Avellaneda de la Cueva, Francisco de. ?, c. 1623 – Madrid, 5.IX.1684 ant. Dramaturgo, censor de comedias y poeta.
No se conoce con certeza la procedencia de este dramaturgo barroco afincado en Madrid: la dedicatoria de la Parte treinta y una de comedias nuevas (Madrid, 1669) elogia su ascendencia linajuda alavesa, pero también sugiere su origen soriano al vincularlo como canónigo a la catedral de Burgo de Osma, de donde provenía, muy probablemente, su ilustre parentela.
Madrileño de adopción o, tal vez, de nacimiento, Avellaneda comienza a producir poemas laudatorios al menos desde 1644, respondiendo a encargos de poderosos y aristócratas de la Villa. Ese año participa con un soneto en las Exequias reales celebradas en San Felipe en honor de los caídos en la batalla de Lérida; junto a él concurren Sebastián Rodríguez de Villaviciosa, Juan de Matos Fragoso, Agustín Moreto y Juan Vélez de Guevara, dramaturgos con quienes más tarde firmaría algunas de sus comedias colaboradas.
Su participación en homenajes y conmemoraciones organizados por la nobleza arraigada en Madrid, así como en festejos devotos, certámenes y academias poéticas (en 1660 actuó como fiscal en una de ellas), certifica que Avellaneda gozó de cierta nombradía de poeta a lo largo de toda su vida, y de unas excelentes relaciones que, sin duda, le llevaron a formar parte del círculo de dramaturgos del entorno de Palacio, a cuya cabeza se encontraba el propio Calderón de la Barca.
En 1657 Avellaneda, Villaviciosa y Matos testifican en un pleito del ayuntamiento contra los arrendadores de corrales de la villa. Sólo dos años antes los tres dramaturgos habían estrenado la primera comedia en la que participaba Avellaneda, cuya autoría comparten también Juan Bautista Diamante, Ambrosio de Arce y Agustín Moreto: Vida y muerte de San Cayetano. En 1664 escribe ya sólo con Matos El divino calabrés, San Francisco de Paula, y con Villaviciosa en 1666, la comedia de enredo Cuantas veo, tantas quiero; por las mismas fechas y de nuevo con ambos escribe, La Corte en el valle y Sólo el piadoso es mi hijo; en 1669 está fechado el manuscrito que contiene un único fragmento conservado de la comedia Vida, muerte y colocación de San Isidro, firmada con Gil Enríquez, Lanini, Matos y Diamante. En 1660 se representa Volverse el rayo en laurel o Seguir a Dios por María, una de las cuatro comedias que Avellaneda escribe en solitario, junto a El capuchino escocés y segundo San Alejo —cuyo manuscrito está sin fechar—, la zarzuela mitológica El templo de Palas —acompañada de su loa, un entremés burlesco y una mojiganga—, representada en las celebraciones del santo de la reina Mariana en 1675, y la comedia El áspid anda entre las flores, anunciada por el dramaturgo en un poema de 1676, y hoy perdida.
Pero Avellaneda gozó de mayor fama teatral por su producción entremesil. El corpus conservado se compone de tres loas cortesanas; doce entremeses —entre los que sobresalen El hidalgo de la Membrilla, La hija del doctor, El plenipapelier, La portería de las damas, La visita del Mundo y El triunfo del vellocino, escritos para su representación en Palacio, y La burla del ropero, Lo que es Madrid, Noches de invierno, y perdone el enfermo y El sargento Ganchillos, escritos para el corral o fiestas públicas—; siete bailes —destacan por su calidad Los negros, El tabaco y La ronda de amor, que continúa la serie iniciada por Quiñones de Benavente—; tres jácaras —La Flores y el Zurdillo, La Rubilla y ¿Quién me compra escarpines?— y tres mojigangas —El mundi novi, El titeretier y Las naciones—.
