Cajés, Patricio. Arezzo (Italia), p. m. s. XVI – El Pardo (Madrid), 14.V.1612. Pintor, tracista, arquitecto, traductor y grabador a buril.
Patricio Cajés nació en la primera mitad del siglo XVI en la Toscana italiana, en el seno de una familia distinguida y católica de la localidad de Arezzo.
El apellido Cajés es la españolización del nombre Cascese, una barriada del municipio de Castel San Nicolo en Toscana de la que parece provenir la familia Cajés. Cascesi, Caccesi, Cajesi, Cagesi, Caxete, Caxessi, Caxiesi o el más repetido Cajés han sido fórmulas empleadas por Patricio y su hijo Eugenio en firmas y documentos, o por alguno de sus contemporáneos.
Inició su carrera artística en la Academia de Roma, donde se formó y conoció las teorías de tratadistas como Palladio, Serlio o Alberti, cuyas obras determinaron el estilo futuro del artista. La limpieza de sangre heredada de su familia y la formación en la academia romana le permitieron trasladarse en agosto de 1567 a la Corte madrileña; pues aquel mismo año Felipe II ordenó a su embajador en Roma, Luis de Requesens, que eligiese pintores de talla para decorar los aposentos reales del Alcázar y El Pardo. El monarca español, emulando a los grandes mecenas italianos, reclamó a los mejores artistas europeos para reformar, decorar y enaltecer sus casas reales y la recién inaugurada capital del reino.
Los artistas elegidos en Roma y llegados por un período de tres años fueron Rómulo Cincinato y Patricio Cajés. Ambos trabajaron en el recién renovado Alcázar de Madrid, habilitado como residencia real.
Formaron parte del equipo de Gaspar de Becerra, encargado de decorar al fresco los aposentos destinados a los reyes, realizando repertorios pictóricos bajo la tutela del Monarca. Sus pinturas presentan un lenguaje figurativo y ornamental italianizante, típico del manierismo practicado en Roma a mediados del siglo XVI.
En 1570, cuando concluyó el período de tres años de estancia en Madrid, Felipe II les concedió mediante cédula real la prórroga indefinida de sus servicios. Cajés, recién nombrado pintor del Rey y al servicio del mismo en todos los encargos por él requeridos, comenzó a formar parte del círculo de personajes ilustres que giraban alrededor del Monarca.
Su posición en la Corte adquirió poco a poco mayor relevancia y, tras su matrimonio en 1582, se instaló definitivamente en Madrid.
Desde sus primeros días en España, Patricio Cajés dejó constancia de su inquietud natural por la arquitectura y comenzó a traducir, por mero pasatiempo, la Regla de los cinco órdenes de architectura de Jacome Vignola. Publicó esta traducción de la versión abreviada del tratado vignolesco con algunas variantes del original italiano, incluyendo trece portadas arquitectónicas que, como el resto de las estampas, fueron grabadas por él mismo. Tras su publicación en 1593, fue uno de los tratados italianos más difundidos entre los artífices de España, pues era el único enlace con las teorías de los tratadistas italianos en España.
A finales del siglo XVI, Felipe II ya contaba con Patricio Cajés para sus proyectos arquitectónicos. Entre 1590 y 1595 presentó al Monarca un diseño de unión del Alcázar con la Casa de Campo, que nunca llegó a realizarse. El dibujo en tinta sepia, conservado en la Biblioteca del Palacio Real representa una construcción de gran envergadura consistente en una rotonda, un pasadizo y un puente, todo ello decorado con elementos del último manierismo italiano.
Otra obra arquitectónica de Patricio Cajés de la que hay noticia es el Hospital de los Italianos y su pequeña iglesia de la Carrera de San Jerónimo de Madrid.
En 1596 la antigua construcción no debía de presentar un óptimo estado de conservación, pues aquel año la corporación y el nuncio Camilo Caetano eligieron las trazas presentadas por Cajés para rehacer el hospital y la iglesia. Se trataba de una iglesia de una sola nave que seguía los parámetros de finales del Renacimiento italiano. Estaba cubierta por una bóveda de cañón, tenía cuatro capillas a los lados enmarcadas por arcos de medio punto, y un segundo cuerpo de vanos adintelados. El altar mayor, de doble altura que las capillas, se presentaba bajo un gran arco de medio punto, adornado con un retablo de José Filipart. En el exterior, la puerta de entrada se enmarcaba con dos pilastras clásicas, y en la parte superior aparecía coronada por un campanario con tres vanos y un frontón.
