Caballero Morgáez, Fermín. Barajas de Melo (Cuenca), 7.VII.1800 – Madrid, 17.VI.1876. Predicador, miliciano, profesor, abogado, administrador, geógrafo, crítico, censor, propietario, periodista, político liberal, académico de la Real Academia de la Historia, estadístico, polígrafo, filántropo y moralista.
Hijo de Juan Vicente Caballero y Duque, natural de Verdelpino de Huete, labrador acomodado y cobrador de tercias que abandonó la carrera eclesiástica al casarse con María Vicenta Morgáez y Teruel, natural de Barajas de Melo, donde ambos tenían su vecindad.
A Fermín le precedieron dos hermanos: Felipe (1798) y Antonio (1799), que murieron en el mismo año de nacer. Por ello le pusieron los nombres de Fermín Felipe Antonio. Después nacería su hermana María Josefa. En la familia de su padre había eclesiásticos de gran valía, como Vicente y Jerónimo Caballero González, José Alonso Duque y Pedro Antonio Caballero Duque. En la línea materna, su abuelo, Alfonso Morgáez, era escribano, su tío, Juan Antonio Morgáez, abogado, y fray Braulio Morgáez Carrillo, catedrático en Alcalá que fue acusado de herejía.
Fermín Caballero de niño era travieso e inquieto y fue atropellado por una caballería por lo que quedó sordo del oído izquierdo (1806); una bomba le explotó (1807) y escapó a Huelves con su amigo Loarte (mayo de 1808). Estudió con Lorenzo Teruel, Pedro Murciano y Alfonso Martínez (1808-1810). El ambiente familiar era proclive al liberalismo, acompañaba a su padre a la tertulia política del Mediador y de Malilla en casa del presbítero Francisco Moreno y también en las visitas de amigos como Juan Antonio Domínguez, cura de Leganiel y canónigo de Cuenca, que fue diputado en las Cortes de Cádiz. Estudió en Valdecolmenas de Abajo (1813), con José Alonso Duque (Tío Rector) que fue rector del Seminario de Cuenca, aprendiendo puntualidad, normas sociales, conversación instructiva y disciplina. En Gascueña (1814) estudió latín con el mercedario fray Lino. Su juventud discurrió entre amores, travesuras y trabajos de gran mérito.
En el Seminario de San Julián (1815) siguió estudios eclesiásticos, por deseo del padre. Estudió matemáticas, geografía, topografía y planos dirigido por Francisco La Cueva. Ese mismo año se convirtió en clérigo tonsurado de la iglesia de Barajas de Melo y opositor a la capellanía colativa que poseía su familia en la iglesia parroquial de Uclés. Como Caballero era un adolescente irreflexivo, tenaz y liberal, se enfrentó al rector Basilio Carrasco, de ideas absolutistas. Tras un tumulto estudiantil, por participar en las honras fúnebres a la reina Isabel de Braganza (iglesia de San Felipe Neri, febrero de 1819), Caballero y Pepe Gordo fueron expulsados y escaparon viajando con nieve a Valencia, Barcelona, Lérida, Zaragoza, Guadalajara y Cuenca (1819).
En octubre de 1819 se hallaba en Alcalá de Henares, donde estudió Teología y residió en el colegio de Málaga.
Iniciado el Trienio Liberal (1820-1823), realizó varias predicaciones y sermones en su pueblo natal y una función para el Ayuntamiento por la jura de la Constitución de Cádiz (9 de mayo de 1820). El 1 de noviembre de 1820 fue elegido capitán de la Milicia Nacional de Barajas, persiguió a unos ladrones por las Salinas de Belinchón y realizó una exposición de miliciano a las Cortes de 1822.
En Alcalá se relacionó con el doctor Nicolás Heredero (catedrático de Literatura y de elocuencia en la Universidad alcalaína y académico de la Historia), que lo protegió y dio a conocer en varios sermones patrióticos en Santa María la Mayor (marzo-mayo de 1821). Se enamoró por entonces de Paula Heredero, su sobrina. Abandonó la carrera eclesiástica y se casó en Madrid (23 de mayo de 1821).
