Sender Garcés, Ramón José. Chalamera de Cinca (Huesca), 3.II.1901 – San Diego (Estados Unidos de América), 16.I.1982. Novelista y literato.
Nacido en la pequeña localidad de Chalamera de Cinca el 3 de febrero de 1901, es Sender uno de los autores en lengua castellana traducido a más idiomas tras el indiscutible primer puesto de Miguel de Cervantes.
Los dos primeros años de vida de este clásico, cuya vigencia está suficientemente contrastada por el número de reediciones de sus obras, transcurrieron en el pequeño pueblo oscense de Chalamera. En 1903 la familia —era Ramón José el tercer hijo de José Sender Chavanel y Andrea Garcés Laspalas, quienes le bautizaron con los nombres de Ramón José Antonio Blas— se trasladó a la localidad vecina de Alcolea de Cinca. Ocho años después, en 1911, los Sender pasaron a Tauste, donde el Pepe Garcés de Crónica del alba conocería a su Valentina. Para cursar el tercer curso de bachillerato, el joven Ramón fijó su residencia en Reus, exactamente en el internado del colegio de los religiosos de la Sagrada Familia. Ya en 1914 recaló en Zaragoza, ciudad en la que terminará sus estudios secundarios y en la que permaneció hasta 1918. Todos estos años de infancia y adolescencia quedaron indeleblemente impresos tanto en la enealogía —auténtica autobiografía novelada— Crónica del alba (1965-1966), en Monte Odina (1980), como, diseminados, en otros libros y ensayos, donde aparecen y desaparecen como cifras de magistral conversión literaria de la propia existencia. Con apenas quince años comenzó Sender su fase de aprendizaje literario a través de colaboraciones en la prensa del momento. Serán las planchas de la zaragozana La Crónica de Aragón, del alcañizano El Pueblo, de los madrileños España Nueva, El País, Béjar en Madrid y La Tribuna, y más tarde, del oscense La Tierra, las testigos de estos primeros ejercicios de una escritura tardomodernista. Es época de lecturas extensas e intensas, de la finalización del bachillerato en Alcañiz, y de una repentina escapada a Madrid, también en 1918. En aquel tiempo se reveló la inquietud juvenil del alevín de literato, de quien daba comienzo a su carrera a través del periódico, de la crónica y del reportaje.
Sin embargo, a la provincia de la infancia se reintegró, un poco a regañadientes, cuando el severo José Garcés, por entonces secretario de la Cámara Agraria oscense, le llamó a capítulo y le hizo regresar a la capital oscense. Crónicas sentimentales, versos en alejandrinos, reportajes de excursiones pro patria, pueden leerse en el periódico de la Cámara, La Tierra, hasta que en 1923 hubo de marchar Sender a África. Tras su paso por el servicio militar, realizado en Melilla, sin el que no se entiende la novela Imán (1930), y durante el cual firmó colaboraciones para El Telegrama del Rif, Sender decidió, una vez más, asaltar la fama en el corazón periodístico de la Corte madrileña. Así, en abril de 1924 Sender se convirtió en redactor de El Sol, periódico en el que dejó excelentes muestras de sus progresos literarios en forma de crónicas, cuentos —son asimismo de especial relevancia los publicados a la sazón en Lecturas— y reportajes. A diferencia de La Tierra, periódico católico donde Sender ofició de cronista sentimental, en El Sol pudo respirar un ambiente profundamente liberal. Allí fue ensayando una escritura de aquilatación de actualidades al compás de un sensible escoramiento de su ideología hacia sucesivos progresismos. Frutos de esta labor de informador de actualidad son los primeros libros El problema religioso en Méjico (1928) y América antes de Colón (1930), y consecuencia lógica del escoramiento político los días pasados en la cárcel por su actitud hostil a la Dictadura, y el trueque del liberalismo radical de El Sol por el anarquismo de Solidaridad Obrera o el republicanismo de La Libertad.
