Amador de los Ríos y Serrano, José. Baena (Córdoba), 1.I.1816 – Sevilla, 17.II.1878. Crítico literario, poeta e historiador.
Hijo del escultor José M.ª de los Ríos y de M.ª del Carmen Serrano. Toda la familia hubo de abandonar Baena y marcharse a Córdoba en 1827 por las tendencias liberales del padre. Allí estudió en el Seminario Conciliar de San Pelagio. En 1832 la familia se traslada a Madrid y Amador de los Ríos reanuda sus estudios en el Colegio Imperial de San Isidro, matriculándose también en las clases de Pintura en la Academia de Bellas Artes, donde entabló amistad con los hermanos Madrazo. Asistió en el Ateneo al curso de Literatura Dramática que impartía Alberto Lista en 1836, y a fines de 1837 se trasladó de nuevo con su familia, esta vez a Sevilla, donde tuvo que dedicarse a la Pintura, copiando las obras de Murillo que existían en la Biblioteca Colombina, para ayudar a la economía familiar. En Sevilla entra en contacto con el literato Manuel M.ª del Mármol, quien le propuso formar parte de la Academia Sevillana de Buenas Letras en 1839. Publicó sus primeras poesías en las revistas El Cisne y La Floresta andaluza. En esos años inició su labor de traductor, primero de las obras de Sismondi y posteriormente de Lerminier.
Fue testigo del sitio de Sevilla por el ejército del general esparterista Van Halen en 1843, hecho que narró en un libro a petición de la Junta de Gobierno de la ciudad; en esta obra, Alzamiento y defensa de Sevilla, su primer trabajo histórico, el autor da muestras de su rigor histórico al incluir en el estudio treinta y siete documentos relativos al sitio. Esta búsqueda y transcripción de todo tipo de documentos será una constante a lo largo de toda su producción histórica y literaria. De esta etapa sevillana datan también sus producciones como autor dramático; al menos una de ellas, Empeños de amor y honra, se representó en 1842 en el teatro Principal de Sevilla. Continuó publicando poesías en El Siglo Pintoresco, El Laberinto, La Academia, El Semanario Pintoresco Español, y otras revistas. Durante esta época mantuvo su relación con Alberto Lista, entonces residente en Cádiz, a quien informó de su plan de escribir una historia de la literatura española.
En 1844 se traslada Amador de los Ríos a Madrid con el apoyo del duque de Rivas. Allí conocerá a Antonio Gil de Zárate, director general de Instrucción Pública, quien será su mentor y con quien colabora en la implantación del plan de estudios de 1845. Ese mismo año es nombrado secretario de la Comisión Central de Monumentos, organismo creado por el ministro Pidal y el mismo Gil de Zárate para la conservación del patrimonio histórico artístico nacional tras la política desamortizadora del decenio anterior.
En la Memoria que escribió para dicha Comisión denunció el lamentable estado de gran cantidad de monumentos españoles. Este puesto, por otro lado, estimuló definitivamente sus aficiones artísticas y arqueológicas.
Además de estos trabajos, continúa con sus estudios en Madrid: amplió el estudio del hebreo con Antonio García Blanco, leyó su memoria de licenciatura en 1848 y fue investido doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Central en 1850. La publicación de su primera obra sobre los judíos españoles, Estudios históricos, políticos y literarios sobre los judíos de España (1848), tema en el que fue pionero, le valió la cátedra de Literatura Española en la Universidad Central y el ingreso en la Real Academia de la Historia, donde fue propuesto por Martínez de la Rosa y Lafuente y Alcántara. Pudo acceder a la cátedra sin realizar oposiciones, ya que una modificación del Plan de Estudios efectuada en 1847 permitía conceder cátedras en casos de extraordinario mérito científico. Siguió su vida dedicado a los estudios y a la enseñanza, siendo nombrado decano de la Facultad de Filosofía y Letras en 1857, y comisionado en 1858 para visitar centros homólogos en diferentes países de Europa, viaje que aprovechó para conocer a diversos intelectuales europeos y para copiar manuscritos españoles existentes en bibliotecas de París. Fueron alumnos suyos, entre otros, Cánovas del Castillo, Alonso Martínez, Castelar, Francisco Fernández y González, quien se casará con su hija Isabel, Menéndez Pelayo y Leopoldo Alas. Su labor académica se vio ampliada al ingresar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1859; en su discurso de ingreso en esta corporación acuñó el término mudéjar y explicó por vez primera las características de este estilo, hasta entonces denostado. Fue comisionado por la Academia de la Historia en 1859 para investigar las coronas visigodas de Guarrazar, descubiertas ese mismo año, y sobre las que publicó una memoria en la Academia de Bellas Artes, donde defendía el carácter netamente hispánico, y no germánico, del arte visigodo.
