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Nicolás de Vergara

Biografía

Vergara, Nicolás de. El Viejo. ?, c. 1517 – Toledo, 11.VIII.1574. Escultor, pintor, vidriero, rejero y arquitecto.

Natural quizás de Burgos, o puede que de Toledo, Nicolás de Vergara el Viejo fue un artista en el sentido más amplio de la palabra. Durante su vida tuvo la ocasión de trabajar en las más diversas especialidades y con las más diversas técnicas, desplegando siempre un estilo figurativo muy miguelangelesco, teñido de las particularidades de su entorno, caracterizado por las aportaciones de Berruguete o Villalpando. Fue un romanista de mediados de siglo, exquisito y de gran inventiva, pero que no llegó al apasionamiento de Berruguete, ni a sus cotas de creatividad. Sus amplias capacidades lo llevaron a adentrarse, más que en la arquitectura propiamente dicha, en el diseño arquitectónico, ámbito en el que fue clasicista y vitruviano, normalmente con un trasfondo decorativo-figurativo más que constructivo-tectónico.

A pesar de que durante mucho tiempo su biografía no estuvo clara, confundiéndose su figura con la de otros artistas homónimos, hoy día, gracias a los estudios de Fernando Marías, se tiene un conocimiento razonablemente bueno de su vida y su obra, sin que se cuente con demasiados datos al respecto. Nicolás de Vergara el Viejo fue hijo de Arnao de Vergara, vidriero de origen flamenco, y de Casalides de Bustamante.

Era Nicolás, pues, miembro de una familia de antigua tradición artística especializada en el trabajo de las vidrieras, tradición que Nicolás de Vergara el Viejo seguirá y ampliará. Contrajo matrimonio en fecha desconocida con Catalina de Colonia, quizás de la familia burgalesa de arquitectos de origen alemán.

Con su esposa tuvo dos hijos, Nicolás el Mozo y Juan, quien moriría asesinado en 1588. Su domicilio toledano se ubicó en sus casas de la parroquia de San Andrés, una parte de las cuales alquilaría al regidor toledano Alonso de Rojas en 1555.

Los primeros datos conocidos sobre la carrera profesional de Nicolás el Viejo datan de 1542, cuando recibía el nombramiento de maestro de vidrieras y de maestro escultor de la Catedral de Toledo. Estos cargos, con sus salarios, le asegurarían una situación económica desahogada. Su conocimiento de la técnica del bronce, la apreciable colección de esculturas y vaciados de yeso de obras famosas que poseyó, así como que fue nombrado maestro escultor de la Primada siendo bastante joven, han llevado a suponer que hubiera podido viajar a Italia con anterioridad a ese año, aunque no se tienen datos que lo confirmen.

Sus primeras labores, naturalmente, se centraron en tareas de restauración y renovación de las grandes vidrieras de la Catedral de Toledo, ocupándole virtualmente en exclusividad hasta la década siguiente. En 1553 iniciaba sus trabajos conocidos como escultor y retablista, realizando la imagen de la Virgen de la puerta de la Chapinería de la catedral.

Con Alonso de Covarrubias y Juan Bautista Vázquez, hacía dos años después el bulto funerario de Francisco de Córdoba para el monasterio de Santo Domingo de Almagro (Ciudad Real), y se obligaba, junto con Luis de Velasco y Vázquez, a realizar el retablo de Santa María de Huéscar (Granada), y con Vázquez, Covarrubias y Correa de Vivar, el de Mondéjar (Guadalajara). En 1556 Vergara contrataría el retablo del Colegio de Infantes de Toledo, concluido el año siguiente y, dos años después, de nuevo con Vázquez, de quien fue colaborador asiduo y con quien formó compañía, el retablo de Santa María la Blanca. En 1559 se le encomendaron el retablo y el calvario de la capilla de la Torre de la Primada y el año siguiente, otra vez con Vázquez, contrataba un bulto sepulcral de un familiar del arzobispo para Villagarcía de la Torre (Badajoz). En 1560 tuvo la oportunidad de destacar en el diseño y montaje de estructuras efímeras con motivo de la entrada en Toledo de la reina Isabel de Valois, que le ponderaría el humanista Álvar Gómez de Castro, quien le conoció bien, pues Nicolás el Viejo fue persona de intereses literarios y contactos con el pequeño universo intelectual de la Ciudad Imperial.

Dos de sus obras más importantes fueron los atriles de bronce del coro de la Catedral de Toledo. Contrató su realización en 1562, trabajando en ellos hasta 1571 asistido por sus hijos. En los años siguientes de la década de los sesenta entró en un período de intensa actividad, iniciando el trascoro de la Primada, contratando la pintura de la bajada a los infiernos del claustro catedralicio que no llegó a realizar, el retablo de la iglesia de Canencia (Toledo) con los pintores Luis de Velasco y Jerónimo Rodríguez, y una de sus obras más ambiciosas: la reja del sepulcro del cardenal Cisneros para la Universidad de Alcalá de Henares (1566).

