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José María Blázquez de Pedro

Biografía

Blázquez de Pedro, José María. Carmelo Maiyo, Prometeo Quijano. Béjar (Salamanca), 16.VII.1875 - La Habana (Cuba), 11.III.1927. Librero, poeta, periodista y publicista anarquista.

De carácter impresionable, temperamento impulsivo, voluntad de acero, creyente en la bondad de la naturaleza humana; autónomo, que vivió en familia y no se le conoció relación de pareja estable. Llegado desde Castilla, su rostro figura en el mural conmemorativo de Panamá realizado en 1910.

Nacido en el seno de una familia religiosa en línea paterna, se crio con un tío cura, Bernabé Blázquez Sánchez, párroco de Jarandilla de la Vera (Cáceres, al pertenecer a la diócesis de Plasencia), y con su tía Eusebia, ama del hermano. Su madre, Segunda, de talante liberal, hacía labores de costurera y criaba a la numerosa prole; estuvo unida a Pepe hasta su fallecimiento en 1912. Su padre, Martín, de profesión tejedor en un primer momento, se hizo herrador hasta su muerte en 1913. A partir de 1887 nació la descendencia con quien convivió en la casa familiar de calle La Solana (luego Colón): cuatro hermanas y tres hermanos, la mayoría fallecidos hacia los 20 años; solo le sobrevivió una hermana, ya en Panamá. Enfrente del domicilio tenían el bosque frondoso de El Castañar, cuya imagen lo acompañará de por vida.

La formación reglada la completó de forma intermitente. Comenzó secundaria a los catorce años en el Colegio de Béjar, y se examinó en Cáceres en los cursos 1889-1890 y 1893-1894, por lo que es posible que en el intervalo estuviera en el seminario de Plasencia, del que salió al no adaptarse a su disciplina. En el otoño de 1894 dirigió el boletín El Joven Patriota en el citado colegio hasta ser llamado al servicio militar en diciembre. De “1,62 de estatura, pelo castaño, cejas al pelo, ojos ídem, color moreno, aire marcial y producción buena”, entró de recluta en Ávila y, en agosto de 1895, partió para Cuba, en donde permaneció hasta finales de 1898. Al año siguiente retomó los estudios de secundaria, que finalizó en 1900, lo que le permitió matricularse (no oficial) de Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, en la que permaneció hasta el otoño de 1903, época en la que marchó a Madrid sin haber finalizado los mismos.

La guerra de Cuba le transformó. La fogosidad con la que fue a servir a la patria se tornó en rechazo a esta y a la religión. Al regresar conectó con el carácter liberal de las gentes de su ciudad y se unió al republicanismo de Salmerón, para llegar al anarquismo en 1904, una vez instalado en Madrid, ideología que ya no abandonaría. Lo que sí mantuvo a lo largo de su existencia fue la inquietud cultural: colaboró en un centenar de periódicos y revistas, de los que dirigió cuatro; publicó12 obras, entre libros y folletos, de poesía y prosa; creó grupos y ateneos; y difundió literatura a lo largo de su vida.

Durante la época universitaria desplegó gran actividad, compaginando los estudios con el trabajo de inspector o cuidador en varias residencias de estudiantes La edición la inició en 1901 con el libro de poemas Latidos. La publicación de periódicos (exceptuado el boletín de 1895) en 1902 con Patria y Letras, ubicado en Béjar, al que dio el nombre de La Dinamita en 1903 (tras un corto intervalo de ser Patria y República), en cuyas páginas escribió textos incendiarios; podría tomarse esta época como la adolescencia ideológica de su autor.

El año 1904, que pasó en Madrid, fue clave en su trayectoria; ser arrestado en febrero por intervenir en un mitin y, salvo dos cortas salidas, permaneció entre rejas hasta los inicios de 1905. Pero -prisionero- se sentía libre, daba rienda suelta a su creatividad y, desde la Cárcel Modelo, firmó unos textos en que ensalzaba el gozo y el placer del cuerpo, lo cual marcó su fama de vitalista, por lo que a veces se le moteja de nietzscheano (lo que no le hace justicia). Allí conoció a Antonio Apolo y a Julio Camba, impulsores de El Rebelde, periódico en el que publicó la mayoría de artículos que proclaman el gozo de vivir y el reconocimiento de Natura como madre y maestra, y expresa su sentir anarquista, lo que culminó en el folleto El derecho al placer, conferencia del 1 de Mayo de 1906, editado este en Barcelona.