Queda otro fruto, por supuesto: la excelente novela Imán (1930), madurada años atrás y de éxito inmediato a su publicación. Imán inauguró con brillantez el período de compromiso progresista y de reconocimiento literario del Sender de los convulsos años de la década de 1930; de Imán sedujo la capacidad de creación de un protagonista solitario y perseguido (el soldado Viance) que Sender elevó del anonimato cronístico (un soldado más del desastre) a arquetipo humano (el héroe inocente que asiste a un espectáculo de horror y tragedia provocado por la ineptitud de los mandos militares). Avanzando muchas de las improntas temáticas y de taller de escritura que le auparán como clásico, Sender comparte con gran parte de sus contemporáneos europeos la urgencia biológica por impedir que el fin —y sentido— de la historia se decantase del lado del entonces enemigo fascista. Con esta necesidad convulsiva, las publicaciones se suceden vertiginosamente: El Verbo se hizo sexo (1931), O.P. (1931), Proclamación de la sonrisa (1932), Siete domingos rojos (1932), Teatro de masas (1932), Casas Viejas (1933), la exquisita Proclamación de la sonrisa (1934), Mr. Witt en el Cantón (1935; novela histórica que obtuvo el Premio Nacional de Literatura y cuyo decorado se sitúa en la Cartagena de 1873)... A todos estos libros debe sumarse multitud de colaboraciones en las revistas de izquierda más significadas —Orto, Tensor, Octubre...— del período republicano. Atraído en primera instancia, y después voluntariamente apartado del movimiento comunista (tal vez porque el proverbial individualismo ganglionar y solitario de Sender era una evidencia impermeable a la teleología de sentido comunista), Sender hubo de vivir trágicos momentos durante los primeros meses de la Guerra Civil. Por una parte sufrió persecución de manos de la derecha sublevada, quien se ensañó con su hermano Manuel —alcalde de Huesca— y con su esposa Amparo Barayón —con quien tuvo dos hijos, Ramón y Andrea—, pero por otra, también de los mandos comunistas.
Por esta última circunstancia, no dudó en aceptar la invitación del Gobierno para viajar a Estados Unidos en misión de propaganda (1938). Durante la confusión bélica escribió y publicó Contraataque (1938), novela de contienda y propaganda.
Con el fin de la Guerra, se inició el período de exilio americano de Sender. Primeramente recaló en México; allí fundó la editorial Quetzal, de cuyos talleres salieron, entre otras, Proverbio de la muerte (1939) o la justamente afamada El lugar del hombre (1939).
Con el tiempo, algunos de los títulos fueron rescritos y retitulados: así ocurrió con La esfera (1947) y El lugar de un hombre (1958); en El lugar de un hombre Sender retomó un viejo episodio auténtico (el “crimen de Cuenca”) para ofrecer al lector una de las más hermosas parábolas de la dignidad humana. También en México editó el Epitalamio del prieto Trinidad (1942) y la primera narración de Crónica del alba (1942); conviene recordar que la enealogía completa de Crónica del alba (compuesta por Crónica del alba, Hipogrifo violento, La quinta Julieta, El mancebo y los héroes, La onza de oro, Los niveles del existir, Los términos del presagio, La orilla donde los locos sonríen y La vida comienza ahora) se editó en 1965-1666, y que significó una portentosa y significativa empresa de reinvención del pasado personal y nacional a través de los ojos del alter ego senderiano “Pepe Garcés”. En 1946 pasó a los Estados Unidos de Norteamérica y se nacionalizó norteamericano. Tras algunos meses vividos en Nueva York, se trasladó a Alburquerque como profesor de Literatura en la Universidad de Nuevo México. Colaboró en un buen puñado de publicaciones periódicas al tiempo que iba publicando libros de gran calado como El rey y la reina (1949) o El verdugo afable (1952). Por aquel entonces, las traducciones de sus novelas iban engrosando los catálogos de prestigiosas editoriales —no españolas, por descontando— como muestra del vertiginoso ascenso de la fama del escritor. Del año de 1953 data la edición de Mosén Millán, cuyo título fue convertido en el más conocido de Réquiem por un campesino español en la edición bilingüe de 1960. Al, a no dudar, libro más célebre del escritor (que sintetiza el horror de la guerra civil a través de la memoria trágica de un cura rural que entrega al republicano Paco el del Molino a un fusilamiento seguro), sucedieron, entre otros, Hipogrifo violento (1954), Bizancio (1956), La quinta Julieta (1957), Los cinco libros de Ariadna (1957; anticipada en la Ariadna de dos años atrás), Emen Hetan (1958)... El período de 1939 y 1963 suele considerarse el del florvit de la escritura senderiana, una época jalonada de obras maestras —puntualmente reseñadas por la crítica americana— escritas durante esos largos ratos de soledad del profesor universitario que con una técnica meditada supo convertir a tramas, símbolos, alegorías y protagonistas en metáforas aceptadas como paradigmas de su tiempo.
