Reinoso, Félix José. Fileno. Sevilla, 20.XI.1772 – Madrid, 28.IV.1841. Eclesiástico, humanista y polígrafo.
Nace en una Sevilla cuya decadencia reflejan versos que coleccionó de niño y se conservan gracias a él. Clérigo desde los 16 años, y ya entonces universitario, en 1792 publica dos décimas en el Diario Histórico y Político de Sevilla; ya está unido a sus íntimos José María Blanco-White y Alberto Lista, con la guía intelectual de Manuel María de Arjona. Cofunda en 1793 la Academia de Letras Humanas, en la que, al año siguiente, ingresarán Blanco-White y Alberto Lista, y de la que será su alma, como dijo este último. Agrupa a muchos más: el otro Arjona, José Manuel, que será asistente de Sevilla; Francisco de Paula López de Castro, narrador; Manuel María del Mármol, poeta y catedrático; Justino Matute, periodista e historiador; y José María Roldán, cofundador de la Academia.
De aquel impulso literario son primicias las Poesías, de Blanco, Lista y Reinoso, que la Academia publica en 1797.
Del último lustro del siglo XVIII son, en su mayoría, los versos de Reinoso y los muy numerosos manuscritos suyos y de otros treinta miembros de la Academia de Letras Humanas. La Universidad de Sevilla guarda, en ocho cajas, todos esos escritos, en general, autógrafos, que conservó él.
El cenit de esa Academia fundada por Reinoso fue la resolución del concurso de La Inocencia Perdida que ganó él, en 1799, con accésit de Lista. A inicios del siglo XIX, al ir muriendo esa Academia de Letras Humanas porque muchos miembros “contrajeron obligaciones harto severas” (Alberto Lista), diez de éstos pasaron a la Real Sociedad Económica de Amigos del País; y, con el tiempo, quince, a la Academia de Buenas Letras. Reinoso, en ambas, une a muchos con cartas y afecto.
En 1801, aún no ordenado, con sólo la tonsura clerical, gana por oposición, el curato de Santa Cruz. Al llegar a diácono apela para ejercer actividades en su parroquia, y se decide que ese “cura no presbítero” actúe como párroco en lo compatible con su grado. Ordenado sacerdote en 1802, ejerce en la citada parroquia, que ocupaba la actual plaza sevillana de Santa Cruz; y, con feligreses como el erudito Juan Agustín Ceán-Bermúdez, los Wiseman, y varios de sus muchos clérigos vecinos; crea una Junta de Caridad que da cientos de comidas; y fomenta las vacunaciones. El naciente Correo de Sevilla, “órgano oficioso” de la extinta Academia de Letras Humanas, publica sus trabajos y anuncios, así como el juicio y la defensa que hicieron, respectivamente, Manuel José Quintana y José María Blanco-White, en Madrid, del poema La Inocencia Perdida.
Celebra con amigos la victoria de Bailén, pero, al ocupar Sevilla los franceses (1810), ve irreversible la situación, y con su cultura francesa acepta el traslado de su parroquia a la sede actual, ex templo de Clérigos Menores; y, luego, dos beneficios en la catedral. Fomenta los hospitales, pero lo pierde todo al huir de allí los invasores, en 1812. Marginado, escribe su defensa de los que hubieron de trabajar con éstos; Alberto Lista se la edita en Francia: aquél célebre Examen de los delitos de infidelidad imputados a los españoles sometidos baxo la dominación francesa.
En 1816 sucede a Blanco y Lista en la Cátedra de Humanidades de la Económica; y, en el Trienio Liberal, no elegido diputado por su moderantismo, escribe para la Diputación de Cádiz. Luego se oculta en Jerez, y en 1826 va a Madrid; es primer redactor de la Gazeta y escribe poco más. Desde 1833, con el moderado Francisco Cea Bermúdez, es auditor de la Rota Española y deán de Valencia, y pule su obra.
