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Elías Tormo y Monzó

Biografía

Tormo y Monzó, Elías. Albaida (Valencia), 23.VI.1869 – Madrid, 22.XII.1957. Catedrático, historiador del arte y político.

Nació en el seno de una familia muy religiosa y en un ambiente tradicionalista. Estudió en Valencia el bachillerato y la carrera de Derecho y en Madrid, durante los veranos, aprobó por libre Filosofía y Letras y se doctoró en ambas carreras en 1890. En su etapa universitaria manifestó ya algunas de las convicciones que le acompañarían a lo largo de su vida. Estuvo al frente de los estudiantes católicos y, como él mismo recordó en sus Confesiones filosóficas, mantuvo en Valencia, en las clases del profesor de Filosofía Política Soler, “discípulo carísimo de Giner de los Ríos”, reiteradas posiciones antikrausistas, “de filosofía cristiana y de sentido historicista”.

Comenzó su vida profesional como pasante de Germán Gamazo y de Antonio Maura, al mismo tiempo que desarrollaba su entusiasmo por el arte visitando las exposiciones del IV Centenario del Descubrimiento de América y viajando por Francia e Italia. “La ‘fiebre’ del Arte le arranca de los caminos del Derecho”, según expresó su hijo Juan. Así, aunque en 1897 ganó su primera oposición a la Cátedra de Derecho Político y Derecho Natural de la Universidad de Santiago de Compostela, para la que fue nombrado el 9 de abril de 1898, nunca llegó a tomar posesión. Sí se dedicó a la enseñanza del Derecho de forma privada, impartiendo clases particulares a los hijos de Maura y Gamazo. Acabó abandonando el ejercicio de la abogacía hacia 1913.

En 1902 se presentó a las pruebas de una cátedra recién creada, Teoría de la Literatura y de las Artes, consiguiendo la plaza de Salamanca. En julio de 1904 obtuvo por concurso la Cátedra de Historia del Arte en la Universidad de Madrid, que desempeñaría ya hasta su jubilación. Sus alumnos —entre los que se encontraban personalidades tan reconocidas como Sánchez Cantón, el marqués de Lozoya, Camón Aznar, Lafuente Ferrari y Angulo— le recordaban especialmente por las lecciones vivas que pronunciaba en el Museo del Prado y por las visitas a monumentos de otras regiones o países, en excursiones compartidas por estudiantes y profesor. Tanto Lafuente Ferrari como Sánchez Cantón recrearon el ambiente de estos viajes: “Conmovía verle pasar la noche en inhóspito vagón de tercera clase, entre alumnos y adheridos, llevando en el bolsillo el pase de Senador del Reino”. Definido como “universitario hasta el tuétano”, ocupó un buen número de cargos académicos, desde el decanato de la Facultad de Filosofía y Letras hasta el vicerrectorado (1922-1929) y el rectorado de la Universidad Central (1930). Permaneció en estos dos últimos puestos en los críticos momentos en los que el directorio militar expulsó a varios docentes y reprimió violentamente las protestas estudiantiles, y no se inhibió, sino que trasladó al Gobierno el apoyo de la comunidad universitaria a los profesores y alumnos castigados.

Sus tareas de cátedra le convirtieron en un riguroso historiador y crítico de arte. Entre 1911 y 1913 disfrutó varias becas de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas que le permitieron visitar, durante dos veranos, los museos de Bélgica, Holanda, Inglaterra, Alemania, Austria, Rumanía y Rusia, por lo que él siempre decía que en historia del arte, “fue más, infinitamente más, lo que ví que lo que leí”. Fruto de estas estancias fueron varios libros y la adopción de algunos métodos de análisis iconográfico, que aplicó en la sección de Arte (Pintura y Escultura) del Centro de Estudios Históricos, para la que fue nombrado director —junto con Ricardo de Orueta— en diciembre de 1912 y en la revista, que también dirigiría, Archivo Español de Arte y Arqueología. Poco tiempo después accedió al recién creado Patronato del Museo del Prado —del que llegó a ser vicepresidente—, y se le eligió como vocal de la Junta de Iconografía Nacional y del Instituto de Reformas Sociales. Por las mismas fechas comenzó a desarrollar una labor intensa como académico de diversas corporaciones, y este aspecto sería el complemento adecuado a sus obligaciones universitarias. Fue elegido miembro de la de Bellas Artes (sección de Música) el 7 de enero de 1913, y de la de la Historia el 15 de febrero de 1918, llegando a publicar en el Boletín de esta última hasta cincuenta y tres trabajos, muchos de ellos de carácter monográfico, y asistiendo a todas sus sesiones y juntas hasta marzo de 1954.

Elías Tormo desplegó una actividad publicística verdaderamente impresionante. Autor de más de quinientos escritos —desde artículos divulgativos en prensa local y nacional, investigaciones en revistas especializadas, folletos y discursos, hasta obras en varios volúmenes de gran envergadura— con una temática muy variada, destacan especialmente los estudios de historia del arte. Viajero incansable y colaborador asiduo en el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, sus libros más populares fueron las famosas Cartillas excursionistas Tormo, guías turísticas pioneras en España, comenzadas a publicar en 1917 y de las que vieron la luz más de veinte (Guadalajara, Alcalá de Henares, Ávila, Segovia, El Pardo, Sigüenza, Aranjuez...).

