Ayala, Teresa de. ?, s. m. s. XV – Las Huelgas de Burgos, 1525. Monja cisterciense (OCist.) en Santa Ana de Ávila y abadesa de las Huelgas de Burgos por insinuación de Isabel la Católica.
Hija de los condes de Ayala, habiendo sido formada en la cultura y la piedad, en su juventud sintió deseos de consagrarse a Dios en la vida religiosa, haciendo su ingreso en Santa Ana de Ávila, donde se entregó con afán de vivir el ideal monástico, de tal manera que cuando tuvo la edad requerida y en ocasión en que la comunidad necesitaba hacer elección de abadesa, las religiosas se fijaron en ella y la nombraron para presidirlas. Eran los últimos años del siglo XV en que las comunidades se hallaban necesitadas de reforma, y casualmente una de las preocupaciones mayores de los Reyes Católicos eran las almas consagradas. Eran hijas del tiempo, que ya se sabe cómo andaban al tomar las riendas del poder estos monarcas, empeñados en meter en cintura tanto a sacerdotes seculares como a religiosos de ambos sexos. Sobre todo era Isabel la Católica la más preocupada por la reforma de las órdenes religiosas.
Uno de los monasterios que solía frecuentar más en sus últimos años era Santa Ana de Ávila. Allí se enteró de que había una abadesa de excelentes cualidades para regir una comunidad, no solamente aquélla sino otra de mayor envergadura. Casualmente tenía gran interés por reformar el monasterio de las Huelgas de Burgos, cabeza de una docena de monasterios, sobre los cuales ejercía jurisdicción amplia. Juzgó que colocar en las Huelgas una abadesa de grandes cualidades, sería allanar el camino para que los demás monasterios abrazaran la reforma sin gran dificultad. Cuando falleció la última abadesa de las Huelgas, Leonor de Mendoza, por sugerencia de la Reina Católica les propuso una que podía cumplir con creces aquel cometido que ella iba buscando. Se puede aceptar el testimonio de Flórez, quien escribe: “A la muerte de esta Señora no convinieron los votos en elección, y se comprometió la comunidad en la que la Reyna Doña Isabel y el Arzobispo de Toledo nombrasen. Propusieron a Doña Teresa de Ayala, Abadesa de Sta. Ana de Ávila, del mismo orden, Señora muy ilustre y religiosa; y escribiendo los Reyes al Papa Alejandro VI, dio este comisión al Vicario de Burgos para que informándose de la utilidad, pusiese en posesión de la Abadía a esta Señora, y todas la diesen la obediencia. Este breve se firmó el 27 de julio del año 1502. Todas las Señoras de las Huelgas se holgaron de esta elección: y votando unánimemente su Abadesa a Doña Teresa de Ayala, tomó legítimamente posesión en 3 de diciembre del mismo año 1502”.
Este testimonio literal copiado de Flórez desmiente las fechas que otros autores atribuyen al inicio del abadiato de Ayala, pues añade dicho autor que “todo esto consta en el original de donde lo he sacado”, omitiendo igualmente su carácter extraño a la comunidad de las Huelgas. Lo único nuevo que aporta Amancio Rodríguez es la calidad de su persona, que según bulas de León X era hija de los condes de Ayala.
En uno de los breves de este pontífice, fechado el 13 de noviembre de 1517, se dirige “a la hija amada en el Señor, Teresa de Ayala, abadesa del Real Monasterio de monjas llamado de las Huelgas, extramuros de Burgos”. No es posible entrar en las continuas fricciones con que le tocó enfrentarse tanto con algunos visitadores de la orden, como con determinaciones del Consejo Real (A. Rodríguez).
Se cree que falleció en 1525.
Bibl.: A. Manrique, Anales Cistercienses, t. III, Lugduni, Iacobi Cardon, 1642, apéndice, pág. 5; H. Flórez, España Sagrada, t. 27, Madrid, Antonio de Sancha, 1788, págs. 599- 600; A. Rodríguez, Real Monasterio Cisterciense de Santa María la Real de las Huelgas y el Hospital del Rey, t. II, Burgos, Imprenta y Librería del Centro Católico, 1907, págs. 8 y ss.; J. Escribá de Balaguer, La Abadesa de las Huelgas, Madrid, Editorial Luz, 1944, passim; D. Yáñez Neira, “Nobleza y virtud en Santa María la Real de las Huelgas”, en Hidalguía, XXXVIII (1989), págs. 245-246.
Damián Yáñez Neira, OCSO