Betanzos, Domingo de. León, c. 1480 – Valladolid, 14.IX.1549. Fraile dominico (OP), con fama de santidad, que implantó su Orden religiosa en México.
Domingo de Betanzos, oriundo de Galicia y nacido en la ciudad de León, se licenció en Derecho Civil y Eclesiástico por la Universidad de Salamanca; peregrinó a Montserrat, Roma y permaneció dos años como eremita en la isla de Ponza, cerca de Nápoles.
Tras la experiencia evangélica de recorrer el mundo sin dinero, mendigando la comida y el vestido, regresó a Salamanca en busca de su amigo Pedro de Arconada, para invitarlo a la vida eremita, y cuando lo encontró, ya fraile dominico, en el convento de San Esteban de Salamanca, fue el amigo quien le impulsó a ingresar en el mismo convento, ya reformado, donde después de hacer el año de noviciado, profesó el 30 de mayo de 1511 de manos del padre prior Domingo Pizarro, cambiando el nombre de Francisco por el de Domingo. Después de estudiar Teología en San Esteban, fue ordenado sacerdote en Sevilla, tal vez por el arzobispo Diego de Deza, OP, en 1513, y en el convento dominicano de San Pablo celebró su primera misa.
En el otoño del mismo año se embarcó con otros siete frailes dominicos, entre los que viajaba Tomás Ortiz, rumbo a La Española, donde trabajó durante más de doce años con Pedro de Córdoba, primer vicario de los frailes dominicos en América, entregado a la evangelización de aquellos pueblos. Betanzos firmó en La Española un Parecer ampliado con otros frailes dominicos en contra de la Encomienda. En 1518 Pedro de Córdoba y Domingo de Betanzos intentaron misionar la isla Margarita, pero fue imposible por la extrema belicosidad de los indígenas, salvándose ellos milagrosamente. En 1519, Betanzos firmó una Relación con otros frailes dominicos dirigida al señor de Xevres sobre el trato inhumano dado por los españoles a los indios. Betanzos, entonces vicario de los frailes dominicos en La Española, influyó en el clérigo Bartolomé de las Casas después del desastre en Cumaná (enero de 1522) para que entrara en el noviciado de los dominicos a finales de 1522.
El 23 de junio de 1526 desembarcaron en el Puerto de la Veracruz los primeros frailes dominicos, entrando en Ciudad de México hacia el 25 de julio de 1526, fiesta de Santiago Apóstol; Tomás Ortiz, el vicario, había salido de Sanlúcar de Barrameda el 15 de febrero de 1526 con siete frailes y en La Española se unieron otro cuatro, entre ellos Domingo de Betanzos; Tomás Ortiz llegó antes a México, pues viajó en compañía del licenciado Ponce de León. En el otoño de 1526, Tomás Ortiz, un tanto intrigante, al parecer, regresó a España por motivo de su salud, con otros cuatro religiosos, quedando en México Betanzos, superior, Gonzalo Lucero y Vicente de las Casas, novicios, pues los demás habían fallecido. En septiembre de 1526 Betanzos firmó en México un “Informe de Franciscanos y Dominicos a favor de la Encomienda mitigada”, tema estudiado en la Segunda Junta Eclesiástica de México en el verano de 1526.
El mayor quehacer de Betanzos en México durante los años 1526 y 1528 fue poner los fundamentos del establecimiento de la Orden de los frailes dominicos según la forma de vida por él conocida en San Esteban de Salamanca, primera condición para que pudiera desarrollar allí su objetivo final, la evangelización.
Domingo de Betanzos no admitió posesiones, ni rentas, ni tampoco encomiendas; esto lo juzgaba él como contrario a la pobreza, en la que era preciso vivir para poder evangelizar con dignidad y eficacia; y este estilo de vida duró por un espacio de treinta años. A los novicios les formó en la primera regla y principal escuela de Jesucristo, teniendo para ello una devotísima imagen del Señor Crucificado.
Betanzos, en cuanto superior dominico, desempeñó también el oficio de inquisidor unido a la predicación, sabiendo que su primera obligación era persuadir por medio de la palabra; desde 1535 pasó este oficio al obispo de México, fray Juan de Zumárraga, nombrado entonces inquisidor apostólico para su obispado. En el otoño de 1527 pudo saludar Betanzos a Hernán Cortés, en Chalco, durante la toma de posesión del primer obispo de la nación mexicana, Julián Garcés, OP; en esta ocasión, tanto Betanzos como Fuensalida aconsejaron a Cortés regresar a España para defender sus derechos ante el Emperador, conculcados por el gobernador Alonso de Estrada. El hecho de que Betanzos, junto con Zumárraga y Juana de Zúñiga, esposa de Cortés, fueran los albaceas de Hernán Cortés, prueba la confianza existente entre ellos.
