Barrionuevo y Montalvo, García de. Marqués de Cusano (III). Madrid, c. 1580 – Barcelona, 1652. Administrador y escritor.
Oriundo de la villa de Madrid, García de Barrionuevo y Montalvo era hijo primogénito de Francisco de Barrionuevo, oidor de la Real Chancillería de Valladolid, y de Ana de Figueroa y Montalvo, hija del alguacil mayor de Sevilla y comendador santiaguista Jerónimo de Montalvo. Huérfano de padre desde su infancia, estudió humanidades y leyes en España —posiblemente en Salamanca—, obteniendo el grado de doctor y una formación jurídica que desarrollaría tanto en cargos consiliares como en escritos y memoriales judiciales que, por suerte, se han conservado en su mayor parte. En 1604 pasó a Nápoles como entretenido del virrey conde de Benavente. En la ciudad italiana, gracias a su formación jurídica y a los buenos servicios de su tío, el regente Bernardino de Barrionuevo, se le concedió una plaza en el Consejo Colateral, puesto en que sirvió “[años] continuos y sin sueldo” entre 1609 y 1631, logrando alcanzar el grado de decano del mismo en su senectud.
Durante su larga estancia en Nápoles, García de Barrionuevo desplegó una notable actividad administrativa y militar que, bajo el amparo de los virreyes (especialmente, el conde de Lemos), le hizo gozar de las gobernaciones de Capitanata, Molise y Abruzzi Citra y Ultra. En sus mandatos provinciales, Barrionuevo ejerció con rectitud la administración y la seguridad de estas regiones amenazadas por problemas externos —exitosa defensa de Manfredonia frente a una armada otomana— e internos, como los problemas de bandolerismo y especulación de cereal en tiempos de hambrunas, ejercidos en gran medida con la connivencia de los barones napolitanos, lo que le valdría una gran popularidad en los medios rurales y urbanos del reino. Como el mismo Barrionuevo refiere en un memorial dirigido a Felipe IV, “el año de 1620, que hubo gran carestía de trigo en Italia, me opuse a los poderosos (que hay muchos en ella) que le juntaban y sacaban fuera del Reyno, y quitándosele, le repartí entre todos los lugares que le habían menester, sin alterar los precios; socorriendo también con mucha cantidad de trigo la ciudad de Nápoles, que se vio en gran aprieto aquel año”.
La prometedora carrera burocrática y militar de García se complementó en este período con la obtención de un hábito de la Orden de Santiago (1614) y su ennoblecimiento al heredar los señoríos alcarreños de su abuelo, García de Barrionuevo de Peralta, situados en Fuentes y Valdesaz, de los que fue segundo señor (1613), y el marquesado de Cusano, propiedad de su prima y primera esposa, María de Barrionuevo Gioacchino (1611), hija del citado regente Barrionuevo.
Paralelamente a ello, su cercanía a la figura del virrey Pedro de Castro, conde de Lemos, le llevó a ensalzarle en un monumental panegírico latino dado a la imprenta en Nápoles, en 1616, donde demostró su profundo conocimiento de la literatura clásica grecolatina.
Tras una jornada extraordinaria a Roma, bajo expreso mandato regio, en que sirvió a las órdenes del duque de Alcalá “con mucho gasto y lucimiento, y hizo muy señalados servicios”, Barrionuevo regresa a Madrid en 1626, viudo de María de Barrionuevo y con cinco hijos de corta edad, García de Barrionuevo desplegó una activa labor de administración de su patrimonio señorial y, a la vez, promovió su ascenso político dentro del concejo de Madrid. Según consta en un memorial de 1647, Barrionuevo favoreció la causa del rey en la concesión y repartimiento de los dieciocho millones, la prorrogación de los millones o la entrega de levas madrileñas, esperando con ello ser escuchado en sus peticiones de merced. Por otra parte, en calidad de amigo íntimo del presbítero Jerónimo de Quintana, el marqués de Cusano ofrecería a éste numerosa documentación de su archivo personal para la realización de su madrileña Historia de su antigüedad, nobleza y grandeza (Madrid, 1629), en la cual se glosan sus éxitos napolitanos y la noble ascendencia de su linaje. Como regidor y alférez mayor de Madrid, Barrionuevo también movió un pleito con el duque de Lerma, Francisco Gómez de Sandoval, por motivos de protocolo en las reuniones concejiles y en los actos públicos, del cual saldrá favorecido por la intervención de Felipe IV (1628).
Asentado en Madrid desde entonces, su actividad política no logró prosperar dentro de la Corte, aunque se tiene noticia de su participación en un famoso juego de cañas dirigiendo una de las dos cuadrillas municipales (1637), y su publicación de un alegato jurídico sobre los derechos habsbúrgicos sobre el Milanesado (1642). La tragedia, sin embargo, sacudió su casa y tuvo que ver cómo fallecía su hijo primogénito, Diego de Barrionuevo, en una reyerta con los criados de la princesa de Carignano (1637) y quedaba prisionero en las cárceles reales el segundón, Francisco, teniente general de la caballería del reino de Nápoles y caballero de Calatrava, por un duelo con el general de galeones Pedro de Orellana (1646). Con motivo de este último asunto, García de Barrionuevo elevó al monarca un profuso y erudito memorial jurídico en que no sólo compendiaba las causas penales relativas al caso de Francisco de Barrionuevo, sino también incluía una relación de los orígenes familiares y los servicios de su linaje a la monarquía y varias cartas de recomendación del propio Inocencio X, de los cardenales de Médicis y Lorena, así como de cortesanos hispanos, las Cortes de Castilla y León y la villa de Madrid.
