Massanés i Dalmau, Josefa. Tarragona, 19.III.1811 – Barcelona, 1.VII.1887. Poeta.
Hija de Francisca Dalmau y de José Massanés, escritor, arquitecto urbanista y militar, de quien heredó el deseo de saber, el amor a la tierra y las ideas liberales; de su tiempo, la religiosidad y su papel de mujer amante y guardiana de la familia. A los dos meses de su nacimiento, la familia se trasladó a Barcelona. Debido a las ocupaciones militares del padre, pasó los primeros cinco años de su vida en soledad con su madre hasta la muerte de ésta acaecida en 1816. Huérfana de madre, quedó al cuidado y educación de sus abuelos paternos, señores de carácter y costumbres patriarcales, quienes no facilitaron el estudio de la joven Massanés. Ella misma dejó testimonio manuscrito de su biografía: “Desde su más tierna infancia manifestó una instintiva pureza de gusto por las bellas artes, una incontrarrestable inclinación al estudio de la literatura y si bien su familia protegió sus buenas inclinaciones naturales tocante a la música y la pintura, no fue lo mismo con respecto a las tendencias literarias, pues le fueron contrariadas sistemáticamente conforme a las preocupaciones que en aquella época dominaban en la educación de las señoritas”. No ocurrió lo mismo con el padre, quien alentó su formación intelectual, sus desvelos autodidactas, acordes con la época, y su creación poética. Su juventud transcurrió entre tareas domésticas, al cuidado de su abuela, haciendo bordados para subsistir, y leyó cuanto pudo, sobre todo a los clásicos, y aprendió francés, italiano y latín. En 1830, ayudó a su padre a huir clandestinamente a Francia, tras haber sido encausado y condenado a muerte por Carlos de España, I conde de España, capitán general de Cataluña, exilio del que regresó mediante indulto en 1833, tras la muerte de Fernando VII. Massanés recuperó una vida más sosegada al lado de su padre, y con ella se fueron fraguando los primeros poemas.
En 1834, en el periódico El Vapor (11 de septiembre de 1834) apareció publicada una poesía sin título, al pie de la cual se lee “versos de D.B.C.A. En otro número insertarémos para muestra alguna de las composiciones de esta musa catalana”. En el mismo El Vapor (23 de diciembre de 1834), se encuentra una Letrilla y un soneto, La sospecha, publicados también de forma encubierta.
No fue hasta diez meses después cuando publicó, ya con las iniciales J. M., la composición Himno Guerrero (El Vapor, 25 de septiembre de 1835), con una escueta aclaración: “Estos versos fueron improvisados por una señorita liberal al recibirse la noticia del decreto de Toreno”. Ningún tema le fue ajeno, incluso el político, territorio exclusivamente masculino en la época, a la pluma de Massanés. En El Nuevo Vapor (27 de diciembre de 1836) se publicó María, poema al que precede una apostilla: “Tan agradable sensación experimentamos al procurarnos el poema de doña J. M. que mas abajo insertamos, porque vimos que esta señorita barcelonesa habia entrado decididamente en la escuela moderna. Ya en los números 122, 181 y 268 del antiguo Vapor,...”. La misma publicación resolvió las siglas y la trayectoria de Massanés en estos dos años iniciales de sus primeras publicaciones, a partir de las cuales la crítica la denominó “la decana de las letras españolas del siglo xix” (no debe olvidarse aquí a M.a Rosa Gálvez (1804) y a Vicenta Maturana (1828), algunas de cuyas publicaciones son anteriores a las primeras de Massanés). El poema que sigue en orden cronológico, A la incomparable doña Matilde Díez de Romea, aparece ya firmado “por doña Josefa Massanés”.
La recepción de la incipiente obra fue muy favorable, El Guardia Nacional y La Religión imprimieron composiciones suyas entre 1837 y 1840, entre las que cabe destacar, por su intensidad conceptual, su espíritu crítico y su valor poético, La oración de la mañana (El Guardia Nacional, 19 de octubre de 1837), A mi prima Isabel (El Guardia Nacional, 24 de diciembre de 1837, Noticioso de Ambos Mundos, 7 de abril de 1838), El genio (El Guardia Nacional, 20 de septiembre de 1838, Noticioso de Ambos Mundos, 2 de febrero de 1839), Al Criador (El Guardia Nacional, 15 de noviembre de 1838, La Religión, t. IV, 1838), y Un beso maternal (Noticioso de Ambos Mundos, 6 de enero de 1838), que fue no sólo reproducida en gran número de periódicos de España, sino que traducida al inglés, y por orden del Gobierno de los Estados Unidos, pasó a ser lectura recomendada en los centros de instrucción primaria norteamericanos.
La gran respuesta social a sus primeros poemas se tradujo de forma oficial en los nombramientos como miembro residente de la Sociedad Filodramática de Barcelona, en 1837, y como socia de honor de la Academia de Buenas Letras de Barcelona en 1838.
