Aguilar de la Puerta, Manuel María. Antequera (Málaga) 1.X.1783 – 20.III.1867. Diplomático liberal, ministro.
Fue bautizado con los nombres de Manuel María de los Remedios Francisco de Paula Josef Remigio, siendo sus padres José Aguilar y González, y María de la Puerta Fuente y Quevedo. Su abuelo materno, Manuel de la Puerta y Fuente, fue alcalde mayor de Estepa. Manuel María Aguilar de la Puerta contrajo matrimonio en 1809 con Amparo Pérez de Quintanilla Betanzos.
A la edad de trece años (1796) ingresó como cadete en el Real Cuerpo de Artillería “en cuyo Real Colegio no tuvo entrada por el mucho número de pretendientes admitidos, y por haber S. M. derogado la orden de la entrada en él hasta la edad de dieciocho años. En consecuencia, por Real Orden de 8 de enero del año de 1800 se le previno, que hallándose comprendido en aquella última Real determinación eligiese Regimiento en que servir, o tomar otra carrera que no fuese la de las armas”.
El 27 de marzo de 1800 fue trasladado al Regimiento de Caballería de Santiago, con destino en Gibraltar, y poco después participó en el asedio a dicha plaza. En 1801 tomó parte en la guerra contra Portugal, participando en las acciones de Elvas y Campo Mayor. Finalizado el conflicto fue ascendido a portaestandarte (23 de marzo 1802) y pocos meses más tarde a alférez (10 de junio de 1802). Sevilla fue su próximo destino (1806) y en dicha plaza se encontraba al producirse la invasión francesa.
Formó parte de la Junta Suprema de Sevilla, en la que ocupó la plaza de tercer secretario de Estado y Guerra (29 de mayo de 1808). El 27 de julio de 1808 salió hacia Madrid con el encargo de exigir al general duque de Rovigo, que estaba al frente de las tropas francesas, el regreso de Fernando VII, pero al llegar a Córdoba canceló su misión de acuerdo con el general en jefe y el conde de Tilly. Tras la salida de las tropas francesas de Madrid, entró en la villa (6 de agosto de 1808) y unos días más tarde recibió el encargo de la Junta de acompañar al general Tomás Moreno, que se dirigía a dicha capital. A fines de dicho mes regresó a Sevilla.
El 4 de abril de 1809 fue nombrado secretario de la Legación en Nápoles, que en aquellos momentos se encontraba en Palermo, conservando su empleo anterior y “su opción a las promociones que ocurran en su cuerpo”. En enero de 1810 regresó a Cádiz para dar cuenta de las gestiones que se les había encomendado: “los trabajos hechos por la Legación para libertar al santo padre Pío VII que estaba en Niza, y a S. M. la señora infanta reina de Etruria del poder de los franceses”. Por esta razón permaneció en Cádiz entre enero y mayo de 1810, llegando nuevamente a la isla el 31 de mayo.
La ausencia de jefe de la legación le convirtió en encargado de negocios desde el 2 de julio de 1811 hasta mayo de 1817 en que llegó Pedro Cevallos. En el ejercicio de su cargo apoyó las propuestas inglesas para liberalizar el Gobierno siciliano, presionó a éste para que devolviera los bienes de los españoles que habían sido secuestrados y apoyó a los emigrantes españoles que escapaban del dominio francés.
A pesar de su posicionamiento político superó la represión de 1814, y en 1817 un informe señalaba que al haber tenido jefes sólo se podía opinar de su capacidad a través de la correspondencia que había remitido.
En julio de 1815 pasó a residir en Nápoles y el 17 de marzo de 1817 fue nombrado secretario de la Embajada en Nápoles, aunque anteriormente ya se encontraba en dicha plaza como consecuencia de la salida de los franceses, puesto en el que cesó dieciocho meses más tarde (29 de septiembre de 1818) al ser nombrado oficial 9.º de la Secretaría de Estado. Inicialmente debía acompañar al séquito de la infanta Luisa Carlota, pero ante su retraso se le ordenó regresar (27 de diciembre de 1818) a España, en cuyo puerto de Barcelona desembarcó (12 de marzo de 1819). A partir de ese momento inicia una rápida progresión en sus destinos en el Ministerio, que se acentúan durante el Trienio llegando a ser oficial 1.º en 1823.
A finales de 1821 fue destinado, en calidad de encargado de negocios en comisión, a Lisboa, a donde llegó el 28 de diciembre, cargo que se convirtió en efectivo el 1 de julio de 1823. Tras el regreso al sistema absolutista fue cesado (5 de noviembre de 1823), razón por la que pasó a Antequera. A finales de 1826 se le autorizó a dirigirse a Madrid, estancia que coincide con la aprobación de su purificación (2 de junio de 1827). A principios de 1829 recibe un destino (12 de febrero de 1829) como vocal de la Junta de Apelaciones Inglesas, para aplicar el tratado firmado por Ofalia en 1828, y finalizada dicha encomienda pasó a la Junta de Examen y Liquidación de las Reclamaciones Francesas.
Al ser disuelta (19 de marzo de 1832) quedó en situación de cesante, pero a finales del mismo año (24 de noviembre de 1832) se integra en una nueva comisión, Junta de Examen y Liquidación de Créditos contra la Francia. Tras el fallecimiento de Fernando VII fue ascendido a coronel de caballería en clase de retirado (9 de agosto de 1834) y el 26 de junio de 1835 fue nombrado ministro de la sección de Estado del Consejo Real de España e Indias.