Amnistiado de cuatro procesos, en febrero de 1905 retornó a Béjar, donde permaneció hasta 1914. Su porte -chalina de colores, melenas, patillas, sombreros, etc.- contribuyó a ensalzar la singularidad que adquirió entre la gente. Gustaba de pasear del brazo de su madre y asistir con ella y sus hermanas a cafés y espectáculos.Literariamente, de 1904 a 1908, fue una época de vocabulario novador, con términos que sublevaron a las mentes académicas, según podía verse en Ideas y sentimientos o en Pensares.

Los encontronazos que tuvo con la Iglesia fueron frecuentes en la primera década del siglo. Se habían iniciado en Patria y Letras, desde el que polemizaba en cada número con el conservador La Victoria, dirigido por Santiago Agüero; en él escribió el artículo “¡Blasfemos!”, que le supuso la excomunión (expuesta en las puertas de las iglesias de la localidad). De 1905 a 1908, alguna de sus actitudes le llevaron a la cárcel local, tal el no descubrirse al paso de procesiones o de mangas, o ciertos poemas de Rebeldías Cantadas, que encuadró en Biblioteca Satanás. Era atacado desde el púlpito en los sermones dominicales por su actividad propagandística, lo que provocó que convirtiera en bestseller libros como Jesucristo nunca ha existido de E. Bossi. En varias ocasiones retó a controversia pública a estos religiosos difamadores, pero nunca aceptaron. Por su parte, organizaba en jueves santo banquetes de promiscuación en los que no se guardaba vigilia, conferenciaba o repartía El Motín.

Conferenciante asiduo en los mítines obreros, intentó consolidar el anarcosindicalismo en la villa textil, ya socialista, con escasos resultados. Más éxito tuvo con el grupo anarquista Los Autónomos, que congregó a una serie de jóvenes en 1910 con quienes propagó la Idea, incluidos pueblos aledaños, y mantuvo contacto con el anarquismo nacional e internacional, además de escribir en una notable parte de sus publicaciones (El Porvenir del Obrero, de Mahón, Tierra y Libertad, de Barcelona, ¡Tierra!, de La Habana, etc.); en el periódico de Mahón publicó un artículo en defensa de Francisco Ferrer i Guardia y de José Nakens, presos tras el atentado de Mateo Morral en 1906, por el que fue procesado y encarcelado durante cinco meses en Béjar en 1907 y tuvo que viajar a las Baleares en marzo de 1908 para asistir a juicio, del que fue absuelto. A partir de esa fecha el tono de sus textos e intervenciones será más calmado y tratará de coincidir con otros sectores. Terminaba su juventud ideológica e iniciaba la madurez.

En vista de que no pudo vivir de la pluma, inició actividades libreras desde el domicilio familiar, ya publicitadas en 1906, con suscripciones a revistas y cuadernillos, cuyo reparto le permitió un exhaustivo conocimiento de la situación de muchos hogares. Hacia 1908 consolidó el negocio de librería y alquiló un local en Mayor de Pardiñas, 43 (junto a Portales de Pizarro, antigua librería de F. Aguilar), en que abrió La Racional. Con un contenido abierto, además de literatura, le permitió expandir obras científicas, de pedagogía racionalista, anticlericales o de educación sexual, y facilitar la obtención de anticonceptivos, lo que anunciaba con el cartel de “Ya los hay” en el escaparate. Desde allí administró la revista Cultura y Tolerancia y organizó los banquetes de promiscuación. Años en que Pío Baroja -que lo pinta en César o nada- o Eugenio Noel paraban en su establecimiento cuando visitaban a Béjar.

