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Manuel Ciges Aparicio

Biografía

Ciges Aparicio, Manuel. Enguera (Valencia), 14.I.1873 – Ávila, VIII.1936. Periodista, escritor y traductor.

Tras cursar el bachillerato en Azuaga (Badajoz), ingresó en el Ejército en 1893 y logró la estrella de teniente en poco tiempo, si bien en el peligroso destino cubano, lo que le hizo sufrir prisión en el Castillo de la Cabaña (La Habana) y ser acusado de traición por haber criticado las decisiones de las autoridades militares (las del general Weyler, en particular) y políticas —en el polvorín que estaba siendo la última posesión de Ultramar— en una crónica que había preparado para la revista francesa L’Intransigeant y que fue interceptada antes de su publicación. Aquella experiencia la dejó plasmada en un temprano texto, El libro de la vida trágica: del cautiverio, que alcanzó una gran difusión. Ese libro fue la primera entrega de una tetralogía autobiográfica compuesta por estos otros títulos: El libro de la vida doliente: del hospital; El libro de la crueldad: del cuartel y de la guerra; El libro de la decadencia del periodismo y la política. En su conjunto constituyen unas interesantísimas memorias.

Fue sincero republicano, amigo personal de Azaña y crítico feroz del sistema canovista, desde cabeceras como Vida Nueva, El País, El Imparcial y el periódico zaragozano El Progreso, que dirigió. Fue Ciges, por tanto, un paladín del periodismo social y combativo que influyó años después en autores como Sender, José Más o Alardo Prats, que también sacaron de sus ácidos y mordaces reportajes periodísticos materia para sus novelas. Esta misma actitud crítica la mantuvo con motivo de la sangría de Marruecos y de la derrota en el Barranco del Lobo (Entre la paz y la guerra: Marruecos). En 1920 casó con Consuelo Martínez Ruiz, hermana del escritor Azorín, y prolongó su actividad periodística en tierras aragonesas. Militante de Izquierda Republicana y hombre de confianza de Azaña, fue gobernador civil de Baleares durante los primeros años republicanos, y luego de Santander y de Ávila. Fue asesinado cuando ocupaba este último cargo. Las novelas de Ciges prolongan un cierto naturalismo, a lo Blasco Ibáñez, y preludian las novelas sociales —fuertemente ideologizadas— de la década de 1930. En un principio le gusta presentar las miserias y calamidades de la vida rural española de aquellos primeros años del siglo XX (El Vicario, novela que se ha considerado como un significativo precedente de San Manuel Bueno, mártir, de Unamuno), La Romería y Villavieja. Un pensamiento claramente regeneracionista, a lo Joaquín Costa (cuya biografía escribió) se nota en el libro El juez que perdió la conciencia, novela que transita por la denuncia de las lacras del caciquismo que había iniciado Felipe Trigo en su novela Jarrapellejos (surgió tras parecidas experiencias, en idénticas tierras extremeñas, a las que habían inspirado al otro novelista), insistiendo sobre todo en la ignominia de los procesos electorales en los distritos dominados por la corruptela caciquil. Una situación pesimista, negativa, que se prolonga en una de sus últimas novelas, Los caimanes. Fue traductor de Ruskin y Anatole France, entre otros autores.

 

Obras de ~: Del cautiverio, Madrid, La Editorial Moderna, 1903 (Madrid, España, 1930; ed. de C. Alonso, Alicante, Caja de Ahorros de Alicante y Murcia-Instituto de Estudios Juan Gil-Albert, 1985); El Vicario, Madrid, Librería de Fernando Fé, 1905; El libro de la vida doliente. Del hospital, Madrid, Francisco Beltrán, 1906 (ed. de C. Alonso, Alicante, Caja de Ahorros de Alicante y Murcia-Instituto de Estudios Juan Gil Albert, 1985); El libro de la crueldad. Del cuartel y de la guerra, Madrid, Francisco Beltrán, 1906 (ed. de C. Alonso, Alicante, Instituto de Estudios Juan Gil Albert, 1986); El libro de la decadencia. Del periódico y de la política, Madrid, Sucesores de Hernando, 1907 (ed. de C. Alonso, Alicante, Instituto de Estudios Juan Gil Albert, 1986); Las luchas de nuestros días. Los vencedores, Madrid, M. Pérez de Villavicencio, 1908; La venganza, Madrid, El Cuento Semanal, 1909 (vol. 114); Las luchas de nuestros días. Los vencidos, Madrid, Sucesores de Hernando, 1910; La romería, Valencia, F. Sempere, 1910; Entre la paz y la guerra (Marruecos), Madrid, Pueyo, 1912; Villavieja, Madrid, Jaime Ratés, 1914; El juez que perdió la conciencia, Madrid, Mundo Latino, 1925; Circe y el poeta, Madrid, Mundo Latino, 1926; Joaquín Costa, el gran fracasado, Madrid, Espasa Calpe, 1930; Los caimanes, Madrid, CIAP, 1931 (pról. de J. Esteban, Madrid, Turner, 1976); Novelas de Ciges Aparicio, Valencia, Conselleria de Cultura, Educació i Ciència de la Generalitat Valenciana, 1986.

 

Bibl.: J. Arribas, Ciges Aparicio: la narrativa de testimonio y denuncia, Madrid, Novecientos, 1984; C. Alonso, “Introducción”, a Novelas de Ciges Aparicio, op. cit.; V. M. Sanz Gómez y M. Aparicio Payá, Manuel Ciges Aparicio: intelectual y político: (1898-1936), Enguera, Ayuntamiento, 1998; G. Argumánez, “Manuel Ciges, escritor y político”, en Noticias bibliográficas: Revista bibliográfica anticuaria internacional, 104 (2005), págs. 6-7; J.-R. Aymes, “Dos escritores españoles —Manuel Ciges Aparicio y Alberto Insúa—, primeros traductores de Du Sang, de la Volupté et de la Mort (1904) y de Greco ou le secret de Tolède (1912) de Maurice Barrès”, en F. Lafarga Maduell, P. Salvador Méndez Robles y A. Saura Sánchez (coords.), Literatura de viajes y traducción, Granada, Comares, 2007, págs. 47-62; C. Alonso, “La mirada antropológica y social de Manuel Ciges Aparicio en El Cuento Semanal”, en Cultura escrita y sociedad, 5 (2007), págs. 32-51.

 

Gregorio Torres Nebrera

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