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Juan Téllez Girón

Biografía

Téllez Girón, Juan. Conde de Ureña (II). ?, 1456 – Osuna (Sevilla), 21.V.1528. Notario mayor de Castilla y camarero mayor del Rey.

Juan Téllez Girón era el hijo menor —le precedían Alfonso y Rodrigo— de Pedro Girón y de Isabel de las Casas. Dada la condición del maestre de Calatrava, Juan y sus hermanos debieron de ser legitimados por el papa Pío II, hecho que no se produjo hasta el 17 de agosto de 1459, siendo confirmado por el rey Enrique IV el mismo año. Su padre realizó tres mayorazgos si bien, en un principio, sólo fundó un primero en el primogénito, reservando a Rodrigo —el mellizo de Juan— la sucesión en el maestrazgo de Calatrava, y a su hijo pequeño la honrosa salida de un matrimonio conveniente que, en 1467, se estipulaba con Francisca Manrique, casamiento que, sin embargo, nunca tuvo lugar. El futuro del II conde de Urueña se presentaba bien discreto, pero la muerte de Girón en 1466 —quedando como tutor de sus sobrinos el marqués de Villena, Juan Pacheco— y poco después el temprano fallecimiento de su hermano mayor, cambió totalmente el panorama para el pequeño de los Téllez.

La muerte prematura de su hermano en 1469 convirtió a Juan en su heredero universal y en II conde de Urueña, según reza el testamento de Alfonso. Además del título nobiliario, el nuevo conde heredaba el inmenso patrimonio, los oficios cortesanos —notario mayor de Castilla y camarero mayor del Rey— pero no se podrá hacer cargo de todo ello hasta la muerte de su tío el maestre de Santiago, acaecida en 1474.

Fiel y combativo representante de su linaje, Juan Téllez Girón apoyó la opción de su primo Diego López Pacheco, II marqués de Villena, en la guerra civil castellana. Así, ni él ni su primo estuvieron presentes en la proclamación de Isabel en donde realizaron, a través de sus representantes, una gestión para que se concertara un matrimonio conveniente para la aspirante al trono castellano. La Reina les confirmó en tierras y cargos, pero hizo caso omiso de la petición del II marqués que era también tutor de su adversaria.

En febrero de 1475, Diego López Pacheco pidió ayuda al Rey de Portugal —Alfonso V, finalmente desposado con su sobrina—, que se puso a la cabeza de los partidarios de doña Juana. Muy pocos nobles siguieron esa opción si bien no cejaron en sus pretensiones.

Juana fue proclamada Reina en Urueña, y Peñafiel —bastión clave en los estados castellanos del conde— se puso a disposición del Rey de Portugal.

Poco éxito tuvo el II conde de Urueña y sus partidarios que hubieron de replegarse, lo que obligará a Juan Téllez Girón, tras la pérdida de Zamora, a desertar de su opción.

Reconciliado a través del condestable Pedro Fernández de Velasco, con cuya hija Leonor de La Vega se casó, Juan Téllez se presentó como inductor para que el resto del linaje abandonara su apoyo a Juana; así lo hicieron su hermano Rodrigo, su primo Diego y su tío el arzobispo Carrillo. Por las capitulaciones entre los Reyes Católicos y el II conde de Urueña —firmadas en mayo de 1476— Juan Téllez-Girón se comprometió a jurar obediencia a los Monarcas con todo lo que esto conllevaba, incluido acudir, en caso de guerra, a servir a su bando y contra sus antiguos aliados. Los Monarcas, en compensación, le confirmaban todas las mercedes de sus señoríos y oficios: tercias y pagas, juros de heredad, restitución de lugares varios, tenencia de Carmona, villa de Briones, y otras muchas mercedes. En 1477, la reconciliación era total y Juan Téllez se presentó, a partir de entonces, como un extraordinario servidor de don Fernando y doña Isabel como lo demuestra su participación en las campañas granadinas.

Los señoríos de Juan Téllez Girón estaban situados en la franja fronteriza con Granada sufriendo directamente las incursiones musulmanas. Desde Osuna a Archidona, pasando por Morón de la Frontera o La Puebla de Cazalla, los señoríos de Téllez Girón se encontraban en primera línea, lo que obligó a unos gastos importantes. Sus tropas y también los vecinos de sus villas tuvieron que participar en la contienda.