Desde el 6 de noviembre de 1822 era profesor de Geografía y Cronología en la Universidad Central de Madrid, y en este mismo año ofreció a la Diputación de Madrid un plan de división provincial.
El 19 de diciembre de 1822 fallece María Vicenta Morgáez y su esposo, Juan Vicente Caballero, se casará en segundas nupcias con Francisca de la Oliva, que le dio tres hijos: Juan, José y Vicenta.
Los estudios de jurisprudencia en la universidad de Alcalá, y la permuta y convalidación de estudios eclesiásticos permitieron a Fermín Caballero obtener la abogacía (marzo de 1823). Ejerció en el bufete de Manuel María Cambronero desde el 11 de julio de 1824, apoderado del marqués de Malpica, y realizó la “concordia” con los pueblos de su jurisdicción. La desvinculación legal y económica de Caballero satisfizo a ambas partes, quedando los pueblos libres de exacciones señoriales once años antes de que se decretase en Cortes el fin de los privilegios.
Caballero sufrió una caída el 16 de julio de 1824 por la rampa del castillo de Malpica de Tajo que casi le cuesta la vida y sufrió “unas tercianas” en Valmojado (julio de 1825).
Con las persecuciones de la Década Ominosa (1823-1833), varios familiares de Caballero, entre ellos su padre y su tío, fueron detenidos por la Comisión militar de Chaperón (Madrid, noviembre de 1824).
Además de llevar la contaduría de la Casa de Malpica (24 de marzo de 1826), administraba la finca La Nueva en San Martín de Valdeiglesias (1834) y en años posteriores, el ducado vacante de Medina de Rioseco, en pleito con la casa de Osuna (1830- 1837), regulando sus cuentas y devolviendo trescientos mil reales. También administró el Campo de Calatrava (1846). Asimismo, durante algunos años (1826- 1833) fue censor por mandato judicial.
Escribió Las correcciones fraternas a Miñano (1826- 1830) y otras obras de crítica geográfica, escritas con gracia e inteligencia, dirigidas al presbítero Sebastián Miñano y a sus colaboradores (Mariano Torrente o Antonio Fernández de Córdova), que le dieron mucha fama.
Caballero acudía a la tertulia de la familia Cortina (1828-1829) y allí lo retrató Mesonero Romanos: “Sencillo y hasta tosco en sus modales, tardo y poco elocuente en la palabra, pero que en sus escritos revelaba bien lo mucho que sabía, su agudo donaire y su intencionada y castiza frase”.
En 1831 publicó el tomo primero de sus Apuntamientos de Historia Universal Moderna para servir de continuación al compendio de Mr. Anquetil y en 1832 se imprimió el segundo. Caballero no consideraba obra suya este segundo texto censurado. En estos años publicó obras de carácter geográfico, histórico y político.
Antonio Montenegro y Fermín Caballero reciben a Censo (21.479 reales anuales) la dehesa de Lobinillas, perteneciente a Huete, para fundar una colonia (1833), dividida en 1848.
Caballero fue redactor jefe del Boletín de Comercio, nombrado por la Junta de Comercio de Madrid (3 de junio de 1833), hasta su cierre por Javier de Burgos (marzo de 1834). Luego dirigió el Eco de Comercio (mayo de 1834-1836), que influirá en la campaña política del progresismo, caídas de ministros y conspiraciones juntistas. Pluma insobornable, tuvo incidentes con militares: el general Bretón intentó atropellarle (12 de febrero de 1836) y el general Fernández de Córdova lo retó a duelo. Toreno lo persiguió y cerró el periódico en 1835.
