Barranco Hanglín, Antonio. Tánger (Marruecos), 9.X.1907 – París (Francia), 19.X.1992. Obrero ferroviario y líder anarcosindicalista.
Aunque su nacimiento fue en el Tánger anterior al establecimiento del Protectorado, Antonio Barranco apenas pasó allí unos meses, hasta que sus padres se trasladaron a Valencia, donde residió hasta su juventud, época temprana ésta en la que se trasladó a Teruel. Una vez incorporado allí como ferroviario a la empresa del Ferrocarril Central de Aragón fue posiblemente trasladado por la empresa a causa de su activismo. En Teruel fue uno de los creadores —en 1929 con veintidós años— del grupo Helios de la recién creada Federación Anarquista Ibérica (FAI) y en apenas dos años más, Barranco fue uno de los fundadores de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) en la capital del Turia. Con Pedro Abril, Víctor Ferrer y Raimundo Soriano, Antonio Barranco se convirtió en uno de los líderes históricos del anarcosindicalismo turolense, cuando en julio de 1931 fundaron en dicha capital la CNT. Su contribución más importante entonces fue la de dirigir, en el Teruel de 1932, el primer semanario agrario de signo libertario de Aragón, Despertar Campesino, pronto clausurado por decisión gubernativa a causa de su vinculación con la CNT.
Desde 1933, Antonio Barranco dedicó sus aptitudes comunicativas y organizativas hacia la organización nacional de la CNT en los sectores laborales ferroviarios, dispersos en las distintas regiones. Participó en la comisión organizadora y luego en el comité de la subsección ferroviaria de Valencia; siendo particularmente presente su figura —junto a otros destacados líderes ferroviarios, como Diezhandino, Julián Martínez o Pedro Herrera— en el primer congreso y en la estructuración de la Federación Nacional de la Industria Ferroviaria de la CNT, que tuvo lugar en Madrid, en 1934. Así se ha podido constatar su intervención aquel año de 1934 en Teruel en una suscripción en favor de los encarcelados y represaliados.
Por lo mismo, debido a su dinamismo y capacidades organizativas, Barranco fue el alma de la huelga ferroviaria de la línea del Ferrocarril Central de Aragón, que tuvo lugar en la primavera y el verano de 1936.
Movimiento laboral éste que tantas expectativas y solidaridad sociales abrió en Teruel y que tan trágica y artificialmente sería prolongado por la empresa ferroviaria, para llegar hasta las mismas fechas del golpe militar y colapsar y hundir indefinidamente a su sector laboral, cuando los ferroviarios fueron puestos militarmente bajo la intervención de los sublevados de Zaragoza y Teruel.
Con la contienda, Antonio Barranco consiguió llegar a Valencia y desde allí recuperar lo que quedó del transporte ferroviario en manos de la República.
Fue llamado a fines de 1936 a Madrid como asesor ferroviario del Consejo de Transporte en la Junta de Defensa. En 1944 ha sido constatada su incorporación a los comités nacionales clandestinos de la CNT de Madrid —los de Sigfrido Catalá, Leiva, Broto, Íñigo y Marco— y en marzo de 1945, como tesorero del comité nacional dirigido por Broto, Barranco logró anticiparse a una redada policial, refugiándose en la embajada inglesa, desde donde consiguió efectuar un trabajo inapreciable por su organización sindical clandestina. En mayo de 1946, Barranco que era representante en su organización de la región de Levante, entró en contacto con un nuevo secretario nacional clandestino, Marco Nadal, con quien mantuvo una estrecha amistad, lo mismo que con otros destacados líderes posibilistas de la CNT, como Ramón Álvarez, Progreso Fernández o Félix Carrasquer.
Hasta que los ingleses lo expulsaron de su legación española a Francia, el 13 de junio de 1946, la actividad organizativa clandestina de Barranco resultó vital para la CNT, y desde ese momento, diversos testimonios han precisado que comenzó la decadencia de la vida clandestina de la CNT en la dictadura de Franco.
Barranco militó entonces en el exilio francés en un subcomité nacional, viajó repetidamente a España en labores orgánicas y, además, en 1963, fue responsable de la administración de Cultura Ferroviaria y participó en la creación de la Alliance Syndicaliste. A mediados de los sesenta, Barranco fue secretario de una comisión coordinadora de amigos de la CNT, que desde París apoyó el cincopuntismo: una estrategia de presencia y reconocimiento condicionado de la estructura laboral y social franquista, para la supervivencia interior en España de aquella sindical.
Bibl.: G. Kelsey, Anarcosindicalismo y Estado en Aragón: 1930-1938, Madrid, Fundación Salvador Seguí-Instituto Fernando el Católico, 1994, págs. 121, 210 y 258; M. Íñiguez, Esbozo de una enciclopedia histórica del anarquismo español, Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 2001, pág. 77; A. R. Díez Torre, Orígenes del cambio regional y Turno del Pueblo. Aragón, 1900-1938, vol. I (Confederados), Madrid, Publicaciones de la Universidad Nacional de Educación a Distancia y Prensas Universitarias de Zaragoza, 2003, pág. 193.
Alejandro R. Díez Torre