Madrazo y Kuntz, Juan. Madrid, 6.V.1829 – 7.III.1880. Arquitecto.
Miembro de una familia cuyo apellido recorre la historia del arte español del XIX, fue hijo del pintor José de Madrazo y hermano de los también pintores y grandes retratistas Pedro, Luis y Federico; los hijos de este último, Raimundo y Ricardo, serían también pintores, y su hija Cecilia casaría con Mariano Fortuny.
Excelente dibujante, Juan de Madrazo no siguió esa trayectoria pictórica sino que se inclinó muy pronto por la arquitectura.
Ingresó en la Escuela de Arquitectura de Madrid, recién creada en 1844, manifestando enseguida su capacidad para aunar la capacidad artística con el riguroso sentido técnico y constructivo —como bien prueba su proyecto de Armería para el palacio de un grande—. Se tituló en 1852, integrando —junto a nombres como los de Francisco Jareño, Elías Rogent o Francisco de Cubas— las primeras promociones de arquitectos formados en la Escuela.
Tras su primer quehacer profesional, en el contexto del Romanticismo isabelino, se dirigió luego hacia la intervención en el patrimonio arquitectónico, llegando a representar en España uno de los primeros nombres en la moderna teoría de la restauración monumental, próximo a las innovadoras posiciones de Viollet-le-Duc, a quien —según su discípulo Fernández Casanova— le unían relaciones de amistad.
Nada más acabar sus estudios, ganó la oposición para la plaza de profesor de Composición y Parte Legal en la Escuela de Maestros de Obras de Valencia, para pasar luego (1854) a la de Madrid. En esta ciudad, tuvo oportunidad de enfrentarse a la restauración en un importante monumento del Barroco madrileño: la iglesia de las Calatravas —obra de fray Lorenzo de San Nicolás—, que, tras la desamortización, estuvo a punto de ser demolida (como lo fue el convento); Madrazo realizó el proyecto de reforma exterior (1858), concibiendo la nueva fachada del templo a la calle de Alcalá con un lenguaje neorrenacentista, ajeno al edificio original, desde unos presupuestos muy distintos a los que luego defendería en la catedral de León.
En esos años intervino también en el más significativo proyecto de reforma interior del Madrid decimonónico, coherente con la imagen de ciudad burguesa que ésta procuraba: la remodelación de la Puerta del Sol. Para ella presentó, con Aurelio Varona, proyectos —no realizados— de los edificios que la conformaran y de un monumental conjunto de Bolsa y Teatro (1855) en la convergencia de la calle de Alcalá y la carrera de San Jerónimo.
En 1860 trabajó para el Ministerio de Gobernación, elaborando diversos proyectos de prisiones provinciales; llegando a realizar la Cárcel de Partido y Ayuntamiento de Llanes (Asturias). Realizó también, entre otros, un proyecto de manicomio para Barcelona.
En 1861 levantó en Madrid un interesante edificio de viviendas, con inusual planta en torno a un patio abierto a la calle de Lope de Vega. Pero la significación de Madrazo en el panorama de la arquitectura madrileña no se puso de manifiesto hasta recibir el encargo del palacio del conde de Villagonzalo, en la confluencia de las calles de Hortaleza y San Mateo. Con esta obra de sobrio ladrillo visto, tan diferente de los palacetes al uso y que resultó muy llamativa en su momento, Madrazo definió lo que luego se llamaría racionalismo neogótico o gótico racionalista: un intento —inspirado en los escritos y dibujos de Viollet-le-Duc— de retomar la lección del Medioevo, su racionalidad y sinceridad constructiva, sin necesidad de repetir estrictamente su morfología. Este movimiento (que llegaría a tener algunos notables sucesores como Segundo de Lema y, más adelante, Landecho) proponía un enfoque contrapuesto al del gran revival neogótico que —entre otros historicistas— representara elocuentemente Cubas, estricto contemporáneo de Madrazo.
En 1869 fue designado arquitecto de las obras de restauración de la catedral de León (según parece, por consejo del propio Viollet-le-Duc, que un año antes había sido nombrado miembro de honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando); y esta labor de grave responsabilidad presidió el resto de su vida profesional. Las largas obras del templo legionense durante toda la segunda mitad del XIX, sucediéndose distintos arquitectos y distintas posturas, constituyeron el más importante y significativo trabajo de restauración monumental en España en ese siglo, y fueron resumen y escaparate de los sucesivos criterios de intervención. La catedral se encontraba, tras la dirección de Laviña —formado todavía en la tradición clasicista—, y el breve lapso de Hernández Callejo, próxima a la ruina total; la intervención de Madrazo, profundo conocedor de la mecánica de las estructuras góticas, fue vital para su conservación: ideó unos eficaces sistemas de encimbrado que permitieron la reparación y reconstrucción de las bóvedas, y proyectó numerosos elementos estructurales y de cerramiento, entre ellos los apuntados hastiales sur y oeste; y ello, de acuerdo a una ideal recreación violletiana que definiría la imagen actual —en buena parte, neogótica— de la Pulchra Leonina.
