Machuca, Pedro. Toledo, c. 1490 – Granada, 4.VII.1550. Pintor y arquitecto.
Son pocos los datos que se conocen con certeza de la vida de Pedro Machuca antes de su establecimiento definitivo en la ciudad de Granada a partir de 1524.
Su formación artística la realizó en Italia, fundamentalmente en Roma, ciudad a la que pudo llegar en 1512, según plantea la investigadora Nicole Dacos, en base a una carta que Miguel Ángel Buonarroti envió a Florencia dirigida a su padre, en la que menciona “a un pariente o amigo español de un tal Alonso”, identificando a éste con Berruguete y al personaje de Roma con Pedro. En cambio, sí está documentada su estancia en Italia el año de 1517, pues esta fecha aparece en el reverso de su obra La Virgen y las Ánimas del Purgatorio, tabla pintada en el país transalpino y que hoy forma parte de la colección del Museo del Prado de Madrid. Su aprendizaje lo inició con Miguel Ángel y, posteriormente, a partir de 1515 o 1516 con Rafael Sanzio, de cuyo taller formó parte hasta 1518. En dicho taller, entró en contacto con los discípulos y colaboradores más directos del maestro de Urbino, como Polidoro de Caravagio, Perino del Valga, Giovanni da Udine y Giulio Romano, artistas que también influyeron en su posterior trayectoria profesional. Entre las obras pictóricas realizadas por Rafael y sus colaboradores se ha identificado la participación de Machuca en los cartones para tapices con representaciones de los Hechos de los Apóstoles para la Capilla Sixtina, en los frescos para la Capilla Ponzeti en Santa Maria de la Pace, en las Loggia y Stuffeta del Cardenal Bibbiena y en la Loggia de León X en el Vaticano.
Evidentemente, inmerso en este ambiente, Pedro Machuca asimiló tanto el lenguaje del clasicismo romano encarnado por Rafael, como las opciones manieristas que comenzaban a desarrollar sus colaboradores más cercanos, especialmente Giulio Romano, cuyas obras se caracterizan por la excelente calidad de los materiales, la importancia que le otorga a los fondos arquitectónicos y por la búsqueda de fuertes contrastes en sus composiciones por medio del claroscuro, premisas que también se encontrarán en las pinturas del toledano.
Entre las obras realizadas en Italia por Machuca hay que destacar La Virgen y las Ánimas del Purgatorio que, como ya se ha indicado, se conserva en el Museo del Prado de Madrid desde que fue adquirida en 1935, procedente de la ciudad italiana de Spoleto.
La importancia de esta pieza radica tanto en la calidad artística que presenta como por la firma y la fecha que aparecen en el dorso de la tabla: “Petrus Machvca Ispanys Toletanvs Faciebat. A.D. MCCCCCXVII”.
Su iconografía es poco común en la Península Ibérica, aunque sí es característica de Italia, donde se conoce como la Madonna del Sufraggio, a la que se ha unido la representación del Purgatorio en la franja inferior de la composición. Destaca por el tratamiento escultórico de las figuras y su estructura ordenada y simétrica, definida por un cuadrado en el que se inserta un óvalo descrito por el marcado contraposto de la Virgen. Las características que definen esta temprana obra serán propias del quehacer pictórico del toledano a partir de este momento, y son: empleo de figuras geométricas, como cuadrados, triángulos y óvalos, para marcar las líneas compositivas; introducción de posturas retorcidas y complejas en los personajes; iluminación selectiva; y, por último, ruptura con la espacialidad unitaria propia del clasicismo.
También durante su estancia italiana, junto a las pinturas ya mencionadas, realizó un conjunto de tablas en las que desarrolló toda una serie iconográfica de la Virgen con el Niño, a veces acompañada de san José, en un segundo plano. En todas estas composiciones Machuca evidencia su conocimiento de la pintura de Rafael, en ocasiones con referencias casi literales a las Madonnas del pintor de Urbino, como ocurre en la Virgen con el Niño de la Colección Graf Matuschka de Berlín, o en la Sagrada Familia de la Galería Borghese de Roma. Progresivamente, el lenguaje artístico del pintor va madurando, asimilando otras propuestas del manierismo italiano aparte de las ya mencionadas, como, por ejemplo, las de Baldassare Peruzzi o las derivadas del estudio en profundidad del Buonarroti de la Capilla Sixtina, y que se traducen en el empleo de una línea de contorno más acusada para delimitar las figuras, que las dota al mismo tiempo de mayor volumen, y en una musculatura más acentuada de los personajes que conforman sus obras.