La participación de Tormo en política no fue el eje principal de su vida, aunque se dedicó a ella durante varias décadas sin descuidar sus labores universitarias y académicas. Identificado por tradición y amistad personal con el Partido Conservador liderado por Maura, sólo se presentó a las elecciones en 1903, obteniendo acta de diputado por su distrito natal de Albaida. En las siguientes legislaturas (1906-1923) fue senador del Reino, elegido por las Sociedades Económicas valencianas y murcianas de Amigos del País y llegaría a ser vicepresidente del Senado en la legislatura de 1919-1920. Durante la dictadura primorriverista ocupó un puesto en la Asamblea Nacional (1927-1929) y fue presidente del Consejo de Instrucción Pública. En el gobierno del general Berenguer accedió a la cartera ministerial de Instrucción Pública y Bellas Artes, en la que permaneció desde el 24 de febrero de 1930 hasta el 19 de febrero de 1931. Se rodeó de un equipo de profesionales universitarios prestigiosos, y, entre otras cuestiones, elaboró un proyecto de reforma de la segunda enseñanza, publicado el 25 de agosto de 1930; creó el cuerpo de inspectores técnicos de este nivel educativo; reorganizó la Escuela Superior del Magisterio (R.D. de 8 de noviembre de 1930); otorgó carácter permanente al ensayo del Instituto- Escuela (R.D. de 1 de marzo de 1930); y modificó el procedimiento de ingreso en el magisterio nacional (R.D. de 5 de febrero de 1931).

Definido como “un sabio de aspecto sorprendente”, vegetariano y andarín infatigable, austero y sin hacer concesiones al placer o a la frivolidad, “rigurosamente siempre de negro, era el prototipo de una vida durísima, sin reposo ni vacaciones, de trabajo intensísimo”. Su dedicación y esfuerzo le fueron reconocidos en vida con honores, entre los que cabe destacar las grandes Cruces de Isabel la Católica y de Alfonso X el Sabio y el doctorado honoris causa por la Universidad de Tubinga.

 

Obras de ~: Del convencionalismo: memoria reglamentaria para oposiciones a las nuevas cátedras de Teoría de la Literatura y de las Artes, Madrid, Viuda e Hijos de M. Tello, 1902; La Escultura antigua y moderna, Barcelona, Juan Gili, 1903; La reforma de la tributación de los alcoholes, Madrid, Hijos de M. G. Hernández, 1904; El Monasterio de Guadalupe y los cuadros de Zurbarán, Madrid, José Blass y Cía., 1905, 2 vols.; Las Bellas Artes, nueva entre las disciplinas universitarias. Discurso leído en la inauguración del curso académico de 1909 a 1910 en la Universidad Central, Madrid, Imprenta Colonial, 1909; La condición de la mujer en nuestra sociedad moderna, Cartagena, Sociedad Levantina de Artes Gráficas, 1911; En las Descalzas Reales: estudios históricos, iconográficos y artísticos, Madrid, José Blass y Cía., 1912; Un museo de primitivos: las tablas de las iglesias de Játiva, Madrid, Imprenta de Jaime Ratés, 1912; Jacomart y el arte hispano-flamenco cuatrocentista, Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1913; De la suprema intimidad, singularidad estética de la música pura: discurso leído ante la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la recepción del Sr. D. ~ y contestación del Sr. D. Ángel Avilés y Merino, Madrid, Imprenta de San Francisco de Sales, 1913; La Inmaculada y el arte español, Madrid, Tipografía Hauser y Menet, 1915; Las viejas series icónicas de los reyes de España, Madrid, José Blass y Cía., 1916; Los Gerónimos: Discurso leído ante la Real Academia de la Historia en la recepción del Sr. D. ~ y contestación del Sr. D. Gabriel Maura y Gamazo, conde de la Mortera, Madrid, Imprenta de San Francisco de Sales, 1919; Las iglesias del antiguo Madrid: notas de estudio, Madrid, Imprenta de A. Marzo, 1927, 2 vols.; De mi Rectorado: Cuatro papeles. Comunícalos a los claustrales el profesor Tormo, Madrid, Gráficas Marinas, 1930; Valencia, los museos: guías-catálogos, Madrid, Gráficas Marinas, 1932, 2 vols.; Cuatro monumentos de Toledo, Madrid, J. Sánchez Ocaña, 1934; Os desenhos das antigualhas que vió Francisco d’Ollanda, pintor portugués (1539-1540), Madrid, Tipografía Hauser y Menet, 1940; Monumentos de españoles en Roma, y de portugueses e hispano-americanos, Madrid, Sección de Relaciones Culturales del Ministerio de Asuntos Exteriores, 1942, 2 vols.; Monumentos de la ciudad de Valencia en peligro de pérdida: seis dictámenes oficiales, en las Reales Academias de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando, publicados en la revista académica de la primera, Valencia, Paris-Valencia, 1944; Las murallas y las torres, los portales y el alcázar del Madrid de la reconquista: creación del Califato, Madrid, Imprenta de la Viuda de Maestre, 1945; Mis confesiones filosóficas, Madrid, Espasa Calpe, 1947; Pintura, Escultura y Arquitectura en España. Estudios dispersos, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Diego Velázquez, 1949.

 

Bibl.: F. J. Sánchez Cantón, “El Excmo. Sr. Don Elías Tormo”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, CXLII (1958), págs. VII-XXXV; J. Tormo Cervino, El centenario de un valenciano ilustre: don Elías Tormo, Valencia, Academia de Bellas Artes de San Carlos, 1969; C. Soler d’Hyver, Don Elías Tormo y el arte valenciano, Valencia, Academia de Bellas Artes de San Carlos, 1969; El Marqués de Lozoya, Generación de Alfonso XIII, Madrid, Imprenta y Ed. Maestre, 1969; F. Garín Ortiz de Taranco, Para una bibliografía de don Elías Tormo Monzó, Valencia, Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1969.

 

María del Mar del Pozo Andrés

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