De 1839 es su retrato por Gutiérrez de la Vega, ahora en la antesala del Rectorado de la Hispalense. Dos años más tarde muere, apenas un mes antes que Blanco-White.
Desde 1874 lo honra un sepulcro en el Panteón de Sevillanos Ilustres, junto a su otro gran amigo, Lista. Incomprendido en otra etapa, la Universidad de Sevilla rescató la memoria de su grupo, con tesis de varios de sus componentes.
Fue incluido por la Real Academia Española en el Catálogo de autoridades; y destaca su formación clásica. Prevalece sobre su lírica su poema épico religioso La Inocencia Perdida y, en la prosa, el Examen antes citado.
Su impulso aclara la evolución a lo romántico: por ejemplo, en sus íntimos Blanco y Lista, éste con discípulos como Gustavo Adolfo Bécquer, o José de Espronceda.
A su influjo en la Academia de Letras Humanas, se une el que ejerció en la correspondencia que mantuvo con el exiliado José Blanco-White; el desterrado Alberto Lista; el perseguido Joaquín María Sotelo, ex prefecto bonapartista, al que dedicó su Examen y una elegía; o el doceañista Manuel López Cepero, preso por liberal. Reinoso aglutinó, en simbiosis cultural, a amigos de las más diversas ideologías.
Obras de ~: [“Once poemas”] en Academia de Letras Humanas de Sevilla, Poesías de una Academia de Letras Humanas de Sevilla [...], Sevilla, Viuda de Vázquez y Compañía, 1797, págs. 6-9, 20-25, 49-57, 86-92, 95-101 y 105-107; La inocencia perdida [...], Madrid, Mateo Repullés, 1803 (Madrid, Imprenta Real, 1804); Sobre la influencia de las Bellas Artes en la mejora del entendimiento y rectificación de las pasiones [...], Sevilla, Aragón y Compañía, 1816; Examen de los delitos de infidelidad a la Patria, imputados a los españoles sometidos baxo la dominación francesa, Auch [Francia], Vda. de Duprat, 1816 (Burdeos, Juan Pinard, 1818); Reparos sobre los capítulos primeros y sobre el estilo del proyecto de Código Penal, Sevilla, Imprenta Mayor, 1821; Plan del Censo de la Provincia de Cádiz [...], Cádiz, [Diputación], 1823; “Sevilla”, en S. Miñano, Diccionario Geográfico Estadístico de España y Portugal, t. VIII, Madrid, Pierrat, 1827, págs. 235-269; [“En la muerte de D. Joaquín María Sotelo”], en A la tierna memoria del Señor D. Joaquín María Sotelo [...], Sevilla, Imprenta del Comercio, 1832; La inocencia perdida, Palma [de Mallorca], Felipe Guasp, 1832 [en E. Ochoa, Tesoro de los poetas españoles, París, Baudry, 1840 (Colección de los mejores poetas españoles, XXI); Sevilla, Establecimiento Tipográfico de la Plaza del Silencio, 1845; en C. Rosell, Poemas Épicos, Madrid, Rivadeneira, 1851-1854 (Biblioteca de autores españoles, vol. 29); Copiapó, Chile, Imprenta El Copiapino, 1867]; “Poesías”, en L. A. Cueto, Poetas Líricos del siglo XVIII, Madrid, Rivadeneyra, 1869-1871 (Biblioteca de autores españoles, vol. 67), págs. 212-232; Obras de don Félix José Reinoso [t. I. Poesías; t. II. Obras en prosa], Sevilla, Imp. y Librería Española y Extranjera de Tarascó y Lassa, 1872-1879; “Historia de la Academia de Letras Humanas de Sevilla desde su establecimiento hasta el 10 de mayo de 1799, por D. Félix José Reinoso, Académico y Secretario de la misma”, en Archivo Hispalense, 1.ª época, t. II (1886), págs. 25-40, 49-64, 129-144, 152-161 y 162-175 (ed. facs., Sevilla, Diputación Provincial, 1987).
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Antonio Rafael Ríos Santos