Chaperón Labarca, Francisco María Pablo. Borja (Zaragoza), 13.XII.1765 – La Coruña, 20.I.1839. Mariscal de campo.
Hijo de Francisco Chaperón, teniente coronel del Regimiento de Dragones de Sagunto, y de María Antonia Labarca, azafata de la infanta María Isabel. Ingresó en el Ejército, en la clase de Cadete de Dragones de Sagunto, el 3 de diciembre de 1777. Ya con el empleo de capitán, contrajo matrimonio en el Real Sitio de Aranjuez, el día 4 de febrero de 1792, con Juana Cortés Solís, camarista de la infanta María Amalia.
Chaperón Labarca participó en el sitio y toma de la plaza de Mahón y, embarcado en los flotantes, en el bloqueo del Campo de Gibraltar. En la guerra de Francia de 1793, como capitán de los batallones de Guipúzcoa y Álava del ejército de Navarra, se halló en todas las acciones en que intervino este ejército hasta el año 1795.
En 1808, encontrándose en Madrid al inicio de la Guerra de la Independencia, abandonó esta ciudad y a su familia para ponerse al servicio de los ejércitos de S. M. El 15 de julio de ese año fue herido en el ataque de Miranda de Ebro (Burgos), obteniendo por su valerosa actitud el grado de teniente coronel.
Con el ejército de Castilla la Vieja, bajo las órdenes del general Gregorio de la Cuesta, estuvo presente en el ataque de Molino de Ataza (La Rioja), desalojando brillantemente al enemigo.
Tras comandar durante seis meses un batallón del Cuerpo de Granaderos de Infantería, por su aptitud en esta arma y la de Caballería, en la tarde del 26 de octubre de 1808 fue destinado, con cien hombres que formaban parte de las partidas de guerrillas, con la misión de escoltar al general del Ejército del Centro, Francisco Javier Castaños, y a su estado mayor, por tener los franceses organizada una emboscada en la orilla izquierda del Ebro, entre Logroño y Agoncillo (La Rioja), desde donde interceptaban el camino hacia Calahorra (Logroño). Chaperón tuvo que batirse a campo raso y sufrir a corta distancia el incesante fuego del enemigo, que se encontraba guarecido en la espesura de los árboles. Cumplió su misión con la mayor bizarría y firmeza, impidiendo de este modo que los franceses vadeasen el río, que sin duda era su objetivo, para hacer prisionero al general y a su estado mayor. En esta acción murieron dos granaderos y veinte resultaron heridos y contusos. En ese mismo año participó en todas las acciones en las que estuvo presente el Ejército del Centro, como la peligrosa retirada desde Nalda (La Rioja) hasta Cuenca, en la que resistió con su tropa a la artillería enemiga.
El 10 de enero de 1809 fue agregado al 2.º Regimiento de Caballería Dragones de Lusitania, y el 7 de septiembre del mismo año ascendió a coronel.
En la acción del 19 de febrero de 1810, fue herido en la retirada que hizo el ejército a las órdenes del duque de Alburquerque desde Carmona (Sevilla) a la Isla de León —San Fernando (Cádiz) desde 1813— apoyándola con los escuadrones 3.º y 4.º del Regimiento Lusitania, que se hallaba a su mando. Posteriormente fue destinado por dicho general a la Isla de León para atacar con cinco soldados de infantería una centinela francesa que se encontraba en una casilla cerca del tiro de cañón. Una vez que llegó a ella, se encontró con dieciocho soldados franceses que le hicieron una descarga con armas de fuego. Aunque quedó malherido de bala en la mano derecha, logró desalojarlos de la casa, causó la muerte de dos franceses e hirió a otros cinco. El 8 de diciembre de 1810 se le agregó al Regimiento Villaviciosa.
En la noche del 28 de febrero de 1811, estuvo presente en el ataque de los franceses al puente de Sancti Petri (Cádiz), y, en marzo, en la salida que hizo desde aquel punto al pinar de Chiclana (Cádiz). Más tarde partió hacia Moguer (Huelva), y, desde este lugar, el 21 de octubre, con la división expedicionaria a las órdenes del mariscal de campo Francisco Copons y Navia al mando de la Caballería, a los campos de Tarifa.
Francisco Chaperón dio ejemplo de valor, serenidad, exactitud y firmeza en el mando en los momentos delicados del combate. A pesar de no estar curadas sus heridas de la mano, realizó varios retenes de noche, al raso, lo que le ocasionó graves problemas físicos. Aunque inútil para manejarse, permaneció siempre junto a sus soldados. Su general le previno varias veces de que se retirara, por lo que de vuelta a Tarifa (Cádiz), al no haber en esta plaza cirujano de confianza, se dirigió a la Isla de León para iniciar su recuperación. Al no lograrlo, tuvieron que amputarle la mano derecha: obtuvo a continuación su retiro para la ciudad de Ayamonte (Huelva). Por Real Orden de 1 de mayo de 1812 fue promovido al grado de brigadier.
Las Cortes de Cádiz constituyen la primera etapa del parlamentarismo en España, que abarca desde el 24 de septiembre de 1810 hasta el 10 de mayo de 1814.