Entre 1861 y 1865 publica su Historia crítica de la Literatura española, obra de gran erudición en la que aparecen por primera vez gran cantidad de documentos inéditos, fruto de su constante búsqueda de material y su gran capacidad investigadora; pasó, por ejemplo, once veranos consecutivos investigando y copiando códices en la biblioteca del monasterio de El Escorial.
Realizó una breve incursión en la política, siendo elegido diputado por Almería en la legislatura 1863- 1864. No debió satisfacerle esa experiencia y pronto volvió a sus estudios y su cátedra. Fue nombrado vicerrector de la Universidad Central en 1867 y director del Museo Arqueológico Nacional en 1868, cargo que abandonó tras la Revolución de septiembre. Con la nueva situación política se suprimió la cátedra de Historia Crítica de la Literatura Española y Amador de los Ríos fue declarado excedente. Dos años después, y gracias a la mediación de su amigo Juan Valera, entonces director general de Instrucción Pública, se le repuso en la cátedra. Aprovechó este tiempo de retiro forzoso para finalizar su segunda gran obra sobre los judíos; su conocimiento del hebreo le permitió sacar a la luz gran cantidad de documentos hasta entonces desconocidos. En 1874 fue nombrado inspector general de Instrucción Pública. En 1875 fue condecorado con la Gran Cruz de Isabel la Católica y solicitó y obtuvo de Alfonso XII el cambio de apellido, uniendo su segundo nombre, Amador, al apellido de los Ríos.
Si en la década de los sesenta alcanzó sus máximos puestos profesionales, en los años setenta publicó gran cantidad de monografías de Arte y Arqueología, casi todas de temática medieval, en el Museo Español de Antigüedades y en la serie Monumentos Arquitectónicos de España.
Había contraído matrimonio con M.ª Juana Fernández de Villalta en 1840, en Sevilla, con la que tuvo cinco hijos; dos de ellos murieron en 1876, lo que afectó a su ya deteriorada salud. Abandonó Madrid y se trasladó a Córdoba y después a Málaga y Sevilla, donde falleció en febrero de 1878.
A lo largo de su vida mantuvo correspondencia e intercambio de ideas con numerosos intelectuales europeos, en particular con hispanistas (Philarète-Chasles, Magnabal, su traductor francés, Merimé, Circourt, Ticknor, Teófilo Braga, Puibusque, Rosseeuw de Saint Hilaire y Ferdinand J. Wolf, director de la Biblioteca Imperial de Viena) gracias sobre todo a sus estudios sobre los judíos y a la Historia crítica de la literatura española, obras que le dieron gran fama en España y en el extranjero.
Una característica común a su pensamiento histórico y artístico fue la defensa del iberismo, la existencia de una conciencia nacional del ingenio ibérico a lo largo de toda su historia. En su interpretación de la historia española separa claramente la política de la religión, desmarcándose del tradicionalismo vigente en España y acercándose a las teorías liberales y nacionalistas que empezaban a proliferar en Europa.
En las Academias de la Historia y Bellas Artes fue encargado de editar diversas obras, casi siempre con la Edad Media como telón de fondo. En la Academia de la Historia se encargó de contestar a Aureliano Fernández-Guerra, Tomás Muñoz y Romero, Francisco de Cárdenas, Francisco Fernández y González, Carlos Fort y Pazos y Víctor Balaguer en sus discursos de ingreso; en la de Bellas Artes hizo lo propio con el marqués de Cubas, Francisco Jareño de Alarcón y Vicente Palmaroli. Además de estas dos corporaciones, fue miembro de la Academia Sevillana de Buenas Letras (1839), Academia de Buenas Letras de Barcelona (1847), Academia Greco-Latina Matritense, Société des Antiquaires de Normandie (1862), Academia Real de Ciencias de Lisboa y Sociedad Geográfica de Madrid (1876).