La reja del sepulcro de Cisneros fue una de las obras más destacadas de la rejería del Quinientos hispano.

Fue realizada como un auténtico homenaje humanístico al fundador de la Universidad Complutense y diseñada como un aparato arquitectónico y figurativo de fuerte simbolismo. Pero sus dimensiones y complejidad impidieron que Vergara el Viejo la concluyese, tarea de la que hubo de ocuparse su hijo Nicolás de Vergara el Mozo. En 1566 también se encargó de otras obras, como los retablos de la capilla de Juan Núñez de Toledo en Santo Tomé de la Ciudad Imperial y de San Antonio de Padua de la catedral. En 1567 Juan Bautista Vázquez le traspasaba todas sus obras con motivo de su partida a Sevilla, lo cual incrementó enormemente su ya cargada agenda de trabajos. Afortunadamente, por estas fechas ya le ayudaba asiduamente su hijo mayor.

En 1568, además, le llegó un encargo importante: dar trazas y condiciones para las lámparas de plata de la iglesia y monasterio de El Escorial, que debían hacer diversos plateros.

Pasado este tiempo de gran ocupación, en la década siguiente contrató la reja de la iglesia de Mora (Toledo) y la custodia del monasterio de la Madre de Dios, y recibió el finiquito por su obra de los atriles del coro catedralicio (1573). El mismo año rescindió el contrato de compañía que tenía con Vázquez y el que también había firmado con Esteban Jordán. También tenía en estas fechas a su cargo la obra de estuco, vidrieras, alabastro y jaspe de la capilla de Miguel Díaz; las laudas de los marqueses de Villena para el monasterio del Parral (Segovia); el retablo de la Concepción Francisca de la Puebla de Montalbán (Toledo); el retablo del Ayuntamiento de Toledo; las figuras y vidrieras de la capilla del gobernador de Ocaña y otras.

Nicolás de Vergara el Viejo otorgó testamento el 11 de agosto de 1574, estando enfermo, y falleció el mismo día. Fue enterrado en la parroquia de San Justo y Pastor, según dejaba indicado en su última voluntad.

Nombraba en ella a sus hijos y a su mujer herederos de sus bienes, y regalaba una imagen del Niño Jesús al monasterio de Nuestra Señora de Gracia. Traspasó a su hijo y homónimo el Mozo el dinero de su hacienda y algunas de las obras que tenía empezadas, encargándole la tarea de cobrar las que se le debían. En el documento notarial de inventario de sus bienes destacan los enseres del trabajo del vidrio de su taller, así como los conservados en su “estudio”, especialmente los modelos, antigüedades, dibujos y estampas —entre los que se encontraban dos del Juicio Final de Migue Ángel—, sus cien libros, las herramientas para trabajar el hierro, el bronce, el mármol y la madera, los lienzos que decoraban las paredes, los bronces y mármoles antiguos, y los yesos de esculturas antiguas y modernas —Laocoonte, Apolo, brazo del Moisés del Buonarroti y otras— que quizás trajo de Italia en su hipotético viaje.

 

Obras de ~: Varias vidrieras de la catedral de Toledo, 1542- 1574; Virgen de la Puerta de la Chapinería, catedral, Toledo, c. 1553; con A. de Covarrubias y B. Vázquez, Bulto funerario de don Francisco de Córdoba del Monasterio de Santo Domingo, Almagro (Ciudad Real), 1555; con B. Vázquez, Retablo de Santa María, Huéscar (Granada), c. 1555; con A. de Covarrubias y B. Vázquez, Retablo de Mondéjar (Guadalajara); Retablo de la capilla del Colegio de Infantes, Toledo, 1556-1557; Retablo de Santa María la Blanca, Toledo, 1558-1574; Retablo de la capilla de la Torre, catedral, Toledo, 1558; Bulto funerario de Francisco Silíceo, Villagarcía, Badajoz, c. 1560; Obra efímera para el recibimiento en Toledo de Felipe II e Isabel de Valois, 1560; Atriles de bronce, catedral, Toledo, 1562-1571; Trascoro, catedral, Toledo, c. 1564; San Pedro y San Pablo, trascoro, catedral, Toledo, 1564; Retablo, Canencia (Toledo), c. 1564; Diseño de la lámpara de San Eugenio, 1565; Reja del sepulcro de Cisneros, 1566-1574; Retablo de la capilla de J. Núñez de Toledo, parroquia de Santo Tomé, Toledo, c. 1566; Retablo de San Antonio de Padua, catedral, Toledo, c. 1566; Reja de la iglesia, Mora (Toledo), 1572-1574; Obra de estuco, vidrieras, pintura y retablo de la capilla de Miguel Díaz; Laudas de los Marqueses de Villena para el monasterio del Parral, Segovia; Retablo del ayuntamiento de Toledo; Retablo de la Concepción Francisca, La Puebla de Montalbán (Toledo); Figuras de mármol y vidrieras de la capilla del gobernador, Ocaña (Toledo).

 

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Roberto González Ramos