Al iniciarse la Guerra de la Independencia, en 1808, Fernando VII viaja a Francia a entrevistarse con Napoleón, pero queda preso durante cerca de seis años en el castillo de Valençay. Una vez puesto en libertad y de regreso en España, suprime el sistema constitucional el 10 de mayo de 1814, reinstaurando el absolutismo.
En septiembre de 1812, durante el período constitucional, Chaperón se encontraba en Sevilla recuperándose de sus heridas. Desde el primer instante, mostró abiertamente su fidelidad y adhesión al soberano. En mayo de 1814, un movimiento popular, entre demostraciones de alegría y aclamaciones al monarca, le sacó de su casa y le trasladó a la plaza de San Francisco. En su presencia, con el mayor orden, se arrancó la lápida de la Constitución. Posteriormente, fue conducido a las Casas Capitulares y nombrado gobernador político y militar de Sevilla, disposición que aceptó gustoso hasta que mereciese ser aceptada por S.M. Como primera medida, ordenó que se realizase una procesión con el retrato del rey en señal de desagravio. Igualmente, mandó a los pueblos oficiales de confianza para que retirasen las lápidas de la Constitución y las cambiasen por “plaza de Fernando VII”; además debían realizarse procesiones públicas con el retrato del soberano.
También distribuyó patrullas en las zonas donde se podía sospechar algún desorden y lanzó proclamas hasta el extremo de amenazar a la ciudad de Cádiz para que se redujera como los demás pueblos ya que, de no hacerlo, iría con fuerza armada a conseguirlo. Estas drásticas resoluciones influyeron, en gran medida, para que todas las autoridades y tribunales se restablecieran en el modo y la forma que lo estaban en 1808.
A partir de 1814 se sucedió una serie de infructuosas tentativas de pronunciamiento constitucional (Espoz y Mina, Porlier, Vidal, etc.) que acabaron anegadas en sangre. Tampoco parecía que fuese a tener éxito la iniciada en enero de 1820 por Riego, en Cabezas de San Juan, al frente de tropas preparadas para su traslado a América; pero esta vez el pronunciamiento desencadenó un proceso revolucionario en diversas ciudades españolas y Fernando VII, el 9 de marzo de 1820, se vio obligado a jurar la constitución de 1812 y a anunciar su propósito de avanzar por la línea constitucional.
En abril de 1823 invaden la Península los Cien Mil Hijos de San Luis para restaurar a Fernando VII, que resumió el poder absoluto el 1 de octubre de 1823.
Francisco Chaperón había sido destinado, el 15 de septiembre de 1820, a Cataluña y el capitán general le nombró gobernador de la plaza de Hostalrich, pueblo de muy reducido vecindario, con el encargo de que los oficiales destinados en su fortaleza pudieran observar si su conducta era acorde con el sistema constitucional y para que, de no serlo, fuera juzgado con arreglo a las leyes. Como su actitud no fue la esperada, se solicitó su traslado a Mahón. Por espacio de año y medio, hasta mayo de 1823, permaneció preso en la ciudad de Mataró, confinado por el gobierno constitucional, con la orden expresa de que se observara su conducta, al ser pública y notoria su adhesión al Rey.
El 17 de julio de 1824 obtuvo el nombramiento de presidente de la Comisión militar de Madrid, cargo que desempeñó hasta el 30 de agosto de 1825.
Por Real Despacho de 20 de enero de 1825 fue promovido al empleo de mariscal de campo. Posteriormente estuvo destinado en Cáceres, hasta que, a solicitud suya, el 24 de junio de 1827, se le trasladó a Zaragoza. El 17 de mayo de 1831 se le concede una licencia de cuatro meses para que pueda trasladarse a Madrid, con el objeto de restablecer su deteriorada salud. Y se le destina definitivamente a esta ciudad el 13 de agosto de 1831. Chaperón se halla purificado de la conducta política y militar que había observado durante el período revolucionario.
Por diferentes acciones y méritos en los ejércitos en que sirvió —Francisco Chaperón sufrió cuatro heridas de bala y tres de sable—, estaba en posesión de las siguientes condecoraciones: Benemérito de la Patria, Cruz de la Batalla de Chiclana, Flor de Lis de S. M., Cruz por la retirada de la Isla de León del ejército de Alburquerque y las de Tarifa y Tercer Ejército. Por Diploma de 20 de julio de 1816, obtuvo la Cruz concedida a los que se fugaron de Madrid en el año 1808 para interarse en los ejércitos españoles. Asimismo, poseía la Cruz de San Hermenegildo y la de 1.ª clase de la Real y Militar Orden de San Fernando. El 29 de junio de 1825 fue condecorado con la Cruz de Fidelidad Militar de Primera Época, y el 3 de junio de 1827, con la Gran Cruz de San Hermenegildo. El 20 de enero de 1839 falleció Francisco Chaperón en La Coruña, ciudad en la que se encontraba destinado desde noviembre de 1833.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Exp. personal.
Estado Mayor Central del Ejército, Campaña de los Pirineos a finales del siglo xviii. Guerra de España con la Revolución Francesa, Madrid, Servicio Histórico Militar, 1949-1959; E. La Parra, Manuel Godoy, la aventura del poder, Barcelona, Tusquets, 2002.
Emilio Montero Herrero