Tapia García, Eugenio Vicente Ferrer de. Ávila, 18.VII.1776 – Madrid, 4.VIII.1860. Político, polígrafo y director de la Biblioteca Nacional.
Eugenio Vicente Ferrer de Tapia García, hijo de José Benigno de Tapia, escribano de número, y de Ángela María García Pérez, entró el 19 de octubre de 1790 en el Seminario de San Millán, donde residió como colegial interno tres años, al tiempo que cursaba Filosofía y Teología en la Universidad de Santo Tomás, de Ávila. Decidió no seguir la carrera eclesiástica y realizó estudios de Derecho en las Universidades de Toledo, en la que obtuvo el grado de bachiller, y de Valladolid. En Madrid cursó luego la práctica forense y obtuvo el título de licenciado en Leyes en el Real Consejo de Castilla.
Su carrera literaria se inició en 1799 al publicar su drama trágico Idomeneo, dedicándose luego a la traducción de obras teatrales francesas, como El preso o El parecido, de Alexander-Vincent Duval, Agamenon de Louis Lemercier, Adolfo y Clara, o los dos presos de B. J. Marsollier, etc.
En 1801 fue denunciado, junto a su amigo Sebastián Miñano, ante la Inquisición por unos presuntos hechos ocurridos cinco años antes en Toledo, donde ambos residían. Se les acusaba de no observar los preceptos de la Iglesia y de haber proferido expresiones irreligiosas. El expediente, sin duda por la intervención del cardenal-infante Luis María de Borbón, no siguió adelante.
Colaboró esporádicamente en la revista dirigida por Manuel José Quintana, Variedades de Ciencias, Literatura y Arte, que se publicó durante los años 1803 y 1805. Era asiduo a su tertulia, cuna del liberalismo español. En 1806, firmaba un artículo con el seudónimo “Ernesto” en el Diario de Madrid y comisionado por la Compañía de Filipinas se trasladó a Londres durante año y medio, regresando en 1807, año en que aparece anónimo su Viaje de un curioso por Madrid. En esta época casó con María Jesús de Monasterio, matrimonio del que nació un único hijo, Fernando. Aparte del seudónimo recordado, utilizó igualmente los de “El Licenciado Machuca” y “Valentín del Mazo y Correa”.
Al producirse, en 1808, la invasión francesa, Tapia se encontraba en Madrid y utilizó su pluma contra el invasor. Desde el 1 de septiembre de 1808 participó con Manuel José Quintana en la redacción del Semanario Patriótico. Los acontecimientos bélicos le obligan a abandonar Madrid en 1809, refugiándose primeramente en Valencia, luego brevemente en Sevilla y finalmente en Cádiz, adonde llegó en los últimos días de enero de 1810. En Sevilla fue nombrado secretario de la Junta de Gobierno de la Real Compañía de Filipinas y en Cádiz, de nuevo en compañía de Manuel José Quintana, reanudó su colaboración en el Semanario Patriótico. El 16 de septiembre de 1812 fue nombrado redactor jefe de la Gaceta de la Regencia, abandonando para ello su puesto en la Compañía de Filipinas.
Su actividad política durante todo este tiempo también fue intensa. Primeramente el 23 de septiembre de 1811 y luego el 18 de junio de 1813 fue nombrado miembro de la comisión que emitió el 9 de septiembre de 1813 un valioso texto, conocido con el nombre de Informe Quintana, pieza de importancia suma en la renovación educativa. Entre el 22 de junio de 1813 y mayo de 1814 fue vocal de la Junta Suprema de Censura nombrado por las Cortes.
Retornó a Madrid a finales de 1813, siendo confirmado en su cargo de director de la Gaceta el 18 de febrero de 1814. El 22 de febrero de 1814 fue elegido miembro de número de la Real Academia Española.
El 5 de abril de 1814 se le nombró miembro de la comisión par la reforma del Código Civil y del Código Criminal.
Con la toma del poder por parte de Fernando VII fue encausado en el proceso contra el Semanario Patriótico, pero salió absuelto. Por la denuncia del impresor Vicente de Lema de que Tapia y otros habían sido cabeza de una conspiración estuvo detenido desde noviembre de 1814 hasta agosto de 1815, siendo igualmente absuelto, aunque su hijo murió en la prisión. Tras la triste experiencia, retornó a la dirección de la Gaceta.
El 25 de marzo de 1820 fue nombrado director de la Imprenta Nacional, manteniendo el destino en la Gaceta.
Sería elegido diputado por Ávila en las elecciones de 1820, formando parte de la fracción moderada de los liberales, los denominados “doceañistas”, partidarios de la negociación y el diálogo con los absolutistas. Cesó en su condición de diputado el 15 de febrero de 1822. El 4 de diciembre de 1821 se creó la Academia Nacional, de la que se pretendía formasen parte los más distinguidos personajes de la cultura española, y Tapia fue nombrado miembro de ella. El retorno al poder de Fernando VII eliminó dicho organismo.
Tapia, como el resto de los liberales no purificados, fue desterrado fuera de Madrid por el decreto de 4 de octubre de 1823 de Fernando VII, pero prefirió exiliarse en Francia durante algunos meses. Al regresar vivió algunos años en Barcelona y luego en Valencia, y desde 1831 en Madrid.
Después de la muerte de Fernando VII en 1833, Tapia es nombrado subdelegado de Fomento en Tarragona, cargo que no aceptó, y formó parte de una comisión creada el 30 de enero de 1834 para redactar un nuevo Código Civil, siendo además nombrado magistrado honorario de la Audiencia de Valladolid.