Entre la muerte de Fernando VII (octubre de 1833) y la subida al trono de Isabel II (octubre de 1843) se produjeron cambios políticos proliberales en el denominado “período entre regencias”. Caballero entró en política “arrastrado por el torrente irresistible de la época” y no por elección voluntaria, y militó en el progresismo exaltado. Lideró el movimiento juntista de su provincia e intervino en el parlamento ocupando varios cargos de la mesa y participando en comisiones.
Procurador y diputado a Cortes de las provincias de Madrid, Cuenca, Toledo y Castellón (1834-1843) y amigo político de Joaquín María López, luchó por incorporar la “tabla de derechos” (28 de agosto de 1834) al Estatuto Real. Caballero participó en varias discusiones y peticiones al Gobierno de Martínez de la Rosa: ley de milicia, voto de Santiago, responsabilidad ministerial, impuestos, comunicaciones, presupuestos, tratados, etc. Escribió obras políticas y señaló que el Estatuto Real representaba una “brecha en el Alcázar de la tiranía”; veía lícita la revolución para conseguir la libertad y los derechos del pueblo tiranizado por el absolutismo. Tenorio estimaba que Caballero dirigía la Conspiración de la Isabelina (1834) y redactó el Código isabelino.
En 1835 se radicalizó el régimen con el conde de Toreno, y persiguió a los progresistas. En el pronunciamiento de agosto de 1835 Caballero tomó un papel decidido. Sus amigos fueron detenidos y él se ocultó en Madrid y en Villaviciosa de Odón (17- 18 de agosto de 1835). Subió al poder Mendizábal (septiembre de 1835) y se convocaron Cortes constituyentes. Caballero encabezó la facción proclive a la constitución gaditana, aunque se impondrán el cambio y la transacción, y también participó en la comisión de finalización de la guerra. Mendizábal propuso un ministerio a Caballero, que no aceptó por disentir sobre libertad de imprenta y Constitución. Participará en la comisión de contestación al discurso de la Corona, voto de confianza a Mendizábal y ley electoral. Los rumores políticos señalaban a Caballero como inspirador de un golpe de Estado junto al general Van Halem (marzo de 1836). Mendizábal buscó el apoyo de la facción de Caballero (sesenta diputados) para llevar adelante la desamortización. Pérez Galdós (episodio de Mendizábal) destaca la capacidad conspiratoria de Caballero, al que describe: “De color moreno; facciones bastas y rudas, de tipo castellano, común en campo más que en ciudades; bigote negro con mosca; cabello encrespado que parecía un escobillón; complexión dura; el habla ruda y clásica, de perfectísima construcción castiza [...]”. En mayo de 1836, en la división de los progresistas se nombró presidente del Gobierno a Istúriz, que sufrió una moción de censura. Tras las elecciones de julio, el motín de los sargentos de la Granja (agosto de 1836) obligó a María Cristina de Borbón, reina regente, a restituir la Constitución de 1812. Caballero destacó al frente de la junta revolucionaria de Cuenca (Insurrecto de Cuenca). En Fisonomía política señaló su “carácter indomable: y como es inasequible por empleos ni por honores y no cede a influencias, y no le arredran animosidades aristocráticas, ministeriales, ni palaciegas [...] enemigos, a quienes ni por esas teme. Escribe mejor que habla; pero como argumentador da en la herida y contunde cuando ataca, como cuando enristra su pluma de hierro”.
En la legislatura moderada (1837-1839) fue secretario de la comisión de arreglo del clero. En 1839 fue acusado por Pita Pizarro de defender el absoluto y tuvo que responder a sus detractores.
Con la paz del “Abrazo de Vergara”, Caballero, intransigente con el carlismo, brindará en el Jardín de Delicias (3 de septiembre de 1839) “por la libertad, por la confraternidad; por Espartero y Maroto”, y advirtió a los españoles constitucionales que estuvieran siempre alerta ante los peligros del separatismo.
Renunció a ser diputado (19 de marzo de 1840) junto a Olózaga, López y otros por estimar ilegales las elecciones y permaneció en el Ayuntamiento de Madrid como alcalde segundo de la cuarta demarcación; presidió comisiones de hacienda, elecciones, educación..., impulsó la división administrativa de la Corte (1840) y descubrió el plano de Madrid de Pedro Texeira (1615).
