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Julián Juderías Loyot

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Biografía

Juderías Loyot, Julián. Madrid, 16.IX.1877 – 19.VI.1918. Historiador, sociólogo, periodista, crítico literario, políglota y traductor.

Vino al mundo en el seno de una familia ilustrada pero sin fortuna. Su padre era el periodista Mariano Juderías, conocido por sus traducciones del inglés y del francés e intérprete del Ministerio de Estado, donde con diecisiete años empezó a trabajar también Julián. En abril de 1900, a la muerte de su padre, le concedieron una de las plazas vacantes en la Escuela de Lenguas Orientales de París. De París pasó a Leipzig, donde perfeccionó su estudio de la lengua rusa.

Destinado como “joven de lenguas” del consulado de Odessa (1901), pasó dos años en aquel Imperio, convirtiéndose en uno de los pocos españoles de su época al tanto de la historia, la sociedad y la literatura rusas. Desde allí empezó a colaborar con la revista madrileña La Lectura, haciendo largas recensiones y traducciones o adaptaciones de artículos de las principales revistas de aquel país.

Publicó en 1903 su primer estudio social, El obrero y la ley obrera en Rusia. En 1904, poco después de su regreso a España, publicó su primer éxito, Rusia Contemporánea, y ganó su plaza de intérprete en el Ministerio de Estado, demostrando su dominio de numerosas lenguas: francés, alemán, inglés, italiano, holandés, ruso, portugués, húngaro, sueco, noruego, danés, rumano, búlgaro, checo y croata. También ese año empezó a trabajar en la Biblioteca del Instituto de Reformas Sociales. En 1909 fue elegido socio bibliotecario del Ateneo de Madrid, donde realizó grandes innovaciones, creando el Boletín de dicha biblioteca, publicando informes y contratando a un profesional del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. Ese mismo año se convirtió en el redactor jefe de La Lectura.

Si en Rusia Contemporánea, Juderías abordaba tanto cuestiones históricas como sociales, a partir de 1906 su producción se especializó: empezó a publicar obras específicas en el campo de la sociología y la historia.

En el primer apartado, puede considerarse a Juderías como el sociólogo por antonomasia de la miseria y de las lacras sociales, siendo el primero en subrayar la importancia del pequeño crédito rural y urbano, los hoy llamados microcréditos.

La ponencia de Juderías para el Consejo Superior de Protección a la Infancia sobre la oportunidad de crear “tribunales para niños”, a imitación de los existentes por entonces en los EE.UU. fue llevada a las Cortes por Avelino Montero Villegas, convirtiéndose en ley el 25 de noviembre de 1918. Igualmente, su estudio sobre el trabajo infantil en España es hoy un clásico para todos los especialistas de esa materia.

En cuanto a sus trabajos históricos, ha dejado también una obra considerable centrada en el período de decadencia de los Austrias y en la imagen de España. Su trabajo sobre la España de Carlos II fue valorado por Albert Girard, director de la Revue de Synthèse Historique como “una obra de síntesis que jamás se había intentado, que nos aclara mucho de la historia del siglo XVII español y que por mucho tiempo será —con todos los retoques necesarios— la única visión de conjunto que se pueda consultar al respecto”. Juderías rompe con la historiografía tradicional de guerras, reyes y batallas iniciando un camino que años después de su muerte se plasmaría en la ambiciosa pretensión de la llamada Escuela des Annales: elaborar una “historia total”.

En ambos campos, el histórico y el sociológico, Juderías expresó el optimismo regeneracionista: el estudio objetivo de la realidad como condición necesaria para su posible regeneración.

En 1914, a raíz de un concurso de La Ilustración Española y Americana, publicó su obra La Leyenda Negra.

