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Luis de Ávila y Zúñiga

Biografía

Ávila y Zúñiga, Luis de. Marqués de Mirabel (I). Plasencia (Cáceres), 1500 – 24.IX.1573. Militar, consejero de Estado y Guerra.

Luis de Ávila y Zúñiga fue el segundo hijo de Esteban Dávila, II conde de Risco y señor de las Navas y de Villafranca, y de Elvira de Zúñiga, que era hija de los II duques de Béjar. Vinculó su fortuna al servicio del emperador Carlos V, primero en su real Casa y después en el uso de las armas y en diferentes acciones diplomáticas.

En 1529 formaba parte del séquito que acompañó a Carlos I a Bolonia para coronarse emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. El 6 de diciembre de 1530 recibió la encomienda de Calzadilla de la Orden de Santiago en lugar del fallecido Juan de Vara. Al menos, desde 1531, se tiene constancia de su asiento como gentilhombre de la boca de la Casa de Borgoña del emperador. Un año más tarde volvió a acompañar al César en la expedición de socorro de Viena, que estaba sitiada por los turcos, y en 1535 participó en la empresa de Túnez, recibiendo, poco antes, su nombramiento como gentilhombre de la cámara de la Casa de Borgoña. En 1537, se le encomendó negociar en Roma con el pontífice y con el príncipe Doria sobre una armada contra los turcos. Dos años más tarde, acudió a Lisboa para dar el pésame a Juan III y la reina Catalina por el fallecimiento de su hijo.

A comienzos de 1542 contrajo matrimonio con María de Zúñiga Manuel y Sotomayor, señora de los estados de Mirabel y Brantanvilla, hija de Fadrique de Zúñiga y Sotomayor, señor de Mirabel y Alconchel. El 24 de septiembre de 1543 se le otorgó, previa dejación del hábito de Santiago, la encomienda de Moral de Calatrava, y un año más tarde, se le hizo merced de un regimiento en Plasencia.

Además, el 24 de octubre de 1544, se le concedió la encomienda mayor de Alcántara.

Poco tiempo después, sirvió y acompañó al emperador en las guerras de Alemania. Esta última experiencia le permitió escribir, por encargo del César, un tratado titulado Comentario del ilustre señor [...] de la Guerra de Alemania hecha por Carlos V, que a pesar de los artificios literarios utilizados, se convirtió desde su aparición en un auténtico “éxito editorial”. En la ciudad de Amberes se hicieron cuatro ediciones en tres años, además de las traducciones francesas, flamencas y latinas, todas ellas entre 1548 y 1550, sin olvidar las versiones italianas, alemanas e inglesas que recorrieron Europa. También fue autor de unas Memorias de la guerra de África, que no han sido encontradas.

Carlos V le envió a Roma, a comienzos de 1550, tras el fallecimiento de Paulo III, como embajador extraordinario para felicitar al papa Julio III por su exaltación a la sede pontificia. A pesar de estas acciones diplomáticas continuó prestando servicio con las armas y en 1552, fue nombrado general de la Caballería española en Lorena, en el lugar de Hernando de Acuña, participando en el sitio de Metz.

La retirada del César al monasterio de Yuste no supuso su declinar político. El príncipe Felipe contó con su persona, gracias a su experiencia militar y diplomática, para la formación en 1556 del nuevo Consejo de Estado que debía de asesorarle en los asuntos referentes al conjunto de su Monarquía, recién heredada.

Con todo, no participó de manera regular en sus sesiones, ya que prefirió con frecuencia visitar al emperador en su retiro extremeño. Se encontró junto a Carlos V en el momento de su muerte.

Tras el fallecimiento del César permaneció en Castilla hasta septiembre de 1559, momento en que Felipe II le mandó en misión diplomática, en virtud de su experiencia previa, a Roma, en 1562, ante Pío IV para tratar no sólo del fin del Concilio tridentino, sino también de la resolución del Propomentibus legatis, de la resistencia al uso del cáliz y al matrimonio entre clérigos, que eran los dos puntos del ínterin de las dietas, y ante los que se mostraba tan contrario Felipe II. Además, se le encomendó tratar la dispensa papal ante un eventual enlace del príncipe Carlos, así como que continuase durante otros cinco años más el permiso para vender ciertas cantidades de bienes eclesiásticos para paliar la maltrecha hacienda regia. Un año más tarde, asistió a la tercera sesión del Concilio de Trento, donde trabajó con ahínco para concluir con éxito las sesiones.

A su regreso a la Península, a finales de 1563, permaneció retirado en sus casas de Plasencia, y sólo tuvo apariciones esporádicas en la Corte para asistir a las reuniones del Consejo de Estado y de Guerra.

En 1571, Felipe II le concedió el título de marqués sobre los estados de su esposa por el fallecimiento de su suegro Fabrique de Zúñiga y Sotomayor, señor de Mirabel. Falleció en su retiro extremeño el 24 de septiembre de 1573. Le sucedió al frente de sus estados su hija y heredera, Jerónima de Zúñiga, que se casó con su primo Alonso de Zúñiga y Córdoba, gentilhombre de la cámara de Felipe II hasta su muerte, en 1593.

 

Obras de ~: Comentario del ilustre señor [...] de la Guerra de Alemania hecha por Carlos V, Máximo emperador romano, rey de España, en el año MDXLVI y MDXLVII, Madrid, Atlas, 1946 (Biblioteca de Autores Españoles, vol. XXI), págs. 409-446.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Casas y Sitios Reales, leg. 56, n.º 1.039; Archivo Histórico Nacional, Sección Nobleza, Osuna, GN 6/11 y C305D.83; Real Academia de la Historia, Colección Salazar y Castro, 9/51.

A. López de Haro, Nobiliario genealógico de los Reyes y títulos de España, vol. II, Madrid, 1622 (Orrobaren, Wilsen, 1996, pág. 442); A. González Palencia, Don Luis de Ávila y Zúñiga, Badajoz, Antonio Arquero, 1930; Don Luis de Zúñiga y Ávila, gentilhombre de Carlos V, Madrid, Estanislao Maestre, 1932; S. Fernández Conti, Los Consejos de Estado y Guerra de la Monarquía Hispana en tiempos de Felipe II (1548-1598), Valladolid, Junta de Castilla y León, 1998, págs. 57 y 89; S. Fernández Conti, “Ávila y Zúñiga, Luis de”, en J. Martínez Millán y C. J. de Carlos Morales (dirs.), Felipe II (1527- 1598). La configuración de la Monarquía Hispana, Salamanca, Junta de Castilla y León, 1998, pág. 329; J. Martínez Millán (dir.), La corte de Carlos V, vol. IV, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, pág. 140; C. Marcks, “Die Antikensammlung des D. Luis de Ávila y Zúñiga, marqués de Mirabel, in Plasencia”, en Madrider Mitteilungen, vol. 42 (2001), págs. 155-208.

 

Santiago Fernández Conti y Félix Labrador Arroyo

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