En la primera ofensiva de 1482, el II conde de Urueña tuvo que ver cómo su hermano Rodrigo moría en el cerco de Loja. Aún dispuso contingentes en los años siguientes participando en la batalla de Lopera, la campaña de Setenil e incluso acompañó al rey Fernando a ocupar Ronda que fue entregada el 2 de junio de 1485. En el cerco de Alhama volvió a intervenir, así como en la vega de Granada cada vez con un volumen mayor de contingentes militares. Cuando finalizó la Guerra de Granada en 1492 la situación del II conde de Urueña con los Reyes era tan satisfactoria —incluso les había proporcionado un importante empréstito— que todavía ofreció sus servicios en una guerra contra Portugal que no hubo lugar. Asimismo, participó en la represión de la sublevación mudéjar de 1501 en calidad de capitán general, en donde intervino con su hijo Pedro Girón —que llevaba el mismo nombre que su abuelo— distinguiéndose en la negociación con los sublevados.

También hubo de superar las dificultades procedentes del abastecimiento porque Carmona —entre otros lugares— por la mala cosecha, se resistía a contribuir en la campaña.

La brillantísima participación de Juan Téllez en la Guerra de Granada le permitió confirmar o adquirir nuevos señoríos, caso de Olvera, Archidona, Senes y Belefique que se incorporaron a su mayorazgo.

El II conde de Urueña se había convertido en uno de los caballeros más brillantes de la Corte de Isabel I y en 1502 sobresalía entre los Grandes de España que habían jurado a los nuevos príncipes en la Catedral de Toledo. Pero todo cambió cuando murió Isabel I. Juan Téllez tomó parte en la confederación que hicieron los cinco Grandes de Andalucía para el gobierno del Reino y, como sucedió con casi todos los que habían sido partidarios de Juana, también se declaró en contra del gobierno de Fernando el Católico, tras el fallecimiento de Felipe el Hermoso. A pesar de ello, se constata su actuación, a modo de intermediario, entre oñacinos y gamboinos y sus respectivos apoyos, esto es, el condestable de Castilla y el duque de Nájera. Pero la oposición a Fernando era definitiva, y le costó algún disgusto, como la confiscación del lugar de Villardefrades que el conde de Urueña no aceptó negándose a pagar lo que estipulaba la sentencia sin dejar actuar a la justicia real. Esto le sirvió para que se le confiscara oficio de notario mayor de Castilla que hasta 1525 no logró recuperar.

La vida del II conde de Urueña estuvo cargada de conflictos por su excesiva ambición de poder. Litigó junto a su hijo Pedro para la obtención del ducado de Medina Sidonia aprovechando —en 1507— la minoría del heredero producida en aquel importante linaje.

Otra batalla sonada fue su afán por controlar el gobierno del concejo de Osuna, villa cabecera de su señorío, donde cobraba rentas de forma ilegal y usurpó bienes de propios del concejo.

De su matrimonio con Leonor de la Vega y Velasco, hija de II conde de Haro y de Mencía Mendoza, hija del I duque del Infantado, tuvo quince hijos que emparentaron con las grandes familias castellanas y andaluzas: los duques de Alburquerque, Medina Sidonia y Arcos, los condes de Palma del Río y de Valencia de Don Juan, entre otros. Los hijos del II conde fueron Pedro, Rodrigo, Juan, Isabel, María, Leonor, Mencía, Juana, María llamada la menor, Beatriz y Ana...y también Bernardino, Gabriel y Alfonso, estos tres últimos fallecidos de niños. Todos ellos permitieron que la presencia del linaje en el Reino demostrara un poder incontestable.

El II conde de Urueña hizo mayorazgo el 3 de octubre de 1511 sin grandes modificaciones con respecto al de su padre y, años después, el 25 de julio de l527, otorgaba testamento, en la Puebla de Cazalla, una última voluntad llena de hipotecas y deudas. Enfermo, se justificaba dispensado de cumplir un voto de peregrino, delegando en sus hijos el gobierno del extenso señorío.

El 21 de mayo de 1528 con setenta y dos años fallecía el II conde de Urueña en Osuna, siendo sepultado en la capilla de la fortaleza, junto con su mujer, que había muerto dos años antes. Su primogénito Pedro le siguió a la tumba tres años más tarde, sucediéndole su hijo, esto es, el nieto de Juan Téllez Girón, que llevaba su mismo nombre y ostentó el IV título de conde de Urueña. Este personaje, al que denominaban con el sobrenombre de El Santo, fue el padre del I duque de Osuna, uno de los más importantes de la historia moderna de España y cuyo origen se remonta a aquel ambicioso maestre de Calatrava y al pequeño de sus hijos, Juan, ambos fundadores de la inmensa casa de Osuna.

 

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Dolores Carmen Morales Muñiz