Álvarez Osorio, Pedro. Conde de Trastámara (I). ?, p. s. xv – ¿León?, 11.VI.1461. Señor de Castroverde y Villalobos, teniente de Astorga y su alcázar, señor de Cepeda, alférez mayor del Pendón, guarda mayor del Rey.
Hijo de Juan Álvarez Osorio y Aldonza de Guzmán, hereda, a la muerte de su padre en 1417, extensos territorios en León, Zamora, Valladolid y Lugo. Con poco más de quince años es alférez mayor del Pendón de la Divisa y guarda mayor del rey Juan II, con la tenencia de varios alcázares y territorios, entre ellos el de Astorga. Matrimonió con Isabel de Rojas que aportó el señorío de Cepeda que había ostentado el príncipe Juan de Aragón.
Mantiene serios enfrentamientos con nobles leoneses en sus intentos de expansión territorial. En 1433 consigue el reconocimiento real del mayorazgo de Villalobos a favor de su hijo primogénito, Juan. Cuando tiene bien asentado su patrimonio territorial como uno de los más poderosos del reino, se vuelca en la política; primero al lado de Fadrique al que abandona cuando cayó en desgracia; alineándose posteriormente al valido Álvaro de Luna, siempre permaneció fiel al Rey como ocurrió en 1439 que mantuvo a la ciudad de Astorga y su territorio de parte real a pesar del entredicho que lanzó el obispo Sancho de Rojas partidario de Fadrique. Caído en desgracia Álvaro de Luna, Osorio se alineó a Juan II, a quien acompaña en su deambular por diversas ciudades, asistiéndole con sus propias mesnadas cuando hasta la Reina lo humillaba.
El premio a tal fidelidad le llega a Pedro Álvarez Osorio en 1445, cuando el 4 de febrero Juan II, en Carta Real, le concede el título de conde de Trastámara, con su territorio y las tierras de Traba. El título había revertido a la Corona en 1430 al morir (en desgracia real) don Fadrique Enríquez. Ayudó a Juan II en la batalla de Olmedo, en la primavera de 1445 y supo sacar partido a su fidelidad ante la rebeldía del príncipe Enrique, a quien seguían y apoyaban los nobles Quiñones y el conde de Benavente, a los que Juan II aprisionó incautándose de sus bienes en 1448; propició un pacto de hermandad entre las ciudades de León, Zamora, Toro y Astorga con el que aisló a su encarnizado enemigo el conde de Benavente.
Con su hermano Álvaro en la silla episcopal de Astorga, el dominio era completo, accediendo Pedro, en 1450, a protector y encomendero del señorío diocesano.
Con el ajusticiamiento de Álvaro de Luna en 1453, y la muerte del rey Juan II al año siguiente, el conde de Trastámara pierde casi toda su influencia en la Corte de Enrique IV al que, sin embargo, rinde pleito homenaje. En esos años trabaja para afianzar su dominio en Galicia frente a la hegemonía del conde de Lemos, atrayendo a la órbita de los Osorio a casas tan importantes como las de Moscoso y Sotomayor.
La maniobra más ambiciosa fue el intento de instalar en la silla de Santiago a su hijo Luis, beneficiado de aquella catedral, en 1458; fracasó, pero le nombró coadjutor y gobernador de hecho, con lo que se beneficiaba de las cuantiosas rentas metropolitanas. Los condes de Lemos y de Benavente lograron atraer a su campo a los nobles gallegos; aliados todos, consiguieron que los Osorio desalojaran Santiago, aunque para ello tuvieron que incendiar la ciudad.
Murió este primer conde de Trastámara el 11 de junio de 1461, al parecer, envenenado por su maestresala, Aillones. Fue enterrado en el convento de San Julián del Monte, cercano a Valderas, que él había fundado en 1454.
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Martín Martínez Martínez