Benito Lapeña, Isidro Bonifacio. Valladolid, 14.V.1842 – Ávila, 4.I.1933. Industrial y político.
Nació en el seno de una familia de comerciantes acomodados, hijo de Gabriel Benito Martínez y de Ana Francisca Lapeña Ruiz, naturales de Aguilar del Río Alhama (La Rioja), que se establecieron en Valladolid en 1842. Isidro fue el tercero de siete hermanos, el primer varón y, a diferencia de sus hermanas Genoveva y Martina, naturales de Aguilar, nacido ya en Valladolid, donde también lo harán sus hermanos Gaspar, Mateo, Francisca y Gabriel. El floreciente negocio familiar de compra-venta de géneros se extendió en los años cincuenta a la provincia, a Ávila capital y provincia, se adquirieron solares urbanos en Valladolid y se abrió un segundo domicilio en Ávila. Tal expansión, y los continuos viajes de negocios de su padre a otras provincias y al extranjero, explican que Isidro se implicara en el negocio familiar. Pasó a residir en Ávila y, según el poder notarial que le otorgó su padre, ya regentaba los negocios familiares en ambas provincias desde principios de 1866. Contrajo matrimonio con María Teresa Domínguez Pavón, natural de Madrid; y vivieron en la céntrica Plaza del Alcázar e integrados en la vida abulense. Isidro figuró entre los mayores contribuyentes, entre el segundo y veinte por rústica entre 1876 y 1907, y entre el tercero y primero por industrial entre 1876 y 1903. Fue concejal en 1875 y diputado provincial desde marzo de 1877 por el distrito de Las Berlanas de la capital; reelegido en noviembre de 1880, presidió la diputación desde el 2 de abril de 1881 hasta el final del bienio, y en enero de 1883 volvió a salir diputado provincial por Ávila.
Si en 1878 ayudó a crear la Liga de Contribuyentes y fue elegido vocal, sin embargo, su interés se decantó por la novedosa cuestión social. Figura entre los promotores de la sociedad obrera Casino Hijos del Trabajo, fundada en octubre de 1881 para instrucción y recreo. De su mano, este Casino adquirió su mayor auge desde diciembre de 1882, cuando promovió en su seno la Escuela de Artes y Oficios en el marco del tercer centenario de la muerte de Santa Teresa. Su conocimiento de la condición obrera explica el encargo de un informe para la Comisión de Reformas Sociales y su minucioso enfoque, publicado en 1884 bajo el título de La cuestión social: dictamen sobre el estado actual de las clases trabajadoras en Ávila y sobre las reformas convenientes para su mejoramiento.
Entre 1887 y 1890, adquirió doce censos sobre fincas de Madrid y tres solares, además de depósitos financieros invertidos en el Banco de España y de la concesión de un ferrocarril económico en 1888 entre Borja o Bulbuente y Cortes, en la línea de Zaragoza a Alsasua. Era el más importante harinero abulense, propietario de la fábrica del Puente y el mayor accionista de la Sociedad Isidro Benito y Compañía, creada el 1 de noviembre de 1890 para elaborar y vender harinas y granos, y en cuya ampliación de capital poseía el 73 por ciento. Figuró entre la docena de fundadores de la eléctrica Compañía General Abulense en 1892. Su prestigio le abrió las puertas del Senado. Por el partido liberal salió elegido senador por Ávila en 1893, 1896, 1899 y 1905, cargo que compatibilizó con el de vocal en la Junta Local de Reformas Sociales abulense, para el que fue designado en 1904. Con la legislatura de 1905 cerró su trayectoria política, pues en las elecciones de 1907 declaró que “por abstención del partido liberal retiro mi candidatura a senador por orden del señor Moret”.
En estas legislaturas participó en varias secciones y comisiones, una veintena de ellas de carreteras de Madrid, Ávila y Albacete-Murcia, así como en la de honor y mensaje de felicitación a la Reina regente por el cumpleaños de su hijo, de contestación al discurso de la Corona e interpeló sobre cuestiones económicas y administrativas.