La Ley de Ayuntamientos provocó el fin de la regencia de María Cristina de Borbón. Caballero elaboró una biografía de la misma y se publicó un folleto anónimo (1840), crítico con su matrimonio secreto.
El folleto se atribuye a Fermín Caballero y a Luis González Bravo.
Tras la subida al poder de Espartero, Cortina nombró a Caballero jefe de sección del Ministerio de Gobernación (noviembre de 1840). Facundo Infante le ofreció la dirección de Fomento y Obras Públicas, que Caballero rechazó. Votó la regencia trina (8 de mayo de 1841). En septiembre de 1842 era vicepresidente del Congreso y realizó el proyecto de división territorial de España en lo civil, judicial, militar y eclesiástico.
Fue ministro de la Gobernación en el Gobierno de los diez días (9-19 de mayo de 1843) con Joaquín María López y, tras la caída de Espartero, en el Gobierno de transición del Ministerio Regencia (julio-noviembre de 1843). Ejerció de notario mayor del reino durante la coronación de la reina Isabel II. Durante su ministerio se llevó a cabo el levantamiento de la Carta Geográfica de España y se pusieron en marcha, entre otros proyectos, diferentes puentes colgantes de hierro, cuatrocientos millones de caminos vecinales, el plan de la facultad de Medicina, el proyecto de división territorial, de Cuenca Impertérrita, la bandera nacional o la concesión de la línea de ferrocarril Barcelona-Mataró; asimismo, se concedió una beca a Julián Sanz del Río, introductor del krausismo, se montó el Depósito Legal y se produjo la visita a la Imprenta Nacional. Además, se adquirieron los manuscritos de Hervás y Panduro, se puso la primera piedra del Congreso de Diputados y se realizó una memoria del Ministerio y un proyecto de museo nacional.
Al dejar de ser ministro, perseguido por los moderados, se escondió en la calle madrileña del Carbón (agosto de 1844). Huyó a Barajas, siendo detenido (diciembre de 1844) por la Guardia Civil y llevado hasta Cuenca. Se le acusó, falsamente, de conspiración (cartas con el seudónimo de Pedro Gallego). Se apartó de la política refugiándose en su “retiro” de Barajas, y se dedicó a escribir y embellecer su posesión del Jardín del Cerro. Fue elegido diputado en el Bienio Progresista (1854-1856), sustituyendo a Ruperto Navarro Zamorano. Nombrado senador vitalicio por el marqués de Villaverde en 1863, nunca llegó a tomar posesión. Prim le ofreció presidir el Consejo de Estado (1870) en reemplazo de Ríos Rosas, pero Caballero no aceptó por su edad avanzada y falta de vista. Colaboró con la Primera República y ello dió pie a catalogarlo de prorrepublicano, si bien el tipo de régimen que España tuviera, monárquico o republicano, le era indiferente, siempre que hubiera libertad y derechos.
Su discurso era crítico, lógico, fuerte, contundente, espontáneo y directo, sin cuidarse de agradar a parciales y amigos. De moralidad intachable, su trabajo era metódico, minucioso, ordenado, aplicado y estadístico.
Polemista ingenioso, fue “consecuente político y virtuoso ciudadano”.
Su esposa, Paula, falleció de cólera el 24 de agosto de 1855, a los cincuenta y ocho años, en Barajas de Melo, y Caballero realizó testamento filantrópico en 1858, que depositó en la Real Academia de la Historia.
Fermín Caballero se casó en segundas nupcias con Felisa Matute y Asuero el 7 de marzo de 1859, nacida en Villarejo de Fuentes (Cuenca) (23 de abril de 1835), sobrina del doctor Asuero, médico real amigo de Caballero. El 1 de febrero de 1860 nacía Felis y moría su madre; niño enfermizo, tutelado a partir de los dieciséis años hasta su mayoría de edad, desprendido y afable, dilapidará la fortuna y propiedades del padre. Posteriormente, se casó con una prima suya, Antonia Núñez Matute, con la que tuvo siete hijos.
