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Antonio Espina García

Biografía

Espina García, Antonio. Simón de Atocha. Madrid, 29.X.1894 –15.II.1972. Escritor y periodista.

Nacido en el seno de una acomodada familia de clase media alta, Antonio Espina comenzó la carrera de Medicina, que acabó abandonando en el cuarto curso para dedicarse enteramente a la literatura y al periodismo. Su primer libro de poemas, Umbrales, fue recibido con interés por la crítica, que apreciaba un primer paso desde una estética simbolista, arraigada en el modernismo, hacia preocupaciones vanguardistas. Al año siguiente, en 1919, publica Divagaciones. Desdén, un conjunto de textos en prosa misceláneos —notas costumbristas, aforismos, artículos ensayísticos, etc.—, donde continúa la línea iniciada en el libro anterior, pero ahora con un evidente afán experimentador y de ruptura con los límites tradicionales de los géneros literarios. De esta época data el comienzo de su relación con Juan Ramón Jiménez, que animó su vocación poética publicando en su editorial Biblioteca de Índice Signario, un libro de poemas ya plenamente vanguardista. En esos años, Espina frecuentó la tertulia de Pombo, entró en contacto con los círculos ultraístas y, sobre todo, hizo sus primeras armas periodísticas en La Pluma y España.

A partir de 1923, comienza el período de madurez y de esplendor literario y periodístico de Antonio Espina, truncado, como en tantos otros casos, en 1936. Aparte de publicar Signario, comienza a colaborar en la recién fundada Revista de Occidente como crítico y reseñador literario desde el primer número. En la colección “Nova Novorum”, inspirada por Ortega y Gasset, publicó el tomo de cuentos Pájaro pinto y la novela Luna de copas. Dejando a un lado a Benjamín Jarnés, al que se le considera el mayor novelista de su época, Espina llevó a cabo la reflexión más incisiva sobre el alcance y los límites de los postulados de la narrativa vanguardista. Pájaro pinto representa, en este sentido, un intento de aplicar las técnicas cinematográficas, bajo un enfoque lírico y metafórico, a la prosa narrativa liberada de sus ataduras realistas. En el prólogo titulado “Antelación” reconoce, no obstante, que “lo peor es que el interés argumental se suele perder bajo el desafuero de la fotogenia y la metáfora”, adelantándose así, con lucidez, a las feroces críticas que más tarde, al triunfar la novela socialrealista en la década de 1930, se harían recaer sobre el tipo de novela vanguardista.

Consciente de estos obstáculos estéticos, Espina inicia su dedicación a la biografía y al ensayo, que recopila en los volúmenes Lo cómico contemporáneo y El nuevo diantre. La única incursión de nuevo en la ficción fue en el volumen colectivo Las siete virtudes con el relato “La Paciencia o Eliu, el hijo de Barachel”, reelaboración de un texto de Divagaciones. La biografía se había puesto de moda en Europa gracias a las obras de Lytton Strachey, Stefan Zweig o de André Mauriac. En 1929, dentro de la colección “Vidas españolas e hispanoamericanas del siglo xix” de la editorial Espasa Calpe, Espina da a la imprenta Luis Candelas, el bandido de Madrid, en la que sobresale un rasgo de su carácter moral e intelectual: un madrileñismo irónico de raíz romántica. También presente en su posterior biografía Romea o el comediante (1935), este rasgo llevó a Juan Ramón a retratar a Espina como un doble actual de Larra en Españoles de tres mundos. Su romanticismo, en lo que tiene de ético y crítico, determina su actitud política durante la República dentro de los sectores de la izquierda. Como crítico de arte había colaborado en La Gaceta Literaria (1927-1929), revista que abandonó por la evolución ideológica de su director, Ernesto Giménez Caballero, hacia posiciones fascistas. En 1930, con motivo de un banquete en homenaje a este último, Espina tuvo un choque con Ramiro Ledesma Ramos, figura destacada del naciente fascismo español.

En sus artículos de El Sol se hace eco a menudo, con una posición equilibrada, de la polarización artística entre los ismos y la “literatura de avanzada” que surge a fines de los años veinte. Funda y dirige en 1930 con José Díaz Fernández y Adolfo Salazar Nueva España. Se convierte en crítico teatral de Crisol y Luz. En 1935 pasa varios meses en la cárcel tras ser condenado por un artículo contra Hitler publicado en El Liberal. Tras la victoria del Frente Popular en 1936, se decide a intervenir en política. Es nombrado gobernador civil de Ávila y enseguida de las Baleares, en cuya capital, Mallorca, le sorprende la sublevación del 18 de julio. Pasa toda la guerra encarcelado, sufriendo entretanto una grave depresión. Es puesto en libertad en el verano de 1940, aunque no puede abandonar España.

