Flandes, Luis de. Señor de Praet, en Flandes. Brujas (Bélgica), 25.XI.1488 – Aeltre (Bélgica), 7.X.1555.
Embajador, gobernador de Flandes, consejero de Estado y camarero mayor.
Señor de Praet (en las cercanías de Sijsele, al este de Brujas), Woestyne, Elverdinghe, Vlamertinghe, Spiete y Meersch. Descendiente de la familia de los condes de Flandes, era hijo de Luis de Flandes y de Isabel de Borgoña.
Educado en la escuela de los Hermanos de la Vida Común, en Gante, inició sus estudios superiores en la Universidad de Lovaina (1501), donde se encontró con Erasmo de Rotterdam.
En 1507 se alistó en campaña contra el pretendiente de Gueldre, Carlos de Egmont. Entre 1515 y 1522 se convirtió en el gran baile de la ciudad de Gante, y entre noviembre de 1523 y mayo de 1549 mantuvo el mismo cargo con respecto a Brujas y sus barrios circundantes.
Contrajo nupcias en Brujas, en octubre de 1517, con Josine van Praat, hija de Karel van Praat, señor de Moerkerke. Fruto de este enlace nació Juan de Flandes, quien terminó casándose con Jacqueline, la hija de Adolfo de Borgoña y señor de Veere y Beveren. En ese mismo año, 1517, se unió al Consejo Privado de Carlos V y, en mayo de 1522, fue designado residente embajador en Inglaterra.
Luis de Flandes fue gobernador de la provincia de Flandes, capitán del castillo y villa de La Esclusa, soberano bailío de Gante, camarero mayor y consejero de Estado. Su dilatada carrera diplomática le llevó a las embajadas de Inglaterra y Francia, además de servir en distintas misiones especiales ante el Papa o de ocupar la corregencia provisional de los Países Bajos, abandonando, cuando fue preciso, el despacho por el campo de batalla.
Ocupó la embajada londinense tras Bernardino de Mesa, entre mayo de 1522 y mayo de 1525. Con un temperamento más impulsivo que su predecesor, según Ochoa Brun, pronto se ganó la enemistad del cardenal Wolsey, que dirigía la política exterior inglesa y que consiguió la expulsión del flamenco, acusado de fomentar la discordia entre Carlos I y Enrique VIII.
Además, los sucesos acontecidos en el panorama internacional, con la victoria española en Pavía (24 de febrero de 1525) y el apresamiento de Francisco I, enturbiaron todavía más las relaciones angloespañolas.
De poco sirvieron las protestas del Emperador en defensa de su embajador, que finalmente se dirigió con una nueva misión rumbo a París.
En Francia, donde contó con la amistad de Luisa de Saboya, madre de Francisco I, tuvo la misión de devolver a los hijos del rey francés, el delfín de Francia y el duque de Orleans, tras su cautiverio en Madrid, como garantía del cumplimiento del Tratado de Madrid (14 de enero de 1526), que puso fin a las hostilidades entre ambos países después de la batalla de Pavía. De igual modo, ratificó con el rey francés el tratado matrimonial entre Francisco I y Leonor de Portugal.
Luis de Flandes sirvió al rey Carlos I, tanto en la Corte como en el campo de batalla y fue designado para misiones extraordinarias en Italia y en los Países Bajos. Por esos años se formó la Liga de Cognac, organizada por Francisco I y el papa Clemente VII con el objetivo de contrarrestar la ofensiva imperial. La Liga contó con la concurrencia de la República de Venecia, los Médicis de Florencia y Francesco II Sforza, que era pretendiente de Milán. A resultas del nuevo conflicto, la Ciudad Eterna fue saqueada en 1527 por las tropas imperiales, mientras que la derrota francesa en Landriano al año siguiente, abrió el camino del entendimiento en Cambrai, en 1529.
Tras la derrota de Francisco I, se produjo la recomposición del escenario político en Italia, mientras se restablecían en sus estados a Andrea Doria en Génova, los Gonzaga en Mantua y los Sforza en Milán.