Tras la sublevación de La Granja, una parte importante del Cuerpo Diplomático Español se negó a jurar fidelidad al Código Gaditano, razón por la que hubo de procederse a una rápida sustitución de los importantes cargos. Aguilar fue nombrado para ir a París, en calidad de enviado extraordinario y ministro plenipotenciario, pero antes de tomar posesión se le trasladó al mismo puesto en Londres (13 de septiembre de 1836).
Villiers, embajador británico en Madrid, hace una valoración muy negativa del personaje. Entre otras cosas señala que fue el amante de la reina de Nápoles durante dos años. Cuando llevaba un año en Londres, Palmerston le consideraba un “honest and gentlemanlike and a man of business”, razón por la que Villiers solicitó su permanencia. Aguilar tuvo que gestionar varios problemas importantes.
En primer lugar, llevar a buen término el tratado de comercio al que aspiraba el Gobierno inglés y que contaba con la colaboración de Juan Álvarez Mendizábal. Asimismo tuvo que afrontar la petición del Gobierno español de solicitar el apoyo militar de Francia, para lo que era necesaria la presión británica. Por último, le correspondió solicitar el apoyo británico a la negociación de un empréstito que solucionase la difícil situación económica española.
En noviembre de 1837 se empezó a especular con su cese, que sólo se produjo el 14 de julio de 1838, fecha en que fue trasladado a Lisboa, puesto del que no tomó posesión hasta el año 1841. Según Palmerston, Luis Felipe había presionado a la Reina para que fuese cesado.
Tras abandonar Londres permaneció en Madrid porque no podía ir a Lisboa por motivos de salud y “por honrosas razones políticas” (“la interrupción de las relaciones que promovió la enojosa navegación del Duero”). Durante este tiempo solicitó se le colocase en algún destino. La mediación británica propició el arreglo (27 de enero de 1841) y finalmente el 31 de marzo de 1841 tomó posesión de la representación española en Lisboa.
Ante un nuevo agravamiento de la situación, el Gobierno español retiró a su embajador (31 de mayo de 1842), situación que no se prolongó, pues a finales de año se encontraba en Lisboa. Durante su estancia en dicha Corte solicitó diversos permisos para acudir al Senado, en el que ocupaba un escaño en representación de la provincia de Pontevedra, para sustituir al marqués de Rivadulla. No consta ninguna intervención suya en la Cámara.
Al agudizarse la crisis de la Regencia de Espartero, Aguilar fue nombrado (9 de mayo de 1843) para la cartera de Estado en el Gabinete presidido por Joaquín María López, pero no aceptó. Su identificación con el progresismo provocó su cese el 13 de octubre de 1843. Tras abandonar el puesto (8 de noviembre de 1843) se dirigió a Antequera para arreglar asuntos de familia, adonde llegó en enero de 1844.
A partir de ese momento lleva una vida retirada en la que sólo constan algunas solicitudes de permisos para ir a tomar baños, salvo su reintegración en la política como diputado.
En diciembre de 1846 fue elegido diputado por el distrito de Antequera, obteniendo la mayoría absoluta de los votos. Sin embargo, de su paso por la Cámara no hay nada que reseñar, pues sólo realizó una pequeña intervención para apoyar una exposición de un amigo, que encerrado varios meses en un castillo, solicitaba se le juzgase.
El 1 de abril de 1849 solicitó la jubilación alegando su edad (sesenta y cinco años) “y estar ciego e imposibilitado”.
A pesar de este cuadro médico, falleció en Antequera diecinueve años más tarde.
Estaba en posesión de las grandes cruces de la Real y Distinguida Orden de Carlos III (3 de marzo de 1815), de la Real Orden Americana de Isabel la Católica (18 de septiembre de 1836) y de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Era Secretario de S. M. con ejercicio de decretos. El Gobierno siciliano le otorgó (8 de septiembre de 1815) el título de comendador de la Orden de San Fernando y del Mérito de las Dos Sicilias.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Célebres. Caja 1 exp. 8; secc. 1.ª leg. A-390. Archivo Histórico Nacional, Consejos. Leg. 11.803; Estado. Legs. 2827 exps. 42 y 81, 34242 exp., 34282 exp. 3, 3453 y 64041 exp. 44; Estado. Carlos III exp. 1700; Archivo Histórico Universitario (Santiago de Compostela), Colegio San Xerome. Informaciones Col S.H. 389, pág. 2, exp. 1; Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Condecoraciones C 233, exps. 7 y 9; Personal leg. 4, exp. 68; Archivo del Senado, leg. 7 exp. 1; Archivo Histórico de Protocolos. Legs. 24.069, 25.380, 29.058, 35.782; Servicio Histórico Militar (Madrid), Expedientes personales rollo 2. Royal Commission on Historical Manuscripts, Prime Ministers’ papers series. Palmerston I: Private correspondence with sir George Villiers (afterwards fourth Earl of Clarendon) as Ministres to Spain 1833-1837, ed. de Roger Bullen y Felicity Strong, Londres, His Majesty’s Stationery Office, 1985;
V. Herrero Mediavilla (ed.), Archivo biográfico de España, Portugal e Iberoamérica, München, Saur, 1986 -2005, I microficha 12 n.º 341-344; II microficha 15 n.º 398-399.
José Ramón Urquijo Goitia