Nájera, Pedro de. Nájera (La Rioja), m. s. XV – San Pedro de Cardeña (Burgos), 6.I.1519. Benedictino (OSB), abad general de la Congregación de San Benito de Valladolid.
Nada se sabe de la vida de Pedro de Nájera hasta su ingreso, en fecha desconocida, en la abadía benedictina de su ciudad natal, donde profesó, siendo enviado posteriormente a Salamanca, en cuya Universidad obtuvo el grado de presentado en Sagrada Teología. Hacia 1490 pidió y obtuvo el traslado al Monasterio de San Benito de Valladolid, cuna de la reforma y observancia de la que saldría la Congregación de San Benito de Valladolid. En diciembre de 1494 fue enviado, junto a otros compañeros, a implantar la reforma en la célebre Abadía de Sahagún (León), siendo nombrado superior de la misma con el título de presidente a finales de 1496 y con el título de abad desde finales del año siguiente. Pero muy poco tiempo pudo gobernar aquella abadía, porque en agosto de 1499 fue elegido por los monjes abad de San Benito de Valladolid y nombrado por los Reyes Católicos reformador general de la Orden en Castilla.
Recién electo, fray Pedro procuró la reforma de la abadía riojana de San Millán de la Cogolla, a cuyo fin envió, a finales de 1500, a quince monjes encargados de aplicar la observancia. Ese mismo año convocó capítulo general de la Congregación en San Benito de Valladolid, que fue de especial importancia, pues en él se determinó la forma de gobierno de la federación de monasterios observantes que, con el título de Congregación, había sido erigida en 1497 por Alejandro VI, redactando las primeras constituciones. Terminado el Capítulo, fray Pedro fue a Galicia, en cuyo Monasterio de San Martín, de Santiago de Compostela, había muerto misteriosamente su antecesor en el cargo cuando trabajaba en pro de la reforma. La labor no era nada fácil, pues se trataba de la supresión de muchos monasterios y el traslado de sus monjes al monasterio compostelano, pero fray Pedro contó en todo momento con la ayuda de los Reyes Católicos. Lo mismo sucedió con las monjas, reducidas al Monasterio de San Pelayo de Santiago de Compostela, cuya unión no se hizo efectiva hasta 1512.
A lo largo de su generalato fray Pedro consiguió la aceptación de la reforma por parte de un gran número de monasterios. San Salvador de Oña (Burgos), donde desde 1450 se trataba de imponer la reforma, se unió en 1502 por medio de una concordia y, de forma definitiva, en 1506, el mismo año en que también se unían San Esteban de Ribas de Sil (Orense) y San Pedro de Montes (León). En 1502 se agregó también el Monasterio de San Pedro de Cardeña (Burgos). En el caso de San Vicente de Salamanca, agregado a la Congregación en 1504, cabe más hablar de nueva fundación que de reforma, dado el abandono en que se hallaba aquel monasterio, destinado a casa de estudios de los reformados. En 1507 se reformó San Zoilo de Carrión de los Condes (Palencia) y dos años después Santa María de Valvanera (La Rioja). En 1512 aceptó los usos vallisoletanos Sant Feliu de Guíxols (Gerona), pero el resto de los monasterios de la Corona de Aragón, exceptuado Montserrat, que había abrazado la reforma en 1493, siguió perteneciendo a la Congregación Claustral Tarraconense. Santo Domingo de Silos (Burgos) fue anexionado a la Congregación definitivamente en 1512, después de algunos intentos frustrados. Al año siguiente le llegó el turno a San Claudio de León, San Pedro de Eslonza (León) y San Benito de Sevilla. En 1515 se incorporó San Vicente de Oviedo y poco después el Monasterio de monjas de San Pelayo de la misma ciudad. La unión definitiva de San Pedro de Arlanza (Burgos) y de San Salvador de Lorenzana (Lugo) data de 1518. En casi todos estos casos, fray Pedro de Nájera hubo de luchar contra los abades perpetuos o comendatarios de cada monasterio e incluso contra la voluntad de los propios monjes. Pero el conflicto más enconado tuvo lugar con su propio Monasterio de profesión, Santa María de Nájera, ganándose las más severas censuras de la Santa Sede y viéndose privado del oficio de general en 1507. Aun así, fray Pedro siguió muy vinculado al gobierno de la Congregación y en 1512 fue nombrado coadjutor del general de San Benito, fray Juan de Amusco. En octubre de 1513 fue de nuevo elegido general por el Capítulo, y por último otra vez en 1516. Sin embargo, no llegó a terminar su trienio, porque dimitió poco después de junio de 1517, ignorándose las razones que le movieron a ello. A partir de ese momento se ignora cómo pasó los últimos años de su vida, y tampoco se está muy seguro del lugar y la fecha de su muerte.
Bibl.: E. Zaragoza Pascual, Los Generales de la Congregación de San Benito de Valladolid. Los abades trienales (1499-1568), vol. II, Silos, Stvdia Silensia, 1976, págs. 37-137 y 415-417; M. Buján Rodríguez (OSB), “Visita inédita de Fr. Pedro de Nájera al Monasterio de San Payo en el año 1515”, en Compostellanum, vol. 40, n.os 1-2 (1995), págs. 241-258.
Miguel C. Vivancos Gómez, OSB