Méndez, Luis. ¿Burgos?, m. s. xv – Burgos, 1529. Monje benedictino (OSB), obispo.
Es probable que Luis Méndez fuera natural de Burgos, ciudad de cuya catedral fue canónigo antes de que, en 1481, ingresara en la Orden de predicadores, tomando el hábito en Caleruega (Burgos). Tres años después, gracias a los buenos oficios de la duquesa de Frías, de la que era confesor, obtuvo un breve pontificio que le permitió pasar a la Orden benedictina, tomando el hábito en el Monasterio de Santo Domingo de Silos. En 1493 fue nombrado prior del Monasterio de San Martín de Madrid, dependencia silense, y obtuvo del Papa la confirmación de su nombramiento a la vez que la encomienda del Monasterio de Santa María de la Merced de Huete (Cuenca) y la iglesia parroquial de Fuentelpuerco (Soria). Sin embargo, otro monje de Silos le disputó el beneficio del priorato de San Martín, aunque en 1496 Alejandro VI permitió a fray Luis conservar su cargo en encomienda al tiempo que le nombraba obispo titular de Sidón.
Hacia 1507 los monjes de Silos enviaron a fray Luis a Roma a fin de conseguir del Papa la confirmación de un nuevo abad elegido por la propia comunidad y la supresión de la encomienda. El obispo de Sidón logró la renuncia del abad comendatario e impetró para sí el título de abad de Silos, que le fue concedido el 23 de marzo de 1512. Cuatro días después, el papa Julio II sujetó el monasterio silense a la Congregación de San Benito de Valladolid. Previamente, fray Luis había renunciado al Monasterio de San Martín de Madrid, y en 1516 llegó a un acuerdo con la Congregación vallisoletana por el que seguiría cobrando las rentas de la mesa abacial de Silos a perpetuidad y, sin renunciar al título abacial, dejaba las manos libres a los monjes de Valladolid para implantar la observancia. Sin embargo, él se dispensó de la residencia y pasó a residir en Burgos, cuyo beneficio canonical aún ejercía junto al cargo de confesor de la duquesa de Frías.
Fray Luis Méndez dispuso que, cuando muriera, su cuerpo fuera sepultado en la Abadía de Silos, adonde, en efecto, fue conducido. Modelo de prelado renacentista, atento sobre todo a su propio beneficio, tuvo el mérito de librar al monasterio silense de la plaga de la encomienda y sujetarlo a la floreciente Congregación de Valladolid, de cuya observancia él mismo se sustrajo hábilmente.
Bibl.: C. R. Fort y V. de la Fuente, España sagrada (De los obispos titulares de iglesias in partibus infidelium o auxiliares en las de España), vol. LI, Madrid, 1879; M. Férotin, Histoire de l’Abbaye de Silos, Paris, Ernest Leroux, 1897, págs. 142- 151; E. Zaragoza Pascual, Los Generales de la Congregación de San Benito de Valladolid (1568-1613), Silos, Stvdia Silensia V, 1980, págs. 359-360; L. Maté Sadornil, “Silos dentro de la Congregación benedictina de Valladolid en los siglos xvixviii”, en Silos. Un milenio. Actas del Congreso Internacional sobre la Abadía de Santo Domingo de Silos, vol. II, Silos, Stvdia Silensia XXVI, 2003, págs. 297-303.
Miguel C. Vivancos Gómez, OSB