Pedro Machuca se encontraba de regreso en España el año 1520, primero en la ciudad de Jaén y posteriormente en Granada. Volvió con un largo período formativo a sus espaldas, que le permitió madurar artísticamente, dotándolo del bagaje intelectual y cultural más vanguardista del momento, necesario para afrontar y satisfacer las empresas artísticas que, en la España moderna, reclamaban una renovación de la cultura artística en consonancia con las modas llegadas de Italia. En el mismo año de su regreso fue contratado para pintar y dorar el Retablo de Nuestra Señora de la Consolación de la catedral de Jaén, del cual sólo se conserva, en la actualidad, la pintura sobre tabla conocida como Virgen de la Cinta, y que se trata de una Sagrada Familia con san Juanito, la cual conecta compositiva y estéticamente con sus obras italianas.
Machuca llegó a Granada este mismo año de 1520 buscando la posibilidad de incorporarse al programa decorativo de la Capilla Real. El 8 de febrero de 1521 se contrató al artista italiano Jacopo Florentino para la ejecución del retablo de la Santa Cruz de la Capilla Real, encargándose Pedro Machuca de pintar cuatro de las tablas que componían la pieza. Tras esta primera obra granadina, se desconoce la actividad de Pedro Machuca durante los dos años siguientes debido al vacío documental existente, pero nuevamente se encuentra activo en la ciudad de la Alhambra en 1524.
A partir de este momento, su actividad profesional se desarrolló en Granada, uno de los focos artísticos más activos de la Península Ibérica durante la primera mitad del siglo XVI, y donde se llevó a cabo un complejo programa político, social y cultural tendente a transformar la precedente ciudad musulmana en una ciudad cristiana. Se acometieron, entonces, importantes obras arquitectónicas, como la mencionada Capilla Real, la catedral, la Lonja, la Universidad, y otros edificios de significación religiosa o administrativa. Evidentemente, esta efervescente actividad atrajo a gran número de artistas, que se fueron asentando en la ciudad y formando un núcleo que permitió el desarrollo de los ideales del clasicismo, que acabaron imponiéndose con la llegada de Carlos V a la ciudad en 1526, transformando por medio de este léxico gran parte de las obras ya comenzadas, así como el nuevo proyecto constructivo que se levantaría en el recinto nazarí de la Alhambra.
De las cuatro tablas que pintó Machuca para el retablo de la Santa Cruz se conservan en la actualidad tres: la Oración en el Huerto, el Prendimiento, y el Descenso al Limbo, las dos primeras formando parte del propio retablo que se localiza hoy en el Museo de la Capilla Real, mientras que el Descenso al Limbo se puede contemplar en el crucero norte de dicha capilla.
En estas tablas, Machuca exhibe el lenguaje del manierismo que asimiló en Italia, utilizando como recursos plásticos composiciones complejas, personajes que adoptan posturas retorcidas y complicadas, y una iluminación selectiva que resalta el tema principal de la pintura. Además, incorpora citas de la vida cotidiana, gran expresividad en los rostros y actitudes de los personajes, y cierta recreación de lo grotesco, elementos típicamente hispanos.
Un lenguaje similar desarrolló Machuca en la tabla del Descendimiento, que se conserva en el Museo del Prado de Madrid. Atribuida al toledano por el estudioso italiano Roberto Longhi, su cronología se sitúa en torno a 1520, pintándola, posiblemente, recién llegado a España, si bien algunos investigadores plantean la posibilidad de que fuera ejecutada al final de su estancia italiana. En cambio, sí está documentada por la investigadora Ana Ávila la procedencia española de la obra, ya que en el retablo en el que se inserta la tabla aparece la siguiente inscripción: “Este retablo mando hazer/ doña Inés de Castillo muger/ de García Rodríguez de Montalvo regidor de/ sta villa.
