Son casi nulos los datos personales que de él se conocen. Fue monje jerónimo del Monasterio de San Leonardo (Alba de Tormes, Salamanca), en donde fue prior, así como también del Monasterio de San Jerónimo de Buenavista (Sevilla). Al decir del padre Sigüenza (págs. 159-162), “hombre de claro y lindo ingenio, y para mucho [...], amigo de letras, y de las que con razón se llaman buenas letras”. Elegido padre general de su Orden en 1552, intervino en el tema de la retirada del emperador Carlos V a Yuste. En Simancas se conservan varias cartas al respecto. Durante su trienio quiso mudar la manera de las elecciones y, a este fin, juntamente con los miembros del capítulo privado que se celebraba en Guadalupe, enviaron a pedir al Papa que confirmase sus intentos. Pero los despachos y bulas llegaron cuando se comenzaba el capítulo general de 1555, en que cesaba fray Juan de Ortega, y no pareciéndoles bien a los capitulares lo que habían solicitado, le penitenciaron juntamente con los participantes, inhabilitándolos para los oficios de gobierno perpetuamente. Aceptó humildemente el castigo. Mientras esto sucedía, el Emperador lo nombraba obispo de Chiapas y gestionaba el despacho de las bulas correspondientes. Fray Juan, que al principio lo había aceptado, en este momento, presentó la renuncia, pues consideraba que, quien estaba sentenciado por inhábil para un priorato, no era razón para que se atreviese a tomar un obispado. [...]