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Luis Zapata de Chaves

Biografía

Zapata de Chaves, Luis. Llerena (Badajoz), 16.XI.1526 – Valladolid, 6.VII-10.X.1595. Poeta y prosista.

Nació en la villa pacense de Llerena, hijo de Francisco Zapata, comendador de la Orden de Santiago y mayordomo del Carlos V, y de María de Portocarrero, hija del segundo Conde de Medellín; la línea paterna procedía de una ilustre familia aragonesa, su abuelo, Luis Zapata, fue uno de los consejeros de los Reyes Católicos. A los nueve años, Luis Zapata marchó a Valladolid, como paje de la emperatriz Isabel de Portugal, y comenzó su formación con Bernabé del Busto, el famoso maestro de Pajes del futuro Felipe II.

 Estudió latín, gramática, retórica, lenguas y literaturas clásicas, a la vez que empezó a destacar en otras actividades propias de su condición: montura, esgrima y caza; en 1539 fue nombrado paje del Príncipe y Carlos V le concede el hábito de Santiago, lo que le obliga a pasar dos años en el Convento de Uclés, profesado en la Orden se le concede una renta anual de 12.000 maravedís.

A la muerte de su padre en 1544, se dedicó de lleno a la vida cortesana y a sus confesadas aficiones de los juegos de cañas y de toros y, muy especialmente, a la práctica de la caza con halcón; hombre presumido y muy preocupado ya por su gordura, que combatía, según contará en su vejez, con grandes sacrificios y dietas rigurosas. En 1546 Carlos V le concedió la Alcaldía de la Puerta de la Reina en su ciudad natal, con una renta de veinte mil maravedís y doscientas fanegas de trigo. Dos años después, formó parte del séquito que acompañó al Príncipe Felipe en su extenso viaje por los Países Bajos, Italia y Alemania y participó en un Torneo en Biche, bajo el mote de Gavarte de Valtemoroso; los recuerdos de este periplo europeo, los rememoraría siempre como una experiencia fundamental en su vida. Volvió a Llerena y se casó en 1566 con su prima Leonor de Portocarrero, una de las hijas del tercer conde de Medellín, que murió dos años después de sobreparto, dejándole su único hijo y heredero, Francisco. Esta desgracia le afectó profundamente y decidió trasladarse a Sevilla, ocupándose del cuidado de su patrimonio y dedicado a extender el monopolio que poseía de la fabricación del jabón y participando en los ambientes literarios de la ciudad. Volvió a casarse en 1562 con Leonor de Ribera, hija de Ruy López de Ribera y de Catalina de Castilla, familia también del propio don Luis y descendientes ambos del adelantado mayor de Andalucía, Perafán de Ribera, con la que no tuvo hijos.

En estos años, este “gentilhombre humanista”, como le ha calificado acertadamente un crítico, sigue dedicado a disfrutar de su fortuna y de sus propiedades, como los Señoríos de Cehel, Castildeferro, etc. y adquiriendo nuevos territorios, como el Señorío de Jubraceleda, donde practicaba su deporte favorito de la caza, pero olvidando la correcta administración de sus bienes y de sus cargas. La desgracia le llegó el 20 de junio de 1566 en que fue apresado por una Real Cédula de Felipe II y encerrado en la fortaleza de Segura de la Sierra. Ello suponía la pérdida del Hábito de Santiago y la humillante ceremonia de su degradación, que tuvo lugar el 12 de septiembre y cuya Acta ha sido publicada por el editor del Libro de Cetrería en un apéndice del mismo; curiosamente poco antes había aparecido el Carlo famoso, dedicado precisamente al Monarca. No están claras las causas de este acontecimiento, pues sólo se menciona el “deshonor causado a la Orden de Santiago”, para que Felipe II tomara esta decisión con un viejo conocido suyo, antiguo paje con quien había compartido su juventud y su primer viaje por Europa. Se han sugerido causas como su descuidado comportamiento patrimonial, tal vez una infidelidad conyugal, no tolerada por la Orden a la que pertenecía, incluso un posible asesinato. En cualquier caso, lo que sucediera debió ser de extrema gravedad, pues Zapata pasó en prisión más de veinte años; aunque, con el paso del tiempo, su cautiverio fuera atenuándose, trasladándole primero a Hornachos en 1569 y después a Valencia de la Torre, muy próxima a Llerena, y permitiéndosele la compañía de su mujer y de su hijo, aunque ésta morirá en 1570. En estos larguísimos años de reclusión, empezó a escribir sus obras postreras, la famosa Miscelánea y el Libro de cetrería.

