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Julián Garcés de los Fayos

Biografía

Garcés de los Fayos, JuliánFray Julián Garcés. Ágreda (Soria) c. 1472 – Puebla de los Ángeles (México), 1542. Dominico (OP), teólogo, latinista, catedrático, predicador del emperador, protector de indios, obispo de Tlaxcala-Puebla de los Ángeles.

Julián Garcés nació en el seno de una noble familia, los Garcés de los Fayos, documentada en Ágreda desde mediados del siglo XIV y oriunda de la cercana localidad aragonesa de los Fayos (Zaragoza). Fueron sus padres Ximén Garcés de los Fayos y María González de Castejón, destacados miembros de la oligarquía agredeña y fundadores de la capilla de la Asunción en la iglesia de San Miguel de Ágreda. La villa de Ágreda pertenecía en lo eclesiástico al obispado de Tarazona, circunstancia que, sumada a su larga estancia en el convento de Predicadores de la ciudad de Zaragoza, pudo inducir al error de ser considerado aragonés de nacimiento.

Fray Julián toma el hábito dominico en el convento de San Esteban de Salamanca en 1487, cursando en él estudios de Lógica, Teología y Filosofía, como lo atestiguan los capítulos provinciales celebrados en Salamanca (1489), Toro (1493) y Piedrahita (1495); en todos ellos se refieren a la asignación al convento salmantino para cursar las diferentes disciplinas de “Fray Julianum de Ágreda”. Tras finalizar sus estudios en Salamanca y al igual que otros destacados dominicos, completa sus estudios en París, en el convento dominico de Saint Jacques, integrado en la universidad de la Sorbona, donde entrará en contacto con las corrientes humanistas de pensamiento.

El día 13 de noviembre de 1502 es prohijado en el convento de Predicadores de Zaragoza, en el que ejerce funciones de secretario y consejero, desplazándose a predicar a La Almolda (Zaragoza), Villarroya (Zaragoza) y Gandía (Valencia). Obtiene el grado de Maestro en Teología e imparte clases en Zaragoza y Valencia. En la universidad de Valencia detenta la cátedra de Filosofía Natural en 1504 (A. Palanca), siendo designado en dicho año para ocupar la de Filosofía Moral (J. Gallego Salvadores). Vicente de la Fuente afirma que el maestro fray Julián Garcés fue nombrado en octubre de 1504 para la cátedra de Escoto de la universidad de Valencia.

Garcés fue un eminente latinista, aventajado discípulo de Antonio de Nebrija, prueba de ello es la inclusión en la undécima edición de Introductiones latinae de Nebrija, impresa en París por Guy Merchant, el 19 de noviembre de 1500, de una epístola latina de Julián Garcés dirigida a Clichtoveo (Josse Van Clichtove), destacado filósofo y teólogo de origen belga, famoso por combatir las tesis de Martín Lutero. La expresada edición parisina contiene, además de los cinco libros de las Introducciones, las Diferencias, de Lorenzo Valla, Nonio Marcelo y Servio Honorato, así como una elegía de Nebrija a su pueblo natal. La epístola de Garcés hace una exaltación del latín que, con el tiempo se había contaminado de barbarismos, ofreciendo consejos pedagógicos para su enseñanza a los niños, elogiando a eminentes hispanos que brillantemente lo cultivaron tras la muerte de Cicerón, a la universidad de París, y a Nebrija “mi maestro, hombre muy erudito y elocuente”, en cuyo magisterio se reconoce. Esta edición parisina de uso didáctico fue promovida por el propio fray Julián, “antiguo discípulo nebrisensi”, probablemente coincidiendo con su estancia formativa en la capital francesa.

En el nombramiento de fray Julián como obispo de la diócesis de Tlaxcala es determinante el apoyo del todopoderoso obispo de Burgos Juan Rodríguez de Fonseca, de quien fue confesor. Es muy probable que Garcés entrara en el círculo privado de Fonseca por una doble vía, a través de su maestro Nebrija, quien se había encargado personalmente de la formación del obispo Fonseca y por mediación de su cuñado Juan de Soria, secretario del príncipe don Juan, quien colaboró estrechamente con Fonseca en la preparación del segundo viaje de Colón al Nuevo Mundo. Primeramente, es propuesto por Fonseca como obispo de Cuba, lo que no llega a materializarse. Mediante la bula Sacri apostolatus ministerio, León X crea el obispado “carolense”. El 13 de septiembre de 1520, desde la ciudad de Valladolid se remite una real cédula dirigida al Adelantado Diego Velázquez, gobernador de las tierras e islas de Coluacán y Cozumel para que se dé posesión del obispado de la Carola e iglesia de Santa María de los Remedios a fray Julián Garcés, motivo por el que, a pesar de lo indeterminado de dicho nombramiento, hasta 1530 firma como “obispo carolense”. En fecha posterior a la Guerra de las Comunidades de Castilla, una curiosa nota negativa aparece en el Consejo de Indias con respecto a las cédulas de nombramiento de Garcés como obispo, en la que se informaba “que éstas no se le dieran porque fue deservidor del Rey en tiempo de las Comunidades”, circunstancia que no impedirá su nombramiento como predicador del emperador. El 13 de octubre de 1525, con la bula Devotionis tuae probata sinceritas, el papa Clemente VII erige la diócesis de Tlaxcala. El 9 de noviembre de 1526, según comenta Schäfer “las Executoriales de Fr. Julián fueron renovadas y al mismo tiempo como sede del primer Obispado mejicano fue destinada la ciudad de Tlascala, capital de los más fieles compañeros de Cortés”.

