Alemán, Rodrigo. ?, 1489 – 1504. Escultor.
Durante la Reconquista, el quehacer artístico estuvo muy relegado pero, conforme se avanza hacia Andalucía, Castilla comienza a preocuparse por el mecenazgo artístico y, al no existir escuelas tradicionales importantes en este orden, son innumerables los artistas del norte de Europa que llegan a nuestro país. Fuera de los datos arriba expresados se carece de documentación personal dentro y fuera de España de Rodrigo Alemán que permita reconstruir su vida, formación artística y obra fuera de España. Todos los autores coinciden en que se trata de uno de tantos artistas nórdicos que llegaron a España durante el reinado de los Reyes Católicos para colaborar en las grandes empresas artísticas que se iniciaban por parte de los monarcas, clero y nobleza, después de conseguida la unidad del país.
No se sabe dónde nació ni dónde murió, apareciendo en los documentos como “Maestre Rodrigo, el entallador”, “Maese Rodrigo, tallista” y “Maese Rodrigo, alemán”. Se le ha identificado alguna vez, primero con un “Rodrigo Duque” que aparece en documentos de la catedral de Sigüenza, derivando el apellido de un lugar, S’Hertogenbosch, que en español es Bolduch o Bolduque y, también, con “Rodrigo Espayarte”, pero este último ha sido identificado con un colaborador de su taller.
Respecto a su origen, algunos autores, basándose en que Münzer en su Itinerarium Hispanicum, cuando se refiere a su visita a Toledo en 1495, considera la sillería del coro como obra de un “almano basso”, piensan que procede de la Baja Renania y probablemente del taller del Maestro Arnt, relacionándolo con los centros de Kalkar y Kleve.
Otros autores opinan que el término empleado por Münzer no quiere decir taxativamente que provenga del Bajo Rin, ya que el término “almano” se extendía en el siglo xv a gran parte de las actuales Bélgica y Holanda, relacionándosele con los focos de Breda, Bolsward, S’Hertogenboch, Airschot y Haarlem. A esta suposición sobre su posible origen flamenco se aduce un documento de su hijo Rodrigo Enrique, fechado en febrero de 1524, en el que un tribunal de la Inquisición, declara que no era converso porque su padre era “flamenco e hidalgo”. Se ha valorado esta declaración en relación con la no conveniencia de afirmar su naturaleza alemana, ya que en plena efervescencia de la “Reforma” en Alemania podría no serle conveniente; otro aspecto que se ha señalado es que Rodrigo Alemán era un judío encubierto, pero la realidad es que en sus tallas representa la realidad de esa raza en la España del siglo xv con objetividad crítica, muy especialmente en las sillerías de Plasencia y Toledo, en las que se resalta su carácter avaricioso —por medio de refranes— y de su condena por la Inquisión: judíos caracterizados por joroba y la nariz aguileña, robando, y conducidos a la horca con el capirote sobre la cabeza y azotados por sus guardianes. De esta leyenda semita nace la que cuenta Luis de la Cerda sobre su encarcelamiento, consiguiendo huir de la cárcel de Plasencia mediante un artilugio con el que se lanzó volando, hasta morir derribado en un campo cerca de la muralla. De todos modos el término “alemán” por aquellos años era bastante vago y se aplicaba indistintamente a los oriundos del Bajo Rin y a los de Borgoña y Norte de Europa.
Las tres magníficas obras esculpidas en España por Rodrigo Alemán fueron las Sillerías de coro de Toledo (1489-1495), durante la sede del cardenal Mendoza; Plasencia (1497-1503), mandada hacer por el cardenal Gutiérrez Álvarez de Toledo, cuya ejecución alternó con la de Ciudad Rodrigo (1498), encargada bien por Juan Ortega (muerto en 1495) o por Diego Peralta (1495-1508), quienes debieron requerir sus servicios cuando se hallaba en Plasencia.