La expresión y el concepto de “leyenda negra”, que quizá se encuentren, como contraposición de “leyenda dorada”, en el Napoléon Intime de Arthur Lévy (1893), habían sido ya utilizados en español por Emilia Pardo Bazán y Cayetano Soler en 1899, por Vicente Blasco Ibáñez en sus conferencias de Buenos Aires de 1909, y por otros autores. Pero será la obra de Juderías la que popularizó tanto la expresión como el concepto. En ese trabajo, Juderías —primer estudioso de la Leyenda Negra antiespañola— documenta la existencia de un prejuicio antiespañol, interesándose por su origen y desarrollo, y argumenta también que los defectos tradicionalmente atribuidos a los españoles se encuentran igualmente en la historia de las demás naciones. La insistencia del hispanista Juan C. Cebrián —Juan Cebrián Cervera— dio pie a que, en 1917, Juderías publicara una segunda versión refundida de su obra, en la que incluyó un nuevo y amplísimo capítulo, “la obra de España”, una documentada reivindicación de la obra de España en la historia. Si otros autores, desde Quevedo hasta Menéndez Pelayo pasando por Valera o Macías Picavea, se habían preocupado por la imagen de su patria, se puede considerar La Leyenda Negra como el detonante de un interesantísimo proceso de revisión y objetivación del papel de España a lo largo de los siglos.

El trabajo de Juderías no es una mera apología, sino que incide en el carácter activo de la imagen sobre la realidad, y en ese sentido resulta absolutamente moderno.

Más allá de la leyenda negra antiespañola, la expresión de Juderías ha tenido un éxito perenne, se ha incorporado a otros idiomas y cubre otros ámbitos aparte del español: Julián Marías propuso en su día el estudio de la leyenda negra de los Estados Unidos y se pueden estudiar y documentar otras leyendas negras como la antijudía, la anticatólica, etc.

La apuesta por la objetividad en Juderías viene de lejos, y al reseñar el libro del danés Carl Bratli sobre Felipe II, en 1910, proponía la verdad como única fórmula para combatir eficazmente la propaganda antiespañola: “la mejor manera de desvanecer la atmósfera hostil, hecha de prejuicios y de embustes, en que se ve envuelta nuestra patria es decir la verdad, siempre la verdad y nada más que la verdad”.

Los trabajos literarios de Juderías son igualmente dignos de ser recordados. Como traductor, pondrá a disposición del público español las primeras traducciones directas del ruso de obras de Andreyev, Chéjov, Gogol, Gorki, Pushkin, Marlinski, Sagoskin, Tolstoi y Nikolai Wagner, páginas de Dickens y Margaret Gatty, del clásico alemán E.T.G. Hoffman, del portugués Pinheiro Chagas y del sueco Strindberg. Algunas de esas páginas eran hasta entonces inéditas en español, o habían sido traducidas a partir de versiones francesas.

Juderías, además, dio a conocer al público español no sólo obras foráneas sino a sus autores, publicando distintos trabajos sobre Tolstoi, Selma Lagerlöf o el “Charles Dickens” del entonces joven Chesterton. También se le deben estudios sobre autores como Ciro Bayo, Jovellanos o Juan Valera.

Finalmente, adelantándose medio siglo al Concilio Vaticano II, el católico Juderías se preocupó de divulgar en España el pensamiento social del mundo anglicano y de las iglesias evangélicas así como el de las ideas sociales y religiosas del conde Tolstoi. Se le deben las primeras publicaciones en español sobre el pensamiento social de algunos distinguidos reformadores y educadores protestantes como Thomas John Barnardo (1845-1905), Johann Hinrich Wichern (1808-1881) y Josephine Butler (1828-1906).