Precisamente, Luis de Flandes fue enviado, en misión especial, como plenipotenciario a Roma para la firma de un tratado con Clemente VII (29 de junio de 1529), que terminó por restituir Florencia a los Médicis. El período de acercamiento a Roma se completó con la coronación en Bolonia de Carlos V como emperador por el papa Clemente VII, el 24 de febrero de 1530.
A la muerte del gran canciller Mercurino de Gattinara, en 1530, Carlos V decidió organizar la dirección general del Gobierno de la Monarquía a través de las figuras de Enrique de Nassau, Francisco de los Cobos, Nicolás Perrenot de Granvela y Luis de Flandes, al que le otorgaba el cargo de camarero mayor o jefe de su Cámara. Al año siguiente, en 1531, Luis de Flandes era recompensado, junto a otros insignes hombres de la nobleza, por los servicios prestados al Emperador con el nombramiento de caballero del Toisón de Oro, en una solemne ceremonia celebrada en la catedral de Tournai.
Durante la década de 1530, el teatro militar de operaciones se desplazó al Mediterráneo, después de los avances del turco en tierras de los Balcanes. La toma de Belgrado y la derrota de Luis I, en Mohacs, en 1521 y 1526 respectivamente, dejaron la Sublime Puerta a las puertas de Viena. Luis de Flandes, acompañó una vez más a Carlos V en el campo de batalla, concretamente en la toma de Túnez, 1535, que permitió cierto reequilibrio en la zona. El señor de Praet fue designado consejero de Estado en 1536 y se incorporó al Consejo de Hacienda en 1540, ocupando la plaza de Antonio de Lalaing.
En 1541 se reanudaron los conflictos en los Países Bajos, por el ataque de Francisco I y el duque de Clèves. María de Hungría convocó un consejo de guerra y puso su confianza en Luis de Flandes para resolver la situación. Después, el de Flandes dirigió con el príncipe de Orange, René de Châlons, las operaciones en la región de Juliers y de Gueldre. Las conquistas de Sittard, Juliers, Heinsberg, Susteren y Duren se debieron a la pericia militar del flamenco de Brujas.
Las conversaciones de paz se mantuvieron en Bruselas a comienzos de enero de 1544.
El 4 de octubre de 1544, Luis de Flandes fue designado gobernador de Holanda, Zelanda y Utrecht, para cubrir la vacante del fallecido René de Châlons.
Como gobernador y capitán general de Flandes ejerció una gran influencia sobre el Emperador y sobre la regente de los Países Bajos, María de Hungría, forjando, para algunos de sus contemporáneos, una imagen de hombre ambicioso y severo. Por otro lado, Contarini, el embajador de Venecia, dejó en sus escritos una imagen más positiva al hablar del flamenco: “Se trata de un hombre de bien, muy versado en las letras latinas. Tiene, por lo general, reputación de seguir el buen camino”.
Por las elevadas posiciones que ocupó, tanto en el arte de la milicia como en el de la diplomacia, por la fidelidad de caballero que profesó y por su servicio al Soberano durante más de cuarenta años, Luis de Flandes fue uno de los hombres de Estado más eminentes de su época. Además, fue amigo de Cornelius Agrippa y de Nicolás Olahus, y mantuvo correspondencia con numerosos intelectuales de su tiempo, como el propio Erasmo, y algunos de sus seguidores, tales como Antonio Clava, Guillermo de Waele, Jan van Fevijn, y el propio Juan Luis Vives, que incluso le dedicó su De consultatione (1523) y lo nombra en el prefacio de su conocida obra De subventione pauperum (1525).
El 7 de octubre de 1555 fallecía en la población de Aeltre, entre Gante y Brujas, sólo tres meses antes de la abdicación de Carlos I como rey de España.
En Aeltre se conserva el magnífico mausoleo en honor de su memoria, donde reza el siguiente epitafio: “Hier light mynherr Mher Lodewyck Van Vlaenderen, riddere van der Ordre van den Gulden Vliese, heeve van Praet, van den lande van den Woestyne, Elverdynghe, Vlamestynghe, Spiete ende van der Meersch, raedt, opper-camerlinck, chef van de finantien van de K.M. Carolys”.
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Porfirio Sanz Camañes.