Puesto en libertad en los primeros meses de 1590, después de casi un cuarto de siglo de reclusión, residió de nuevo en su querida Llerena, “La mejor casa de caballero de toda España”, como él mismo la denomina, con largas estancias en su cercano castillo de Valencia del Ventoso. Sus últimos años, con una inestable situación económica y envuelto de nuevo en pleitos, incluso con su propio hijo por las cesiones de sus propiedades en Granada, y de los que se conserva abundante documentación de los años 1584 a 1595, los dedicó a viajar por la península: Toledo, Talavera de la Reina, Granada y Lisboa, donde publicó su traducción del Arte poética de Horacio en 1592. Este año Felipe II, tal vez como desagravio de la grave pena impuesta años atrás, le nombró regidor de Mérida, último cargo que poseyó. Hoy se sabe con seguridad que su muerte se produjo a finales del verano y comienzos del otoño de 1595.

Luis Zapata no es autor de una extensa obra, pues tan sólo se conservan cuatro textos, tres de ellos poéticos, y menciones a otros dos, también en verso, que no han llegado hasta nosotros; asimismo, sólo dos de sus obras vieron la luz impresa en vida del autor; quizá su afición literaria era un elemento más de su biografía cortesana, como la publicación en 1566 de un poema épico dedicado a Carlos V, y probablemente su larga reclusión le llevó a refugiarse en la escritura de sus últimos textos, siempre surcados por la presencia de sus recuerdos biográficos y teñidos de la melancolía de los tiempos pasados.

Su primera obra publicada es el Carlo famoso en 1566, dedicado a Felipe II, el mismo año de su prisión, edición costeada por el propio autor, que confiesa haberle costado 400.000 maravedís. Se trata de un extensísimo poema en octava rima, de unos 20.000 versos divididos en 50 cantos, que sigue el modelo impuesto por Ariosto y que tanta fortuna tuvo en la poesía española de la segunda mitad siglo XVI. En este tipo de obras es elemento imprescindible la “materia” elegida, que en este caso es la narración de la historia biográfica de Carlos V desde 1522 hasta su muerte, y se encuadra en un subgrupo de obras denominadas como “épica nacionalista”, donde se incluyen una serie de poemas, las también tituladas las “carolíadas” o “caroleas” por la rotulación de la primera de ellas, todas destinadas a ensalzar la figura del Emperador Carlos V. Contamos con la Primera parte de la Carolea, trata de las victorias del Emperador Carlos V, Rey de España, 1560 y Segunda parte, 1560 de Gerónimo Sempere y la Primera parte de la Carolea, Inchiridión, que trata de la vida u hechos del invictíssimo Emperador Don Carlos Quinto de este nombre, y de muchas notables cosas en ella sucedidas hasta el año de 1555, de 1585, de Juan Ochoa de la Salde, que aunque se anuncia “recopilada en dos partes”, sólo se conoce la primera. En este contexto de exaltación imperial se inscribe el texto de Zapata, sobre el que la crítica no tiene una visión unánime de su calidad poética, aunque sí de ciertos aspectos de su originalidad en el tratamiento del tema, aparte del problema inherente de estas extensísimas obras sobre la adecuada organización de su unidad argumental.

Zapata aborda su texto desde una pretendida fidelidad cronística, de hecho se le ha se le ha definido como una “crónica rimada”, que no le impide en absoluto, ateniéndose al desarrollo de los datos documentales más relevantes, y sigue fundamentalmente a Alonso de Santa Cruz y a Pero Mexía, insertar toda una serie leyendas, como la Torre de Hércules coruñesa o las legendarias Islas Sorlingas; fábulas como la de “La guerra de los ratones y los gatos”; así como diferentes historias genealógicas, écfrasis de pinturas y demás motivos alejados del argumento central. Intervienen en el texto puntualmente personajes alegóricos, como la Envidia, o fantásticos, como el Mago Torralva, observador que sobrevuela a lomos de un caballo aéreo las campañas militares. Especial atención merece, pues será una de las características de sus obras posteriores, la continua aparición de “yo” del autor, certificando la validez y propia experiencia de algunos episodios, que por otra parte, conoció de primera mano; aunque siempre ateniéndose al tema central de la biográfica heroica del Emperador. Juicios suyos como los de “esta “sed que tengo de celebrar y ensalzar mi patria” y “cada vez que tomo la pluma para tratar cosas de españoles, no vuela más ni corre ni trota un paso, según son ellas grandes”, son muestras más que suficientes de su sentido patriótico del asunto.