Obras de ~: con J. J. Bueno, Colección de poesías escogidas, Sevilla, Imprenta El Sevillano, 1839; J. C. L. Sismonde de Sismondi, Historia de la literatura española, trad. de J. L. Figueroa y de ~, Sevilla, Imprenta de Álvarez y Cía., 1841-1842, 2 vols.; Empeños de amor y honra, 1842 (inéd.); Felipe el atrevido, 1842 (inéd.); Alzamiento y defensa de Sevilla, Sevilla, Imprenta de Álvarez y Cía., 1843; Don Juan de Luna, 1844 (inéd.); Sevilla pintoresca, o descripción de sus más célebres monumentos, Sevilla, Francisco Álvarez, 1844; G. Lerminier, Estudios sobre la influencia de la filosofía del siglo xviii en la legislación y la sociabilidad del siglo xix, trad. de ~, Madrid, 1844; Toledo pintoresca, o descripción de sus más célebres monumentos, Madrid, Imprenta de Ignacio Boix, 1845; J. C. L. Sismonde de Sismondi, Estudios sobre las constituciones de los pueblos libres, trad. de ~, Sevilla, Imprenta de Álvarez y Cía., 1845; Estudios históricos, políticos y literarios sobre los judíos de España, Madrid, Imprenta de M. Díaz, 1848; Influencia de los árabes en las artes y literatura españolas (discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia), Madrid, 1848; La poesía española no debe su nacimiento a la lemosina (discurso pronunciado en la investidura del grado de doctor en letras), Madrid, Celestino Álvarez, 1850; G. Fernández de Oviedo, Historia general y natural de las Indias, islas y tierra firme del Mar Océano, ed. de ~, Madrid, Real Academia de la Historia, 1851-1854, 4 vols.; Marqués de Santillana, Obras, ed. de ~, Madrid, Imprenta de José Rodríguez, 1852; El estilo mudéjar en arquitectura (discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes), Madrid, 1859; con J. D. de la Rada y Delgado, Historia de la Villa y Corte de Madrid, Madrid, J. Gil Dorregaray, 1860-1864, 4 vols.; El arte latino-bizantino en España y las coronas visigodas de Guarrazar: Ensayo histórico-crítico, Madrid, Imprenta Nacional, 1861; “Poesía popular de España. Romances tradicionales de Asturias”, en Revista Ibérica, I (1861), págs. 5-29; Historia crítica de la literatura española, Madrid, Imprenta de José Rodríguez, 1861-1865, 7 vols.; Discurso en elogio del Excmo. Sr. Duque de Rivas, director que fue de la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando, Madrid, Imprenta de Manuel Tello, 1866; “El Museo Arqueológico Nacional”, en Revista de España (RdE), IV (1868), págs. 98-104 y 577-584; V (1868), págs. 220-230; “Silvestre II y las escuelas isidorianas”, en RdE, VI (1869), págs. 217-231; “De los errores de lenguaje de la historia de España”, en RdE, X (1869), págs. 207-222; “Estudios sobre la educación de las clases civilizadas de España durante la Edad Media”, en RdE, VI (1869), págs. 509-528; IX (1869), págs. 395-421; X (1869), págs. 383-399; “De las artes mágicas y de adivinación en el siglo ibérico”, en RdE, XVII-XVIII (1870-1871), págs. 5-26; Memoria histórico-crítica sobre las treguas celebradas en 1439 entre los reyes de Castilla y de Granada, Madrid, Real Academia de la Historia, 1871; “El condestable D. Álvaro de Luna y sus doctrinas políticas y morales”, en RdE, XIX (1871); “La poesía política del siglo xv”, en RdE, XXIV (1872), págs. 337-364; “Arcas, arquetas y cajas-relicarios”, “Arqueta arábiga de San Isidoro de León”, “Díptico consular ovetense”, “Pinturas murales nuevamente descubiertas en la Ermita del Santo Cristo de la Luz en Toledo” y “Sepulcro mural de los caballeros D. Pedro y D. Felipe de Boil, señores de Boil y de Manises”, en Museo Español de Antigüedades (MEA), I (1872), págs. 49, 61, 385, 483 y 235, respect.; “La