Su gran facilidad en la práctica de la técnica escultórica desde su infancia, llevó a la familia a enviarle a París, a la escuela de Artes Industriales para que estudiase con Millet, ya que en su Málaga natal no había profesores con los que poder aprender dicha disciplina. Sin embargo, un revés en la fortuna familiar hizo que Orueta dejase sus estudios y se pusiera a trabajar en un modesto trabajo mercantil. Con el tiempo, consiguió hacer la carrera de Derecho en las convocatorias libres que la Universidad de la región, aunque su amor por la escultura le llevó a estudiar a los grandes maestros y sus obras, convirtiéndose en uno de los mayores especialistas en escultura cristiana y en imaginería policromada.

El 7 de enero de 1924 fue elegido como académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando por la escultura, ingresando en dicha Corporación el 26 de octubre de ese mismo año. Su discurso de ingreso versó sobre La expresión de dolor en la Escultura Castellana y fue contestado por Elías Tormo. [...]