Fermín Caballero participó en varias comisiones político-administrativas, destacando: división territorial (1834); censo de población del reino (1835); Cinco Gremios (1835); canal de Castilla (1839); monumento del 2 de mayo (1840). Asimismo, presidió la Comisión Facultativa del mapa de España y división territorial (1840); los papeles de Felipe Bauza (1841); el banco en Madrid (1841); la venta de bienes del clero secular (1841); el monumento a Mendizábal (1853); la exposición de París (1855); presidió, además, la comisión de reforma de la Puerta del Sol (1856); Estadística General (1856); monumento a Quintana (1857); catedral de Madrid (1859), y censo de población de 1857.
Fue miembro de varias Sociedades Económicas de Amigos del País en Madrid (1834), Logroño (1836), Cuenca (1835 y 1841) y Cádiz (1871) y de Sociedades de Instrucción Pública (1840), Arqueológica Matritense (1843), Filomática de Barcelona (1843), Abolicionista (1865); de los maestros de Cuenca y de los de Madrid (1872); de Historia Natural (1873), y presidente de la Sociedad Geográfica de España (1876). Perteneció a las Academias de Ciencias Naturales de Madrid (1834); Emulación de Ciencias Médicas (1841); Ciencias de Lisboa (1871), y Ateneo Mexicano (1845). El 28 de octubre de 1864 fue elegido académico numerario de la Real Academia de la Historia, puesto del que tomó posesión el 9 de diciembre de 1866 con un discurso sobre Relaciones topográficas de Felipe II, contestado por Cayetano Rossell. Asimismo, en 1868 ingresó en la Academia de Ciencias Morales y Políticas con el discurso Perfectividad humana, contestado por Laureano Figuerola.
En Cuenca impulsó el Instituto de Segunda Enseñanza capitalino (becas), inauguró escuelas de niños (11 de julio de 1858) y niñas (27 de octubre de 1862) y una fuente (1838-1842) en Barajas; carreteras (Tarancón- Pastrana y de Motilla a Cuenca), el arreglo del puente San Antón, el ferrocarril, el reparto de tierras desamortizadas y defendió los límites provinciales de Motilla del Palancar frente a Albacete. Además, realizó planos y escribió sobre la historia local y biografías de conquenses; de su obra Conquenses ilustres han llegado hasta nosotros cuatro tomos, habiendo desaparecido el quinto que contenía las biografías de C. Ponce de la Fuente, G. de Cuenca, Torralba y J. Díaz, y de la beata de Villar del Águila y que pudo llegar a Marcelino Menéndez y Pelayo a través de su hijo Felis. Participó en exposiciones nacionales y universales (Madrid, 1857; París, 1867, y Viena, 1873). Al morir se creó una fundación que daba premios a vecinos del pueblo que destacaban por su moralidad y buenas costumbres y también a los mejores cultivadores.
Fermín Caballero Morgáez fue enterrado en Madrid, en el cementerio de San Nicolás. Posteriormente, sus restos se trasladaron al cementerio General del Sur y más tarde al Panteón de Hombres Ilustres de Atocha (1914).
Se le dedicaron calles, centros culturales y educativos en Barajas de Melo, Tarancón, Cuenca y Madrid.
Barajas inauguró un busto en bronce que realizó Martín de Vidales en el año 2000.
