López, Francisco. Colmenar de Oreja (Madrid), 1554 – Madrid, 1629. Pintor.
Este artista comenzó a trabajar para el rey Felipe II en el año 1583. Durante esta década estuvo estrechamente vinculado a Bartolome Carducho, quien llegó a El Escorial como miembro del taller de Federico Zuccari en diciembre de 1585. Otras fuentes refieren, en cambio, que se formó junto a uno de los retratistas de la Corte, Juan Pantoja de la Cruz. Este último le proporcionó los conocimientos necesarios para la realización de una serie de retratos de la Reina en el año 1606 así como de un arquero de la guardia del archiduque Alberto de Austria. Sin embargo, nuevas noticias, publicadas por la doctora Magdalena Lapuerta Montoya en su tesis doctoral, revelan que en 1580 realizó, junto con Mateo de Ávila, un altar dedicado a San Lorenzo para la iglesia del monasterio de Santo Domingo El Real, así como varios lienzos para el retablo mayor del templo de San Felipe.
Junto al escultor Juan Muñoz, se ocupó de pintar tanto el retablo de la iglesia madrileña de San Martín como el de su localidad natal, Colmenar de Oreja. A finales del siglo XVI se trasladó por un breve período de tiempo a Valladolid en donde realizó el dorado y el estofado del retablo que Esteban Jordán realizó para la capilla mayor de la iglesia de Nuestra Señora de Montserrat. A su regreso a Madrid continuó trabajando para el Rey, el cual le encargó la creación de un pequeño retablo en la iglesia de Santa Isabel de Madrid, así como una pintura con la representación de los doce apóstoles para el oratorio privado de la reina Margarita en el monasterio de El Escorial. Uno de los servicios más curiosos que Francisco López ofreció a la Corona fue la enseñanza de pintura a dos siervos de la Reina durante seis años. Estas empresas artísticas le permitieron obtener un cierto renombre en el ambiente pictórico e incluso logró casar a dos de sus hijas, Juliana y Marina, con sendos pintores, Bartolomé González y Teodosio Mingot.
En el mes de marzo de 1607 se incorporó como pintor a la decoración de la cubierta de la galería de los retratos, una comisión que le mantuvo ocupado hasta 1612. La crítica ha subrayado la calidad de la obra, su elegante dibujo y los colores utilizados que, en la actualidad, sólo pueden contemplarse parcialmente. El éxito de este encargo le permitió colaborar con Fabricio Castelo y Vicente Carducho en la decoración del túmulo que se instaló en el monasterio de San Jerónimo. Su dilatada experiencia como artista en la Corte le llevó a solicitar la plaza de pintor del Rey en el año 1621, un puesto que había quedado vacante tras el fallecimiento de Romulo Cincinato. En el memorial que redactó, describió todas las obras que hasta esta fecha había realizado, aunque finalmente no logró su objetivo. Desde esta fecha hasta su fallecimiento, en 1629, sólo se tiene noticia de las estampas que grabó en aguafuerte para ilustrar uno de los tratados de pintura más importantes de su siglo: Los diálogos de la pintura de Vicente Carducho.
Obras de ~: Retablo de la iglesia de San Martín, Madrid; Dorado y estofado del retablo de la capilla mayor de la iglesia de Nuestra Señora de Montserrat, Valladolid; Retablo de la iglesia de Santa Isabel, Madrid; Doce apóstoles para el oratorio privado de la reina Margarita, monasterio de El Escorial (Madrid).
Bibl.: J. J. Martín González, “Arte y artistas del siglo XVII en la corte”, en Archivo Español de Arte (1958), págs. 133- 139; D. Angulo Íñiguez y A. E. Pérez Sánchez, Historia de la pintura española. Escuela madrileña del primer tercio del siglo XVII, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Diego Velázquez, 1969; M. Lapuerta Montoya, Los pintores de la corte de Felipe III en El Pardo, Madrid, Fundación Caja Madrid, 2002, págs. 391-400.
Macarena Moralejo Ortega