La sillería de Toledo esculpida por Rodrigo Alemán consta solamente de la parte baja, en cuyos dorsales de los asientos se hallan esculpidos en relieve los diversos “sitios” de la Toma de Granada, con la presencia de los monarcas en algunos de ellos. Cada escena constituye un documento histórico del “sitio” a resaltar, y está ejecutada con gran minuciosidad de detalles, tanto en los personajes como en los elementos que constituyen el paisaje. La serie de la sillería constituye junto con la decoración de la capilla Mozárabe, con el tema de la conquista de Orán, en la misma catedral, las gestas bélicas más sobresalientes del reinado de los Reyes Católicos. Es probable que Rodrigo Alemán trazara también la sillería alta, pero a causa del encargo de la de Plasencia se pospusiera su ejecución, terminándola Felipe de Vigarny y Alonso Berruguete en la centuria siguiente en estilo renacentista. Si en los respaldos se nos muestra Rodrigo Alemán como un excepcional escultor de asuntos históricos, en las misericordias y brazales de los asientos se nos muestra como un prodigioso conocedor de temas cultos y populares puestos al servicio didáctico-moralizador de la Iglesia, con gran capacidad de abstracción para representar lo “importante” de la historia, cuya temática es común al resto de sillerías españolas y europeas, pero marcando una calidad muy superior al resto. Bestiarios, refranes, alegorías, temas literarios, costumbristas, etc., constituyen el importante bagaje aportado por Rodrigo Alemán, en sus sillerías, con temas afines a España y con temas “atemporales” como el mensaje dado por la Iglesia. Precisamente en base a algunos motivos que aparecen en la sillería de Toledo, como la lucha de un León con un dragón, Sansón con las puertas de Gaza, la Vid de la tierra prometida y un acróbata, se ha supuesto como obra de Rodrigo Alemán y taller, la sillería de la iglesia de Santa Catalina de Hoostraeten (Bélgica). Sin embargo, el sentido plano y pobre de la escultura de esta sillería, contrasta con la fina calidad de las de Rodrigo Alemán, en la que el relieve con minuciosidad en los detalles, plegados quebrados, movimiento, volumen y expresividad de las figuras, confirman la distancia entre ambas sillerías y subraya la importancia del grabado como medio difusor entre las sillerías europeas.
En la sillería de Plasencia ocurre otro tanto, pero a ella se suman, como en la de Ciudad Rodrigo, temas muy propios de la zona, como los de la “tauromaquia” y el de los judíos, al que ya se ha hecho referencia.
No cabe duda de que Rodrigo Alemán para llevar a cabo estas obras debió de contar con la ayuda de un taller, probablemente procurado por cada uno de los cabildos para los que trabajó. Debió dejarse influir para sus composiciones en lo conocido en otras sillerías europeas y, sobre todo, por los diversos grabados, estampas y miniaturas que circulaban por los talleres, debidos tanto a los monogramistas alemanes y flamencos, en el caso de Toledo y Plasencia, como a los italianos, como se puede observar en Ciudad Rodrigo, donde está presente la Batalla de los Gigantes de Pollaiolo, algunos de cuyos protagonistas han sido desmembrados por Rodrigo Alemán en dos misericordias.
La calidad de esta sillería es inferior a la de Toledo y Plasencia, también es menos rica en iconografía, debido sin duda al quehacer del escultor en la de Plasencia. No obstante, aun con la participación sin duda del taller, el nivel artístico resiste la comparación con las anteriores.
El momento histórico religioso en que se realizan las sillerías de Toledo, Plasencia y Ciudad Rodrigo queda reflejado a través de su variada temática: simbolismo animal, mitología, fábulas, refranes, alegorías, temas literarios, oficios, gremios y actividades artesanales, reyes, nobleza y burgueses, sátira religiosa, crítica social, mundo al revés, juegos, deportes y pasatiempos, escenas en la vida diaria, vicios y virtudes, temas religiosos y heráldicos. Todo ello con una excepcional calidad en la que se ve —en unos casos— la mano directa de Rodrigo Alemán —como en la reciente recuperada Silla del Racionero, de la catedral de Plasencia (Museo Nacional de Escultura de Valladolid)— y en otros, especialmente en la de Ciudad Rodrigo, en la que, como se ha dicho, se evidencia la participación del taller pero con la dirección próxima del maestro.
En 1501 se halla Rodrigo Alemán ocupado en la ejecución de un retablo para la capilla de San Ildefonso, que no se conserva. Entre 1500 y 1512 realizó las trazas del Puente Nuevo de Plasencia sobreel Jerte, como reza una inscripción en la que se lee: “Esta noble ciudad de Plasencia mandó haser este puente de la ysla reinando el Rey don Hernando e la Reyna Doña Isabel nros. señores y comensose en el año del Señor de mill e quinientos e acabose en el de quinientos e dose e fue maestre della Rodrigo Aleman”.
Obras de ~: Sillería de coro, catedral de Toledo, 1489-1495; sillería de coro, catedral de Plasencia, 1497-1503; sillería de coro, catedral de Ciudad Rodrigo, 1498; Trazas del Puente Nuevo, Plasencia, 1500-1512; retablo para la capilla de San Ildefonso (desapar.), 1501.
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Isabel Mateo Gómez