En 1528 llegan a México, procedentes de España, nuevos frailes dominicos, entre ellos Bernardino de Minaya, viniendo por vicario general de todos Vicente de Santa María; en la nueva situación a principios de 1529 fue enviado Betanzos con Francisco de Mayorga a fundar la Orden y a evangelizar Guatemala, siendo nombrado por el obispo electo Juan de Zumárraga, vicario suyo en Guatemala. Vicente de Santa María se enemistó imprudentemente con los franciscanos y con la segunda Audiencia, pues estaba a favor de la primera Audiencia.
En el Capítulo General de 1530 fue creada la provincia de Santa Cruz con sede en La Española y en el mismo Capítulo fue admitido como convento la comunidad de Santo Domingo de México, dependiente de La Española. Betanzos, identificado con Zumárraga y a favor de los indios, fue enviado como procurador a Europa en agosto de 1531 en compañía del hermano lego Diego Marín, para solventar la autonomía de los frailes dominicos de México; en el fondo, lo que se pretendía era frenar los propósitos de que vinieran los frailes dominicos de las islas a reformar a los de México, dirigidos ahora por Vicente de Santa María. En efecto, el 23 de septiembre de 1531 desembarcó en Veracruz Tomás de Berlanga, provincial de Santa Cruz, con otros dominicos, entre los que venía Francisco de San Miguel, nombrado prior de Santo Domingo de México. Al llegar al convento, fueron encarcelados por Vicente de Santa María.
El 8 de septiembre de 1531 el Consejo de Indias preconizó a Betanzos para obispo de Santiago de los Caballeros, Guatemala; pero a principios de 1532 renunció a la mitra, pues en ese momento era más importante poner los fundamentos a la nueva provincia de México. Betanzos, llegado a Roma, esperó a que se reuniera el Capítulo General en la Pascua de Pentecostés de 1532, donde fue elegido maestro general Juan de Fenario. El definitorio del capítulo general aceptó las peticiones de los dominicos de México y el 11 de julio de 1532 fue erigida la provincia de México, en medio de tensiones con la provincia de la Santa Cruz. Por ello el Emperador mandó suspender la decisión del Capítulo General hasta que las pláticas de Berlanga y Betanzos en Valladolid, en 1533, permitieron que se aplicara la decisión capitular, como consta en la carta del maestro general, Juan Fenario, fechada el 14 de septiembre de 1533.
En la primavera de 1533 llegan noticias a Nueva España de una relación hecha por Betanzos al Consejo de Indias en España sobre la incapacidad de los indios para entender las cosas de la fe. Esto provocó las acusaciones de Ramírez de Fuenleal, presidente de la segunda Audiencia, del cabildo de Ciudad de México, del obispo Garcés y de los franciscanos Testera y Fuensalida contra Betanzos. ¿Quién informó tan perversamente sobre Betanzos en México? Cuando Betanzos se enteró de las acusaciones que le estaban haciendo en México, él mismo declaró ante el Consejo de Indias: “Días ha que hablé en esta materia en este Consejo de importunación de vuestras mercedes, que me lo mandaron; dije entonces lo que siento ahora y siento ahora lo que dije entonces. Mal pareció a vuestras mercedes y mucho peor a aquellos señores y religiosos de la Nueva España cuando lo supieron allá, sobre lo cual se han escrito muchas cartas reprensivas y bien de sentir y aun no tan templadas como fuera razón; doy muchas gracias a nuestro Señor que halló muchos contra mi opinión, a los cuales vuestras mercedes en su determinación han de seguir [...]. Yo he hablado algo en la capacidad de los indios en común, no diciendo que totalmente son incapaces, porque esto yo nunca lo dije, sino que tienen muy poca capacidad, como niños, lo cual ha sido harto mordido y adentellado, y esto, como bien saben vuestras mercedes, no lo dije yo para que se dejase de poner en su conversión y enseñanza todo el trabajo y diligencia que posible fuese y siempre lo he deseado yo [...]. Y si haciendo este examen se hallare que esta gente es de tanta capacidad como esos señores y religiosos de la Nueva España dicen, yo confesaré haber errado y confesaré mi culpa delante de todos, y si se hallare que no lo son, mucho les aprovechará a vuestras mercedes saberlo, así para saber lo que deben hacer, como para no ser engañados con relaciones de ciegos y no experimentados que cada día de muchas partes les han de venir” (Carreño, 1961).
