López de Prado, Blas. ¿Camarena (Toledo)?, c. 1545-1546 – Madrid, 1599. Pintor.
Blas de Prado fue hijo de Alfonso López, un albañil de Camarena, en la provincia de Toledo, y de Juana Gutiérrez. El apellido del Prado, parece que venía de la estirpe paterna. La formación del pintor posiblemente transcurriese en Camarena o en Toledo en el círculo de Francesco de Comontes (1526-1565) y Juan Correa de Vivar. Su romanismo ha hecho suponer que pudo pasar un período formativo en Italia, especialmente en el norte de la península, antes de aparecer de nuevo por Toledo en 1583. No obstante, pudo entrar también en contacto con los pintores italianos que trabajaban en la decoración del monasterio de El Escorial, sin que este desplazamiento fuera necesario.
Uno de los primeros hechos documentados de su actividad es cuando el Cabildo de la catedral de Toledo le encargó reparar un cuadro de La Asunción de Juan de Borgoña, que estaba en la sala capitular de invierno en 1586. Ese mismo año restauró los frescos de Juan de Borgoña de la sala capitular de la catedral de Toledo y doró la custodia de la catedral primada. Entre 1586 y 1587 realizó las grisallas con los retratos del príncipe Felipe (III) con su abuela, la emperatriz María, e Isabel Clara Eugenia para la entrada solemne de las reliquias de santa Leocadia en Toledo el 26 de abril de 1587. Para que fuesen más naturales, se sirvió de los modelos de las cabezas proporcionados por el retratista Alonso Sánchez Coello y enviados ex professo desde Madrid. Fueron tasados por Luis de Carvajal en 1587. Éstas aún se conservan en el Museo de Santa Cruz de Toledo, aunque no se sepa aún a ciencia cierta dónde se colocaron exactamente en aquella fiesta. En ese año aparece colaborando con Luis de Velasco en tres escenas en grisalla del martirio y milagros de santa Leocadia, El azotamiento, La muerte y La aparición a san Ildefonso, y diez nichos dorados que, dado su carácter efímero, no han llegado hasta hoy.
Una de sus pinturas más famosas es la Sagrada Familia con san Ildefonso, san Juan Evangelista y el maestro Alonso de Villegas, pintada en Toledo en 1589 y donada por el autor del Flor Sanctorum a la casa profesa de los jesuitas de Toledo. Hoy se expone en el Museo del Prado, y existe una copia de gran calidad en la capilla mozárabe de la catedral de Toledo, que también se relaciona con Blas de Prado. A partir de 1589 está documentada su actividad, en colaboración con otros artistas menores, realizando diversos retablos para iglesias y monasterios de las provincias de Toledo y de Madrid.
Entre 1587 y 1590 estuvo en El Escorial como tasador de las pinturas al fresco que allí se hacían, viniendo expresamente desde Toledo. Él ya conocía esta técnica por las restauraciones que había realizado en Toledo. En agosto de 1587 tasó junto a Diego de Urbina los frescos de Pellegrino Tibaldi en el sagrario y algunas estaciones del claustro. En septiembre de 1589 valoró junto a Diego de Urbina y Miguel Martínez el resto de las estaciones del claustro pintadas por Tibaldi y sus colaboradores, la mitad de la pintura al fresco de la Batalla de La Higueruela de Nicolás Granello y su equipo (Lazaro Tavarone, Orazio Cambiaso y Fabrizio Castello) y los artesones y dos figuras de dos evangelistas en la celda prioral baja realizadas por N. Granello. La influencia de los manieristas italianos que trabajaban en El Escorial fue decisiva en su producción pictórica posterior, siendo especialmente elocuente a este respecto una Anunciación sobre tabla en el mercado anticuario y los frescos del cigarral toledano del cardenal Quiroga.
También se recurrió a su ojo experto para algunas tasaciones en Toledo, como la segunda que se realizó, junto al pintor Hernando de Ávila, del Entierro del señor de Orgaz de El Greco en 1587.
Su experiencia como tasador de los frescos manieristas escurialenses fue decisiva para la ejecución de la decoración al fresco de la bóveda de media naranja de la capilla del cigarral toledano del cardenal Quiroga, realizada hacia 1590. Ésta se divide en tres círculos concéntricos con el tema de Pentecostés en la parte más baja de la misma. En los otros compartimentos se pintan escenas de la vida de Moisés y de Salomón.
Desde el 27 de julio de 1590 hasta 1593, ocupó el puesto de segundo pintor de la obra y fábrica de la catedral de Toledo, siendo el primer pintor Luis de Velasco. En 1591 realizó los escudos de armas y los letreros identificativos de los arzobispos que están retratados en el Cabildo de la catedral de Toledo, tasándose esta obra en enero de 1592. Hacia 1590 también pintó una serie de cuadros con la Vida de san Antonio abad para una capilla de la catedral de Toledo y que posteriormente se trasladaría a la sacristía.