Elegido académico de la Real Academia de la Historia, tomó posesión de su plaza el 28 de abril de 1918. En su discurso de ingreso, que versó sobre La reconstrucción de la Historia de España desde el punto de vista nacional, pronunciado cuando todavía la I Guerra Mundial sembraba de muerte y destrucción el continente europeo, Juderías subrayaba la trascendencia de los estudios históricos puesto que atribuía a la Historia nada menos que el origen de la gran matanza:

 

“La Historia, esa maestra insuperable de la vida, ha sido pues, la gran inspiradora de la guerra que todos lamentamos, ya que en sus enseñanzas se fundaron: los unos, para declararla; los otros, para mantenerla; los demás, para incorporarse al grupo de naciones cuyos propósitos hermanaban mejor con los suyos, y a este efecto desenterraron pleitos antiguos, exhumaron viejos textos, hicieron valer derechos que parecían haber prescrito, alegaron pruebas inadmisibles para la crítica sensata pero fehacientes para el amor propio nacional; pusieron a contribución la psicología para demostrar el antagonismo entre unas razas y otras y la superioridad de unos pueblos sobre otros, haciendo renacer en el corazón de las gentes deseos que los labios no se atrevían a expresar. Es en la Historia donde podemos hallar el origen de la gran mayoría de los problemas cuya solución se ha confiado a las armas [...]”

Tras esa rotunda denuncia del uso espurio de la Historia, negaba Juderías que España debiera imitar ese uso perverso del pasado y en cambio abogaba por la elaboración de una historia de España elaborada por los propios españoles y desde una perspectiva española:

“Nada más lejos de mi ánimo que el propósito de demostrar, recordando estos hechos, que la reconstrucción de nuestra historia deba hacerse con finalidad parecida, […]Si aludimos a la situación actual del mundo y a las causas de esta situación, es simplemente para poner de manifiesto la importancia enorme que tienen y han tenido siempre los estudios históricos, el interés con que se han llevado a cabo en todas partes, y la necesidad de imitar esta conducta, haciendo que nuestra historia sea nuestra y esté escrita por nosotros [...]”

No habían transcurrido dos meses de su recepción en la Academia de la Historia cuando fallece, víctima de la pandemia de la mal llamada “gripe española”. Su muerte precoz abortó todos sus proyectos, entre otros la traducción que había iniciado del ya citado Filip II af Spanien de Bratli. Juderías empezaba a ser popular, y a su muerte el diario El Debate lanzó una suscripción nacional para socorrer a la familia del malogrado escritor.

Desaparecido con sólo cuarenta años, Juderías ha dejado una obra considerable, la mayor parte de la cual se encuentra dispersa en distintas revistas. Puede ser considerado como el creador de la imagología y el primer estudioso de la propaganda. A sus obras en el campo de la sociología y la historia hay que añadir sus trabajos de crítica literaria y sus traducciones.

 