La obra tuvo una cierta fama en su época, más desde luego que los otros dos autores que trataron el mismo tema, y de algunos fragmentos de la misma se conservan copias en diferentes cartapacios poéticos de los Siglos de Oro. Se han puesto también de especial relieve, sus digresiones al pasado histórico de las conquistas americanas de México y Perú, donde sigue de cerca las obras de López de Gómara, lo que ha motivado una edición secuencial de estos episodios con el significativo título de El primer poema que trata del descubrimiento del Nuevo Mundo. Hoy contamos con una edición facsímil completa de la obra.

Otra obra poética, escrita ya en 1583 es el Libro de cetrería, de la que han llegado tres copias manuscritas, y en una de ellas, el Ms/7844 de la Biblioteca Nacional de España, se conserva su letra autógrafa en el “Prólogo”, recordando que está escrita en la Casa Fuerte de la Encomienda santiaguesa de Valencia de la Torre, es decir, en los años de su prisión. Se divide en 159 capítulos y está escrita en una rara estructura estrófica, la maraña, formada por tiradas de endecasílabos sin rima. El extenso poema reconoce sus fuentes en el Canciller Pero López de Ayala, lo que implica el conocimiento de algún manuscrito de su famoso Libro de la caza de las aves, aunque aporta la visión muy personal de un avezado cazador. Atención especial merece la extensa enumeración de las cualidades y características de las diferentes clases de halcones: neblí, sacre, bonies, alfanaques, gerifalte, alcotán, esmerejón, azor, gavilán; que también recordará, años después, en uno de los capítulos de su Miscelánea, el 176: “De los extraordinarios precios en que se han vendido alcones en España”. Existe una cuidada edición facsímil del Ms/4219 de la Biblioteca Nacional de España, abundantemente anotada.

Queda reseñar entre su producción en verso la traducción de El arte poética de Horacio, traducida de latín en español, publicada en 1592. No es la primera en castellano, pues un año antes, Vicente Espinel ya había incluido una traducción en verso suelto de este importantísimo texto en sus Rimas, también conocido como la Epístola de los Pisones. La traducción de Zapata, realizada en octavas y seguida de una versión en tercetos de la Sátira primera, no tiene una gran consideración, a pesar del empeño puesto por el autor y valga recordar cómo define su tarea con estas palabras: “me parece que son los libros traducidos tapicería del revés, que está allí la trama, la materia, y las formas, colores, y figuras como madera, faltas del lustre y del pulimento”. De la rara edición original existe un facsímil de la Real Academia Española.

No se conocen otras dos obras citadas por el propio autor. Unos Emblemas a imitación de Alciato, de los que no se sabe la fecha y que tanto si es una obra de juventud al hilo de la fama de la obra de Alciato en la década de 1540-1550, como si se trata de una obra de madurez, podrían tener un lugar de privilegio en la transmisión de esta corriente gráfico/poética, pues los dos primeros textos españoles que se publicaron, aparte de las traducciones, son las Empresas morales en 1581 y los Emblemas morales de Juan de Horozco y Covarrubias en 1589 y Las obras diversas a Petrarcha, a Boscán, a Garcilaso y a otros muchos de hoy, que por el título pudiera pensarse en un “cancionero” personal realizado a lo largo de los años, que toma como modelo a los poetas citados. Finalmente, hoy parece claro que no debe confundirse a nuestro Luis Zapata con un homónimo coetáneo, Luis Zapata del Bosque, también extremeño, y autor de un pequeño grupo de poemas diseminados por diferentes manuscritos áureos.