En 1591 firmó un contrato, junto al escultor Pedro Martínez de Castañeda, para realizar un retablo, dedicado a San Juan Bautista, en la parroquia de Marjaliza, en la comarca de los Montes de Toledo, que no ha llegado hasta nuestros días. A finales de ese año, el pintor fiaba al escultor para que pudiese terminar de pagar una cadena de oro.
En 1592 solicitaba que se tasase su retablo en Campo de Criptana, en Ciudad Real, desgraciadamente destruido, nombrando para ello al pintor Mateo de Paredes. En este año se fechan su Aparición de santa Leocadia a san Ildefonso, de la colegiata de Talavera de la Reina (Toledo) y un retablo en la villa de Ciruelos (Toledo).
En 1593 Blas de Prado y el ensamblador Toribio González se comprometieron a realizar los tres retablos laterales del monasterio de los mínimos de San Bartolomé de la Vega (Toledo), también desaparecidos. Las trazas eran de Blas de Prado y de González, pero las pinturas se encargan a Luis de Carvajal, que se encontraba entonces en Madrid, a través de su hermano uterino el escultor Juan Bautista Monegro, quien también actuaría como fiador en este encargo. De este año data su San Antonio Abad y san Pablo de la catedral de Burgos y el retablo desaparecido de Ajofrín (Toledo), que intentaba cobrar en el mes de marzo. A partir de mayo de 1593 aparece en las cuentas de la catedral toledana como estante fuera del reino de Castilla. Con anterioridad a su partida, Blas de Prado encomendó a su discípulo Juan Sánchez Cotán (1560-1627) que cobrara el dinero que se le adeudaba por la realización de un retablo y concedió permiso a otro colaborador para aceptar en su nombre encargos de instituciones religiosas y de particulares.
Parece que en enero de 1592 el rey de Marruecos Muley Hamete pidió a Felipe II que le enviase a un pintor retratista, a través del secretario real Gabriel de Zayas. Cuando en 1593, Blas de Prado pasó a Marruecos, aparte de los fruteros ensalzados por Pacheco y que éste vería a su paso por Sevilla, llevó consigo hasta seis retratos de la Familia Real española, entre los que se encontraría, posiblemente, el del heredero al trono. A él se atribuye el del Museo Lázaro Galdiano fechado hacia 1590-1591. Regresó de Marruecos en 1599, imbuido de las costumbres y vestimentas exóticas de aquel reino, y en febrero de este año ya estaba en Madrid, de creer a Jusepe Martínez, comprando joyas y piedras preciosas para el soberano marroquí. Su obra más destacada, según los cronistas, durante su estancia en África, fue el retrato de la hija de aquel Rey. En marzo de 1599 intentaba cobrar un retablo en Talavera de la Reina y en julio contrató otro en Madridejos (Toledo).
En febrero de 1600 ya figura como difunto, muriendo en Madrid o en Toledo, y en septiembre de ese año se tasó su participación en el retablo de los mínimos de la Vega.
No hay constancia documental de que contrajese matrimonio ni de que tuviese descendencia. En su testamento dejó como heredera a su madre, aunque ésta murió antes que él. Sus bienes pasaron a Juan Gutiérrez de Camarena, posiblemente un familiar materno del pintor, así como sumas aún pendientes de cobrar por Sánchez Cotán cuando éste abandonó Toledo para profesar en la cartuja de Granada en 1603.
En el inventario de bienes de su discípulo antes de abandonar Toledo figura un libro de pintura de Blas de Prado, por lo que se ha especulado que teorizase sobre este arte, aunque también se ha interpretado que se tratase de un libro con dibujos de su mano.
En poder de Sánchez Cotán también se encontrarían bastantes dibujos del maestro.
Sus contemporáneos alabaron sus bodegones y naturalezas muertas, de las que desgraciadamente, no ha llegado ninguna muestra. Dentro de este novedoso género parece que fue maestro de Juan Sánchez Cotán.
Otra de sus facetas más interesantes es la de dibujante, en la que se aprecia su formación romanista y su conocimiento de la obra de Federico Zuccaro y de otros artistas escurialenses. Especialmente significativas son las alegorías destinadas a la entrada de la reliquia de santa Leocadia en Toledo y una alegoría del reinado de Felipe III, realizada, esta última, al final de sus días.
Aunque todavía no se conocen, se documentan en importantes colecciones obras atribuidas a su mano.
Obras de ~: Descendimiento, catedral de Valencia, ¿1581?; Retratos en grisalla del príncipe Felipe y de la emperatriz María y de Isabel Clara Eugenia, Museo de Santa Cruz, Toledo, 1586- 1587; Sagrada Familia con san Ildefonso, san Juan Evangelista y el maestro Alonso de Villegas, Museo del Prado, Madrid, 1589; Sagrada Familia con donantes, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid; Frescos de la bóveda de la capilla del cigarral del cardenal Quiroga, Toledo, 1590; Retrato del príncipe Felipe (III), Fundación Lázaro Galdiano, Madrid, 1591; Anunciación, mercado del arte.
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Almudena Pérez de Tudela y Gabaldón