Fray Julián llega a Nueva España junto a fray Diego de Loaysa el 19 de octubre de 1527, siendo solicitada su mediación en el pleito que mantienen el gobernador Diego de Estrada y Hernán Cortés, comentando López de Gómara que “con su autoridad y prudencia los hizo amigos”. Bernal Díaz del Castillo comenta que ésta fue infructuosa, con lo que no está de acuerdo el profesor José Luis Martínez, pues “Cortés preparaba ya su viaje a España y sabía que, además de las órdenes reales, necesitaba el permiso del gobernador para salir de Nueva España”.

En compañía de fray Julián viaja a México su hermana, Isabel Garcés (algún autor afirma que era sobrina suya), quien se convertirá en esposa del conquistador de las Filipinas Miguel López de Legazpi. Este parentesco queda abundantemente descrito en las pruebas realizadas en Ágreda para el ingreso en la orden de Santiago de García de Albornoz Acuña y Legazpi, adelantado de Filipinas, hijo de Melchor de Legazpi Garcés y nieto de Miguel López de Legazpi e Isabel Garcés.

Al regreso de Cortés a México en compañía de su esposa Juana de Zúñiga y Arellano, Nuño de Guzmán y los oidores prohíben a los naturales que les ofrezcan ayuda, bajo amenaza de severos castigos. Hernán Cortés envía a fray Julián y al prior de Santo Domingo para que expliquen a los miembros de la Audiencia que él “había venido como Capitán General no a alzarse contra la autoridad sino a mantener el orden”.

Fray Julián Garcés, obispo de Tlaxcala, y Juan de Zumárraga, obispo electo de México, son nombrados protectores de indios, lo que genera algunas tensiones con la Primera Audiencia de México. Los protectores tienen la misión de evitar los abusos contra los indígenas haciendo cumplir la legislación vigente. El nombramiento de fray Julián es dado en Toledo el 6 de noviembre de 1528, cuando él ya se encuentra en Nueva España.

En los primeros años de su episcopado Garcés reside en la ciudad de México, motivo por el que recibe una real cédula de fecha 25 de enero de 1531, en la que se le ruega se traslade a vivir a Tlaxcala, para que con su doctrina y ejemplo promueva la conversión y buen cuidado de los indios; al mismo tiempo se escribe al presidente de la Real Audiencia para que trabaje en poblar de cristianos aquella provincia. Por ausencia de Zumárraga, obispo electo de México, Garcés ocupa provisionalmente la sede vacante.

Durante su episcopado, se caracteriza Garcés por un austero modo de vida, valiéndose de escaso personal para su servicio, promoviendo la evangelización y la escolarización de los indígenas e impulsando obras de beneficencia, como los hospitales de Puebla de los Ángeles y Perote, en el camino real de Veracruz a la ciudad de México, destinando buena parte de sus rentas en limosna hacia los más desfavorecidos. En Puebla de los Ángeles deja instituidas seis capellanías.

En el año 1531 comienza la fundación de Puebla de los Ángeles, la leyenda o mito fundacional de la ciudad otorga un importante papel a fray Julián, pues el obispo en vísperas del día de San Miguel Arcángel, 28 de septiembre, sueña “que unos ángeles lo llevaban a un hermoso lugar que poseía todas las virtudes del mundo: tierra fértil, agua abundante y clima saludable”, al día siguiente el obispo conducirá “a un grupo de franciscanos al lugar donde más tarde se fundaría Puebla”. Con el tiempo esta leyenda tuvo su fruto, los habitantes de Puebla creían en el origen divino de su ciudad.