Retirado de la política, vivió entregado como propagandista del catolicismo social. Con el párroco del barrio de San Nicolás, Francisco Esteban, promovió la Asociación Católica de Obreros, con setecientos cinco afiliados a finales de 1908, que le valió el calificativo de “ejemplar católico de acción y decidido protector del obrero” de El Diario de Ávila. En diciembre de 1909 se disolvió su sociedad harinera y progresivamente pasó a ocupar un puesto modesto entre los mayores contribuyentes, ocupando el cuarenta y seis en 1922. Para entonces, a su ascenso económico y social le había correspondido igual trayectoria familiar, pues sus tres hijos emparentaron con lo más selecto de la sociedad abulense. Teresa se casó con el militar Mauricio García Aguilar, su hijo Isidro, arquitecto, con Carmen Torres Paris, hija del propietario agrario Julio Torres, y María con el importante banquero y político abulense César Jiménez Arenas, marqués de Arenas. Por el enlace de su hijo Isidro, la familia emparenta con el marqués de San Miguel de Gros, Ildefonso Torres y Sánchez, que aunque de Toro (Zamora) tenía importantes propiedades rústicas en Ávila. Sus nietas, Natividad y Teresa, hijas de María y César, contrajeron matrimonio con Manuel Travesedo Silvela y Mariano Silvela Aboín —hijo de Manuel Silvela Casado—, primos entre sí, enlazando de esta suerte con estas importantes familias políticas de la Restauración abulense.
Miembro del Ateneo de Ávila, Isidro dedicó sus últimos años a escribir varias novelas moralizantes que le publicó la afamada Biblioteca Patria entre 1904 y 1930. Fundó varios premios para esta Biblioteca, hizo donaciones para publicaciones católicas y escribió en la prensa. Sus novelas Diez días en la ciudad de X y La Duquesa de Quitraco merecieron, respectivamente, el premio Santina Rovera (1917) y el del certamen Conde de Mieres, celebrado en enero de 1921.
Obras de ~: La cuestión social: dictamen sobre el estado actual de las clases trabajadoras en Ávila y sobre las reformas convenientes para su mejoramiento, Ávila, Tipografía de Magdaleno y Sarachaga, 1884; Tres capítulos del buen despertar de un mal cristiano, Ávila, Tipografía de Rafael de Sarachaga e hijo, 1893 (atrib.); Interpelación hecha al gobierno de S. M. por Isidro Benito Lapeña en las sesiones del Senado los días 24, 28 y 29 de noviembre de 1894, Ávila, Tipografía de Rafael Sarachaga e hijo, 1894; La vizcondesa de Jorbalán, Madrid, Imprenta de San Francisco de Sales, 1897; Visitando a mis muertos (poema en prosa), Madrid, Patronato Social de Buenas Lecturas, 1914- 1921; Diez días en la ciudad de X, Madrid, Biblioteca Patria, 1917; Melitón Sauro: leyenda fantástica, Madrid, Imprenta de la Biblioteca Patria, s. f.; La Duquesa de Quitraco, novela de actualidad, Madrid, Imprenta de la Biblioteca Patria, s. f.; El cuaderno de una monja (segunda parte de la Duquesa de Quitraco), Madrid, Imprenta de la Biblioteca Patria, s. f.; Luchar y vencer es ley de Cristo, Madrid, Imprenta de la Biblioteca Patria, s. f.
Bibl.: J. L. Gutiérrez Robledo, La arquitectura abulense del siglo xix, tesis doctoral, t. I, Madrid, Universidad Complutense, 1987, págs. 111-112; P. Carasa Soto (dir.), Elites políticas castellanas de la Restauración. Diccionario biográfico de parlamentarios castellanos y leoneses (1876-1923), vol. I, Salamanca, Junta de Castilla y León, 1997, págs. 149-151; E. Cabezas Ávila, Los de siempre. Poder, familia y ciudad (Ávila, 1875-1923), Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas, 2000, págs. 47, 50, 70, 110-111 y 181-182; A. Buj Buj, “Inválidos del trabajo. La cuestión sanitaria en los informes de la Comisión de Reformas Sociales”, en Scripta Nova, Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, vol. VI, 119 n.º 14 (2002).
Pilar Calvo Caballero