Obras de ~: “El obrero y la ley obrera en Rusia”, en La Gaceta de Madrid, 24 de junio de 1903; Rusia contemporánea: estudios acerca de su situación actual, Madrid, Fortanet, 1904; La miseria y la criminalidad en las grandes ciudades de Europa y América, Madrid, Imprenta de Eduardo Arias, 1906; Un proceso político en tiempos de Felipe III: don Rodrigo Calderón, marqués de Siete Iglesias; su vida, su proceso y su muerte, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, 1906; La protección a la infancia en el extranjero, Madrid, Imprenta de Eduardo Arias, 1908; Le Patronnage Royal pour la répression de la traite des blanches et le Congrès de la Fédération Abolitionniste Internationale, Madrid, Sucesores de Minuesa de los Ríos, 1908; La reglamentación de la prostitución y la trata de blancas. A propósito del Congreso de la Federación Abolicionista Internacional, Madrid, Hijos de Reus, 1909; El problema de la mendicidad: medios prácticos de resolverlo, Madrid, J. Sastre y Cía., 1909; Le petit crédit urbain et rural en Espagne, Bruxelles, Comité International de l’Association pour l’étude des problèmes des classes moyennes, 1909; Los hombres inferiores: estudio acerca del pauperismo en los grandes centros de población, Madrid, Viuda de Rodríguez Serra, Librería de San Martín, 1909; Los favoritos de Felipe III: don Pedro Franqueza y Ramírez de Prado, conde de Villalonga y Secretario de Estado, Madrid, Imprenta de la Revista de Archivos, 1909; Los tribunales para niños: medios de implantarlos en España, Madrid, 1910; El problema del abolicionismo, memoria presentada al II Congreso de la Asociación Española para el progreso de las Ciencias celebrado en Valencia, mayo de 1910, t. VI, Madrid, Imprenta de Eduardo Arias, 1910, págs. 15-30; La trata de blancas: estudio de este problema en España y en el Extranjero, Madrid, Sociedad Española de Higiene, 1911; La higiene y su influencia en la legislación, Madrid, Sucesores de M. Minuesa de los Ríos, 1911; La infancia abandonada: leyes e instituciones protectoras, Madrid, Jaime Ratés, 1912; La juventud delincuente: leyes e instituciones que tienden a su regeneración, Madrid, Jaime Ratés, 1912; España en tiempos de Carlos II el Hechizado, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1912; Don Gaspar Melchor de Jovellanos: su vida, su tiempo, sus obras, su influencia social, Madrid, Jaime Ratés Martín, 1913; Recueil des lois et ordonnances en vigueur pour la répression de la traite des blanches dans les principaux pays d’Europe et d’Amérique: fait au nom du Patronnage Royal Espagnol pour la Répression de la Traite des Blanches, Madrid, Imprenta Sucesores de M. Minuesa de los Ríos, 1913; Mendicidad y vagancia, Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos, 1914; La leyenda negra y la verdad histórica: contribución al estudio del concepto de España en Europa, de las causas de este concepto y de la tolerancia política y religiosa en los países civilizados, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1914; Gibraltar: apuntes para la historia de la pérdida de esta plaza, de los sitios que le pusieron los españoles y de las negociaciones entre España e Inglaterra referentes a su restitución: 1704-1796, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1915; La leyenda negra: estudios acerca del concepto de España en el extranjero, Barcelona, Araluce, 1917; El problema de la infancia obrera en España, Madrid, Sobrinos de la Sucesora de M. Minuesa de los Ríos, 1917; Problemas de la infancia delincuente: la criminalidad, el tribunal, el reformatorio, Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos, 1917; La reconstrucción de la historia de España desde el punto de vista nacional, discurso leído ante la Real Academia de la Historia en el acto de su recepción pública, Madrid, Real Academia de la Historia, 1918; Los favoritos de Felipe III, c. 1918 (inéd.); Don Francisco de Quevedo y Villegas: la época, el hombre, las doctrinas, epílogo de J. Bonilla San Martín, Madrid, Jaime Ratés, 1922.

 