Su obra más famosa y divulgada es la conocida con el nombre de Miscelánea o Varia Historia, conservada en un único manuscrito en la Biblioteca Nacional de España, Ms/2790, y escrita a lo largo de los años de 1583 a 1592, por numerosos datos internos de cronología dejados en su confección. Se clasifica necesariamente en un género heterogéneo, de difícil consideración literaria, las llamadas misceláneas del Siglo de Oro, al lado de la Silva de varia lección de Pedro Mexía de 1540, el Jardín de flores curiosas de Antonio de Torquemada de 1570 o la Silva curiosa de Julián de Medrano de 1583; por más que cada una de ellas tenga sus propias peculiaridades y sus diferencias con el resto. La de Luis Zapata recoge, como característica singular del grupo, una recopilación indiscriminada de anécdotas, historias, facecias, chascarrillos, cuentos, temas fabulosos, asuntos seudocientíficos, lances cotidianos y motivos extravagantes, a modo de una amplia enciclopedia didáctica y antropológica del siglo XVI, en algunas ocasiones ilustradas con dibujos y bocetos añadidos por una mano posterior; valga simplemente para ello leer el título de alguno de sus 255 capítulos: “De la guja de marear”, “De la superflua groseza y gordura de las gentes”, “De pronósticos”, “Grandeza del número doce”, “De brevedad en escribir”, “De una astucia de un juez para castigar a un culpado”, “De temblores de tierra”, “De rayos”, “De una rara mujer”, “De una santa burla hecha a un santísimo Papa”, “De una extrañeza de dos gemelas hermanas”, “de monstruos”, etc. También se diferencia de las restantes en dos consideraciones particulares: no persigue una necesaria lección moral sobre todo lo que cuenta, coletilla habitual del género, y la injerencia del “yo” biográfico del autor, que certifica en muchas ocasiones la verosimilitud de lo narrado. Se tiene por una obra singular, apegada al recuerdo autobiográfico, escrita durante su larga prisión y quizá con el empeño de dejar constancia de una serie de sucesos literarios, reales o imaginarios como muestra de un amplio concepto de cultura, que suma lo popular y lo culto, de todo aquello que conoció y leyó a lo largo de su vida.  Prácticamente desconocida hasta la segunda la mitad del siglo XIX en que aparece la primera edición completa del texto, su difusión posterior ha sido muy significativa a través de diferentes antologías, nuevas ediciones y la publicación de una reproducción facsímil del manuscrito original. Desde su conocimiento, la obra ha servido de fuente para documentar las costumbres del Siglo de Oro: los toros, los refranes, la limpieza, etc. y su lectura representa un testimonio de primer orden para entender la vida y la cultura de la época que vivió su autor.

 

Obras de ~: Carlo famoso, Valencia, Ioan Mey, 1566 (El primer poema que trata del descubrimiento del Nuevo Mundo, ed. antológica de J. Toribio Medina, Santiago de Chile, Imprenta Universitaria, 1916, reeditado en El primer poeta que trata del descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo, reimpresión de las partes correspondientes del “Carlo famoso”, ed. de J. Toribio Medina y W. A. Reynolds, Madrid, José Porrúa Turanzas, 1984; Carlo famoso, Facsímil de la edición príncipe de 1566, ed. facs. de Manuel Terrón Albarrán, Badajoz, Institución Pedro de Valencia, 1981); Libro de cetrería, manuscrito de 1583 (Libro de cetrería. Facsímil del manuscrito inédito 4.219 de la Biblioteca Nacional de Madrid, ed. facs. de M. Terrón Albarrán, Badajoz, Institución Pedro de Valencia, 1979, 2 ts.); Miscelánea o Varia Historia, ms. c. 1583-1592 (Miscelánea, ed. de Pascual de Gayangos, Madrid, Memorial Histórico Español, XI, 1859; ed. antológica, “Extremeñerías: de la Miscelánea de Zapata”, en Revista de Extremadura, XII (1910), págs. 63-92 y págs. 183- 188; Miscelánea, ed. antológica de J. Hurtado y Á. González Palencia, Madrid, Letras Españolas, 1926; Miscelánea, Silva de casos curiosos, ed. antológica de A. Rodríguez-Moñino, Madrid, Compañía Iberoamericana de Publicaciones, s. f. [1931]; G. Christine Horsman, Varia Historia (Miscelánea), Amsterdam, H. J. W. Becht, 1935; Cuentos viejos de la vieja España (del siglo XIII al siglo XVIII), ed. antológica de F. Carlos Sáinz de Robles, Madrid, Aguilar, 1941; Varia Historia. Miscelánea, ed. de I. Montiel, Madrid, Castilla, 1949, 2 ts.; Narraciones de la España renacentista, ed. antológica de F. Herrero Salgado, Madrid, Magisterio Español, 1969; ed. antológica en El diablo cojuelo. Miscelánea (Silva de casos curiosos), Madrid, Cien Clásicos Universales, 1970; Miscelánea (Varia Historia), ed. facs. de M. Terrón Albarrán, Badajoz, Institución Pedro de Valencia, 1983; Miscelánea o Varia Historia, ed. de A. Carrasco [García], Brenes (Sevilla), Muñoz Moya, 1999; Cuentos extremeños, ed. antológica de J. Fradejas Lebrero, Madrid, Castalia, 2003); El arte poética de Horacio, traducida de latín en español, Lisboa, Alexandre de Syqueira, 1592 (El arte poética de Horacio, traducida de latín en español, ed. facs., Madrid, Real Academia Española, 1954).