La historia de este edificio se alarga a través de los siglos debido a las numerosas reformas, ampliaciones, reconstrucciones y finalmente la destrucción sufrida en 1884 por su estado ruinoso.
En 1599, cuando tuvo lugar en Madrid la entrada de la futura reina Margarita de Austria, Cajés fue requerido para engalanar la ciudad. El encargo que recibió para aquella ocasión fue la traza de una puerta en la calle de Alcalá y una fuente en el paseo del Prado.
La puerta de Alcalá de Cajés permaneció en pie hasta 1636, cuando fue sustituida por otra, de la que se conserva su imagen grabada en el Museo Municipal de Madrid.
La alta posición que consiguió en la Corte quedó demostrada tras su muerte, acaecida mientras ejecutaba unas pinturas en el palacio de El Pardo el 14 de mayo de 1612; recibió la distinción de ser enterrado en la capilla real de San Felipe. Antes de morir, Cajés solicitó a Felipe III la concesión de su plaza de pintor en favor de su hijo Eugenio, y con fecha 13 de agosto de 1612, el Rey contestó afirmativamente, mediante cédula real, a la petición de la plaza alegando “[...] que el dicho su padre vino de Roma de donde era natural, [...] a servirle en su arte como lo hizo cuarenta y cuatro años [...] y que ha fallecido dejando a su mujer con necesidad y muchos hijos, que por ser el mayor y el que ha de mirar por el remedio de los demás y sustento de su madre y haber servido en mis reales obras en compañía del susodicho su padre y últimamente en los de mi casa Real de El Pardo [...] su padre me suplicara le hiciese merecedor de ella y acatando lo susodicho y a la buena relación que se me ha hecho de la habilidad y suficiencia del dicho Eugenio Caxesi, he tenido y tengo por bien de hacerte mio como por la presente se la hago de la plaça de mi Pintor que así tenia el dicho su padre [...]”.
Obras de ~: Decoración de la galería de poniente del Alcázar de Madrid y de la galería de la Reina del Palacio de El Pardo, Madrid, 1567-1612; Hospital de los Italianos, Madrid, 1581-1596 (demolido en 1884); Proyecto de unión del Alcázar de Madrid con la Casa de Campo, Madrid, 1590-1595; Puerta de Alcalá (arquitectura efímera), Madrid, 1599.
Escritos: J. Vignola, Regla de los cinco órdenes de architectura, trad. y grabados de ~, Madrid, 1593; con E. Cajés, Trazas del retablo de la iglesia Torrelaguna, c. 1589; con J. de Porres, Trazas del retablo de una capilla de San Felipe el Real, 1604.
Bibl.: V. Carducho, Diálogos de la pintura. Su defensa, origen, esencia, definición, modos y diferencias, Madrid, Francisco Martínez, 1633; A. Palomino de Castro y Velada, El museo pictórico y escala óptica, vol. III, Madrid, Viuda de Juan García Infazón, 1724; J. A. Ceán Bermúdez, Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, vol. 1, Madrid, Imprenta de Ibarra, 1800; E. Llaguno y Amirola y J. A. Ceán Bermúdez, Noticias de los arquitectos y arquitectura de España desde su Restauración, vol. III, Madrid, Imprenta Real, 1829; C. Pérez Pastor, “Noticias y documentos relativos a la Historia y la Literatura española”, en Memorias de la Real Academia Española, vol. 11, Madrid, 1914, n.º 261; D. Angulo Íñiguez y A. E. Pérez Sánchez, Historia de la Pintura Española. Escuela madrileña del primer tercio del siglo XVII, Madrid, 1969; VV. AA., Madrid hasta 1875. Testimonio de su historia, Madrid, Museo Municipal, 1979; E. Páez Ríos, Repertorio de grabadores españoles en la Biblioteca Nacional, vol. I, Madrid, Ministerio de Cultura, 1981; V. Tovar Martín, Arquitectura madrileña del siglo XVII: (datos para su estudio), Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1983; F. Checa Cremades y J. M. Morán Turina, Las casas del Rey: Casas de Campo, cazaderos y jardines. S. XVI y XVII, Madrid, 1986; VV. AA., Las propuestas para un Madrid soñado. De Texeira a Castro, Madrid, Consorcio para la organización de Madrid Capital Europea de la Cultura, 1992; VV. AA., El Real Alcázar de Madrid, Madrid, Nerea, 1994; G. Solache Vilela, “La actividad arquitectónica de Patricio Cajés y la obra del Hospital de los Italianos de Madrid”, en Madrid: revista de arte, geografía e historia, 3 (2000), págs. 413-432.
Gloria Solache Vilela