Acabose año de 1547”. Evidentemente, la tabla es anterior al retablo, pero éste pudo formar parte de los bienes que el matrimonio García Rodríguez de Montalvo otorgó a la iglesia de San Juan del Azogue de Medina del Campo, donde existió un altar con esta advocación.
Sea como fuere, el Descendimiento del Museo del Prado es una de las mejores obras de Machuca, en la que utiliza esquemas triangulares y líneas diagonales —como la que marcan los personajes que hacen descender el cuerpo de Cristo— para organizar los distintos planos compositivos, y que contrastan aún más por una iluminación selectiva, pues el foco se concentra en la figura de Jesús y en las mujeres instaladas bajo la cruz, mientras que el resto de los personajes se desenvuelven en la penumbra. También incorpora citas a lo cotidiano, como los niños que juegan entre las figuras del margen derecho de la composición.
A partir de 1524 Pedro Machuca se estableció de forma permanente en la ciudad de Granada, realizando numerosas obras pictóricas y retablísticas tanto para el Arzobispado granadino como para el Obispado giennense, además de una serie de encargos particulares y tasaciones artísticas de diversa índole. Sin embargo, su trayectoria profesional estuvo marcada, a partir de este momento, en materializar el proyecto arquitectónico que transformará la Alhambra de Granada en el lugar elegido por Carlos V para situar su mansión terrena. En este proyecto fue fundamental la figura de Luis Hurtado de Mendoza, II marqués de Mondéjar y III conde de Tendilla, verdadero artífice de la decisión carolina de construir su residencia en Granada, y quien nombró a Machuca su escudero, gracias a la condición de hidalgo del toledano.
De esta forma, y bajo el control directo del marqués, Pedro Machuca, quien únicamente ostentó en vida el título de pintor de imaginería, se hizo cargo de la dirección de los trabajos del palacio imperial, con el cargo de maestro mayor de las obras.
Independientemente de la autoría intelectual de las trazas del palacio de Carlos V, sobre la cual existe un intenso debate en los últimos años que cuestiona que el diseño se deba al toledano y lo atribuye a un arquitecto italiano, lo cierto es que Pedro Machuca dirigió las obras del edificio hasta su muerte, acaecida en 1550. Para ello, se instaló en la propia Alhambra, junto al Mexuar, en el denominado Cuarto de Machuca, donde contaba con dos estancias anexas para las trazas y el modelo del palacio realizado en madera por los carpinteros Ruberto y Pierres. El programa imperial se materializó en tres monumentos: la puerta de las Granadas, el pilar, y el palacio de Carlos V. La puerta de las Granadas se sitúa al final de la cuesta de los Gomérez e indicaba el lugar donde comenzaba la jurisdicción de la Alhambra. Su estructura es tripartita, con un gran arco central y dos más pequeños laterales.
Está labrada a la rústica y presenta en el centro un gran frontón triangular sobre pilastras toscanas, que se rompe en el centro para alojar el escudo imperial.
Sobre el frontón se sitúan las esculturas alegóricas de la Paz y la Abundancia, así como tres granadas entreabiertas que funcionan como acróteras. El carácter simbólico de esta obra se pone de manifiesto en el desarrollo artístico de la puerta hacia la ciudad y en el empleo del estilo rústico como metáfora de la potencia e invencibilidad del Emperador.
El pilar de Carlos V fue diseñado por Machuca y labrado por el escultor milanés Niccolo da Corte en 1545. La financiación de la obra corrió a cargo del conde Tendilla, razón por la que su heráldica aparece junto a la del Emperador y a la de la ciudad de Granada.
La obra está compuesta por una pila, dos cuerpos y el muro donde se adosa, y presenta un programa escultórico, referente a la ciudad —los mascarones del primer cuerpo son interpretados como los tres ríos de la ciudad: Darro, Genil y Beiro; si bien otras versiones los identifican con las tres estaciones productivas del año: primavera, verano y otoño—, los escudos de los Tendilla y del Emperador, y los cuatro tondos del muro donde se adosa el pilar, en los que aparecen escenas mitológicas que exaltan la figura de Carlos V: Hércules matando a la Hidra de Lerna, los hermanos Frixo y Hele pasando el Hesponto sobre el Vellocinio de Oro, Apolo y Dafne, y Alejandro Magno sobre su caballo Bucéfalo.
