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Catalina de Zúñiga y Sandoval

Biografía

Zúñiga y Sandoval, Catalina de. VI condesa de Lemos. Tordesillas (Valladolid), 1555 – Madrid, 8.II.1628. Noble, virreina de Nápoles.

Catalina de Zúñiga y Sandoval nació en 1555. Sus padres fueron Francisco Sandoval y Rojas, IV marqués de Denia y III conde de Lerma, e Isabel de Borja y Castro. Por parte materna su abuelo era Francisco de Borja, IV duque de Gandía y I marqués de Lombay, quien ejerció como General de la Compañía de Jesús y caballerizo mayor de la emperatriz Isabel, y fue canonizado en 1671. Con el ascenso de su hermano Francisco de Rojas y Sandoval –futuro duque de Lerma– a la privanza de Felipe III, la influencia de Catalina en asuntos políticos se volvió determinante.

En 1574 Catalina contrajo matrimonio con Fernando Ruiz de Castro Andrade y Portugal, VI conde de Lemos. En su Apparato funerale nell'esequie celebrate in morte del conte di Lemos vicere del regno di Napoli, publicado en 1601, Giulio Cesare Capaccio describía a Catalina como una mujer cuya elocuencia superaba a los más ilustres escritores, destacando su prudencia y sabiduría en materia de gobierno así como en el ámbito dinástico. Cuando en octubre de 1601 falleció en Nápoles el VI conde de Lemos, Catalina regresó a Madrid. En su estrategia por situar en la Cámara de la reina Margarita de Austria a las mujeres de su familia, el duque de Lerma promovió la destitución de Juana de Velasco, la duquesa de Gandía como Camarera Mayor para nombrar a su esposa, Catalina de la Cerda, en 1599. No obstante, debido a la enfermedad de ésta en 1603 Catalina de Sandoval la sustituiría hasta la muerte de la reina, en 1611. Su otra hermana, la condesa de Altamira, Leonor de Sandoval, con quien parece Catalina no mantuvo muy buena relación, fue designada aya de los infantes tras expulsar de la corte a quien entonces desempeñaba dicho oficio, la marquesa del Valle, en 1603. El hecho de que los embajadores de cortes extranjeras –entre ellas los representantes de los ducados de Parma, Mantua y sobre todo el Gran Ducado de Toscana– obsequiasen con frecuentes regalos a la condesa, entre los que destacaban pinturas, pone de manifiesto la relevancia política de Catalina y su privilegiado acceso a las fuentes de información dado su ascendiente sobre su hermano, privado de Felipe III. Así por ejemplo, entre 1611 y 1618 Catalina desarrolló una fluida comunicación epistolar con Antonio Caetani, nuncio apostólico en Madrid, sobrino del papa Paulo V y enemigo del cardenal Pietro Aldobrandini, sobrino del papa Clemente VIII. Catalina había así mismo intercambiado con este último numerosas misivas durante su etapa como virreina de Nápoles (1599-1601), lo que demuestra la habilidad de la condesa a la hora de diversificar sus contactos. A cambio, Catalina de Zúñiga buscaba favorecer a sus descendientes, así como proveer de beneficios a aquellas personas que nutrían sus clientelas.

Meses antes de que en noviembre de 1615 se produjese la llegada de la princesa francesa Isabel de Borbón para contraer matrimonio con el príncipe Felipe, comenzó a configurarse su Casa, en la que el duque de Lerma ejercía como Mayordomo Mayor. En los años que precedieron a su caída en desgracia y el ascenso de su hijo el duque de Uceda, el duque de Lerma y Catalina trataron de situar como Camarera Mayor de la entonces princesa a la hija del privado –que era además sobrina y nuera de la condesa de Lemos–, Catalina Gómez de Sandoval y Rojas; sin embargo, el duque de Uceda obstaculizó este nombramiento. La estrecha relación que mantuvieron Catalina y el duque de Lerma se consolidó con el matrimonio en 1598 de Pedro Fernández de Castro, futuro VII conde de Lemos, con Catalina de la Cerda y Sandoval, una de las hijas del privado.

Una vez que se produzca la caída en desgracia del duque de Lerma, la condesa viuda de Lemos luchará por defender los intereses de sus hijos. De hecho, en este período, mientras Pedro Fernández de Castro estaba desempeñando el virreinato de Nápoles (1610-1616), su segundo hijo, Francisco, ejerció como embajador de la Monarquía Hispánica en Roma y en Venecia, nombramientos en los que la condesa tuvo mucho que ver. Tras la muerte de su primogénito en 1622, Francisco le sucedería como VIII conde de Lemos. Al igual que su padre y su hermano mayor, Francisco había desempeñado el cargo de virrey de Nápoles en interinidad desde la muerte de su padre en 1601 hasta que en 1603 fue designado el VIII conde de Benavente, Juan Alfonso Pimentel. En 1616 Pedro ocupó otro virreinato italiano, esta vez en Sicilia, hasta 1622, cuando fue sustituido por el príncipe Filiberto de Saboya, hijo del duque de Saboya Carlos Manuel I y Catalina Micaela de Austria.

Junto a su activa participación en la definición de las estrategias familiares diseñadas para favorecer la carrera de sus hijos, Catalina de Zúñiga destacó por su interés en las artes. Poseedora de una rica biblioteca, la VI condesa de Lemos fue la verdadera artífice del encargo que su marido Fernando Ruiz de Castro realizó en 1600 al arquitecto Domenico Fontana relativo a la construcción de un nuevo palacio virreinal, el cual acogió un espacio femenino que estaría separado del correspondiente al virrey, algo que no sucedía en el Palazzo Vecchio construido por Pedro de Toledo medio siglo antes. Catalina de Zúñiga logró mantener su influencia hasta su muerte, acaecida en 1628 cuando contaba con setenta y tres años de edad.

 

Fuentes y Bibl.: Archivio Segreto Vaticano (ASV), Segretaria Stato Principi, leg. 55; ASV, Segretaria Stato Principi, leg. 57.

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Alejandra Franganillo Álvarez

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