Su primer período poético culminó con la publicación de Poesías (1841), que incluye, a modo de prólogo personal, un “Discurso preliminar”, texto fundamental sobre la situación de la mujer en relación con la educación y el cultivo de las letras, porque, como dice Navas Ruiz (1991), es “posiblemente la primera mujer dentro de la tradición literaria hispana en plantearse el derecho femenino a escribir” (pág. 18). En él reclama “Emancipacion puramente intelectual”, a lo que añade “En vano es negarnos la aptitud para ello” (pág. V) y afirma “Es preciso que se instruya á todas las mugeres, mas no de modo que se las convierta en pedantes ergotistas” (pág. VIII), a lo que sigue “La muger debe presentarse en él con las virtudes y costumbres de tal, si anela ser sinceramente apreciada [...]. En su gabinete vierta raudales de elocuencia sobre unas hojas que la inmortalizarán tal vez, en la sociedad olvide que su nombre está impreso al frente de aquellas obras” (pág. VIII), “dejese de tener por imposible y condenar el que la muger presente á la luz pública los frutos de sus estudiosas tareas” (pág. IX). Después extiende una advertencia tranquilizadora, saliendo al paso de posibles reacciones, refiriéndose a que las normas de conducta de las mujeres no sufrirán con el cultivo de las letras: “Tampoco teman que la instruccion en el bello secso redunde en contra de sus ocupaciones domésticas” (pág. X). La respuesta a su publicación no se hizo esperar. Entre todos los críticos, sólo Juan Cortada (1841) se felicitó plenamente por el discurso y apoyó sus palabras sin ambages. En cambio, la buena recepción de sus Poesías está garantizada en los artículos críticos del período.
Entre julio de 1841 y septiembre de 1842, Massanés residió en Figueras acompañando a su padre en alguno de sus destinos. En enero de 1843, tras el noviazgo con el escritor Jaime Tió (1837-1842), contrajo matrimonio con el entonces capitán de Infantería, Fernando González de Ortega. Debido al destino profesional de su esposo, residieron en Madrid entre 1843 y 1844; etapa que le permitió darse a conocer en los círculos de la Corte y contactar con los literatos de la época. En 1843, fue nombrada socia facultativa del Liceo Artístico-Literario de Madrid.
Su estancia en Madrid supuso un período de intensa actividad social y literaria. Allí escribió y publicó La voz de Dios (El Reflejo, 9 de marzo de 1843), ¡Oh padre mío! (El Heraldo, 18 de septiembre de 1844, El Imparcial, 26 de septiembre de 1844), poemas paradigmáticos, y otras composiciones que se publicaron en la prensa madrileña, como en el Semanario Pintoresco Español (1843), La Verdad (1844), así como en La Civilización (1842) y Almacén de Frutos Literarios (1843, 1844). Tuvo el honor de ser felicitada por la reina Isabel II, juntamente con Gertrudis Gómez de Avellaneda, por la lectura de sus poesías. Recibió la invitación para participar en el Álbum a la Reina Isabel II por su mayoría de edad (1843), y el matrimonio asistió a las diversas funciones regias que organizó el Liceo en honor de la reina Isabel al cumplir su mayoría de edad, y de la reina madre, María Cristina, por su regreso a España a raíz del fin de la Regencia de Espartero (1841-1843).
En octubre de 1844, regresaron a Barcelona, donde se reencontró con el círculo literario —participando y siendo anfitriona de innumerables tertulias literarias— del que Massanés era pieza importante, que estaba compuesto por T. Aguiló, J. R. Campaner, M. Milá y Fontanals, P. Piferrer, J. M. Quadrado y J. Rubió y Ors, sin olvidar a J. Roca y Cornet, J. Cortada, J. Balmes, G. Bono Serrano y M. Cubí, entre otros. Retomó el pulso de la vida cultural de Barcelona con un protagonismo indiscutible, que todavía se incrementó con la oda A S.A.R. el esclarecido Duque de Montpensier por su feliz enlace con S.A. Serenísima la Infanta de España, Doña Luisa Fernanda de Borbón, escrita en diciembre de 1846, que le valió el afecto y el obsequio de los duques, tras lo que se estableció una rica correspondencia Massanés-Lesseps y de Massanés a Luisa Fernanda de Borbón.
En 1848, acompañando a su marido en sus nuevos destinos, trocó la animada vida de la ciudad por la monótona quietud del pueblo en el Pirineo catalán.
Allí, como pone de manifiesto Monserdá (1887), “se entregó al goce del estudio, completando en aquellos días sus ya vastos conocimientos en historia natural y astronomía, alternándolos con la lectura de la Biblia, su libro favorito, por ser, según sus mismas palabras, el manantial de todas las ciencias y de todos los consuelos”; lecturas que, a la par del nuevo encuentro con la naturaleza, como en su primera estancia en Figueras, fueron elementos claves en la consolidación de su segunda etapa poética. En Calaf, en abril de 1848, escribió el fundamental Ana madre del profeta Samuel.
Cantos bíblicos (El Fomento, 27 de junio, 29 de julio y 27 de agosto de 1848).
La aparición de Flores Marchitas (1850), por su conjunto temático, su solvencia en los distintos registros y su elaboración formal tan precisa, es aclamada unánimemente por los artículos críticos de este período.
