Álvarez de Sotomayor, Pedro. Pedro Madruga. Conde de Camiña. ?, p. m. s. xv – Alba de Tormes (Salamanca), 1486. Noble.
Se ignora la fecha de su nacimiento, aunque no el parentesco que, a través de su padre, le ligaba al antiguo arzobispo de Santiago, Rodrigo de Luna, sobrino del famoso condestable. Las guerras civiles del reinado de Enrique IV le permitieron formar un amplio señorío en el sur de Galicia, partiendo del de Sotomayor, cuna del linaje, al que añadió, entre otros lugares, Fornelos, Salvatierra y Camiña, de donde fue nombrado conde. Parte de estos dominios y de sus rentas procedían de la mitra de Santiago, lo que producía en él cierta inquietud: un restablecimiento del orden en el reino podía significar sacrificios.
Por eso militó siempre en el bando opuesto al de Isabel y su marido Fernando.
La proximidad a la frontera de Portugal y las relaciones de alianza con Pedro de Avendaño, alcaide de Castronuño, le hicieron aparecer, en 1475, como uno de los posibles apoyos que Alfonso V de Portugal podía manejar en defensa de los derechos de Juana, su sobrina y eventual esposa. Los cronistas del tiempo le califican entre los más turbulentos personajes del reino, señalándole con el gráfico apodo de Pedro Madruga.
Su doctrina política parece haberse condensado en un solo punto: lograr el enriquecimiento de las familias nobles, a fin de establecer el poder en favor de la oligarquía que ellos constituían. Durante el reinado de Enrique IV había conseguido franquear el paso de la segunda a la primera nobleza.
En la “guerra irmandiña”, que preconizaba un predominio de los concejos, él se sumó a la Liga que defendía los derechos de la mitra de Santiago, ceñida por Alfonso de Fonseca y contribuyó de este modo a establecer en Galicia un fuerte poder que contaba con el apoyo de la segunda nobleza. En el momento de la muerte de Enrique IV, cuando la mayor parte de Galicia decide reconocer a Isabel, permanece a la expectativa hasta que se produce la proclamación de Alfonso V y Juana, a los que envía su reconocimiento con una demanda de auxilios militares. De este modo retuvo el sur de Galicia para este bando. Después de la batalla de Toro (1 de marzo de 1476), Camiña fue hecho prisionero por el conde de Benavente, pero Alfonso V pagó su rescate y de este modo, por el camino de Portugal, pudo volver a sus dominios de Galicia empeñado en su defensa.
Desde este momento es combatido tanto por Fonseca como por el conde de Monterrey y por su propio hijo, que temía que la alineación errónea de su padre pusiera en peligro los dominios familiares.
Los últimos años de su vida son bastante confusos.
El establecimiento de la Hermandad General, y el envío de Fernando de Acuña y del licenciado López de Chinchilla con poderes para restablecer el orden en Galicia (1480) le pusieron en difícil situación.
Al principio pareció admitir la nueva legitimidad, pero en 1482 se vuelve a estar en guerra con el obispo de Tuy, al que capturó, fijando el rescate en 700.000 maravedís. Amenazado de represalias por los Reyes Católicos, que alegaban contra él que hubiese quebrantado el perdón que le habían otorgado, huyó nuevamente a Portugal, mientras su hijo se hacía cargo del condado. Retornó en 1486, buscando la mediación del duque de Alba de Tormes. Por eso se instaló en esta ciudad, donde al parecer falleció en 1486. Al menos no hay de noticias de su existencia a partir de esa fecha.
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Luis Suárez Fernández
