Mora, Jerónimo de. Zaragoza, ¿1569? – Madrid, 1615. Pintor, poeta, orador y académico.
La historiografía ha considerado tradicionalmente la posibilidad de que fuese hijo del arquitecto y retablista zaragozano Jerónimo de Mora, el cual participó activamente en algunas de las empresas artísticas más importantes de su ciudad natal. No se ha conservado su partida de nacimiento, una circunstancia que impide confirmar esta hipótesis. De cualquier manera, en un documento público del año 1609 el pintor manifestó que tenía cuarenta años, un dato que avala la posibilidad de que naciera hacia 1569. Junto a estas noticias, el propio artista realizó un amplio resumen de su trayectoria profesional en un memorial que remitió a Felipe III en el año 1615.
En este documento solicitó la plaza de pintor del Rey que había dejado vacante Pedro de Guzmán y para ello declaró con orgullo que había trabajado durante cinco años en la decoración del monasterio escurialense como miembro del taller de Federico Zuccari.
Las fuentes historiográficas, principalmente los textos del conde de Viñaza y Juseppe Martínez, aludieron a la posibilidad de que el artista zaragozano viajase desde Roma con el italiano hacia España en diciembre de 1585. Sin embargo, se desconoce en qué fecha se trasladó al país vecino y, sobre todo, en qué obras intervino en Italia bajo la supervisión de Zuccari. Esta noticia fue cuestionada por Ceán Bermúdez, quien declaró que había sido discípulo del pintor Sánchez Coello, aunque su fallecimiento en 1588 impide ratificar la posibilidad de que Mora se instalara en su taller después del regreso de Federico Zuccari a su patria.
En cambio, otros documentos confirman los estrechos vínculos profesionales y de amistad que unieron al artista aragonés con el retratista Juan Pantoja de la Cruz, a quien posiblemente conoció en la Corte.
En cuanto a su producción artística trabajó en la decoración de la cartuja de Aula Dei en su ciudad natal, un conjunto decorativo en donde intervino tanto en las restauraciones de las pinturas que precedentemente había pintado Tomás Peliguet, como en la creación de nuevas obras. De este modo, junto con Antonio Galcerán, decoró la capilla del Sacramento, también denominada como del Agnus Dei, en donde realizó un completo programa de exaltación de la Eucaristía, así como dos pinturas murales dedicadas a la Fe y el Apocalipsis.
Similar interés ha despertado el retablo de la capilla del Nacimiento de Cristo en la Catedral de la Seo, cuyas tablas están inspiradas en las estampas de Federico Zuccari. Se trata de una de las pocas obras conservadas de aquella época en el templo, aunque algunos especialistas han señalado la posibilidad de que el autor del conjunto sea Rolan de Mois o uno de los miembros de su círculo. El retablo mayor de la iglesia de Santa María del Albarracín también se ha atribuido a Jerónimo de Mora, aunque no existen fuentes documentales que avalen esta noticia.
En el palacio de El Pardo, a instancias del rey Felipe III, decoró al fresco la denominada como Escalera de la Reina, una obra pintada en el año 1608 de la que sólo se conoce la descripción realizada por el pintor en el memorial que remitió a Felipe III.
En una fecha todavía por determinar, Jerónimo de Mora se trasladó a Valencia para pintar un cuadro con la representación de La última cena destinada al Convento de Santo Domingo, una obra que se encuentra en la actualidad en paradero desconocido.
En esta localidad comenzó a frecuentar a los intelectuales más relevantes de la época, como el conde de Buñol o el canónigo Francisco de Tárrega, miembros de la Academia de los Nocturnos. En Madrid también formó parte de la Academia que el erudito Francisco de Silva tenía en su propia residencia, en donde adoptó el pseudónimo de El Sereno, ambiente en donde conoció a los escritores más insignes del primer Barroco, como Luis de Góngora o Lope de Vega.
En el seno de estas instituciones fraguó su vocación como poeta y orador, facetas en las que destacó, como así lo recordaron en sus versos Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Juan Francisco Andrés de Ustarroz o el marqués de San Felices.
En este sentido, escribió un soneto sobre los celos, que se conoce a través de una antología publicada por Pedro de Espinosa, así como unos versos que presentó en el certamen de San Jacinto, un evento para el que también describió con un soneto en latín y castellano las alegorías que había pintado en la escalera del palacio de El Pardo.
Su carrera como pintor, sin embargo, comenzó a languidecer desde el momento en que comenzó a alejarse de la Corte. Jusepe Martínez, uno de los principales tratadistas del Barroco, refirió que Jerónimo de Mora empleó sus últimos años en realizar varios viajes para morir en soledad asistido por su familia.
Obras de ~: Decoración de cartuja de Aula Dei, Zaragoza; Retablo de la capilla del Nacimiento de Cristo en la catedral de la Seo, Zaragoza; Retablo mayor de la iglesia de Santa María, Albarracín (Teruel) (atrib.); Escalera de la Reina, palacio de El Pardo, Madrid, 1608 (desapar.); La última cena (desapar.).
Bibl.: M. de Cervantes, Viaje del Parnaso, vol. VII, Madrid, Viuda de Alonso Martín, 1614, vv. 49-54; J. F. Andrés de Utarroz, Aganipea de los cisnes aragoneses celebrados en el Clarín de la fama, Ámsterdam, ed. Ignacio de Asso, 1781; M. Zarco del Valle, “Pintura de la escalera del Pardo que hace Mora”, en El Arte en España, Revista Quincenal de las Artes del Dibujo (Madrid), vol. I (1862), págs. 128 y 156; Conde de la Viñaza, Adicciones al diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España de D. Juan Agustín Ceán Bermúdez, vol. II, Madrid, Tipografía de los Huérfanos, 1894, págs. 92-102 (incluye el Memorial escrito por Jerónimo de Mora en 1616 dirigido a Felipe III); J. L. Morales Marín, La pintura aragonesa en el siglo XVII, Zaragoza, Editorial Guara, 1980, págs. 37-46; J. F. Esteban , “Programa simbólico del Sagrario de la Cartuja de Aula Dei (1599)”, en VV. AA., II Coloquio de Arte Aragonés, Zaragoza, Diputación, 1980; J. Martínez, Discursos practicables del Nobilísimo Arte de la pintura, ed. de Julián Gállego, Madrid, Akal, 1988, págs. 223-226; M. Lapuerta Montoya, Los pintores de la corte de Felipe III en El Pardo, Madrid, Fundación Caja Madrid, 2002, págs. 131-142.
Macarena Moralejo Ortega