crítica literaria en Portugal”, en RdE, XXVII (1872), págs. 157-178; “Estudios monumentales y arqueológicos: Portugal”, RdE (1872-1874), XXIX, págs. 462-481; XXXI, págs. 145-169; XXXIII, págs. 145-165; “Llaves de ciudades, villas, castillos y fortalezas”, “Arqueta de marfil de la Colegiata de San Isidoro de León, existente en el Museo Arqueológico Nacional”, “Díptico de marfil existente en el Monasterio de El Escorial”, “Sarcófagos paganos custodiados en los museos de Porto y de Lisboa” y “Tríptico-relicario de la Santa Iglesia de Sevilla”, en MEA, II (1873), págs. 361, 545, 361 y 235, respect.; “Códice de los Cantares et loores de Sancta María, conocido bajo el título de las Cantigas del Rey Sabio: Ensayo artístico-arqueológico”, “Púlpito de estilo mudéjar en Toledo”, “El tenebrario de la catedral de Sevilla” y “Puertas del Salón de Embajadores del Alcázar de Sevilla”, en MEA, III (1874), págs. 1, 325, 213 y 433, respect.; “El arca sepulcral de San Isidro Labrador, patrono de Madrid, conservada en la Iglesia parroquial de San Andrés”, “Carta de Juan II al Concejo y Homes buenos de la ciudad de Segovia, anunciándoles el nacimiento de la Reina Católica” y “Pintura mural recientemente descubierta en una casa particular de Toledo”, en MEA, IV (1875), págs. 593, 283 y 193, respect.; “Sepulcro del cardenal Cisneros, custodiado en la Iglesia Magistral de Alcalá de Henares”, en MEA, V (1875), pág. 341; “Gran tríptico relicario del Monasterio de Piedra en Aragón, conservado en el Gabinete Arqueológico de la Real Academia de la Historia”, en MEA, VI (1875), pág. 207; Historia social, política y religiosa de los judíos de España y Portugal, Madrid, Imprenta de T. Fortanet, 1875-1876, 3 vols.; “Sepulcro de D. Juan I en Batalha” y “La Basílica de S. Andrés de Armentia y la Iglesia de Santa María de Estíbaliz (Álava)”, en MEA, VII (1876), págs. 33 y 383, respect.; La Casa-Lonja de Valencia del Cid (Monumentos Arquitectónicos de España), Madrid, 1876; “Cabezas de bronce encontradas en el sitio llamado Máquir, término de Mengíbar”, en Boletín de la Real Academia de la Historia (BRAH), I (1877), págs. 27-32; La Cámara Santa de la catedral de Oviedo y sus más antiguos monumentos artístico-industriales (Monumentos Arquitectónicos de España), Madrid, 1877; Ermita de Santa Cristina en el concejo de Pola de Lena (Asturias), (Monumentos Arquitectónicos de España), Madrid, 1877; Iglesia de San Miguel de Lillo y Palacio de Ramiro I, actualmente destinado a Iglesia parroquial bajo el nombre de Santa María del Naranco (Monumentos Arquitectónicos de España), Madrid, 1877; Iglesias de San Salvador de Val‑de-Dios y Parroquial de San Salvador de Priesca, en el concejo de Villaviciosa (Asturias); (Monumentos Arquitectónicos de España), Madrid, 1877; El Monasterio de San Juan de los Reyes en Toledo (Monumentos Arquitectónicos de España) Madrid, 1877; Monumentos latino-bizantinos de Mérida (Monumentos Arquitectónicos de España), Madrid, 1877; Mosaico de Galatea en Elche (Monumentos Arquitectónicos de España), Madrid, 1877; Primeros monumentos religiosos del arte mahometano en Toledo: mezquitas llamadas del Santo Cristo de la Luz y de las Tornerías (Monumentos Arquitectónicos de España), Madrid, 1877; Puerta antigua de Bisagra en Toledo (Monumentos Arquitectónicos de España), Madrid, 1877; con R. Amador de los Ríos, Monumentos latino-bizantinos de Córdoba (Monumentos Arquitectónicos de España), Madrid, 1879; Poesías, Madrid, 1880; “Os musicos portuguezes”, en BRAH, II (1883), págs. 395-405.
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Pablo Ramírez Jerez