Garcés participa junto a Juan de Zumárraga, obispo de electo de México, en la Junta Eclesiástica promovida en 1531 por Sebastián Ramírez de Fuenleal, presidente de la Segunda Audiencia, en la que se pretende poner orden y forma al trabajo evangelizador. El 19 de abril de 1532 asiste junto Zumárraga en la Junta que busca la moderación en el uso de los “tamemes” o porteadores indígenas, frente al abuso de los españoles. En la Junta celebrada en 1539 sobre los ritos del bautismo y en la que participan Zumárraga, Vasco de Quiroga, obispo de Michoacán, Juan de Zárate, obispo de Oaxaca, el obispo Garcés rubrica las actas que le fueron remitidas al no hallarse presente.

En lo doctrinal fue Garcés fiel seguidor del tomismo y un gran lector de San Agustín, profundizando en su obra, y dejando en ella, fruto de sus reflexiones, numerosas anotaciones marginales. A su muerte, esta obra anotada es legada por expresa voluntad suya al convento de Santo Domingo de Puebla de los Ángeles.

Los desmanes y abusos cometidos por la Primera Audiencia que despóticamente gobernó Nueva España influirán en la carta que Garcés dirige al pontífice, pues a través de las encomiendas, repartidas en exceso y a partidarios por Nuño de Guzmán y los oidores, se abusaba de la mano de obra indígena, generando una forma encubierta de esclavitud. Se cuestionaba la racionalidad y humanidad de los indígenas, a quienes algunos tratadistas como Ginés de Sepúlveda, atribuían una “imbecilidad natural”; por contra, para Garcés “son con justo título racionales”, criticando con dureza a sus detractores, quienes “han sudado poco o nada en la conversión de los indios y han estudiado poco en aprender su lengua y conocer sus ingenios”. La bula papal Sublimis Deus, promulgada en 1537 por Paulo III, ha sido considerada la “Carta Magna” de los derechos de los indígenas americanos. Para León Portilla, esta bula representa el triunfo de fray Julián Garcés y de fray Bernardino de Minaya. Minaya viajó a Roma con varias cartas, la más importante según él era la del obispo de Tlaxcala, así se lo confesó a su amigo Tommaso Badia, de la Orden de Predicadores y Maestro del Sacro Palacio Pontificio. En 1537 Tommaso Badia autoriza la publicación en Roma de la epístola de Garcés con el nombre De habilitate et capacitate gentiun sive indorum noui mundi nuncupati ad fidem Christi capessendam, & quam libenter suscipiant, conservándose un único volumen de la misma en la John Carter Brown Library de la Brown University. La bula Sublimis Deus representa una clara respuesta papal a la carta de Garcés, en ella se protege a los indígenas por su propia condición humana, pues, “aunque hayan nacido fuera de la fe de Cristo, no están ni deberán ser privados de la libertad ni del dominio de sus bienes”, reconociendo su racionalidad y capacidad para ser evangelizados “y que estos indios, como las otras naciones, deberán ser atraídos a la dicha fe de Cristo y mediante la predicación de la palabra de Dios y mediante el ejemplo de buenas costumbres”.

El cabildo catedralicio se traslada de Tlaxcala a Puebla de los Ángeles, siendo oficialmente refrendando el mismo en 1543; el primer registro de una reunión del cabildo lleva fecha de 22 de septiembre de 1539 y a ella asisten el tesorero Benito López, el canónigo Esteban Rangel, los arcedianos Francisco de León y Francisco Hernández, junto a fray Julián Garcés.

A finales de 1542 muere el obispo Garcés, obedeciendo a su voluntad se le sepulta en el convento de Santo Domingo de Puebla de los Ángeles. Los restos mortales de Garcés se trasladan a la catedral de la Puebla de los Ángeles durante el episcopado de Juan de Palafox y Mendoza; él fue quien ordenó inscribir en el cuadro de fray Julián conservado en dicha catedral, los tres elogiosos términos latinos que ponen de manifiesto las virtudes de Garcés: “Sapiens, Integer, Emeritus”.

 

Obras de ~: “Epístola de Julián Garcés a Clichtoveo”, en Introductiones Latinae de Antonio de Nebrija, Paris, 1500; De habilitate et capacitate gentiun sive indorum noui mundi nuncupati ad fidem Christi capessendam, & quam libenter suscipiant, Roma, 1537; Illustratio omnium operum Divi Agustini, notis marginalibus a se ipso factis, s.f.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias, Indiferente, 420, L8, f29r-29v; AGI, México, 1088, L1 bis, f51r; AGI, México, L3, f89r-89v; AGI, Patronato, 180,R,31; Archivo Histórico Nacional, Sección Órdenes Militares, Santiago, expediente 228.

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Raúl Utrilla