Ponzán Vidal, Francisco. Oviedo (Asturias), 30.III.1911 – Buzet-sur-Tarn, Toulouse (Francia), 17.VIII.1944. Maestro, líder anarcosindicalista y consejero de Transportes del Consejo de Aragón (1936).
Perteneciente a una joven generación, que vivió anticipadamente la llegada de la Segunda República en Jaca y quedó marcada por los acontecimientos insurreccionales de diciembre de 1930, Francisco Ponzán también perteneció al grupo de inquietos maestros libertarios graduados en Huesca bajo el magisterio del libertario Ramón Acín. Francisco Ponzán había nacido en Oviedo durante un destino de su padre ferroviario, y vivió desde niño en Huesca, ciudad en la que estudió en colegio religioso primero y en el Colegio Urzola — más reputado— después, distanciándose de la Iglesia.
Allí trabajó de aprendiz en una librería, e ingresó con catorce años en la Escuela Normal. En los estudios de Magisterio fue discípulo de Ramón Acín, al que recordarían en enero de 1937 —a los seis meses de su asesinato—, el inquieto grupo de maestros salidos de su círculo: junto a Ponzán, José Mavilla, Evaristo Viñuales, Jesús Salvatierra, Gregorio Villacampa, entre otros.
También Ponzán, aún adolescente, dirigió en Huesca un Ateneo cultural libertario. A los dieciocho años se afilió a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), antes de acabar la carrera, mientras trabajaba de maestro en Ipas, cerca de Jaca (lugar donde fue retenido breves días, tras la sublevación de Galán y Hernández en diciembre de 1930) y Castelón de Monegros.
Como joven militante de conciencia temprana con principios inamovibles en defensa de la libertad y frente a la injusticia, Ponzán colaboró en la prensa libertaria desde 1932, y participó en la huelga general oscense de abril de 1933. Por su actividad sindical —que simultaneó como maestro en Ipas— entre los obreros del núcleo químico de Sabiñánigo, fue encarcelado en sendas estancias de cárcel en Jaca y Huesca, además de su detención tras la rebelión cenetista de diciembre de 1933. Pero Ponzán no abandonó su dedicación profesional y en el verano de aquel año sacó plaza de maestro, con destino a un pueblo de Orense, que le llevaría en los años siguientes a ejercer en pueblos gallegos como Baos o Camelle. Mientras, colaboró en prensa anarquista como Tierra y Libertad y su afín, La Tierra.
Con el triunfo del Frente Popular, Ponzán se implicó en la tensión expansiva de su sindicato CNT en abril de 1936, en un plan de extensión en la región para el que completó una gira de propaganda con los líderes anarcosindicalistas oscenses y regionales como Arnalda, Acín y Abós, entre otros. Durante la sublevación militar en Huesca desarrolló una notable actividad, aunque finalmente la personalidad de su maestro y principal líder, Ramón Acín, protagonizó la respuesta contenida y pacífica de la CNT —ajustada a los pasos y negociaciones de otros grupos del Frente Popular y autoridades— para frenar el golpe militar. Ponzán y otros jóvenes, así como los líderes y militantes de las comarcas se entrevistaron con el gobernador oscense, para preparar la contraofensiva, que no se pudo conseguir por la mayor precocidad de los sublevados. Hasta que —dominadores los jefes militares de ciudades como Jaca y Huesca y ante una inútil inmolación—, ambas circunstancias determinaron que Ponzán y algunos jóvenes libertarios consiguieran rebasar el férreo control militar y evadirse hacia pequeñas aldeas del Somontano (Chibuclo, San Julián de Banzo, Belsué) hacia pueblos del frente y retaguardia republicana, como Angüés, Fraga (Huesca) y Bujaraloz (Zaragoza).
Al desarrollar una intensa actividad de coordinación de cuadros sindicales y evadidos libertarios, Ponzán también se insertó en una beligerante comarca cenetista del Somontano en torno a Angüés, a cuyo comité comarcal representó en la asamblea de pueblos y delegados de milicias en Bujaraloz, el 6 de octubre de 1936. En aquella asamblea regional Ponzán tuvo una destacada intervención pro-autonomía civil y fue designado en la ponencia que redactó la propuesta de creación del Consejo de Aragón. Francisco Ponzán fue nombrado consejero de Transportes y Comercio en dicho órgano regional, en Fraga (Huesca) hasta enero de 1937, fecha en la que pasó a trabajar a Caspe (Zaragoza), como subsecretario de Información y propaganda en el departamento de su colega y amigo, el también maestro oscense Evaristo Viñuales.
Ambos desarrollaron a nivel regional una intensa labor de preparación de infraestructuras abandonadas —o arruinadas— por el conflicto (como el transporte de viajeros y mercancías, el correo, las comunicaciones, etc.); mientras, se convirtieron en relevantes dirigentes en el territorio del Aragón republicano, reconstruido en la primera mitad de 1937.