El palacio imperial se imbrica en el esquema constructivo y simbólico de la Alhambra al enlazar las habitaciones del conjunto nazarí de Daraxa, que tendrían un uso privado, con este nuevo palacio de uso cortesano. En su entorno se realizarían dos plazas, ante las fachadas oeste y sur, que serán las depositarias del programa alegórico. En la zona del patio de Machuca se realizaría una gran sala para fiestas y, en la parte este, adosadas al palacio de los Leones, se construirían las cocinas y junto a éstas, se reservaba un espacio para la iglesia. En la obra intervinieron numerosos artistas, como el aparejador Juan de Marquina, los escultores Niccolo da Corte, Juan de Orea, Antonio Leval y Juan del Campo, y los pintores Julio Aquiles y Alejandro Mayner. Bajo la dirección de Machuca, aparte de las trazas, se construyó el esquema fundamental de la fábrica.
Se iniciaron las cuatro fachadas, aunque la norte no pasó del nivel del sótano y las del este y oeste del primer piso. También se hicieron los muros paralelos que conforman las crujías oeste, sur y parte de la este; así como la cimentación para los círculos del patio. La capilla se levantó hasta los vanos del segundo nivel.
Según la documentación, el labrado de la piedra para la portada sur se terminó en 1537, colocándose en su lugar entre ese año y el siguiente. En 1538 se inició la bóveda de la sala subterránea bajo la capilla terminándose en 1542, mientras que en 1546 se inició el cuerpo alto de la portada sur, quedando inconcluso a la muerte del toledano, lo mismo que sucedió con el cuerpo bajo de la portada de poniente.
El ideal imperial se concretó en tres elementos fundamentales del palacio: la planta, los ciclos históricos- alegóricos de las portadas sur y oeste, y determinados elementos arquitectónicos constitutivos de la obra. La planta se define mediante la conjunción de dos figuras geométricas, el círculo del patio símbolo de lo divino y el cuadrado de las fachadas, referencia de la materia terrenal, del cuerpo y de la realidad. A ello se une, el elevado valor arquitectónico que tienen ambas figuras dentro de la cultura artística del Renacimiento, especialmente en los edificios romanos, que bien mediante proyectos o construcciones concretas, se habían erigido en referencia obligada del pensamiento humanista. El interior del edificio se organiza en torno al gran patio circular de dos cuerpos, de orden toscano el inferior y jónico el superior. Los muros de los pórticos se estructuran con pilastras que se corresponden con la columnata circular y que se abren, en relación con las fachadas, a cuatro zaguanes.
Las cubiertas son una bóveda anular en la galería inferior y un techo de madera, moderno, en la superior.
Este patio se completaba con un programa de frescos para la bóveda y una rica decoración dorada para los artesonados proyectados del cuerpo superior y que, lamentablemente, nunca llegaron a realizarse.
Las fachadas, por su parte, se articulan mediante temas bramantescos, herencia de las experiencias romanas de Machuca. Su alzado consta de dos cuerpos; el primero toscano, con sillares almohadillados y labrados a la rústica. El cuerpo alto es jónico y su ornamentación está resaltada por el contraste con el cuerpo inferior, más severo. Un amplio poyo, formando el zócalo del palacio, y las aldabas de bronce, conformadas por mascarones en forma de león y columnas jónicas con el lema “plus oultre”, completan el programa exterior.
La fachada sur tiene un claro carácter triunfal, indicado por el empleo de arcos de medio punto con victorias en las enjutas. El piso superior exhibe un arco serliano que posibilita la presencia de relieves referentes a los triunfos marítimos del Emperador, como el de Neptuno, soberano de los mares y océanos, y la historia del rapto de Anfítrite. En las enjutas del arco aparecen alegorías de la Historia y la Fama que remiten a los triunfos de Carlos V. La fachada oeste, considerada la principal del palacio, destaca por los relieves de los pedestales del piso bajo, en los que Machuca diseñó episodios de batallas cuajados de trofeos de guerra, bellamente agrupados y labrados. De todos, sobresale el Triunfo de la Paz, simbolizado por figuras femeninas sentadas sobre montones de armas, y representaciones de batallas, entre ellas posiblemente la de Pavía. En el piso superior destacan tres tondos; el del centro con el escudo imperial, y los laterales con representaciones herácleas: la lucha con el toro de Greta y con el león de Nemea, en clara alusión a Carlos V, el nuevo Hércules.
