Arce, Fernando de. ?, m. s. XV – ¿Sigüenza? (Guadalajara), 1504. Secretario y notario de los reyes Enrique IV y Alfonso XII de Castilla, comendador de Montijo de la Orden de Santiago.
Fernando de Arce, que algunos autores también nombran como Arze, era un hombre del entorno —concretamente el secretario— del todopoderoso valido de Enrique IV de Castilla, Juan Pacheco, marqués de Villena. Poco se sabe de su vida, salvo que actuó protegido e impuesto por Pacheco toda su vida.
Quizás por su mediación —el marqués fue también maestre— llegó a ostentar la dignidad de comendador de Montijo de la Orden de Santiago. Hombre leal de la casa de Pacheco hasta el final, actuó en calidad de secretario y notario del reino cuando el maestre otorgó un primer testamento el 11 de enero de 1469.
Arce fue secretario de Enrique IV durante algún tiempo, pero su actividad en ese oficio remite principalmente a los años de Alfonso XII (1453-1468) que reinó paralelamente con su medio hermano durante tres años. El príncipe Alfonso era un rey impuesto por el propio Pacheco en venganza por el alejamiento de su privanza al que le había sometido Enrique IV en favor de nuevos valores. No es de extrañar que Arce, junto con Juan Fernández de Hermosilla, sea el secretario más famoso del jovencísimo monarca que fallecerá, probablemente envenenado por Villena, el 5 de julio de 1468. Un secretario que, si bien no igualó el volumen de cartas refrendadas que el citado Hermosilla, tuvo una participación directa en asuntos del reino. El cronista Enríquez del Castillo describe la inclusión de Arce en una embajada que los partidarios del entonces príncipe Alfonso realizaron al Papa (1464) en defensa de sus derechos, embajada que no obtuvo los resultados deseados al mostrarse el Pontífice firme partidario de Enrique IV.
Como cabía esperar del rey Alfonso, recibió Fernando de Arce varias mercedes. El 18 de diciembre de 1465 le hizo merced de un juro de heredad de 19.000 maravedís por lo salvado sin asignación de lugar, de los que 15.000 eran anteriormente vitalicios y los 4.000 restantes habían sido renunciados en él por el arzobispo de Sevilla. Precisamente Fernando de Arce, el 3 de septiembre de 1460, había sido el escribano y notario público ante el que había otorgado testamento Alonso de Fonseca en Valladolid.
En agosto del 1467, el rey Alfonso le concedió los bienes confiscados que Fernando del Pulgar —futuro cronista de los Reyes Católicos— tenía en la ciudad término y jurisdicción de Toledo por estar en servicio de Enrique IV, a los que se añadió unos días después, otro juro de heredad de 32.000 maravedís.
Parece que Arce tuvo alguna dificultad, ya que parte de esa cantidad —12.000 maravedís— al no haber sacado carta de privilegio obligó al Rey a dirigirse a las autoridades sevillanas para que paliaran esa situación.
Fernando de Arce también fue secretario de la princesa Isabel como se comprueba en la carta del 17 de febrero de l469 desde Ocaña en una merced concedida a su criada Juana de Valencia por su casamiento.
Ese mismo año actuará —“esta escritura va escripta en quatro folios e en fin de cada plana va señalada de las señales de Ferrando de Arse [...]”— el 18 de marzo en la escritura de confederación de Enrique IV, el arzobispo de Sevilla, su mentor Pacheco, ya maestre de Santiago, y el conde de Plasencia con el clan Mendoza, incluidos el marqués de Santillana y Beltrán de la Cueva, a fin de solucionar los problemas políticos del reino.
El 17 de diciembre de 1480 todavía consta su nombre en una receptoría a su petición para presentar sus probanzas en el pleito que tenía con Leonor de Zúñiga y sus hijos a causa de una deuda. Pero, a partir de esta fecha, se apaga su estrella.
Las noticias posteriores hablan de fundaciones piadosas y de su sepulcro en la iglesia de la catedral de Sigüenza, en donde consta que el comendador de Montijo de la Orden de Santiago había fallecido en 1504.
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Dolores Carmen Morales Muñiz