En 1851, fue nombrada socia de mérito de la Reunión Literaria y de la Sociedad Filarmónica y Literaria de Barcelona.
En 1858, y siguiendo los pasos iniciales dados por J. Rubió y Ors, a los que siguieron T. Aguiló, A. de Bofarull, A. Blanch, V. Amer, P. Estorch, D. Calvet, V. Balaguer, y algunos otros nombres que trabajaron en pro de la idea catalana, culminada, en buena parte, con la restitución de los Juegos Florales (1858), Massanés contribuyó eficazmente al desarrollo del movimiento literario catalán empezando a publicar composiciones en su lengua madre. Su primera publicación en catalán se inicia con la colección que formó Antonio de Bofarull Los Trobadòrs nous (1858), donde se leen Als meus estimats fillets adoptius. La Flor del cel (págs. 62-68) y Lo postrér Consol (págs. 412-417). Al año siguiente consta en Los Trovadors moderns (1859) con los poemas Las donas catalanas (págs. 289-295) y La Creu del terme (págs. 298-305). A partir de esta fecha y hasta su muerte, continuó paralelamente su trabajo creativo utilizando ambas lenguas, y publicando tanto en prensa y revistas españolas como catalanas.
Mención especial merece La roja barretina catalana, ampliamente comentada por Tubino (1880), incluida en el opúsculo Respirall de la colecció de poesias catalanas titolada Darreras Guspiras (1879), que recoge algunas de sus creaciones en catalán. Sólo póstumamente se publicó Poesíes (1908), que reúne buena parte de su producción poética catalana. En 1864, recibió el premio extraordinario por Creurer és viurer en los Jochs Florals, al que se suman otros premios y reconocimientos sociales, y la pertenencia a gran número de Sociedades y Círculos literarios. La roja barretina catalana y Castas espinas merecieron ser elogiados y traducidos por J. Fastenrath (1890). Paralelamente publicó Descenso de la Santísima Virgen á Barcelona, para la fundacion de la orden de la Merced y Misericordia.
Drama Lírico-Sacro, compuesto por..., música del maestro D. Bernardo Calvó Puig (1862), obra que mereció laudatorios artículos y de amplia repercusión literaria en la época.
En 1869, fundó un colegio para señoritas como medio de supervivencia familiar tras los acontecimientos políticos de 1869, que dejaron a la familia en una situación de precariedad económica, y ayudó a Clotilde Cerdá Bosch, conocida con el sobrenombre de “Esmeralda Cervantes”, quien había fundado una Academia de Artes y Oficios.
Si su espíritu maternal pudo desarrollarlo con la adopción del niño Luis Socías y Salvany, en 1853, y, en 1854, de sus sobrinos José y Francisco de Paula González Durán; si su espíritu de caridad lo llevó a cabo participando en numerosas actividades benéficas, su vocación formativa la puso en práctica en este centro educativo. El halagüeño éxito del colegio se vio truncado por la muerte de su esposo acaecida el 5 de febrero de 1872, lo que le provocó un estado de profunda melancolía y soledad.
No fue hasta 1877 cuando reemprendió numerosos su actividad literaria, recibiendo en 1878 honores y distinciones sociales y premios en varios certámenes literarios. La producción en español de su tercera etapa poética se reúne en el libro inédito Frutos de otoño. También inéditos quedan otros poemas, trabajos y artículos que ponen de manifiesto su gran preocupación social y su exquisita preocupación por la educación de la mujer.
Sus poemas fueron recogidos a lo largo del siglo en numerosos álbumes, almanaques, obras colectivas, antologías, obras de elocuencia y tratados literarios, ocupando en todos ellos un lugar privilegiado como ejemplo moral y calidad estética.
La obra poética de Massanés se caracteriza por la diversidad de temas, el amor, la patria, la religión, la crítica social, la situación de la mujer —en los emblemáticos poemas La Resolución (Poesías) o A una literata y La muger (Flores Marchitas)—, así como por la precisa riqueza formal, incluyendo innovaciones métricas en algunos puntos, que más tarde formarían parte del hacer modernista. Todo ello da razón tanto de las críticas recibidas como de su aclamada recepción decimonónica.
Obras de ~: Poesías, Barcelona, Imprenta de J. Rubió, 1841; Flores Marchitas, Barcelona, Imprenta de A. Brusi, 1850; Descenso de la Santísima Virgen á Barcelona, para la fundacion de la orden de la Merced y Misericordia. Drama Lírico-Sacro, compuesto por ~, música del maestro D. Bernardo Calvó Puig, Barcelona, Est. Tipográfico de N. Ramírez y Rialp, 1862; Respirall de la colecció de poesias catalanas titolada Darreras Guspiras, Barcelona, Estampa Peninsular, 1879; Poesíes, Barcelona, Feminal, Ilustració Catalana, 1908; Antología poética, selecc. e intr. de R. Navas Ruiz, Madrid, Castalia, Instituto de la Mujer, 1991 (Biblioteca de Escritoras, 20); Frutos de otoño (inéd.).
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Sara Pujol Russell