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Pedro Fernández de Velasco y Tovar

Biografía

Fernández de Velasco y Tovar, Pedro. Duque de Frías (III). ?, ú. t. s. XV – Burgos, XII.1559. Mayordomo mayor, condestable de Castilla.

Hijo primogénito del condestable Íñigo Fernández de Velasco y de su esposa María de Tovar, señora de Berlanga. Desde muy niño —debió de nacer en la segunda mitad de los años ochenta del siglo XV— estaba destinado a heredar los señoríos maternos, pero la muerte de su tío, el condestable Bernardino, sin herederos varones legítimos cambió por completo su destino. Su padre había pasado a ser, a partir del año 1512, titular de la poderosa casa de Velasco y, en consecuencia, Pedro se convertía en su heredero. Los señoríos de los Tovar fueron entonces destinados al segundo hijo del matrimonio, Juan, primer marqués de Berlanga.

Pedro Fernández de Velasco contrajo matrimonio hacia 1520 con su prima hermana Juliana Ángela de Velasco, hija y heredera universal de los bienes no vinculados que había dejado el condestable Bernardino.

Este casamiento fue la causa de graves disputas entre Pedro —que había recibido el título de conde de Haro— y su padre, debido a que este último quiso controlar en su propio beneficio el riquísimo patrimonio de su sobrina y, en especial, la renta de los diezmos de la mar. A pesar de estas desavenencias, Pedro colaboró muy activamente con su padre Íñigo de Velasco en la derrota de la revuelta comunera. A este respecto, fue nombrado capitán general del ejército real que venció a los comuneros en la batalla de Villalar.

Tras la muerte de su padre en 1528, Pedro Fernández pasó a sucederle en todos sus oficios y dignidades y en el riquísimo patrimonio de la casa de Velasco.

Era, por entonces, uno de los personajes más ricos y poderosos del reino de Castilla. El matrimonio con su prima Juliana Ángela había sido un magnífico negocio, pero a la larga terminó siendo una frustración para él, pues su mujer se reveló estéril. En efecto, Juliana, mujer de escasa salud, no dio descendencia a su marido. Este hecho fue la causa de que el condestable se fuera separando cada vez más de su esposa, hasta terminar por recluirla casi como prisionera en el castillo de Castilnovo.

Desde entonces las relaciones entre ambos cónyuges fueron prácticamente inexistentes. Al condestable ya sólo le interesaba el porvenir de sus hijos ilegítimos.

Siendo todavía soltero, había tenido dos hijos, Ana y Juan, con una mujer llamada Isabel de Barreda, natural de Palencia. Unos años más tarde, tuvo otro hijo bastardo de una mujer llamada María de Rozas, que al parecer era soltera. El nuevo vástago recibió el nombre de su padre. Poco después le nació otro hijo de esa misma mujer, al que pusieron por nombre Íñigo. Los cuatro bastardos fueron legitimados por Carlos V el 10 de febrero de 1542, a petición del propio condestable. Resignado a no tener descendencia masculina legítima, el duque de Frías se decidió a vincular sus bienes propios y personales en varios mayorazgos destinados a su prole legitimada, sobre todo a dos de los hijos, Juan y Pedro, ya que a su hija Ana de Velasco la casó con un buen partido, Gastón de Peralta, marqués de Falces y mayordomo mayor del reino de Navarra.

Pedro de Velasco fue siempre, como lo había sido su padre, un hombre de la máxima confianza de Carlos V ya desde fechas muy tempranas, pues, como se ha señalado, fue capitán general del ejército real que se enfrentó a la revuelta comunera en 1521. Desde entonces, el Emperador le encomendó misiones militares importantes, incluso le acompañó cuando don Carlos marchó a Italia para su coronación como Emperador en Bolonia. El duque colaboró también con tropas y dinero en las campañas contra los turcos y en la toma de Argel. Fue capitán general de la frontera con Navarra hasta el año 1544, en que fue relevado por problemas de salud. Desde ese alto puesto, que también habían desempeñado su tío Bernardino y su propio padre, le cupo el honor de organizar de la manera más eficaz posible el sistema defensivo castellano entre el País Vasco y el reino de Navarra. Para esa tarea, el Emperador puso a su disposición, el 25 de septiembre de 1542, mediante libranza, la suma de 3.000 ducados.

Por todos sus servicios militares, Carlos V le concedió el más preciado galardón del reino, el Collar del Toisón de Oro, además de donarle en 1549 la suma de 30.000 doblas castellanas situadas en las alcabalas de las villas de Hijosa, Provedo y Villabermudo, en la merindad de Monzón.

El condestable duque de Frías falleció en diciembre de 1559. Antes de morir dictó dos codicilos (1540 y 1545) y un testamento (1559) en el que nombraba heredero de la casa de Velasco a su sobrino Íñigo, hijo de su hermano Juan de Tovar, tal como se disponía en el mayorazgo fundado por su bisabuelo, el conde de Haro, para los casos en que los titulares no dejaran hijos legítimos.

 

Bibl.: M. Fernández Álvarez, La España de Carlos V. El hombre, la política española, la política europea, en J. M.ª Jover Zamora (dir.), Historia de España de Menéndez Pidal, vol. XX, Madrid, Espasa Calpe, 1986; A. Franco Silva, “El sistema defensivo de los territorios próximos a la frontera con el reino de Francia en tiempos de Carlos V. Un documento inédito de los años cuarenta del siglo XVI”, en Trocadero (Cádiz), 12-13 (2000-2001), págs. 173-188.

 

Alfonso Franco Silva

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