Mientras que Emilio Cotarelo consideraba a Avellaneda uno de los mejores entremesistas de su tiempo por su modernidad, Eugenio Asensio le tenía menor estima, pues en su opinión sólo era un epígono ingenioso. Más recientemente se ha destacado la calidad de las piezas intermedias de la zarzuela El templo de Palas, fundamentalmente de El triunfo del vellocino, entremés burlesco donde se revela el Avellaneda más atrevido.
Otra de las facetas más importantes de este autor es su actividad como censor de comedias. Desde, al menos, 1661 examinó obras para darles licencia de representación o su aprobación para la imprenta. El mayor número de aprobaciones que Avellaneda otorgó iban destinadas a obras de Calderón; en ellas, el censor no dudaba en manifestar su aprecio y admiración por el dramaturgo, quien le devolvió los elogios en una amistosa carta publicada al frente de la edición de El templo de Palas. La última intervención de Avellaneda como censor fue en El Sitio de Viena, de Pedro de Arce, en abril de 1684. En esta comedia se le presenta como “cronista general de los reinos de Castilla y León”, pero probablemente no llegó a ejercer el cargo —no se conserva ningún testimonio—, pues murió pocos meses después: fue enterrado en la parroquia de San Martín, en Madrid, el 5 de septiembre de 1684.
Obras de ~: Volverse el rayo en laurel o Seguir a Dios por María, c. 1660 (inéd.); ¿Quién me compra escarpines?, c. 1660 (inéd.); El capuchino escocés y segundo San Alejo, s. f. (inéd.); Noches de invierno, y perdone el enfermo, Madrid, 1661; La burla del ropero, Madrid, 1661; El hidalgo de la Membrilla, c. 1661 (inéd.); Lo que es Madrid, Madrid, 1663; Los negros, Madrid, 1663; La Flores y el Zurdillo, Madrid, 1663; La Rubilla, Madrid, 1663; La hija del doctor, Madrid, 1664; La visita del Mundo, Madrid, 1664; Las naciones, Madrid, 1664; El plenipapelier, Madrid, 1664; La portería de las damas, c. 1664 (inéd.); con J. de Matos, El divino calabrés, San Francisco de Paula, Madrid, 1664; con J. de Matos y S. Rodríguez de Villaviciosa, La Corte en el valle, Madrid, 1665 y Sólo el piadoso es mi hijo, Madrid, 1666; con S. Rodríguez de Villaviciosa, Cuantas veo, tantas quiero, Madrid, 1666; El tabaco, Madrid, 1668; La ronda de amor, Madrid, 1668; con G. Enríquez, F. Lanini, J. de Matos y J. Bautista Diamante, Vida, muerte y colocación de San Isidro, escrita en 1669; El sargento Gan chillos, Madrid, 1670; con S. Rodríguez de Villaviciosa, J. Bautista Diamante, J. de Matos, A. de Arce y A. Moreto, Vida y muerte de San Cayetano, Madrid, 1672; El templo de Palas, Nápoles, 1675; El triunfo del vellocino, Nápoles, 1675; El mundi novi, Nápoles, 1675; El áspid anda entre las flores, c. 1676; El titeretier, c. 1677 (inéd.).
Bibl.: E. Cotarelo i Mori, Colección de entremeses, loas, bailes, jácaras y mojigangas desde fines del siglo XVI a mediados del siglo XVIII, Madrid, Bailly Baillière, 1911, 2 vols. (Nueva biblioteca de autores españoles, 17-18); E. Asensio, Itinerario del entremés, Madrid, Gredos, 1965; H. Urzáiz Tortajada, “Burla y fiesta teatral en tiempos de Carlos II: El templo de Palas, de Francisco de Avellaneda”, en J. Huerta Calvo, E. Peral Vega y J. Ponce Cárdenas, Tiempo de burlas: en torno a la literatura burlesca del Siglo de Oro, Madrid, Verbum, 2001, págs. 199-221; G. Cienfuegos Antelo, El teatro breve de Francisco de Avellaneda: estudio y edición, Madrid, Fundación Universitaria Española, 2006.
Héctor Urzáiz Tortajada