Tras lograr la conmutación de la pena para Francisco, el marqués de Cusano pasó a Nápoles con el ejército de Juan José de Austria. Pese a su dilatada carrera como administrador y jurista, García de Barrionuevo destacó por su valiente acción militar en la ruptura de las trincheras napolitanas del 7 de abril de 1648, siendo honrado por el bastardo regio en su entrada a la ciudad partenopea al consentirle que le acompañara a pie con una pica. A continuación seguiría a las órdenes de Juan José de Austria como gentilhombre de su cámara “en paz y en guerra”: así se le ve combatir en Portolongone y en Cataluña, “donde se quebró un braço y ultimamente murió del contagio, acompañando y sirviendo a Su Alteza, tanto de criado suyo como de soldado particular, y le quemaron su ropa en el exército, y consumió y aniquiló su hazienda en Nápoles”, agudizado ello por las revueltas populares y las erupciones del Vesubio.
La fatídica muerte de García de Barrionuevo en el asedio de Barcelona y la quiebra de su economía señorial provocaron el fin de las aspiraciones sociopolíticas de los miembros de la familia Barrionuevo de Peralta; no obstante, la descendencia del linaje quedaba asegurada con su hijo primogénito, Francisco, y los otros dos habidos con su segunda esposa, Clara de Monroy, hermana del marqués de Monroy, quienes se sucedieron en los mayorazgos y títulos familiares: Gaspar de Barrionuevo, IV marqués de Cusano, y el caballero de Santiago Melchor de Barrionuevo y Monroy, comendador de Santa Cruz de la Zarza y V marqués de Cusano.
Obras de ~: Panegyricus Illmo. et Exmo. Dno. Petro Fernandez a Castro Lemnensium et Andradae Camili Comite, Nápoles, Typographia Tarquinij Longi, 1616; Discurso iurídico en el Estado Conietural de don García de Barrionuevo, Marqués de Cusano, en pleito que tiene con el señor fiscal don Juan de Para, defensor de los bienes de don Gerónimo de Barrionuevo y sus acreedores sobre el despojo de las accesorias de la casa principal de su maiorazgo, Madrid, Imprenta de Francisco Martínez, 1633; Respuesta del marqués de Cusano, alférez mayor de Madrid, a la información de don Gómez de Montalvo y Figueroa, acreedor a los bienes de García de Barrionuevo, cavallero del Orden de Santiago, Madrid, 1637; Por el marqués de Cusano. Respuesta a la información de Diego de Villanueva Ramírez, defensor de los bienes de García y don Gerónimo de Barrionuevo, cavalleros del Orden de Santiago, su abuelo y tío, Madrid, 1637; Derechos de la Magestad Católica a los Estados de Milán, s. l., 1642; Memorial y discurso histórico y iurídico y político sobre la autoridad que ha tenido y deve tener siempre la intercessión, principalmente la del Sumo Pontífice, en que se ilustra la Ley Primera del Título XXXV de los Perdones de la Partida VII, Madrid, Imprenta Pedro del Horno y Villanueva, 1646.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, Santiago, exp. 887; Estado, leg. 1289; Sección Nobleza, Osuna, caja 2, doc. 36.
J. de Barrionuevo, A la muy antigua, noble y coronada villa de Madrid, Historia de su antigüedad, nobleza y grandeza, Madrid, Imprenta del Reyno, 1629; Relación del feliz suceso que en la conquista de la Ciudad y Reyno de Nápoles tubo el Serenísimo Señor, el señor D. Juan de Austria [...], Nápoles, Secondino Roncallolo, 1648; Anónimo, Doña Clara de Monroy, viuda del marqués de Cusano [...] [Madrid, c. 1652] (Real Academia de la Historia, Colección Salazar y Castro, E-24, fols. 66r.-67v.,); N. Antonio, Bibliotheca Hispana Nova, t. II, Madrid, viuda y herederos de Joaquín de Ibarra, 1788 (trad. de G. de Andrés y M. Matilla Martínez, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1999); J. A. Álvarez y Baena, Hijos de Madrid, ilustres en santidad, dignidades, armas, ciencias y artes. Diccionario Histórico por el orden alfabético de sus nombres, t. II, Madrid, oficina de D. Benito Cano, 1790; VV. AA., “Cartas de algunos Padres de la Compañía de Jesús sobre los sucesos de la Monarquía, entre los años 1634 y 1638”, en Memorial Histórico Español (Madrid, Real Academia de la Historia), t. II, vol. XIV (1862); B. Croce, Saggi sulla letteratura italiana del Seicento, Roma-Bari, Laterza, 1962; M. Hernández, A la sombra de la Corona: poder local y oligarquía urbana. Madrid, 1606- 1808, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1995; I. Enciso Alonso-Muñumer, Nobleza, poder y mecenazgo en tiempos de Felipe III: Nápoles y el Conde de Lemos, Madrid, Actas, 2007.
Roberto Quirós Rosado