La revista citadaera fue el órgano de expresión del Ateneo Bejarano, entidad activa en la que confluyeron ideologías progresistas y conservadoras, cuya creación se debe al impulso de Blázquez de Pedro. Durante dos años -1911-1912, en los que murió su madre- se dedicó enteramente a dar vida a este organismo, que llegó a tener salón de actos propio (en Puerta de Ávila), en el que se celebraban veladas literarias -logró traer a Colombine, tuvo participación de Unamuno y Dorado Montero-, y desde el que se programaron excursiones a la naturaleza, cuyas crónicas escribía.

Pero la vida le pasaba factura. En 1909 murió su hermana Juana; en 1912, su madre; en 1913, su padre y su hermana Alejandrina; lo hicieron tras largas y penosas enfermedades, que vaciaron las arcas familiares, por lo que publicó en la prensa libertaria notas para que le saldaran antiguas deudas. Además, su confrontación con las fuerzas vivas, especialmente las religiosas, hizo que se extendieran habladurías como la que decía que cohabitaba con una de sus hermanas. A ello se añadía el panorama económico de Béjar, que no solo no lograba modernizar su industria textil, sino que se abocaba a una huelga que se alargaría durante meses, perdiendo las oportunidades que hubieran brindado los inicios de la segunda guerra mundial.

Minado por todo ello, decidió emigrar a Panamá en 1914 junto a las dos hermanas y los dos hermanos que quedaban en la casa familiar; la mayor de ellas, Encarnación, morirá en Cádiz mientras esperaban para embarcar; la otra, Eusebia, Musa, le había acompañado en inquietudes sociales y culturales, interviniendo en mítines y veladas, y le sobrevivirá; de los hermanos, Bernabé morirá en 1921 en Panamá y Martín le acompañará a Cuba y morirá en 1927, semanas antes que él, también de tuberculosis.

Llegaron a Colón en mayo de 1914, donde se asentaron en ambientes anarquistas, entre ellos la familia de Libertaria González, futura maestra reconocida en el país, con la que mantuvo relaciones de amistad. Su figura singular no pasó desapercibida y las melenas del bejarano comenzaron a ser comentadas en la prensa. Escribió en Los Principios e inició sus colaboraciones en Diario de Panamá, además de las actividades libreras, para lo que estableció relaciones con España, a la que también envió artículos sobre la guerra mundial, especialmente a Tierra y Libertad, por la polémica levantada en el mundo ácrata respecto al apoyo que pudiera darse a los aliados, lo que él rechazaba.

En el verano de 1915 se instalaron en la capital (Calle Oeste, 45), uno de cuyos cuartos sirvió para librería. La cultura que poseía y el hacer periodístico le abrieron pronto puertas. Escribió con asiduidad en Diario de Panamá durante los primeros años (lo que dio lugar al libro Observaciones de un andariego) y después en órganos más progresistas, tal La Revista Nueva, Quasimodo o Estudios, sin dejar de hacerlo en la prensa anarquista y comercial de España e Iberoamérica.

En 1918, editó la revista El Caballero Andante, en unión del dibujante (Julio Díaz) Toracido, proyecto demasiado español en lo cultural, que también se ocupaba de asuntos vidriosos panameños -machismo, descuido urbano, lotería etc.-; aunque disponían de corresponsalías en varias localidades (Colón, Chitré, Penonomé, Aguadulce y David) y realizaban intercambio con Costa Rica o Cuba, no salió adelante y cerró después de seis números.

A ello se añadió su colaboración con el magisterio panameño, al que le proporcionaba libros y distintos materiales, y sobre cuyas preocupaciones pedagógicas escribió. Estuvo en contacto directo con el Instituto Nacional y con la Normal de Institutoras. Ello le permitió ejercer influencia sobre alguno de los estudiantes que serán conocidos, caso del socialista Diógenes de la Rosa. Al igual que había hecho en Béjar, son constantes sus llamamientos a madres y padres para que se ocupen de la educación desde el hogar y que las criaturas dejen de gamberrear por las calles; al tiempo que reprocha a las autoridades el que los presos estén encadenados públicamente realizando trabajos con la bola arrastrada desde la argolla en los pies.

Destacó, igualmente, al hablar de la situación de la mujer, para la que reclamó idénticos derechos que el hombre desde sus primeros artículos; ello influyó para que se le considere pionero en las reclamaciones feministas, por lo que fue uno de los invitados de honor al Congreso Nacional de mujeres en 1923.