En el campo de la arquitectura, Pedro Machuca realizó otros trabajos, todos ellos de menor calado en su trayectoria profesional, bien por ser proyectos menores, bien por integrarse sus creaciones en programas artísticos dirigidos por otros arquitectos. Éste es el caso de las intervenciones realizadas en la Casa Real Vieja de la Alhambra, en los aposentos conocidos como habitaciones de Carlos V. Estas obras, que se vienen atribuyendo al maestro Luis de Vega, se iniciaron el año 1528, comunicándose al Emperador su finalización 1535, si bien quedaron pendientes algunas labores de tipo decorativo. El investigador norteamericano Earl E. Rosenthal considera que Machuca es el autor del artesonado de la sala denominada despacho de Carlos V, cuyo esquema compositivo está próximo a determinados diseños del arquitecto y tratadista italiano Sebastiano Serlio. También se atribuye a Machuca el artesonado de la sala siguiente, conocida como Sala de Guardia, y la espléndida chimenea del denominado Dormitorio de Carlos V. Por último, en este capítulo arquitectónico, hay que destacar su actividad como diseñador de arquitecturas efímeras, como en el caso de los arcos de triunfo para la entrada del Emperador en Granada en 1526, y los túmulos funerarios de la emperatriz Isabel de Portugal, en 1539, y de María Manuela de Portugal, esposa de Felipe II, que falleció en 1545, pero cuyo cuerpo fue enviado a la Capilla Real de Granada en 1549. Con ambos túmulos se relaciona un dibujo manuscrito del artista que se conserva en el Archivo de la Alhambra de Granada, el cual aparece garabateado con cuentas y con la fecha de 1549.
En paralelo a sus trabajos en la Alhambra, Pedro Machuca contrató, junto al entallador Esteban Sánchez, la realización de numerosos retablos para la provincia de Granada, cuya relación proporcionó en su día el investigador Manuel Gómez-Moreno: “Hasta 1526 pinta los de Motril, Iznalloz y San Juan de los Reyes en Granada; de 1529 a 1532, los de Illora, Gójar y Dalias; de 1538 a 1543, los del Colegio Imperial, Montefrío, La Peza, Capilla del licenciado Pisa en el Convento de la Victoria, Víznar, Pitres, Alhama y San Matías en Granada”. De esta extensa nómina no se conserva prácticamente nada, ya que la rebelión de los moriscos primero, y posteriormente las progresivas pérdidas y mutilaciones que ha sufrido nuestro patrimonio artístico a lo largo de los siglos, nos han privado de su legado. Únicamente, se conserva la tabla central del retablo de la iglesia de Víznar con la representación del Calvario.
Entre las últimas obras pictóricas que realizó Machuca destacan dos piezas que, hoy día, se conservan en la catedral de Jaén. La primera es una tabla de formato rectangular, con la representación de la Piedad, que se halla en el Museo catedralicio y que fue la predela del pequeño retablo con la advocación de la Misa de San Gregorio, la cual presidía la capilla que fundó Pedro González de la Cueva en la iglesia de Santa María la Mayor de Úbeda. Se trata de una composición de gran sencillez pero de extraordinaria belleza plástica, que se concentra en el rostro de la Virgen y en la volumetría del cuerpo desnudo de Cristo.
El último trabajo documentado de Pedro Machuca es el retablo de San Pedro de Osma de la catedral de Jaén, que le fue encargado el 10 de abril de 1546 con la obligación de terminarlo el día de san Juan del año siguiente. Se compone de banco, dos cuerpos, tres calles y ático. Su estructura arquitectónica es mínima y se ornamenta con relieves de vides y medallas, así como con pinturas de pequeñas dimensiones en tondos y tablas rectangulares con imágenes de profetas y sibilas. Las tablas que conforman los distintos cuerpos y calles del retablo, tienen como tema a los padres de la Iglesia en la predela; san Pedro y san Pablo flanqueando a san Pedro de Osma en el primer cuerpo; la Virgen con el Niño entronizada acompañada por san José y san Juan Evangelista en el segundo cuerpo; y un ático semicircular con la imagen de la Verónica mostrando el lienzo con la Santa Faz de Cristo como remate. La pieza destaca por el juego de recursos pictóricos que emplea Machuca al combinar esquemas compositivos muy sencillos con otros ricamente ornamentados mediante el uso del pan de oro y el estofado.