Con la disolución del Consejo de Aragón y las intervenciones de divisiones militares comunistas y catalanistas en la sede regional y centros comarcales, la represión de Líster hizo inevitables las marchas en largos recorridos de algunos dirigentes libertarios, buscando refugio entre fuerzas militares de los frentes afines.
Ponzán y Viñuales marcharon al frente de Callén (Huesca) y se enrolaron en la 127 Brigada de su correligionario y amigo Máximo Franco, retomando su puesto de auxiliares de mando. Ponzán por su lado, al contrario que su amigo Viñuales, dejó la unidad a fines de agosto de 1937 y organizó un grupo de guerrilla que se integró en el Servicio de Inteligencia Especial Periférico (SIEP) para actuar en terreno enemigo y combatir en el Ejército del Este. El período final de Ponzán en la guerra, hasta marzo de 1939, transcurrió con el desarrollo de misiones militares en frentes diversos, como teniente de aquel Servicio del X Cuerpo de Ejército en el Norte de Huesca, Lérida y Gerona.
El fin de la Guerra Civil supuso para Ponzán un problemático exilio, que alcanzó al pasar en febrero de 1939 a Francia; donde fue internado en el campo de refugiados de Vernet. Escapado de Vernet, fundó una red de evasión encargada de sacar —frente a la ocupación alemana de Francia— a perseguidos antifascistas.
Conocida como “Red Pat O’Leary” y “Grupo Ponzán”, la red puso a salvo —en estrecha relación con Inglaterra— a más de un millar de fugitivos de distintas nacionalidades. De igual modo, desde el mismo abril de 1939 preparó la organización de una extensa red antifranquista, dentro y fuera del país; a la que se debieron varios de los primeros grupos de acción en Barcelona —desde junio del año de la victoria de Franco— se debieron varios de los primeros grupos de acción en Barcelona, así como diversas incursiones al interior de España por los Pirineos. En una de aquellas operaciones para liberar presos en Zaragoza, Ponzán fue herido en Boltaña, en mayo de 1940, refugiándose en Arguis hasta septiembre de ese año.
Entre sus actividades, también cobraron sentido los esfuerzos de Ponzán por introducirse en los grupos que pretendían organizar CNT. Llegó a elaborar un plan de actuación contra el franquismo que no fue aceptado por el Consejo General del Movimiento Libertario, por no encajar al respecto sus previsiones. El plan contenía —entre otros aspectos— la oposición a organizar masas en la CNT del interior; el rechazo de la política (no así la municipal); el mantenimiento de los principios salidos de la CNT del interior, aunque con alguna reserva; el fin de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT), pero fortalecimiento de la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas (ANFD), fundada en octubre de 1944 con tres bloques: socialistas, republicanos y libertarios, y cuya integración por CNT decidieron en un pleno clandestino de 13 de marzo de 1944.
A pocos días del fin de la Segunda Guerra Mundial, Ponzán junto a otros antifascistas, fue detenido y encarcelado por los nazis, torturado y quemado vivo cerca de Toulouse, el 17 de agosto de 1944. No fueron suficientemente conocidos —por lógica— durante años los integrantes de su red; entre los que estuvo un núcleo granado de la militancia libertaria de los años de 1940: José Esteve, Juan Zafón, Agustín Remiro, Pascual y Eusebio López Lagarta, Juan Catalá, Vicente Moriones, Amadeo Casares, Rafael Melendo, Ricardo Rebola, Eduardo José Esteve, Ginés Camarasa, José Ester, Saturnino Carod, Victorio Castán, Coteno, Cánovas Cervantes, entre otros.
Bibl.: J. Zafón Bayo, El Consejo revolucionario de Aragón, Barcelona, Planeta, 1979, págs. 31, 120 y 129; J. Borras, Aragón en la revolución española, s. l., César Viguera Ed., 1983, págs. 94, 115-117 y 148-158; G. Kelsey, Anarcosindicalismo y Estado en Aragón: 1930-1938, Madrid, Fundación Salvador Seguí-Institución Fernando el Católico, 1994, págs. 20, 117- 118, 154, 301, 318, 399 y 430-431; P. Ponzán Vidal, Lucha y muerte por la libertad. Memorias de nueve años de guerra: 1936- 1945, Barcelona, Virus Ed. 1995; A. Téllez Sola, La red de evasión del grupo Ponzán, Barcelona, Virus Ed., 1996, págs. 35- 44, 47-54 y 57-78; A. R. Díez Torre, Orígenes del cambio regional y Turno del Pueblo. Aragón, 1900-1938, Madrid, Publcs. de la UNED y Prensas Universitarias de Zaragoza, 2003, vol. I (Confederados): 45, 112, 119, 183, 186, 282, 287, 322, 325-328, y vol. II (Solidarios): 13-14, 22, 124, 137-139, 152- 153, 229, 262, 274, 337, 339, 374, 401, 463, 501 y 514.
Alejandro R. Díez Torre