Y, en especial, se ocupó de la cuestión social, sobre la que llegó a publicar un folleto homónimo en 1917, inmersa como estaba la sociedad entonces en los ecos de la revolución rusa. El reparto de suscripciones en la actividad librera le permitía conocer de primera mano la situación de muchos hogares, por lo que polemizó con Nicolás Victoria, este desde La Estrella de Panamá y el bejarano desde Cuasimodo en 1920, sobre la existencia de grandes desigualdades en la sociedad panameña, en cuya disputa aseguraba que existía hambre en Panamá.

La finalización de las obras del Canal en 1914 supuso la disminución del potente movimiento anarquista español presente en el país. No obstante, Blázquez de Pedro reunió a quienes quedaban y conformó el grupo Los Autónomos, activo hasta 1918. La ausencia de sindicalismo en la joven nación del Istmo propició que el bejarano se empeñase en ello, lo que devino en la creación del Grupo Comunista en 1921, que dio paso al Sindicato General de Trabajadores (SGT), y a que se le considere el padre del sindicalismo panameño.

Precisamente, su implicación en la huelga de inquilinos y subsistencias de 1925 hizo que fuera arrestado y, bajo la acusación de ser un instigador extranjero, las autoridades panameñas lo entregaron a las estadounidenses de la Canal Zone, las cuales sin esperar la asistencia del abogado Félix E. Porter que había cotratado el SGT ni la celebración del juicio, le deportaron a Cuba; mismo trayecto al que se vio sometido su hermano Martín, también implicado en actividades sindicales.

Todo ello se le reconoce al incluir su rostro en el mural conmemorativo de la nación realizado en 1910 en la Universidad de Panamá.

Durante los 18 meses que vivió en Cuba, que coincidieron con el gobierno de Machado, estuvo unido al movimiento naturista Pro-Vida, impulsado por Aquilino López, que cobijó a los hermanos, y se relacionó con anarquistas llegados de España, caso de Adrián del Valle. Ambos serían quienes le auxiliaron cuando contrajo la tuberculosis, de la que murió en marzo de 1927. En su memoria editaron el texto No hay Dios, que el bejarano tenía escrito en 1906. Era el colofón a una obra intelectual notable. Su hermana Musa reclamó los cadáveres, que, desde 1929, descansan bajo una cruz en el Cementerio Amador.

Obras de~: Latidos, colección de doscientos cantares, Salamanca, El autor, 1901; Cachos de vida, artículos, c. 1902 (inédito);Gritos revolucionarios, poemas, c. 1902 (inédito); con L.Martín-Ruiz, Postales, c. 1902 (inédito); con F.Tressols, Infamias del caciquismo, drama, 1903 (inédito); Ideas y sentimientos, poesías, Madrid, Imprenta Valero, 1904; Rebeldías cantadas, poesías, Béjar, El autor, 1905 (Biblioteca Satanás, 1); El derecho al placer, Barcelona, El Productor, 1906; “¿Qué es el colectivismo? ¿Qué es el individualismo? ¿Qué es el comunismo?”, en Concurso Internacional de La Habana, La Habana, El Libertario, 1906; Pensares, Barcelona, El Productor, 1907; La agonía del repatriado, poema monólogo, Lisboa, Martins, 1910; Reflexiones, c. 1911 (inédito); Nochebuena del avaro, monólogo, c. 1915 (inédito); Himnos anarquistas, Barcelona, Tierra y Libertad, 1916; La ciencia del dolor, poesía, Panamá, Biblioteca Fondo y Forma, 1917 (en http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000079511&page=1); La ciencia del bien, c. 1917 (inédito); Placeres carnales, c. 1917 (inédito); La cuestión social, Panamá, Tipografía Henry, 1920; Observaciones de un andariego en Panamá, crónicas y artículos, Panamá, Talleres Gráficos El Tiempo, 1922; Sangre de mi sangre, poesías, Panamá, Imprenta La Unión, 1924; No hay Dios, La Habana, Pro-Vida, c. 1927.

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Ignacio C. Soriano Jiménez

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