De autor exiliado de culto, pasó Sender a escritor popular en la España del desarrollismo y de la tibia apertura. Lo hizo de la mano de la editorial Destino y a raíz, sobre todo, tanto de la edición completa de Crónica del Alba (1965) como del logro del premio Planeta (1969) con el relato En la vida de Ignacio Morel. Pero Sender seguía en su ostracismo estadounidense; en 1961 había aceptado una plaza como profesor en la Universidad de Los Ángeles. Jubilado, en 1963 pasó de Alburquerque a Manhattan Beach (California). Allí terminó la escritura de, entre otras, La aventura equinoccial de Lope de Aguirre (1964), El bandido adolescente (1965), Las criaturas saturnianas (1967), Relatos fronterizos (1970), Nocturno de los 14 (1970), El fugitivo (1971)... En 1972 Sender traslada, por motivos de salud, su residencia de Los Ángeles a San Diego. En esta ciudad continuó su febril y prolífica actividad literaria, con títulos tales que Túpac Amaru (1973), Las tres sorores (1974; reescritura definitiva de Siete domingos rojos), Por qué se suicidan las ballenas (1979; primero de los doce libros publicados en Destino referidos a los signos del Zodiaco —1978-1982—), Monte Odina (1980)... Póstumos, aparecieron Álbum de radiografías secretas (1982), Hughes y el once negro (1984), Toque de queda (1985) y la edición completa de la serie de Nancy, Los cinco libros de Nancy (1984).
En 1974 y 1976 pudo Sender regresar fugazmente a España, con la excusa de la impartición de varias conferencias en ciudades españolas. En el segundo de los viajes, se le tributó un emotivo homenaje en Chalamera, pero la posible felicidad de un regreso incierto fue turbada por los desagradables sucesos acaecidos en la residencia mallorquina de Camilo José Cela. Asimismo, el público español de la transición esperaba encontrarse con el viejo luchador de los años de 1930, y no con el envejecido pensador anticomunista sumido en curiosas simbologías y trascendencias místicas (tal y como demuestran su pintura y su labor poética).
Ramón J. Sender no volvió más a su país natal pero sí recuperó, en 1980, la nacionalidad española.
El 16 de enero de 1982 la muerte le sorprendió en su domicilio de San Diego.
Por asombrosamente prolífica, la obra de Sender resulta desigual, pero un buen puñado de títulos de los hasta aquí sumariamente expuestos han pasado por méritos propios a considerarse de lo más logrado, en punto a calidad literaria, de la historia de las letras españolas contemporáneas.
Ramón José Sender Garcés figura con derecho propio en los lugares más destacados del parnaso novelístico español del siglo XX.
Obras de ~: El problema religioso en Méjico, Madrid, Cenit, 1928; América antes de Colón, Valencia, Cuadernos de Cultura, 1930; Imán, Madrid, Cenit, 1930; O.P. (Orden Público), Madrid, Cenit, 1931; El Verbo se hizo sexo, Madrid, Zeus, 1931; Siete domingos rojos, Barcelona, Balagué,1932; La República y la cuestión religiosa, Barcelona, Cosmos, 1932; Teatro de masas, Valencia, Orto, 1932; Casas Viejas, Madrid, Cenit, 1933; Madrid-Moscú, Madrid, Juan Pueyo, 1934; Carta de Moscú sobre el amor, Madrid, Juan Pueyo, 1934; Viaje a la aldea del crimen, Madrid, Juan Pueyo, 1934; Proclamación de la sonrisa, Madrid, Juan Pueyo, 1934; La noche de las cien cabezas, Madrid, Juan Pueyo, 1934; El secreto, Madrid, Tensor, 1935; Míster Witt en el Cantón, Madrid, Espasa Calpe, 1936; Crónica del pueblo en armas (Historias para niños), Madrid, Ediciones Españolas, 1936; Primera de acero, Madrid, Quinto Regimiento, 1937; Contraataque, Madrid, Nuestro Pueblo, 1938; El lugar del hombre, México, Quetzal, 1939; Proverbio de la muerte, México, Quetzal, 1939; Mexicayotl, México, Quetzal, 1940; Hernán Cortés, México, Quetzal, 1940; Crónica del alba, México Nuevo Mundo, 1942; Epitalamio del prieto Trinidad, México, Quetzal, 1942; La esfera, Buenos Aires, Ediciones Siglo XX, 1947; El rey y la reina, México, Editorial Jackson de Ediciones Selectas, 1948; El vado, Toulouse, “La novela española”, 8, 1948; El verdugo afable, Santiago de Chile, Nascimento, 1952; Mosén Millán, México, Aquelarre, 1953; Hipogrifo violento, México, Aquelarre, 1954; Ariadna, México, Aquelarre, 1955; Unamuno, Valle-Inclán, Baroja y Santayana, México, De Andrea, 1955; Bizancio, México, Diana, 1956; La Quinta