Obras de ~: El diablo Cojuelo en el Seminario, Cuenca, 1818 (desapar.); Br. Magrigordo (seud.), Apología del cachete (como respuesta a la Apología de los bofetones de Miñano), Madrid, Imprenta de Miguel de Burgos, 1822 (atrib.); Itinerario de las provincias de Barcelona, Tarragona, Lérida y Gerona [...], Barcelona, Domingo Feyner, 1823; Corrección fraterna [1.ª] al Presbítero Dr. D. Sebastián Miñano, autor de un “Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal” que sudan las prensas de Pierart-Peralta, Madrid, Imprenta de Eusebio Aguado, 1826 o 1827; Segunda Corrección fraterna [...] de España y Portugal que continúan sudando las prensas de Peralta, por un suscriptor arrepentido de serlo, Madrid, E. Aguado, 1827 (2.ª ed, Madrid, M. de P. García por Ignacio Boix, 1835); Tercera Corrección fraterna al presbítero doctor don Sebastián Miñano, redactor del Diccionario [...], que ya conoce el público por el suscriptor arrepentido, Madrid, E. Aguado, 1827; Cuarta Corrección fraterna al presbítero Miñano, advirtiéndole que algunos de los muchos descuidos que ha tenido en la redacción del diccionario geográfico de la Península por el suscriptor arrepentido, Madrid, E. Aguado, 1827; Número quinto de la Corrección fraterna al presbítero Miñano. Comprende algunos artículos de las letras H. I. J. L. y M., entre los que se distingue el de Madrid no menos por sus muchos errores que por ser la residencia del Diccionario, Madrid, E. Aguado, 1827; Cuaderno Sexto de la Corrección fraterna, que da al presbítero Miñano Don Fermín Caballero. Concluye el artículo de Madrid y se da cuenta de otros muchos dislates del diccionarista, como verá el curioso lector, Madrid, E. Aguado, 1827; Fraterna séptima [...], Madrid, E. Aguado, 1827; La Octava Corrección [...], Madrid, E. Aguado, 1827; Novena vez que Don Fermín Caballero corrige fraternalmente al Presbítero Miñano [...], Madrid, E. Aguado, 1828; Dique crítico contra las irrupciones del nuevo Torrente, o sea, Fe de erratas a la Geografía universal física y política o histórica que se esta publicando por un discípulo de Claudio Tolomeo, Madrid, E. Aguado, 1827 (Segunda parte del Dique [...], Madrid, E. Aguado, 1828); La Turquía teatro de la guerra presente entre rusos y turcos, Madrid, E. Aguado, 1828; La Turquía victoriosa de las sandeces, falsedades e ignorancias contenidas en la Fraterna Corrección del Dr. Miñano, Madrid, Imprenta de E. Aguado, 1829; Cuadro político de las cinco partes del mundo, Madrid, Imprenta de E. Aguado, 1829; La Cordobada. Reflexiones sobre las cartas insertas en el “Correo Literario” por D. A. Q. Córdoba, ilustrado amigo del Dr. Miñano, Madrid, Imprenta Aguado, 1829; Décima y última Corrección al presbítero Miñano [...], Madrid, E. Aguado [1829]; Añadiduras a la Corrección fraterna y Suplemento al suplemento de Miñano o sea Tomo XII de su Diccionario [...], Madrid, E. Aguado, 1830; Apuntamientos de Historia universal moderna. Continuación de la realizada por Anquetil, Madrid, Fuentenebro, 1831-1832; Nomenclatura geográfica de España. Análisis gramatical y filosófico de los nombres de los pueblos y lugares de la Península, con aplicación de la topografía y a la historia [...], Madrid, E. Aguado, 1834; Eduardo Foncillas (seud.), El Sepulturero de los Periódicos (Madrid), tres n.os (1834); Fisonomía natural y política de los procuradores en las Cortes de 1834, 1835 y 1836, por un asistente diario a las tribunas, Madrid, Boix, 1836; Fermín Caballero a sus detractores, Madrid, Yenes, 1837; El Gobierno y las Cortes del Estatuto: Materiales para su historia, Madrid, Yenes, 1837; Resultado de las últimas elecciones para Diputados y Senadores, Madrid, E. Aguado, 1837; “Biografía de Doña María Cristina (1837)”, en Papeles inéditos de Fermín Caballero, t. 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Jesús Garrido Gallego