Maturana y Vázquez, Vicenta. Cádiz, 6.VII.1793 – Alcalá de Henares (Madrid), 1859. Escritora, poeta, novelista.
Hija de Manuela Vázquez y de Vicente Maturana y Altemir, mariscal de campo y director general de Artillería. En 1807, la familia se trasladó a Sevilla, donde vivieron hasta la muerte del cabeza de familia el 12 de noviembre de 1809. Según Adolfo de Castro, madre e hija marcharon a Portugal, donde vivieron hasta 1811, año en que falleció la madre. Vicenta tuvo que sobrevivir con la pensión vitalicia concedida por la Junta de Regencia el 19 de julio de 1810, por los servicios de su padre. Desde 1816, fue camarista de la Reina, primero con Isabel Luisa de Braganza y Borbón, y luego con María Josefa Amalia de Sajonia, hasta que contrajo matrimonio con el coronel Joaquín Gutiérrez Pérez Gálvez, en 1820.
La adhesión al carlismo de su marido y su hijo a partir de 1833 fue causa del exilio de Vicenta Maturana a Francia, siéndole permitido trasladarse con sus hijas a Berastegui, un pequeño municipio guipuzcoano en 1836. Allí hubo de escribir el poema en prosa Himno a la luna, que publicaría dos años después en Bayona.
Poco más tarde murió su marido en Perigueux (octubre de 1838) y estableció su residencia en París hasta 1847, en que regresó a España.
La carrera literaria de Vicenta Maturana se había iniciado en el Diario Mercantil de Cádiz, entre 1814 y 1819, donde vieron la luz sus primeros poemas (Gloria Rokiski, 1990: 131-137) y que muestran la influencia de la poesía de la “Escuela Sevillana”. Fue en Madrid donde se consolidó su carrera literaria tras la publicación, en 1825, de la novela Teodoro o el Huérfano agradecido, hoy desaparecida. Poco después publicó sus Ensayos poéticos (1828), donde se recogían los poemas publicados en el Diario Mercantil, bajo el seudónimo de “Celmira”, y las que luego, en Madrid, publicaría en el Correo Literario y Mercantil de Carnerero. Aquí, junto a un poema dedicado a Félix José Reinoso, aparecen otros dedicados a su compañero del Correo Lucas Alemán Aguado. Este libro fue reeditado en 1841, durante su segunda estancia en París, para poder atender a la educación de sus hijos, “huérfanos y expatriados”, y destinado exclusivamente al comercio de América, según afirmaría años después. Su labor creadora la compaginó con la de traductora; tal es el caso de la publicación en 1841, de Ida y Natalida del vizconde Arlincourt.
En 1829 publicó la novela Sofía y Enrique, que por sus dosis de acción, con ingredientes sentimentales, y estructura de novela bizantina, se inscribe en una de las tendencias más frecuentes en estos años del comienzo del siglo XIX (Marieta Cantos, 2011: 225-226).
Dado que, como la propia autora señala, su etapa de formación tuvo lugar en unos años en los que “ninguna en España se daba a las mujeres”, cabe destacar el interés que Vicenta Maturana declara en Sofía y Enrique de estimular a las jóvenes para que puedan “ser en breve las rivales de una Genlis, de una Deshoulieres, de una Staël” (Marieta Cantos, 2011: 227).
Los últimos años de su vida los pasó en Alcalá de Henares, donde falleció en 1859. Su trayectoria vital y literaria fue rescatada por la colombiana Soledad Acosta de Samper, junto a la de otras escritoras europeas y americanas, como ejemplo para la educación de las niñas.
Obras de ~: Teodoro o el Huérfano agradecido, 1825 (desapar.); Ensayos poéticos de la Sra. Doña Vicenta Maturana, Madrid, Verges, 1828; Sofía y Enrique: Novela original escrita y dedicada a Su Alteza Real la Serenísima Infanta Doña María Francisca de Asís, Madrid, Viuda de Villalpando, 1829; Las fiestas de Tolosa del año de 1837, o sea, descripción de las que ha celebrado la villa en obsequio de su patrón San Juan Bautista con reflexiones análogas a sus circunstancias, s. l., ¿1838?; Himno a la Luna: poema en cuatro cantos, Bayona, Duhart-Fauvet y Maurin, 1838; Ch. V. P. de Arlincourt, Ida y Natalida, trad. de ~, Barcelona, Imprenta de Manuel Sauri, 1841; Poesías de Doña Vicenta Maturana de Gutiérrez, Madrid, Imprenta de Santiago Aguado, 1859.
Bibl.: Redacción, [“Noticia de la defunción de Vicenta Maturana”], en La Discusión, V, n.º 1030, 5 de junio de 1859; A. de Castro, “Doña Vicenta Maturana”, en Mundo Pintoresco, año II, n.º 41, 9 de octubre de 1859, págs. 323-324; S. Acosta de Samper “Doña Vicenta Maturana”, en La mujer en la sociedad moderna, París, Garnier, 1895, pág. 367; J. Ezquerra del Bayo y L. Pérez Bueno, Retratos de mujeres españolas del siglo XIX, Madrid, Imprenta de Julio Cosano, 1924; G. Rokiski, “Vicenta Maturana y Gutiérrez: notas para una bio-bibliografía”, en M. Mayoral (coord.), Escritoras románticas españolas, Madrid, Fundación Banco Exterior, 1990, págs. 131-142; C. Ruiz Guerrero, “Vicenta Maturana, el testimonio de una escritura en la encrucijada de la Ilustración al Romanticismo”, en C. Canterla (coord.), De la Ilustración al Romanticismo: VII Encuentro: la mujer en los siglos XVIII y XIX: Cádiz, América y Europa ante la modernidad, Cádiz, Universidad-Servicio de Publicaciones, 1994, págs. 619-628; S. Pujol Russell, “En torno a unos poemas poco conocidos de Vicenta Maturana”, en L. F. Díaz Larios y E. Miralles (coords.), Del Romanticismo al Realismo: Actas del Coloquio de la Sociedad de Literatura Española del siglo XIX, Barcelona, Universidad, 1998, págs. 275-286; M. C. García Tejera, “Vicenta Maturana”, en Almácija de olvidos. Antología parcial de poesía gaditana (ss. XIX y XX), Cádiz, Universidad-Servicio de Publicaciones, 1999, págs. 243-244; M. Cantos Casenave, “Escritura y mujer 1808-1838: los casos de Frasquita Larrea, M.ª Manuela López de Ulloa y Vicenta Maturana de Gutiérrez”, en Anales, 29 (2011), págs. 205-231.
Marieta Cantos Casenave