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Francisco de Comontes

Biografía

Comontes, Francisco de. ¿Toledo?, c. 1500 – Toledo, 10.II.1565. Pintor.

Francisco de Comontes fue hijo de Íñigo de Comontes y sobrino de Antonio de Comontes, ambos pintores del entorno de Juan de Borgoña en el primer tercio del siglo XVI. Es, pues, Francisco un pintor de la segunda generación de la pintura quinientista toledana, bastante relevante y compañero de Juan Correa de Vivar, quien, en cierta manera, le hizo sombra.

Ambos fueron artistas formados en los usos de aquellos maestros seguidores de Borgoña, pero que van aportando novedades a sus maneras de pintar, como el estilo rafaelesco o el de los romanistas flamencos, que conocieron gracias a los grabados o a las obras de pintores hispanos más evolucionados por su contacto con Italia. Francisco de Comontes aparece en su evolución de estilo muy vinculado a la figura del pintor Juan de Soreda.

Francisco de Comontes debió de nacer en Toledo, hacia 1500, según puede deducirse del conocimiento de otros datos de su biografía. Contrajo matrimonio en 1525 con María Sánchez y, tras enviudar, volvió a casarse con Beatriz de Castroverde. Debió de formarse en el taller de su padre y/o tío, según el sistema gremial vigente entonces. Trabajó intensamente en las décadas de los años treinta, cuarenta y cincuenta del siglo XVI, período en el que se comprueba cómo fue modelando progresivamente su estilo. En los primeros tiempos fue incluso más innovador que Juan Correa de Vivar, especialmente en relación a la definición de las figuras y a la construcción del espacio que las rodea. Puede apreciarse en sus pinturas de esta época un inicial apego al estilo derivado de Juan de Borgoña, que se va difuminando, así como un gran gusto por lo decorativo que mantendrá durante toda su carrera y un modelado de las figuras muy escultórico, además de progresivamente teñido de manierismo. Algunas de sus obras más destacadas de esta fase primera de su carrera son el desaparecido retablo de la capilla de los Reyes Viejos de la catedral de Toledo (contratado en 1539) y un tríptico recientemente atribuido a Comontes con la Estigmatización de San Francisco.

En 1541 se concertaba la obra del retablo del Hospital de Santa Cruz de Toledo, obligándose Felipe Bigarny a hacer la estructura y la escultura, y Francisco de Comontes a realizar la parte pictórica. A pesar de la fecha del concierto, la obra se retrasó, y aún en 1552 Comontes se obligaba a ampliar la máquina retablística, sumando escenas en los laterales. Este retablo, de tres calles mayores, cuatro entrecalles, ático y banco, está fundamentalmente presidido por las tablas de pinturas figurativas. Solamente la calle central y el ático están ocupados por grupos escultóricos.

Su iconografía desarrolla un ciclo completo de la historia de la Vera Cruz, con el más genuino estilo de Francisco de Comontes, quien, repitiendo modelos anteriores, plasma toda su habilidad en la definición de figuras y paisajes, y da a las primeras un sentido escultórico muy característico. Es la obra documentada más importante de Francisco de Comontes que se conserva. Hoy día está colocado en la capilla mayor de la iglesia de San Juan de los Reyes de la Ciudad Imperial. En 1544, Comontes hizo unas pinturas en grisalla para la sacristía de la catedral toledana de cuatro profetas, alguna de las cuales parecen haberse localizado, y pintó y doró las puertas del coro y la silla arzobispal. Era común en los pintores de esta época ocuparse no sólo de pintura figurativa, sino también de dorados y policromados de otras piezas, normalmente escultóricas. Sin embargo, su obra pudo extender su repertorio a géneros como el retrato, cuando, en 1545 se ocupaba de realizar el Retrato del cardenal Tavera para la sala capitular de la catedral, hecho que parece indicar su primacía en el ambiente pictórico de su ciudad y época, lo cual se confirma por lo que se comentará a continuación. En 1546 cobraba por la imagen de Nuestra Señora de la entrada al claustro catedralicio.

En 1547 fue nombrado maestro de pintura de la catedral Primada y, el mismo año, pintaba el retrato del nuevo arzobispo, Juan Martínez Silíceo, y restauraba el de uno de sus antecesores, el de Alonso de Fonseca.

Aunque antes de su nombramiento como maestro de pintura de la Primada ya había comenzado a realizar retratos de los arzobispos, parece claro que tal oficio llevaba implícita la tarea de ocuparse de la galería de retratos arzobispal. En 1548 se ocupó de pintar las puertas del órgano del coro del deán, con una destacada Anunciación. Esta y otras de la misma pieza, son composiciones que presentan multitud de detalles rafaelescos, tomados seguramente de estampas de Raimondi, sin dejar de mostrar también numerosos detalles de naturalismo y anécdotas a la flamenca. Por supuesto, entre las ocupaciones del pintor se contaron numerosas tasaciones de obras de compañeros de oficio.