En la primavera de 1535 llegó Betanzos a México, acompañado de treinta nuevos dominicos, entre ellos Pedro Delgado y Tomás del Rosario; al llegar, lo primero que tuvo que hacer fue destituir de sus cargos al que precipitadamente habían nombrado provincial, Francisco de San Miguel, y al prior de Santo Domingo, Bernardino de Minaya; en segundo lugar, convocó Capítulo en el convento de Santo Domingo, siendo elegido prior Pedro Delgado, y finalmente convocó Capítulo Provincial para el 24 de agosto de 1535 en el convento de Santo Domingo de México, donde él fue elegido provincial. Betanzos siendo provincial de México envió a Bartolomé de las Casas a Guatemala como vicario del convento de Santo Domingo.
Por aquellos tiempos se extendió también el error de que los indios eran incapaces de sacramentos; en este contexto Bernardino de Minaya regresó a España y se acercó a Roma, extendiendo por doquier su enemistad con Betanzos, donde logró la famosa bula Sublimis Deus de Pablo III (2 de junio de 1537), donde se reconoce que los indios son hombres como los demás y, por lo tanto, capaces de ser evangelizados y de la recepción de los sacramentos. Minaya, al no haber seguido los cauces legales, fue encerrado en el convento de Trianos de León.
En agosto de 1538 se celebró el segundo Capítulo Provincial en México al que asistieron representantes de las siete casas instituidas en el provincialato, es decir, México, Oaxaca, Oaxtepec, Chimalhuacán- Chalco, Coyoacán, Yanhuitlán y Tepetlaoxtoc; en este Capítulo fue elegido provincial Pedro Delgado.
Betanzos fue destinado como vicario a la casa de Santa María Magdalena de Tepetlaoxtoc, eremitorio desde 1529, donde se retiraba Betanzos cuando los asuntos de la provincia se lo permitían. En el tercer Capítulo Provincial habido en agosto de 1541, Betanzos fue destinado de nuevo a Tepetlaoxtoc, ahora como súbdito. En agosto de 1544 se celebró el cuarto Capítulo Provincial, siendo Betanzos confirmado prior del convento de Ciudad de México. Ese año de 1544, se imprimió en México la Doctrina cristiana para instrucción de los Indios, redactada por Pedro de Córdoba y otros religiosos de la misma Orden, gracias al interés de Domingo de Betanzos, entonces prior del convento de Santo Domingo de México. Él mismo fue el que adaptó y completó la obra para la catequización en México, como se afirma en el colofón.
El obispo Zumárraga, Betanzos y Martín de Valencia, “tres varones de gran perfección” (Mendieta, 1989), oyendo hablar de los territorios inmensos de extremo oriente, recién descubiertos, y llenos de celo por la causa del Evangelio, pergeñaron un proyecto para ir a evangelizar a aquellos pueblos, pasando de las conquistas tiránicas a las conquistas apostólicas.
En este sentido, el emperador Carlos V nombró embajadores suyos al obispo Juan de Zumárraga, a Domingo de Betanzos y a Juan de la Magdalena en extremo oriente, según consta en la carta imperial, fechada el 1 de mayo de 1543. Pero este proyecto no llegó a realizarse.
En México hubo desasosiego por la aplicación de las leyes nuevas (Barcelona, 20 de noviembre de 1542), fruto de la actividad de Bartolomé de las Casas, que fueron promulgadas en Nueva España el 24 de marzo de 1544 por el visitador de la Audiencia y Chancillería Francisco Tello de Sandoval; la ordenanza 30 prohibía las encomiendas. Betanzos fue siempre partidario de la permisión de las encomiendas mitigadas.
En un Parecer dirigido a Ramírez de Fuenleal, hacia 1544, Betanzos escribe: “Todo el bien universal de esta Nueva España consiste en tres cosas: la una, en el buen tratamiento y conservación de los naturales de ella; la otra, en la perpetuación y asiento y sosiego y quietud de los españoles en ella; la otra consiste en que las rentas del rey vayan cada día más creciendo” (García Icazbalceta, 1980). La misma actitud fue asumida por los religiosos franciscanos, dominicos y agustinos, cuyos provinciales viajaron a Europa para entrevistarse con el Emperador y lograr la suspensión de este artículo de las Encomiendas en Nueva España.
Con este motivo se desarrolló el conflicto entre Betanzos y Bartolomé de las Casas.