Bibl.: Boletín de la Biblioteca del Ateneo Científico Literario y Artístico, año I, n.º 1 (enero de 1910); A. Mousset, El rey don Alfonso XIII y su filantropía en la guerra, Barcelona, Bloud y Gay, Editores, 1917; L. Calpena y Ávila, Los Concilios de Toledo en la Constitución de la Nacionalidad Española, Madrid, Real Academia de la Historia, 1918; Redacción, “Don Julián Juderías y Loyot”, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, año XXII, n.os 5 y 6 (mayo-junio de 1918); R. Rotllán, “Don Julián Juderías”, en El Debate, 20 de junio de 1918; J. Bécker, “Don Julián Juderías y Loyot” y J. Pérez de Guzmán y Gallo, “Sobre el fallecimiento del Académico de Número D. Julián Juderías y Loyot”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, t. 73 (1918); J. Bonilla San Martín, “Epílogo”, en J. Juderías, Don Francisco de Quevedo y Villegas: la época, el hombre, las doctrinas, op. cit.; F. M. de Setién,Obituary: Julián Juderías”, Hispania (Stanford University), vol. 2, nº. 1 (feb. 1919); R. de Maeztu, Defensa de la Hispanidad, Madrid, Gráfica Universal, 1934; C. Juderías, “Entrevista”, en Congreso de Estudios Sociales: Revista de Trabajo, Madrid, Afrodisio Aguado, 1945; L. Martín-Granizo, El Instituto de Reformas Sociales y sus hombres, Madrid, Patronato de la Escuela Social de Madrid, 1947; C. Gibson, The Black Legend, Anti-Spanish Attitudes in the Old World and the New, New York, Alfred Knopf, 1971; P. W. Powell, Árbol de Odio: la Leyenda Negra y sus consecuencias en las relaciones entre Estados Unidos y el Mundo Hispánico, Madrid, José Porrúa Turanzas, 1972; L. S. Granjel, “Biografía de La Lectura”, en Cuadernos Hispanoamericanos, n.º 272 (febrero de 1973); J. Marías, Análisis de los Estados Unidos, en Obras, vol. VIII, Madrid, Revista de Occidente, 1977; A. Vargas Zúñiga y Montero de Espinosa, Marqués de Siete Iglesias, “Real Academia de la Historia. Catálogo de sus individuos. Noticias sacadas de su archivo”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, t. CLXXVII, cuad. I (enero-abril de 1980), págs. 689-690; J. Marías, España inteligible: razón histórica de las Españas, Madrid, Alianza, 1985; J. I. Palacio Morena, La institucionalización de la reforma social, 1883- 1924: la Comisión y el Instituto de Reformas Sociales, Madrid, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1988; E. L. Rodríguez, Santiago Ramón y Cajal: el hombre, el sabio y el pensador, Madrid, CSIC, 1987; P. Sanz Guitián, Viajeros españoles en Rusia, Madrid, Compañía Literaria, 1991; R. García Cárcel, La leyenda negra: historia y opinión, Madrid, Alianza Editorial, 1992; J. C. Mainer, “La Novela y el Ensayo”, en P. Laín Entralgo (coord.), La edad de plata de la cultura española (1898-1936): letras, ciencia, arte, sociedad y cultura, en J. M.ª Jover Zamora (dir.), Historia de España de Menéndez Pidal, t. XXXIX, vol. II, Madrid, Espasa Calpe, 1994; A. Marco García, El proyecto cultural de La Lectura: Madrid 1901-1930, tesis doctoral, Barcelona, Universidad, Departamento de Filología Española, 1997; J. Pando, Un rey para la esperanza: la España humanitaria de Alfonso XIII en la Gran Guerra, Madrid, Temas de Hoy, 2002; L. Español Bouché, Franceses en el camino, Barcelona, Gran Logia de España, 2005; Leyendas Negras: vida y obra de Julián Juderías (1877-1918): la leyenda negra antiamericana, Valladolid, Junta de Castilla y León, 2007; “La leyenda negra: una denuncia de Julián Juderías”, en La Aventura de la Historia, n.º 111 (enero de 2008); J. Perez, La légende noire de l’Espagne, Paris, Fayard, 2009; R. García Cárcel, La herencia del pasado: las memorias históricas de España, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2011; P. L. Moreno Martínez, “La protección a la infancia en el contexto internacional a comienzos del siglo XX: los informes de Álvaro López Núñez y Julián Juderías Loyot” en Homenaje a Ángel González Hernández, Murcia, Universidad, 2012; I. Vélez, Sobre la leyenda negra, Madrid, Encuentro, 2014; L. Español Bouché, “Introducción” y “Un día en la vida de Julián Juderías (fantasía retrospectiva)” en J. Juderías, La Leyenda Negra, Madrid, Esfera de los Libros (ed. del centenario), 2014; R. Martínez Montón, “Julián Juderías, joven de lenguas y socio bibliotecario” en Ateneístas ilustres, III, Madrid, Ateneo de Madrid (en prensa); E. Roca Barea, Imperiofobia y leyenda negra: Roma, Rusia, Estados Unidos y el Imperio español, Madrid, Siruela, 2016; R. García Cárcel, El demonio del Sur: la leyenda negra de Felipe II, Madrid, Cátedra, 2017. 

 

Luis Español Bouché

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