En 1552, Comontes contrataba el retablo mayor de la iglesia parroquial de Mora (Toledo). Era una gran máquina en la que se mezclaba la pintura y la escultura, con cuatro calles laterales copadas por dieciséis tablas, que desgraciadamente ha desaparecido. Conservamos del retablo, de todas formas, un par de pinturas que nos permiten conocer detalles estilísticos e iconográficos: La Visitación y La Magdalena ungiendo los pies de Cristo. Son piezas de un manierismo muy cercano al de Juan de Soreda, y con interesantes fondos arquitectónicos a la antigua. De estilo parecido, y seguramente realizadas en estos años, son las tablas que se conservan en el convento de Santa Clara de Toledo con las representaciones de la Presentación de la Virgen en el Templo y la Virgen con Santa Ana y el Niño. En 1552 se le pagaron, además, las pinturas de Santa Leocadia y profetas que había hecho para la puerta del Reloj catedralicia. Cinco años después cobraba por la pintura del Gigante del Corpus.

En 1558, Juan Correa de Vivar contrató el gran retablo de Torrijos (Toledo). Los estudios estilísticos de la obra llevados a cabo por Isabel Mateo le han permitido lanzar la hipótesis de que cediera la obra y asignar sus pinturas a Francisco de Comontes. Fue un retablo encargado por Teresa Enríquez (la loca del Sacramento) para exaltar la Eucaristía. Se trata de una enorme máquina con banco y sotabanco de escultura, calle central y ático también escultóricos, y doce casas presididas por pinturas figurativas. En 1559, Comontes comenzaba a cobrar a cuenta de una de las obras más exquisitas del pintor, el retablo de la capilla del Crucifijo o de la Torre de la catedral de Toledo. En la capilla de la Torre debía de haber un retablo grande con crucificado, obra que primero se encargó a Correa de Vivar, pero que, debido a la reclamación de Comontes, de pintura de la Primada (1561), acabó haciendo él, con diseño arquitectónico de Covarrubias y escultura de Nicolás de Vergara el Viejo. El retablo lateral de la misma capilla debía hacerlo también Comontes, con tabla central de San Bartolomé, y estructura arquitectónica de Bautista Vázquez. Esta última pintura se conoce por fotografía y muestra que Comontes iba abandonando la rigidez que venía pesando sobre algunos aspectos de su obra.

La última etapa de Francisco de Comontes tiene obras tan interesantes como el recientemente atribuido a nuestro pintor Tríptico del Bautista del claustro del convento toledano de jerónimas de San Pablo, el cuadro de Las lágrimas de San Pedro ante Cristo atado a la columna, y las pinturas murales que, en 1562-1564, pintó en el claustro de la catedral de Toledo junto con un cuadro para la puerta de San Pedro, labor en el claustro catedralicio que continuó hasta su fallecimiento, pero que hoy no se conserva (Ascensión de Cristo, Crucifijo con la Virgen, San Juan y las Marías, La Virgen con el Niño, San Ildefonso y San Benito, y otras). Comontes también fue restaurador de otras obras, en tanto que maestro de pintura de la Primada. Intervino en el retrato de Fonseca citado, en la pintura de la Virgen con el infante don Fernando, o Tríptico de Nuestra Señora de Gracia, y otras de la catedral. Francisco de Comontes murió el 10 de febrero de 1565 en Toledo, según señalaba Ceán.

Dejaba algunas obras sin acabar y otras por cobrar: a principios de 1566 se pagaban a su viuda, segunda esposa, los maravedís que se le debían por la pintura que el marido había hecho en el respaldo del retablo mayor de la capilla del Crucifijo o de la Torre de la catedral Primada.

 

Obras de ~: Retablo de la capilla de Reyes Viejos, catedral, Toledo, c. 1539; Retablo mayor del Hospital de Santa Cruz, Toledo, 1541-1552; Pinturas de las puertas del órgano del coro del arzobispo, c. 1541; Policromado y dorado de la silla del arzobispo, c. 1545; Retrato del cardenal Tavera, 1545; Imagen de Nuestra Señora, claustro, catedral, Toledo, 1546; Retrato del arzobispo Juan Martínez Silíceo, 1547; Pinturas de las puertas del órgano del coro del deán, catedral, Toledo, c. 1548; Dorado y policromado del retablo de la capilla de San Miguel, catedral, Toledo, c. 1549; Pinturas del Sagrario, catedral, Toledo, c. 1549; Pintura del revestuario del Sagrario, catedral, Toledo, c. 1551; Retablo de la iglesia, Mora (Toledo), c. 1552; Historias de Santa Leocadia y profetas, puerta del Reloj, catedral, Toledo, 1552; Pintura del Gigante del Corpus, catedral, Toledo, 1557; Retablo, Torrijos (Toledo), c. 1558; Pintura de los retablos de la capilla de la Torre, catedral, Toledo, c. 1559-1562; Pinturas del claustro, catedral, Toledo, 1562-1565; Cuadro de la puerta junto a la capilla de San Pedro, acceso al claustro, catedral, Toledo, 1563; Tríptico de la Estigmatización de San Francisco; Profetas; La Virgen con Santa Ana y el Niño; Retablo de Santa Ana y San Miguel, Museo de Santa Cruz de Toledo; Presentación de la Virgen en el Templo; Tríptico del Bautista; Las lágrimas de San Pedro ante Cristo atado a la columna; Epifanía; Anunciación.

 

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Roberto González Ramos