Julieta, México, Costa-Amic, 1957; Los cinco libros de Ariadna, Nueva York, Ibérica, 1957; Emen Hetan, México, Libro Mex, 1958; Los laureles de Anselmo, México, Atenea, 1958; El diantre, México, De Andrea, 1958; El lugar de un hombre, México, CNT, 1958; Réquiem por un campesino español, Nueva York, Las Américas, 1960; Las imágenes migratorias: Poesía, México, Atenea, 1960; El mancebo y los héroes, México, Atenea, 1960; Novelas ejemplares de Cíbola, Nueva York, Las Américas, 1961; Examen de ingenios, los noventayochos, Nueva York, Las Américas, 1961; La luna de los perros, Nueva York, Las Américas, 1962; La tesis de Nancy, México, Atenea, 1962; Los tontos de la Concepción, Sandoval, Nuevo México, Coronado, 1963; Carolus Rex, México, Mexicanos Unidos, 1963; La aventura equinoccial de Lope de Aguirre, Nueva York, Las Américas, 1964; Jubileo en el zócalo, Nueva York, Appleton Century Crofts, 1964; El bandido adolescente, Barcelona, Destino, 1965; Valle-Inclán y la dificultad de la tragedia, Madrid, Gredos, 1965; El sosia y los delegados, México, Costa-Amic, 1965; Cabrerizas altas, México, Mexicanos Unidos, 1965; Tres novelas teresianas, Barcelona, Destino, 1967; Las gallinas de Cervantes, México, Mexicanos Unidos, 1967; La llave y otras narraciones, Madrid, Magisterio Español, 1967; Ensayos sobre el infringimiento cristiano, México, Mexicanos Unidos, 1967; Donde crece la marihuana, Madrid, “La Estafeta Literaria”, 362, 1967; Don Juan en la mancebía, México, Mexicanos Unidos, 1968; Las criaturas saturnianas, Barcelona, Destino, 1968; El extraño señor Photynos y otras novelas americanas, Barcelona, Delos-Aymá, 1968; En la vida de Ignacio Morel, Barcelona, Planeta, 1969; Tres ejemplos de amor y una teoría, Madrid, Alianza, 1969; Nocturno de los 14, Nueva York, Iberama Pub. Co., 1969; Novelas del otro jueves, México, M. Aguilar, 1969; Tánit, Barcelona, Planeta, 1970; Relatos fronterizos, México, Mexicanos Unidos, 1970; Ensayos del otro mundo, Barcelona, Destino, 1970; Zu, el ángel anfibio, Barcelona, Planeta, 1971; La antesala, Barcelona, Destino, 1971; Páginas escogidas, Madrid, Gredos, 1971; El fugitivo, Barcelona, Planeta, 1972; Túpac Amaru, Barcelona, Destino, 1973; Una virgen llama a tu puerta, Barcelona, Destino, 1973; La mesa de las tres moiras, Barcelona, Planeta, 1974; Cronus y la señora con rabo, Madrid, Akal, 1974; Nancy, doctora en gitanería, Madrid, Magisterio Español, 1974; Nancy y el Bato loco, Madrid, Magisterio Español, 1974; Libro armilar de poesía y memorias bisiestas, México, M. Aguilar, 1974; Las Tres Sorores, Barcelona, Destino, 1974; Obra pictórica, Madrid, Galería Multitud, 1975; El futuro comenzó ayer, Madrid, CVS, 1975 (Colección Ateneo, 5); Arlene y la gaya ciencia, Barcelona, Destino, 1976; La efemérides, Madrid, Sedmay, 1976; El pez de oro, Barcelona, Destino, 1976; El alarido de Yaurí, Barcelona, Destino, 1977; Gloria y vejamen de Nancy, Madrid, Magisterio Español, 1977; El Mechudo y la llorona, Barcelona, Destino, 1977; Adela y yo, Barcelona, Destino, 1978; El superviviente, Barcelona, Destino, 1978; Solanar y lucernario aragonés, Zaragoza, Heraldo de Aragón, 1978; Epílogo a Nancy, México, Mexicanos Unidos, 1979; Por qué se suicidan las ballenas, Barcelona, Destino, 1979; La mirada inmóvil, Barcelona, Argos Vergara, 1979; Luz zodiacal en el parque, Barcelona, Destino, 1980; Monte Odina, Zaragoza, Guara Editorial, 1980; Ver o no ver, Madrid, Heliodoro, 1980; La muñeca en la vitrina, Barcelona, Destino, 1980; Saga de los suburbios, Barcelona, Destino, 1980; Ramú y los animales propicios, Barcelona, Argos Vergara, 1980; La cisterna de Chichén-Itzá, Barcelona, Acervo, 1981; Chandrío en la plaza de las Cortes, Barcelona, Destino, 1981; Orestíada de los pingüinos, Barcelona, Destino, 1981; El Oso Malayo, Barcelona, Destino, 1981; Memorias bisiestas, Barcelona, Destino, 1981; Segundo solanar y lucernario, Zaragoza, Heraldo de Aragón, 1981; Álbum de radiografías secretas, Barcelona, Destino, 1982; El jinete y la yegua nocturna, Barcelona, Destino, 1982; La kermesse de los alguaciles, Barcelona, Destino, 1982; Hughes y el once negro, Barcelona, Destino, 1984; Toque de queda, Barcelona, Plaza y Janés, 1985.
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Juan Carlos Ara Torralba