Las últimas actividades documentadas de Pedro Machuca son del año 1548. La primera se trata del viaje que realizó a Toledo a fin de llevar a cabo la tasación del grupo de la Transfiguración, realizado por Alonso Berruguete para el coro catedralicio. Por último, se reunió en Jaén junto a los maestros Andrés de Vandelvira y Jerónimo Quijano para tratar sobre las obras de su catedral.
Pedro Machuca falleció en Granada el día 4 de julio de 1550. Su labor fue continuada por su hijo Luis, nacido en 1525, fruto de su matrimonio con Isabel Orozco, con la que tuvo siete hijos más. Luis Machuca también marchó a Italia para completar su formación artística, especializándose en el dorado y estofado de imágenes. Inmediatamente después de la muerte de Pedro, fue nombrado maestro mayor de las obras del edificio imperial, asumiendo no sólo el control del palacio, sino de toda la ciudad palatina, como demuestra el hecho de que en 1557 tuviera que trasladarse a Cádiz a mostrar al ingeniero de Felipe II la traza de las fortificaciones de la Alhambra. Fuera del recinto alhambreño se conoce su intervención para supervisar el asentamiento de la Capilla Real de Sevilla en 1557, junto a los maestros Andrés de Vandelvira, Francisco del Castillo y Hernán Ruiz.
Obras de ~: Pintura: Niño Jesús con la Cruz, colección particular, Italia, 1515; Virgen con el Niño, Colección Graf Matuschka, Berlín, 1515; Frescos de la capilla Ponzetti en la iglesia de Santa María de la Pace, Roma, 1515; Cartones para los Hechos de los Apóstoles, Victoria and Albert Museum, Londres, 1516; Frescos de la Stufetta y Loggetta del Cardenal Bibbiena, Vaticano, 1516, Roma; La Virgen y las Ánimas del Purgatorio, Museo del Prado, Madrid, 1517; Sagrada Familia, Galería Borghese, Roma, 1518; Isaac bendice a Jacob en la Logge de León X, Vaticano, Roma, 1518; Recolección del Maná en la Volta Dorada del Palacio de la Chancillería, Roma, 1519; Virgen con el Niño, Galería Sabauda, Turín, 1520; Virgen de la Cinta, Museo Catedralicio, Jaén, 1520; Descendimiento, Museo del Prado, Madrid, 1520; Dibujo del Descendimiento, Museo del Louvre, París, 1520; Descendimiento, colección particular, Madrid, 1520; Dibujo del Descendimiento, Museo de Bellas Artes, Valencia, 1520; Oración en el Huerto, Prendimiento y Descenso al Limbo del Retablo de la Santa Cruz, Capilla Real, Granada, 1521; Tríptico Virgen con el Niño, colección particular Madrid; Adoración de los Pastores, colección particular, Madrid, 1530; Adoración de los Pastores, colección particular Barcelona, 1530; Pentecostés, Museo de Arte Ponce (Puerto Rico), 1535; Apóstol San Andrés, 1535; Tríptico de la Virgen con el Niño, Colección Rufo, Córdoba, 1535; Creación de Eva, iglesia de St. Remi en Troyes (Francia); Entierro de Cristo, monasterio franciscano de Coria (Cáceres); Calvario, iglesia de Víznar (Granada), 1540; Piedad, Museo Catedralicio Jaén; Retablo de San Pedro de Osma, catedral de Jaén, 1546; Dibujo de Túmulo Funerario, Archivo de la Alhambra, Granada, 1549. Arquitectura: Artesonado, Despacho de Carlos V, Alhambra, Granada, 1528-1535; Artesonado, Sala de Guardia, Alhambra, Granada, 1528-1535; Chimenea, Dormitorio de Carlos V, Alhambra, Granada, 1528-1535; Palacio de Carlos V, Granada, 1527-1550; Puertas de las Granadas, Granada; Pilar de Carlos V, Granada, 1545- 1546.
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Gloria Espinosa Spínola