En el quinto Capítulo Provincial de 1547 fue elegido provincial Domingo de Santa María y el Capítulo intermedio, habido en noviembre de 1548, destinó al convento de México a Betanzos y a Vicente de las Casas, enviándolos después como procuradores de la provincia al Capítulo General y a la Corte imperial, en España, y con la misión de procurar frailes para Nueva España; Betanzos tenía también el propósito de peregrinar a Tierra Santa. Ambos religiosos llegaron en julio de 1549 a Sevilla y el 26 de agosto al convento de San Pablo de Valladolid. En 1547 había regresado por quinta vez a España Bartolomé de las Casas, obispo de Ciudad Real de Chiapa, y estaba hospedado en San Gregorio de Valladolid, donde tuvo lugar la controversia con Juan Ginés de Sepúlveda. Valladolid era entonces el corazón y el pensamiento de España.
De la biografía de Betanzos emerge una fuerte y libre personalidad de fraile reformado, evangélico y andariego, es decir, un hombre que fácilmente provocaba filias y fobias. De hecho, Betanzos fue un religioso perseguido y denostado por algunos, hasta hermanos de hábito, como dice su primer biógrafo, el fraile agustino Antonio Osorio de San Román; fueron tiempos recios en los que vivió, en los que se advertían grandes virtudes y grandas pasiones. En este contexto fue calificado de radical, exaltado, rigorista, converso, idealista, extraño, cuando simplemente se trata de un fraile dominico reformado coherente con el Evangelio y con su vocación religiosa, un monje contemplativo y apóstol, que luchó por el nuevo cristianismo indiano, siendo austero consigo mismo y benigno con el prójimo.
Betanzos ha sido acusado de antiindigenista, basándose sobre todo en la retractación firmada (De las Casas, 1962), no escrita, por Betanzos en Valladolid el día 13 de septiembre de 1549, víspera de su fallecimiento; murió al día siguiente por la mañana.
Ahora bien, este presunto documento expresa en parte más bien las ideas de Minaya que las suyas y, además, dadas las circunstancias especiales en las que se hizo, horas antes de su muerte, pudo ser presionado por los circunstantes. De hecho, sus biógrafos no hablan de él. El verdadero motivo de la oposición a Betanzos no fue indigenista, sino, por una parte, política, es decir, la cuestión fue la actitud de unos y de otros ante las autoridades españolas en América y, por otra parte, la división de pareceres entre los frailes dominicos con respecto al establecimiento de la provincia de Santiago de México, es decir, la defensa de dos sistemas diversos de evangelización, basados en dos perspectivas de “vida religiosa”, reformada o acomodada a otros criterios.
¿Fue antiesclavista Betanzos, habiendo sido el que pregonó en Guatemala la ley antiesclavista de 1530? ¿Fue responsable Betanzos de la derogación de la cédula real de 20 de febrero de 1534, si fue el que prohibió en el Capítulo Provincial de 1535 la existencia de esclavos en los conventos dominicos novohispanos? Betanzos se opuso a que los indios recibieran las órdenes sagradas, pero nunca calificó a los indios de bestias, sino que fue Minaya quien le acusó de tal cosa en una carta de 1537; no fue Betanzos el responsable de la ley esclavista de 1534, sino que Minaya le acusó en tal sentido en un Memorial suyo de 1562, pues Minaya puso por pantalla el presunto antiindigenismo de Betanzos cuando el problema real era su oposición personal a la nueva provincia que instauraba Betanzos. El conflicto entre Minaya y Betanzos fue debido a dos modos distintos de entender la presencia de los dominicos en Nueva España, y el enfrentamiento entre Las Casas y Betanzos, explicitado en la famosa Carta de Motolinía al Emperador, fechada el 2 de enero de 1555, se produjo por el modo diverso de pensar sobre la aplicación de las Leyes Nuevas en México y, en general, sobre la misión de los frailes en América.
Betanzos, amigo de fray Martín de Valencia, del primer obispo y arzobispo de México Zumárraga, de quien fue también confesor, y de la segunda Audiencia de México y del virrey Antonio de Mendoza, goza de fama de santidad en el pueblo de Tepetlaoxtoc, donde pasaba temporadas dedicado exclusivamente a la oración en su conventito de Tlaxcantla; la misma fama se constata en los historiadores del convento de San Esteban y cronistas de la provincia de Santiago de México. Su primer biógrafo, fray Antonio Osorio de San Román, lo califica como uno de los nueve misioneros más famosos de Nueva España, tres franciscanos, tres agustinos y otros dos dominicos.
Obras de ~: con P. de Córdoba et al., Doctrina cristiana para instrucción de los Indios, Impresa en México, 1544 y 1548 (Salamanca, Editorial San Esteban, 1987).
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Pedro Fernández Rodríguez, OP