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Adolfo Arnal Gracia

Biografía

Arnal Gracia, Adolfo. Zaragoza, 1911 – Alfambra (Teruel), ¿24?.II.1938. Obrero mecánico, anarcosindicalista y consejero de economía en el Consejo de Aragón en Caspe.

Como trabajador, desarrolló su actividad de mecánico metalista en diversas empresas de su ciudad, Zaragoza. En 1929 se incorporó muy joven —a los dieciocho años— a los cuadros clandestinos de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT), ya en las postrimerías de la dictadura de Primo de Rivera.

De aptitudes intelectuales notables y personalmente cultivado, se proyectó pronto como joven líder de su sindicato: en el sector sindical del vidrio zaragozano y fue elegido vicesecretario en el primer comité de 1931. Perteneció a la joven generación libertaria junto a otros jóvenes de la corriente radical cenetista, que llegaron a los cargos a partir del congreso regional de septiembre de 1931, como Joaquín Ascaso, Miguel Chueca o Joaquín Aznar. Adolfo Arnal sobresalió como una de las figuras militantes de la CNT y de la Federación Anarquista Ibérica (FAI) en la capital aragonesa. En la federación local cenetista, Arnal fue secretario en 1935 —detenido ese año junto con Servet Martínez y Abós, dos líderes moderados— y miembro del comité nacional de la CNT entre 1934 y 1935. Fueron esos años en los que Arnal desempeñó un papel organizativo importante —junto a los secretarios del comité nacional de la CNT, entonces en Zaragoza, el navarro Miguel Yoldi y el vizcaíno Horacio M. Prieto— en el congreso extraordinario de la CNT de mayo de 1936. También significó un papel importante en la dinámica expansiva de aquel sindicato en abril de 1936 la campaña de propaganda de Arnal, junto a Miguel Chueca, que llevaron a cabo por treinta pueblos navarros. Arnal frecuentó a menudo durante los años republicanos una tertulia cenetista en el café Saldaba de Zaragoza, que reunía a lo más granado de dirigentes libertarios de Zaragoza y —ocasionalmente, con alguna periodicidad— de Huesca.

Con el golpe militar y la reacción popular en la España republicana, en aquellos días de julio y frente a los sublevados, Arnal sostuvo las tesis cenetista de Abós —de resistencia pacífica y contención de la fuerza sindical— frente a la postura de Miguel Chueca, que pedía ir a la recogida de armas ante la inminente sublevación militar. Sin embargo, las iniciativas en la capital zaragozana de generales y oficiales sublevados dominaron la situación, desbordando la capacidad de resistencia y abortando de antemano una rebelión obrera y una respuesta popular. Tuvieron lugar entonces detenciones selectivas primero y más tarde redadas y traslados de integrantes y afiliados obreros o políticos, con fusilamientos masivos.

Dichas medidas marcaron la esterilidad de la huelga general, durante los quince días siguientes al golpe militar, y la resistencia pasiva acordadas desde la federación local cenetista, que Arnal dirigía en Zaragoza.

Él mismo, azarosamente salvado en el límite de la resistencia obrera en la capital, consiguió en septiembre alcanzar las líneas del frente bélico impuesto por la conquista de parte del territorio republicano, recuperado desde el este de Aragón por las milicias.

Una vez en Fraga y Caspe, Adolfo Arnal fue designado representante en el Consejo de Aragón, que la CNT y los grupos frente-populistas organizaron desde octubre de 1936. Con veinticinco años pasó a desempeñar la consejería de Economía y Abastos, y una vez legalizado se hizo cargo de la de Agricultura (entre diciembre de 1936 y abril de 1937), en sustitución del oscense José Mavilla; desplegó una gran actividad en la reorganización económico-agraria y de infraestructuras materiales del Aragón republicano. Asistió al congreso de colectividades agrarias de Caspe, en febrero de 1937, y auspició su relativa coordinación económica desde el Consejo de Aragón. En un pleno de aquéllas, celebrado en Caspe en abril de 1937, propuso la creación de un “órgano de crédito” que fue finalmente aceptado, aun cuando un tiempo antes, en el congreso colectivista, no se le había permitido la palabra bajo acusaciones de contrarrevolucionario, las cuales le habían llevado a presentar la dimisión, no aceptada.

Una de las razones por las que dejó el cargo en el Consejo de Aragón, para incorporarse al ejército popular, se produjo en marzo de 1937, cuando en un pleno de comarcales de la CNT aragonesa, Arnal con otros dos consejeros cenetistas, Chueca y Visuales, no consiguieron que su propia organización apoyara más firmemente al Consejo de Defensa. Muy al contrario y de manera imprevista, los delegados cenetistas estuvieron a punto de condenar la existencia misma del Consejo.

En el desempeño de su puesto en el ejército popular encontró la muerte en febrero de 1938, al mando de su batallón de la 125 Brigada Mixta (de la antigua 28 División libertaria, de la que fue comisario).

Fue frente a Teruel en la reconquista llevada a cabo por los militares de Franco y en las subsiguientes operaciones republicanas para neutralizar los asaltos de los ejércitos franquistas sobre la capital.

 

Bibl.: J. Borras, Aragón en la revolución española, Barcelona, César Viguera, ed., 1983, págs. 176 y 230; G. Kelsey, Anarcosindicalismo y Estado en Aragón: 1930-1938, Madrid, Fundación Salvador Seguí-Institución Fernando el Católico, 1994, págs. 198-199, 252, 294, 306, 318, 364, 382, 399, 402, 415 y 428-429; A. Tellez Solá, La red de evasión del grupo Ponzán, Barcelona, Virus Ediciones, 1996, págs. 40, 41, 44 y 46; A. Díez Torre, Orígenes del cambio regional y Turno del Pueblo. Aragón, 1900-1938, 2 vols., Madrid, Universidad Nacional de Educación a Distancia-Prensas Universitarias de Zaragoza, 2003; vol. I (Confederados), págs. 118-119, 156, 183, 283, 287-288, 290 y 293; vol II (Solidarios) y 13-14, 93-94, 97-98, 137-138, 157, 227-228, 239, 308, 368, 373-374, 390, 404, 459, 464, 484, 514-515.

 

Alejandro R. Díez Torre