Albors Blanes, Agustín. Alcoy (Alicante), 25.V.1822 – 9.VII.1873. Industrial y político liberal.
Hijo de un industrial papelero llamado Agustín, que tomó parte activa en los acontecimientos del Trienio y fue perseguido por sus ideas liberales. A los quince años ingresó en la Milicia Nacional y en 1840 en el Partido Progresista, en el que militaba su padre. Tres años después se opuso al pronunciamiento que acabó con el regente Espartero, teniendo por ello que ocultarse.
En 1844 participó en la insurrección progresista del coronel Pantaleón Boné en Alicante, levantando el 29 de enero una partida que fracasó en su intento de ocupar Alcoy, defendida por el general Roncali, lo que motivó su huida a Francia. Al regresar a su pueblo natal, fue condenado a veintidós años de presidio y al pago de lo requisado en su anterior rebelión. Tras abonar la cantidad que se le exigía con la venta de una finca heredada de sus padres, permaneció ocultó hasta que pudo beneficiarse de la amnistía que concedió el gobierno, por el casamiento de Isabel II, en 1846. Retirado a Gandía, fue detenido y encerrado tres meses en la cárcel de Alcoy. Al recobrar la libertad, salió ileso de un atentado con arma de fuego, aunque su mujer quedó fuertemente impresionada, muriendo al poco tiempo. Durante la revolución de 1854 tomó parte en el levantamiento alcoyano y en 1855 fue elegido teniente de alcalde de su ciudad, recibiendo la Cruz de Isabel la Católica por su conducta durante la epidemia de cólera de ese año. Destituido del cargo municipal tras el golpe de Estado de O’Donnell de julio de 1856, volvió a ser concejal de Alcoy entre 1857 y 1860. Para entonces era dueño, junto a sus hijos, de dos fábricas textiles, un molino harinero y un negocio de diligencias. En el año 1860 abandonó las filas progresistas para ingresar en las demócratas, fundando en Alcoy el Comité del partido. Conocido con el alias de Pelletes, tomó parte en la insurrección promovida por Prim en 1867, siendo detenido el 19 de agosto por haber intentado tres días antes sublevar Alcoy. Encerrado en la cárcel de Alicante, fue condenado a ser deportado a las islas Marianas, siendo trasladado a Cartagena y luego al castillo de Santa Catalina de Cádiz, desde donde regresó a su casa tras solicitar los vecinos de Alcoy clemencia a la Reina el 25 de septiembre y ser indultado, en octubre, por el gobierno Narváez. Al producirse el pronunciamiento gaditano de septiembre de 1868, dirigió el levantamiento demócrata de Alcoy la noche del 20, presidiendo la Junta revolucionaria que se encargó de la defensa de la población. Tras rechazar durante tres días a la columna del comandante Osorio, terminó huyendo, en compañía de 150 rebeldes, al aproximarse a Alcoy los refuerzos gubernamentales del general Rentero, el día 27. Triunfante la revolución el 29 de septiembre, cesó de sublevar los pueblos de la Marina y regresó a Alcoy, manteniéndose al frente de la Junta de gobierno que le nombró alcalde de la ciudad.
Militando en el Partido Demócrata Republicano Federal, fue elegido diputado por Alcoy de las Cortes Constituyentes en enero de 1869. En las elecciones parciales de abril defendió una candidatura mixta, formada por el republicano Buenaventura Abárzuza (que había participado en el levantamiento alcoyano) y los monárquicos Pascual Madoz y Luis Albareda, que al vencer le atrajo la enemistad de parte de sus correligionarios.
En mayo se adhirió, junto a otros diputados republicanos, al Pacto federal de Tortosa. Terminada la insurrección federal de octubre del 69, en la que no tuvo protagonismo, firmó el manifiesto de la minoría republicana de 24 de noviembre, en el que se abogaba —sin condenar la rebelión— por los métodos pacíficos para realizar los ideales republicanos. En Madrid fue colaborador del periódico La República Ibérica, que dirigía Morayta. En noviembre de 1870 no asistió a la votación en que fue elegido Amadeo de Saboya rey de España, en la que la minoría del partido votó por la República Federal, lo que motivó que le retirase su confianza el Comité republicano ilicitano, que presidía Carlos Mosser. Ganador en las elecciones municipales de diciembre de 1872, tomó posesión del cargo de alcalde de Alcoy el 9 de febrero de 1873, proclamando oficialmente la República tres días después, al tiempo que aumentaba los efectivos de la guardia municipal y organizaba la milicia de los Voluntarios de la República. Desde el 8 de julio fracasó en sus negociaciones y medidas represivas para acabar con la huelga general convocada en Alcoy por los anarquistas de la Federación Regional Española de la Asociación Internacional de los Trabajadores, cuya Comisión Federal residía desde enero en esa ciudad. Durante la revuelta, los obreros internacionalistas, capitaneados por el maestro de escuela Severino Albarracín, establecieron un Comité de Salud Pública, levantaron barricadas, hicieron prisioneros, quemaron fábricas y edificios y asaltaron el Consistorio, muriendo el alcalde en el enfrentamiento. El cuerpo sin vida de Albors fue cruelmente mutilado y arrastrado por las calles, llegando horas después el delegado del gobernador, Gaspar Beltrán, que negoció el restablecimiento del orden, permitiendo al general García Velarde ocupar la ciudad sin hacer fuego el día 13.
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Gregorio de la Fuente Monge