Delgado, Pedro. ?, c. 1500 – Ciudad de México (México), 1552. Con Domingo de Betanzos, fue fundador en la Provincia de Santiago de México de los Frailes Dominicos (OP).
Estudiante en la Universidad de Salamanca, entró en el convento de San Esteban donde profesó el 11 de mayo de 1519 en manos de fray Pedro de Arconada.
Colegial de San Gregorio de Valladolid, colegio fundado en 1496, y tal vez discípulo durante un curso de Francisco de Vitoria, prefirió seguir las huellas de Juan Hurtado, reformador del convento de San Esteban, que seguir en las aulas leyendo Teología; por eso Delgado abandonó Salamanca, quizá en 1527, al ser destinado al convento de Ocaña, de estricta observancia, basada en la vida comunitaria, en el estudio y en la predicación. Al regresar de Roma a España Domingo de Betanzos, en busca de nuevos misioneros para establecer la nueva Provincia de Santiago en México, visitó también el convento de Ocaña. Gran determinación necesitó el varón apostólico Pedro Delgado para viajar a México, dado el vacío que dejaba en el convento de Ocaña.
El 3 de agosto de 1534 se les pagó el viaje a Indias a los frailes Domingo de Betanzos, Pedro Delgado y Tomás de San Juan o del Rosario; estos dos últimos, del convento de Ocaña. Llegados a México en la primavera de 1535, Betanzos procuró dotar al convento de Santo Domingo de México de un prior prudente, que fundamentara la reforma que quería implantar en la nueva Provincia de Santiago, siendo elegido para este cargo al poco tiempo Pedro Delgado. En el Capítulo Provincial celebrado en el mismo convento de Ciudad de México el 24 de agosto de 1535, al que asistieron representantes de las casas de México, Coyoacán, Oaxtepec, Chimalhuacán-Chalco y Oaxaca, Betanzos fue elegido provincial y Delgado primer definidor; Betanzos consideraba a Delgado uno de los fundamentos de la nueva Provincia. En México, según las normas de la reforma, los provinciales duraban en el oficio tres años y los priores, dos años.
Durante el provincialato de Betanzos, éste envió a España a Pedro Delgado a buscar nuevos misioneros.
En calidad de prior de Santo Domingo de México, Delgado presentó el 9 de marzo de 1537 un informe al Consejo de Indias, en Valladolid, pidiendo misioneros para la provincia de Santiago de México, pues entonces sólo había en ella treinta y cuatro frailes dominicos.
Y el 19 de noviembre de 1537 escribió al Emperador solicitando permiso para pasar a Indias con veinte misioneros, entre los que iba Andrés de Moguer, profeso de San Esteban de Salamanca, gran profesor y provincial que fue. Hay una Cédula Real, fechada el 22 de abril de 1538, y dirigida a Juan de Zumárraga, obispo de México, donde consta la información de Pedro Delgado, prior en México, en base a la cual se determina no se exija a los frailes la cuarta de las limosnas recibidas por enterramientos en sus templos.
En el mes de agosto de 1538 se celebra en el convento de Santo Domingo de Ciudad de México Capítulo Provincial integrado entonces por siete conventos, México, Oajaca, Oaxtepec, Chimalhuacán- Chalco, Coyoacán, Yanhuitlán y Tepetlaoxtoc; en el Capítulo fue elegido provincial Pedro Delgado, quien se distinguió por la prudencia en el gobierno y por el celo apostólico en la evangelización de los nuevos pueblos. Las actas de este Capítulo ocuparon sólo dos hojas, en lo que aparece la sabiduría del prelado que las dictó, pues el perfeccionamiento de la religión no está en la multiplicación de las leyes, sino en la observancia de lo que se ha profesado. Este Capítulo decidió que hubiera Capítulo intermedio, donde pudiera responderse a los problemas que iban surgiendo en el desarrollo de la nueva Provincia, y se consolidó la presencia misionera de la Provincia en las regiones mixteca y zapoteca de la Nueva España y hasta en Chiapas y Guatemala, adonde fueron enviados Pedro de Angulo, o de Santa María, Juan de Torres y Matías de Paz, formados en la escuela de Domingo de Betanzos.