En 1834 fue nombrado también vocal de la Dirección General de Estudios, bajo la presidencia de Manuel José Quintana. Fue miembro de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Ávila durante los años de mayor actividad, 1834-1836. Fue elegido diputado por Ávila en las elecciones de 1836.
El 1 de junio de 1843 fue nombrado vocal del Consejo de Instrucción Pública, con el cargo de presidente de la sección de Jurisprudencia y el 14 de agosto de 1843 director de la Biblioteca Nacional, cargo del que se jubiló, a petición propia, el 30 de mayo de 1847.
Una de sus principales preocupaciones fue el incremento de la colección mediante la adquisición de libros modernos, especialmente extranjeros. Fue director de El Museo Literario, publicación mensual de la que salieron tres números en 1844. Recibió la Gran Cruz de la Real Orden Americana de Isabel la Católica.
Falleció el 4 de agosto de 1860 y fue enterrado en la sacramental de San Justo.
Obras de ~: Idomeneo. Drama trágico, Madrid, Fermín Tadeo Villalpando, 1799; La Acelina. Comedia, Madrid, Benito García y Cía., 1800; L. Lemercier, Agamenón: Tragedia en cinco actos, trad. del frances por D. E[ugenio] T[apia], Madrid, Oficina de Benito García y Cía., 1800; B. J. Masollier des Vivetières, Adolfo y Clara o los dos presos: comedia de un actos [...] con intermedios de música, trad. del francés por D. E[ugenio] T[apia], Madrid, Benito García y Cía., 1801; El Califa de Bagdad. Opera cómica, Madrid, Benito García y Cía., 1801; Viage de un curioso por Madrid, Madrid, Fuentenebro y Cía., 1807; Dupont rendido. Romance heroico, Madrid, Imprenta de Repullés, 1808; Manual de práctica forense en forma de diálogo con el correspondiente formulario de pedimentos, Madrid, Venancio Olivares, 1824; Manual Teórico- Práctico de los Juicios de Inventario y Partición de Herencias, Barcelona, 1825; Poesías, Madrid, Librería de Pérez, 1832; Discurso histórico-crítico sobre la decadencia del Imperio musulmán en España, y las causas que retardaron en la Monarquía castellana los progresos de la restauración y de las letras hasta el siglo xiii, Madrid, Imprenta de Yenes, 1838; Elementos de jurisprudencia mercantil, Valencia, Librería de Ildefonso Mompié de Montagudo, 1838; Historia de civilización española [...], Madrid, Imprenta de Yenes, 1840; Prontuario de contratos y sucesiones hereditarias, con un discurso preliminar, en que se indican las principales reformas que necesita nuestra legislación en estas materias, Valencia, Imprenta de I, Mompié, 1840; La bruja, el duende y la inquisición: poema romático- burlesco, y otras composiciones satíricas, Madrid, Imprenta de Yenes, 1841.
Bibl.: E. de Ochoa, Apuntes para una Biblioteca de Escritores Españoles Contemporáneo en prosa y verso, vol. II, París, Baudry, Librería Europea, 1840, págs. 768-778; M. Ovilo y Otero, Manual de Biografía y de Bibliografía de los Escritores Españoles del siglo xix, vol. II, Madrid, Librería de Rosa y Bouret, 1859, págs. 213-214; J. del Valle y Bárcena, Biografía del excelentísimo e ilustrísimo señor don Eugenio de Tapia, Madrid, Imprenta de Miguel Campo-Redondo, 1859; M. Ossorio y Bernard, Ensayo de un catálogo de Periodistas Españoles del siglo xix, Madrid, Imprenta y Litografía de J. Palacios, 1903, pág. 444; M. E. Porter, “Eugenio de Tapia: a forerunner of Mesonero Romanos”, en Hispanic Review, VIII (1940), págs. 145-155; M. Ruiz Lagos, Liberales en Ávila. La crisis del Antiguo Régimen (1790-1840). Cuesta, Tapia y Larra, Ávila, Institución Gran Duque de Alba, 1967; A. Palau y Dulcet, Manual del Librero Hispanoamericano, vol. XXII, Barcelona, A. Palau Dulcet, 1970, págs. 425-428; J. Montero Aroca, “Eugenio de Tapia, práctico y poeta”, en VV. AA., Constitución, Derecho y Proceso: Estudios en memoria de los profesores Vicente Herce Quemada y Ángel Duque Barragués, Zaragoza, Universidad, 1983, págs. 505-518; S. García Castañeda, “Eugenio de Tapia y la sátira política”, en VV. AA., De místicos y mágicos, clásicos y románticos: Homenaja a Ermanno Caldera, Messina, Armando Siciliano, 1993, págs. 305-314; F. Aguilar Piñal, Bibliografía de autores españoles del siglo xviii, vol. VIII, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas- Instituto Miguel de Cervantes, 1995, págs. 18-20; L. García Ejarque, “La Biblioteca Nacional de España”, en VV. AA., Historia de las Bibliotecas Nacionales de Iberoamérica: pasado y presente, México, Universidad Nacional Autónoma, 1995, págs. 265-266; J. A. Bernaldo de Quirós Mateo, El escritor Eugenio de Tapia, un liberal del siglo xix, Ávila, Caja de Ahorros de Ávila, 2003.
Julián Martín Abad