimen encabezado por el duque de Lerma.
El contexto de esta participación fue claramente expresado por el informe que el embajador alemán, envió al Emperador en 1606. En este informe se destacaban los intereses comunes que todos aquellos que defendían a la rama austríaca debían resaltar —la defensa a ultranza de una política común dinástica hacia Europa—, pero también se indicaba cuáles eran los dos puntos débiles del régimen que debían ser utilizados para debilitar a Lerma y su facción: las prácticas corruptas de muchos de sus miembros, y la aparición de divisiones internas en la facción.
Las actuaciones de Margarita de Austria, las oficiales y las informales, indican que ésta fue la estrategia que ella y sus aliados siguieron. Especialmente desde 1606, el grupo de influencia cercano a la Reina —y ella misma— presionó al Monarca para que comprobase que algunos aliados y clientes de Lerma, encargados de la administración fiscal, no estaban mintiendo o utilizando las arcas reales en su propio beneficio.
La detención y juicio de varios de estos ministros en 1607, más significativamente Alonso Ramírez de Prado y Pedro Franqueza, parecía dar la razón a este grupo de cortesanos que representaba al régimen de Lerma como uno de los que estaba provocando la total corrupción de la Monarquía.
Desde 1608 las actividades de este grupo de presión integrado, entre otros, por la Reina continuaron en esta línea, centrándose ahora en uno de los personajes más importantes del período, Rodrigo Calderón.
Aunque Calderón fue capaz de evitar su detención en 1607, desde 1608 su presencia en la Corte como aliado y cliente de Lerma fue señalado como símbolo de los males del reinado. El régimen de Lerma, decían, permitía la fortuna de hombres como Franqueza, Ramírez de Prado y, sobre todo, Calderón. De hecho, los informes de los embajadores extranjeros en Madrid y otros informes del período, hablan de que Margarita de Austria tenía una profunda animadversión hacia Calderón, y que no habría de parar hasta que fuese detenido y enjuiciado.
Todos aseguraban también que este odio hacia Calderón tenía en última instancia como objetivo acabar con la privanza de Lerma y su régimen.
Margarita de Austria cayó, sin embargo, enferma inmediatamente después del nacimiento de su último hijo, Alfonso, sucedido el 22 de septiembre de 1611.
Pocos días después, el 3 de octubre de 1611, Margarita moría en el palacio de El Escorial. Las razones, como desde siempre se ha reconocido, de su enfermedad y muerte fueron complicaciones por el parto, algo habitual en ese período. Pero en el contexto político de tensión y enfrentamiento referido con anterioridad, los rumores indicaban que habían sido Calderón y sus aliados los que habían provocado la muerte de la Reina. Públicamente comenzaron a oírse voces que explícitamente acusaban a Calderón de asesinato, mientras se aseguraba que Felipe III habría de ordenar una rápida limpieza de su reinado por el amor y respeto que sentía por Margarita.
Nada de esto sucedió de inmediato, pero sí es cierto que desde 1611 la imagen pública de Margarita fue la de una suerte de mártir, quien habría sufrido la persecución política debido a su benéfica influencia sobre Felipe III. Esta visión de Margarita como “santa y mártir” fue ya construida inmediatamente después de su muerte, en los muchos sermones predicados en su honor, especialmente en los preparados por el padre Florencia. Esta visión se convirtió en versión oficial gracias a la biografía de la Reina publicada por Diego de Guzmán en 1617. La valoración actual de Margarita de Austria ha seguido insistiendo en estas interpretaciones, pero su vida y acciones han servido también para probar que el mundo político del siglo XVII era más complicado que el descrito en historias más tradicionales.
Un mundo político descrito en general como completamente dominado por hombres, con las mujeres como simples sujetos pasivos sin derechos a participar en el mundo político o las actividades gubernamentales.
La vida y acciones de Margarita de Austria han ayudado a demostrar que la situación era muchísimo más compleja, mucho más interesante, con mujeres ejerciendo no sólo influencia informal, sino con posibilidades de afectar profundamente la vida política de una Monarquía como la española.
Bibl.: G. de Florencia, Sermón que predicó a la Majestad del rey don Felipe III en las honras que su Majd. hizo a la serenísima reina doña Margarita su mujer, en San Gerónimo el Real de Madrid a 18 de noviembre de 1611, Madrid, 1612; L. Cabrera de Córdoba, Relaciones de las cosas sucedidas en la corte de España, desde 1599 hasta 1614, c. 1614 (Madrid, Imprenta de J. Martín Alegría, 1857); D. de Guzmán, Vida y muerte de doña Margarita de Austria, reina de España, Madrid, 1617; A. Castro Egas, Eternidad del rey don Felipe Tercero, nuestro señor el piadoso. Discurso de su vida y santas costumbres, Madrid, por la viuda de Alonso Martín, 1629; G. González Dávila, Historia de la vida y hechos del ínclito monarca, amado y santo don Felipe Tercero [1632], Madrid, 1771; J. Yáñez, Memorias para la historia de don Felipe III, rey de España, Madrid, en la Oficina Real, por Nicolás Rodríguez, 1723; F. Gauna, Relación de las fiestas celebradas en Valencia con motivo del casamiento de Felipe III, ed. de S. Carretes Zacarés, Valencia, 1926, 2 vols.; M. J. Pérez Martín, Margarita de Austria, reina de España, Madrid, Espasa Calpe, 1961; C. Pérez Bustamante, La España de Felipe III, Madrid, Espasa Calpe, 1983; B. Mitchell, The Majesty of the State. Triumphal Progresses of Foreign Sovereigns in Renaissance Italy (1494-1600), Florencia, L. S. Olschki, 1986; A. Feros, “Felipe III”, en A. Domínguez Ortiz (dir.), Historia de España, vol. 6: La Crisis del Siglo XVII, Barcelona, Planeta, 1988, págs. 8-67; B. J. García García, La pax hispánica. Política exterior del duque de Lerma, Leuven, University Press, 1996; M. Sánchez, The Empress, the Queen, and the Nun: Women and Power at the Court of Philip III of Spain, Baltimore, The Johns Hopkins University Press, 1998; A. Feros, El duque de Lerma. Realeza y favoritismo en la España de Felipe III, Madrid, Marcial Pons Historia, 2002.
Antonio Feros