Tan bien fueron puestos los fundamentos de esta presencia dominica en esas tierras, ya evangelizadas previamente por el mismo Betanzos, que el Capítulo General de 1551, celebrado en San Esteban de Salamanca, instituyó la Provincia autónoma de San Vicente de Chiapa o Guatemala. En el tercer Capítulo Provincial habido en el convento de Santo Domingo de Ciudad de México en agosto de 1541, donde estuvieron representadas las casas de México, Oaxaca, Oaxtepec, Chimalhuacán- Chalco, Coyoacán, Yanhuitlán, Tepetlaoxtoc, Izúcar, Teposcolula y Puebla, fue elegido provincial Domingo de la Cruz, profeso del convento de Santa Cruz de Segovia. Pedro Delgado, uno de los definidores, fue asignado por el Capítulo a Santo Domingo de México, en calidad de prior conventual. El Capítulo envió a España a Bartolomé de las Casas y Rodrigo de Ladrada con la encomienda de buscar misioneros para Guatemala. Durante el provincialato, Domingo de la Cruz fue enviado a España por el Cabildo de Ciudad de México, en compañía de los provinciales, franciscano y agustino, para entrevistarse con el Emperador y responder a las cuestiones surgidas en la Nueva España sobre las encomiendas, entonces prohibidas por las Leyes Nuevas.
En el cuarto Capítulo Provincial, celebrado el 31 de agosto de 1544, fue elegido de nuevo provincial Pedro Delgado, en ausencia del provincial Domingo de la Cruz, que estaba en España; definieron en este Capítulo Domingo de Betanzos, prior confirmado entonces de Santo Domingo de México, Andrés de Moguer, Francisco de Aguilar, antes soldado y encomendero, y Diego de la Cruz. Tantos fueron los problemas surgidos en Nueva España con la promulgación de las Leyes Nuevas, que el visitador, licenciado Tello de Sandoval, reunió en julio de 1546 una Junta de Información, en el que estuvieron presentes los frailes dominicos Bartolomé de las Casas, obispo de Chiapas, y Pedro Delgado, provincial. Durante su provincialato absolvió del priorato del convento de Santo Domingo a Andrés Moguer, confesor también del virrey, por haber desobedecido una norma pastoral del obispo de México, consistente en no celebrar los domingos ninguna misa rezada antes de la misa mayor. Pedro Delgado reunió el Capítulo intermedio el 1 de febrero de 1546. Cuando acabó su segundo provincialato, durante el cual había visitado a todos los religiosos como la primera vez, había en la provincia de Santiago de la Nueva España cuarenta y cinco casas.
En el quinto Capítulo Provincial, celebrado en septiembre de 1547, fue definidor Pedro Delgado con Vicente de las Casas, Francisco Marín y Bernardo de Alburquerque. En este capítulo, donde se eligió provincial a Domingo de Santa María, fue nombrado maestro de novicios y, además, predicador general para el convento de Santo Domingo de México; fue el primero creado en la Provincia mexicana de Santiago.
Y en el Capítulo intermedio, habido en Ciudad de México el 5 de noviembre de 1548, Delgado fue enviado como vicario a Yanhuitlán.
Pedro Delgado, diversas veces prior del convento de Santo Domingo de la Ciudad de México, fue elegido por tercera vez provincial en el sexto Capítulo Provincial, el 7 de septiembre de 1550; mas él solicitó humildemente le dispensaran de aceptar tal cargo, aunque sí aceptó ser maestro de novicios, oficio en el que murió santamente en Ciudad de México en 1552, contagiado de fiebre tifoidea por un enfermo al que atendía, cuando era virrey Luis de Velasco; previamente había renunciado al obispado de Charcas en el entonces reino del Perú.
Bibl.: Fr. A. Fernández, “Del P. Fr. Pedro Delgado, de sus estudios y virtudes, y cómo pasó a la Nueva España” [cap. XXVIII], “Cómo el P. Fr. Pedro Delgado fue electo provincial de Méjico, y de su modo de proceder en este y otros oficios” [cap. XXIX], y “Cómo fue electo tercera vez provincial y después obispo de las Charcas, y no le aceptó, y de su dichosa muerte” [cap. XXX], en Fr. J. Cuervo (ed.), Historiadores del Convento de San Esteban de Salamanca, t. I, Salamanca, Imprenta Católica salmanticense, 1914, págs. 81-90; A. Dávila Padilla, Historia de la fundación y discurso de la Provincia de Santiago de México, de la Orden de Predicadores por las vidas de sus varones insignes y casos notables de Nueva España, Libro I, México, Editorial Academia Literaria, 1955, págs. 5-103.
Pedro Fernández Rodríguez, OP