En 1879, poco antes de morir, fue apartado de las obras; su proyecto —que sentó las bases de los nuevos criterios científicos y arqueológicos en la restauración— fue completado por sus sucesores, de los Ríos y Lázaro.
De sus diez años en León quedan además otros proyectos, como la restauración de la torre de San Isidoro, la reforma del Hospital de León, la farmacia Merino, así como el Reglamento de policía urbana de esa ciudad. También se ocupó en ese período de otros proyectos como el altar —interesante diseño medievalista— de la catedral de Oviedo (1869).
En sus últimos años fue nombrado académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, aunque no llegó a tomar posesión. Obtuvo, tras su muerte, la Medalla de Honor de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1881, por su erudito e histórico proyecto de restauración de la catedral de León.
Obras de ~: Proyecto de un salón de armería para el palacio de un grande, 1852; con A. Varona, Proyecto de edificios para la reforma de la Puerta del Sol y proyecto de Bolsa y Teatro, Madrid, 1855; Restauración de la iglesia de las Calatravas, Madrid, 1858; Proyectos de cárceles provinciales, 1860; Cárcel de Partido y Ayuntamiento de Llanes (Asturias), 1860; Edificio de viviendas en la calle de Lope de Vega, Madrid, 1861; Palacio del conde de Villagonzalo, Madrid, 1866; Altar de la catedral de Oviedo, 1869; Restauración de la catedral de León, 1869-1879; Restauración de la torre de San Isidoro, León, c. 1870; Reforma del Hospital de León, c. 1870; Farmacia Merino, León, 1871; Proyecto de saneamiento y limpieza de León, c. 1875.
Escritos: Modelos de planos para la construcción de las Prisiones de Provincia, Madrid, 1860; Sobre el discurso inaugural pronunciado por el Excmo. Sr. D. Juan Bautista Peyronnet en la sesión pública de la Academia de Bellas Artes celebrada el 8 de diciembre de 1873, León, Miñón, 1874; “La catedral de León”, en Biblioteca del Resumen de Arquitectura, Madrid, 1896.
Bibl.: J. M. Eguren, Noticia de la restauración del templo de las Señoras Comendadoras de Calatravas, Madrid, Eusebio Aguado, 1858; A. Fernández Casanova, La Catedral de León, salvada por el ingenio del arquitecto don Juan de Madrazo: descripción de los estudios de restauración de las obras realizadas en el tempo, Madrid, Est. Tipo-Litográfico, 1881; D. de los Ríos, La catedral de León: monografía, Madrid, Imprenta del Sagrado Corazón de Jesús, 1895; L. M. Cabello y Lapiedra, “D. Juan de Madrazo y Kuntz”, en Arquitectura y Construcción, 73 (1900), págs. 65- 68; A. Fernández Casanova, “El arquitecto Juan de Madrazo y sus obras”, en Resumen de Arquitectura, 3 (1900), págs. 31- 37; R. Loredo, “Arte español desde principios del s. xix hasta el momento actual. La arquitectura”, en Historia del Arte en todos los tiempos y pueblos. Arte contemporáneo, t. VI, Madrid, Saturnino Calleja, 1924; J. A. Gaya Nuño, Arte del siglo xix, en M. Almagro Basch et al., Ars Hispaniae: historia universal del arte hispánico, vol. XIX, Madrid, Plus Ultra, 1966; A. González Amezqueta, “Medievalismo en ladrillo”, en Arquitectura, 125 (1969), págs. 32-50; P. Navascués Palacio, Arquitectura y arquitectos madrileños del siglo xix, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1973; “Arquitectura del siglo xix: las fachadas de la catedral de León”, en Estudios Pro Arte, 9 (1977), págs. 51- 59; “Del Neoclasicismo al Modernismo. Arquitectura”, en R. Buendía (dir.) y C. Álvarez de Miranda (coord.), Historia del Arte Hispánico, t. V, Madrid, Alhambra, 1979; J. Hernando Carrasco et al., Reforma urbana liberal e infraestructura de saneamiento: el informe de Juan de Madrazo sobre León, León, Colegio de Arquitectos, 1987; I. González-Varas Ibáñez, La catedral de León. Historia y restauración (1859-1901), León, Secretariado de Publicaciones, 1993; J. Rivera Blanco, Historia de las restauraciones de la Catedral de León “Pulcra Leonina”, la contradicción ensimismada, Valladolid, Universidad, 1993; M. Serrano Laso, La arquitectura en León entre el historicismo y el racionalismo, 1875-1936, León, Universidad, 1993; P. Navascués Palacio, Arquitectura española. 1808-1914, en J. Pijoán (dir.), Summa artis: historia general del Arte, t. XXXV, Madrid, Espasa Calpe, 1993; VV. AA., León. Casco antiguo y ensanche. Guía de arquitectura, León, Colegio Oficial de Arquitectos de León, 2000; Conservar y restaurar. Cuatro años de actuaciones en el Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, Comunidad de Madrid, 2003.
Javier García-Gutiérrez Mosteiro