 

Bibl.: J. Menéndez Pidal, Discursos leídos ante la Real Academia Española en la recepción pública de Don Juan Menéndez Pidal el día 24 de enero de 1915, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1915; A. Rodríguez- Moñino, “Luis Zapata del Bosque, poeta del siglo diez y seis. Veintiocho composiciones inéditas”, en Revista del Centro de Estudios Extremeños, V (1931), págs. 151-179; F. Pierce, La poesía épica del Siglo de Oro, Madrid, Gredos, 1961; A. Carrasco García, “Documentos de 1584 a 1595, relativos a don Luis Zapata de Chaves, existentes en el Archivo Municipal de Llerena”, en Revista de Estudios Extremeños, 2 (1969), págs. 333-371 (reed. en A. Carrasco García, La Plaza Mayor de Llerena y otros estudios, Madrid, Tuero, 1985, págs. 137- 184); F. Márquez Villanueva, “Don Luis Zapata de Chaves o el sentido de una fuente cervantina”, en Fuentes literarias cervantinas, Madrid, Gredos, 1973, págs. 109-182; J. Pérez, “Un gentilhomme humaniste: Luis Zapata de Chaves et sa Miscelánea”, en A. Redondo (ed.), XIXe Colloque International d’Études Humanistes, Tours 5-17 julliet 1976. L’humanisme dans les lettres espagnoles, París, Librairie J. Vrin, 1979, págs. 287-298 (reed. en De l’humanisme aux Lumières. Études sur l’Espagne et l’Amérique, Madrid, Casa de Velázquez, 2000, págs. 228-239); A. Gallo Gruss, “Las misceláneas: conformación y desarrollo de un género renacentista”, en Edad de Oro, III (1984), págs. 159-180; J. M. Fradejas Rueda, Ensayo de una bibliografía de los libros españoles de cetrería y montería (S. XIII-XVII), Madrid, Caïrel, 1985; M. Chevalier, “Cuestiones de aseo: Luis Zapata, Lucas García Dantisco, Alonso Quijano”, en Incipit, XI (1991), págs. 153-160; J. M.ª Balcells, “Un episodio del Carlo famoso de Zapata”, en E. A rtigas (ed.), Homenatge a Josep Alsina. Actes del Xe Simposi de la Secció Catalana de la SEE. Tarragona, 28 a 30 de noviembre de 1990, II, Tarragona, Diputación de Tarragona, 1992, págs. 339-442; M. Alcalá Galán, “Las misceláneas españolas del siglo XVI y su entorno cultural”, en Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica, 14 (1996), págs. 11-19; T. López Marcos, Variedad histórica y literaria en el “Carlo famoso” de Luis Zapata de Chaves, tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense, 1997; I. Mena, “Caballeros, toros y toreros en el siglo XVI: un texto de don Luis Zapata de Chaves”, en Revista de Estudios Taurinos, 8 (1998), págs. 159-178; M.ª E. López Arias, La “Miscelánea” de Luis Zapata: análisis de temas y elaboración de índices, tesis de Licenciatura, Universidad de La Coruña, 1999; Á. Ballesteros Gallardo, El extremeño Luis Zapata y su historia sobre Talavera, Talavera de la Reina, Ayuntamiento de Talavera de la Reina, 2001; M. Maldonado Fernández, “D. Luis Zapata, consejero real, letrado de las Cortes y fundador del mayorazgo y señorío de Çehel de las Alpujarras”, en F. J. Mateos Ascacibar, F. Lorenzana de la Puente (coords.), Actas de la II Jornada de historia de Llerena, [Mérida], Junta de Extremadura, Dirección General de Ordenación, Renovación y Centros, 2001, págs. 95-116; “Don Luis Zapata de Chaves, III Señor del Estado de Çehel de las Alpujarras y de las Villas de Jubrecelada (Llerena), Ulela y Ulula”, en Revista de estudios extremeños, vol. 58, n.º 3 (2002), págs. 991-1030; M.ª T. López Marcos, Variedad histórica y literaria en el Carlo Famoso de Luis Zapata, Madrid, Universidad Complutense, 2003; A. Gallego, “Seis notas musicales para la ‘Miscelánea’ de Luis Zapata”, en Boletín de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, t. 15 (2007), págs. 139-168; R. Malpartida, “Zapata de Chaves, Luis”, en P. Jauralde Pou (dir.), Diccionario filológico de literatura española siglo XVI, Madrid, Castalia, 2009, págs. 1028-1032.

 

Víctor Infantes