Barroso, Miguel. Consuegra (Toledo) o Alcázar de San Juan (Ciudad Real), c. 1538 – San Lorenzo de El Escorial (Madrid), 17.IX.1590. Pintor.
Pintor manierista perteneciente a la última generación de artistas que trabajaron en El Escorial en vida de Felipe II. Ceán Bermúdez sitúa su nacimiento en Consuegra en 1538, pero los documentos sólo dicen que era “vecino de Consuegra”. Consta que se formó con Gaspar Becerra en Madrid, pero sus conocimientos fueron muy variados, pues sabía de arquitectura, perspectiva, música, latín, griego clásico y varias lenguas vulgares, tal y como lo atestigua su amigo el padre Sigüenza en su escrito sobre la Fundación del monasterio del Escorial. La primera actividad artística de Barroso no está del todo bien precisada, pero parece que se desarrolló en Toledo, porque consta que en 1585 fue llamado a esta ciudad para tasar, con Hernando de Ávila, una serie de pinturas ejecutadas por Luis de Velasco para el claustro de la catedral primada, ocasión en la que pintó un cuadro para el colateral del lado del evangelio del hospital Tavera. Contrajo matrimonio con María de Villaescusa, de quien tuvo varios hijos.
Se sabe documentalmente que trabajaba en el Escorial ya en 1587, pues se recoge su sueldo en la nómina de pintores. A la marcha de Pellegrino Tibaldi, en virtud de una real cédula dada por Felipe II en Aranjuez el 15 de noviembre de 1589, Barroso fue nombrado pintor del Rey con un sueldo anual asignado de cien ducados más lo que señalaran los tasadores por las obras que hiciera, según delata el propio documento, “en atención a su mérito y experimentada habilidad”. Entre 1589 y 1590 pintó dos trípticos al óleo sobre tabla, situados en uno de los ángulos del claustro bajo de los Evangelistas. El primero de ellos desarrolla, cerrado, la Venida del Espíritu Santo, y, abierto, en la hoja derecha, la Imposición de manos de San Pedro y San Pablo a los creyentes, en la hoja izquierda, la Predicación de San Pedro en la plaza, y, en el centro, nuevamente la Venida del Espíritu Santo.
El otro tríptico, cerrado, muestra la Ascensión de Jesucristo a los Cielos; abierto, en la puerta derecha, la Aparición de Cristo en el cenáculo, en la izquierda, la Aparición de Cristo a los discípulos antes de la Ascensión, y, en el centro, nuevamente, la Ascensión. Ambas obras están perfectamente integradas en el programa iconográfico del claustro bajo, donde también pintaron Luis de Carvajal, Romulo Cincinato y Pellegrino Tibaldi. Barroso pintó dos cuadros pequeños que representaban al Salvador y a Nuestra Señora, hoy desaparecidos, para las sobrepuertas del coro de El Escorial, y se encargó de la conservación y mantenimiento de muchas pinturas cuando se deterioraban. También se conoce de él una Transfiguración de Cristo que, procedente del Museo de la Trinidad, se guarda en el Museo de Huesca, y algunos dibujos preparatorios y diseños para los riquísimos ornamentos de la basílica de El Escorial, fechados en 1588 y conservados en la Biblioteca Nacional de Madrid y en la biblioteca del monasterio de El Escorial. También consta que trabajó en la iglesia del monasterio de San Ginés de la Jara, en Cartagena, pintando un retablo del que se conservan unas tablas procedentes de la predela, en colección particular, que muestran a Santa Isabel de Portugal y Santa Isabel de Hungría. Se le atribuye un interesante San Andrés conservado en el Museo del Ermitage de San Petersburgo.
Desde el punto de vista estilístico, en la obra de Barroso se observa fácilmente la influencia de Becerra, Rafael y el manierismo italiano, especialmente de Veronés, Tiziano y Parmigianino. Barroso acertó a expresar con eficacia, pero sin genio, los severos programas iconográficos de verosimilitud, compostura, decoro y aproximación a lo real que la contrarreforma católica propugnaba, dentro de un estilo más bien frío, equilibrado y solemne, con un magnífico dominio del dibujo, la perspectiva y la composición.
Murió en San Lorenzo de El Escorial el 17 de septiembre de 1590. En su testamento se dispuso que su cuerpo fuera provisionalmente enterrado en la iglesia de San Bernabé Apóstol de El Escorial y que se trasladaran sus restos a la iglesia de San Francisco de Alcázar de San Juan, lo que ha dado ocasión a pensar que quizá fuera natural de este pueblo manchego y no de Consuegra. El 29 de septiembre de 1590, Felipe II mandó dar cien ducados a su viuda para que pudiera regresar a su casa. La obra pictórica de Barroso influyó mucho en algunos pintores del primer barroco, como Vicente Carducho y Vicente Requena.
Obras de ~: Pinturas colaterales del retablo del evangelio, iglesia del Hospital Tavera, Toledo, 1585; Dibujos preparatorios para algunas pinturas y ornamentos del Escorial, 1588, Biblioteca Nacional de Madrid y Biblioteca de San Lorenzo de El Escorial; Tríptico del la Ascensión de Jesucristo y Tríptico de la Venida de Pentecostés, patio de los Evangelistas, monasterio de San Lorenzo de El Escorial, 1589-1590; Salvador y Nuestra Señora, coro del monasterio de San Lorenzo de El Escorial, 1589-1590 (desapar.); Trasfiguración de Cristo, Museo de Huesca, depósito del Museo del Prado; pinturas, convento de San Miguel de la Jara, Cartagena; San Andrés, Museo del Ermitage, San Petersburgo.
Bibl.: Fray J. de Sigüenza, Tercera parte de la Historia de la Orden de San Jerónimo, Madrid, 1605, libro IV, discurso IV, pág. 722; J. A. Ceán Bermúdez, Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, t. I, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1800, págs. 93-94; J. Zarco Cuevas, Pintores españoles en San Lorenzo el Real de el Escorial, 1566-1613, Madrid, Instituto Valencia de Don Juan, 1931, págs. 53-73; Fray J. de Sigüenza, La fundación del Monasterio del Escorial, Madrid, Ed. Aguilar, 1963, págs. 340-341; A. E. Pérez Sánchez, “Notas sobre Miguel Barroso, pintor escurialense”, en Archivo Español de Arte (AEA) (Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas), n.º 158 (1967), págs. 155-157; G. de Andrés, “Catálogo de las colecciones de dibujos de la Real Biblioteca de el Escorial” en AEA, n.º 45 anejo (1968), pág. 76; M. Juberias Ochoa, “Techos y murales de Madrid”, en Villa de Madrid (Madrid, Ayuntamiento), n.º 66 (1980), págs. 17-23; VV. AA., Gran Enciclopedia de Castilla la Mancha, t. II, Zaragoza, Unión Aragonesa del Libro, 1982, pág. 376; VV. AA., Museo del Prado. Inventario general de Pinturas. II Museo de la Trinidad. Madrid, Espasa Calpe, 1991, pág. 710; R. Mulcahy, A la mayor gloria de Dios y el Rey: La decoración de la Real Basílica del Monasterio del Escorial, Madrid, Patrimonio Nacional, 1992; A. E. Pérez Sánchez, Pintura barroca en España. 1600-1750, Madrid, Cátedra, 1996, págs. 75, 85 y 144.
Herbert González Zymla