Se ve obligado entonces a escribir por encargo y comienza a publicar nuevas biografías. Continúa su actividad literaria sumido en el semianonimato hasta que logra huir a París en 1946. Durante su estancia parisina colabora con periódicos franceses y mexicanos.

En 1948 se traslada a México con su familia, donde vivió hasta 1956, fecha en que regresa a España. Trabaja entonces para la editorial Aguilar, escribiendo incluso libros infantiles, y publica desde 1958 hasta 1963 algunos artículos en ABC bajo el seudónimo de Simón de Atocha, el cual ya había utilizado con anterioridad. En esta etapa redactó una enjundiosa historia de la prensa moderna española titulada El cuarto poder. Sigue colaborando con revistas y periódicos hispanoamericanos. Un artículo crítico con el concepto de Hispanidad de Ramiro de Maeztu le ocasiona serios problemas con el régimen franquista. Siempre independiente y mordaz, en sus últimos años se acentuó el olvido y la postergación a que había sido sometido en la posguerra. Al morir en 1972, fue enterrado en el cementerio civil de Madrid. Su legado literario ha conocido una discreta reivindicación a partir de la última década del siglo xx.

 

Obras de ~: Umbrales, Madrid, Ángel Alcoy, 1918; Divagaciones. Desdén, Barcelona, 1919; Signario, Madrid, Índice, 1923; Lo cómico contemporáneo, Madrid, Imprenta Ciudad Lineal, 1927; Pájaro Pinto, Madrid, Revista de Occidente, 1927; Luis Candelas, el bandido de Madrid, Madrid, Espasa Calpe, 1929; Luna de copas, Madrid, Revista de Occidente, 1929; “La Paciencia o Eliu, hijo de Barachel”, en VV. AA., Las siete virtudes, Madrid, Espasa Calpe, 1931; El nuevo diantre, Madrid, Espasa Calpe, 1934; Romea o el comediante, Madrid, Espasa Calpe, 1935; Ganivet, el hombre y su obra, Madrid, Espasa Calpe, 1942; Cervantes, Madrid, Atlas, 1943; Diez triunfos en la mano, Barcelona, Destino, 1944; Quevedo, Madrid, Atlas, 1945; Cánovas del Castillo, Madrid, Pegaso, 1946; Espartero o ¡Cúmplase la voluntad nacional!, Madrid, Gran Capitán, 1949; Voltaire, Madrid, 1953; Chopin. El hombre y el artista, Madrid, 1954; Federico el Grande, Madrid, Aguilar, 1956; Carlo Magno, Madrid, Aguilar, 1957; Dioses y héroes nórdicos, Madrid, Aguilar, 1957; El libro del aire, Madrid, Aguilar, 1957; El libro de las montañas, Madrid, Aguilar, 1958; Exploradores de África, Madrid, Aguilar, 1958; Julio César, Madrid, Aguilar, 1958; Audaces y extravagantes, Madrid, Taurus, 1959; Juan Sebastián Elcano, Madrid, Aguilar, 1959; El cuarto poder. Cien años de periodismo español, Madrid, Aguilar, 1960; El alma Garibay, Madrid, Renuevos de Cruz y Raya, 1964; El genio cómico y otros ensayos, Santiago de Chile, Cruz del Sur, 1965; Seis vidas españolas; Madrid, Taurus, 1967; Las tertulias de Madrid, ed. de Ó. Ayala, Madrid, Alianza, 1995.

 

Bibl.: J. Crispin, “La novela de la generación de 1925: Antonio Espina”, en Archivum, 16 (1966), págs. 213-222; J. M. del Pino, “La novela cinematográfica de Antonio Espina”, en Montajes y fragmentos. Una aproximación a la narrativa española de vanguardia, Ámsterdam/Atlanta, Rodopi, 1995, págs. 129-153; O. Ayala, “Apuntes para la caracterización de las no-novelas de Antonio Espina”, en Bazar, 4 (1997), págs. 48-57; J. Weber, Antonio Espina und die Spanische Avantgarde, Berlín, Tranvía, 1999; G. Rey Faraldos, “Presentación de Antonio Espina”, en A. Espina, Obras escogidas, Madrid, Fundación Santander Central Hispano, 2000, 2 vols.; J. Mas Ferrer, Antonio Espina: del modernismo a la vanguardia, Alicante, Instituto de Cultura Gil-Albert, 2001; E. Hernández Cano (ed.), Antonio Espina, Poesía completa y epistolario, Madrid, Calambur, 2006.

 

Armando Pego Puigbó

 

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