Busto, Bernabé de. Galisteo (Cáceres), c. 1502 – Bruselas (Bélgica), 20.X.1557. Humanista, cronista de Carlos V.
Humanista y cronista del emperador Carlos V. Entre 1518 y 1521 cursó sus primeros estudios universitarios en Salamanca, donde fue uno de los discípulos predilectos del maestro nominalista fray Domingo de San Juan de Pie de Puerto. Como su alumno, escribió una loa al mismo en sus Sillogismi fratis Dominici de Sancto Joanne del Pie de Puerto (1521) y una carta al lector en otra obra de fray Domingo, sus Oppositiones.
Tras estos primeros trabajos literarios obtuvo el título de bachiller y opositó con éxito a la cátedra de Salterio en 1524. Sin embargo, un año después abandonó Salamanca para completar su formación teológica en Alcalá de Henares. Porcionista en el Colegio de San Ildefonso de 1525 a 1526, a finales de este año comunicó al claustro salmantino que renunciaba a su cátedra. Busto continuó sus estudios de Teología en Alcalá hasta 1527, bajo la dirección de Miguel Carrasco, lo que explica su tránsito intelectual desde el nominalismo al erasmismo. Poco después regresó a Salamanca, donde en junio de 1529 obtuvo una de las cátedras de Gramática. En ella permaneció hasta 1530, en que fue llamado a la Corte para ejercer como maestro de los pajes de la emperatriz Isabel.
En 1533, cuando ya era licenciado en artes, alcanzó el título de “bachiller formado en Teología”, y poco después el de doctor en Alcalá.
En la Corte, apoyado en su formación humanística y en su experiencia como profesor de gramática, compuso tres libros, dirigidos a facilitar la educación del príncipe Felipe (el futuro Rey Prudente). Así, tradujo hacia 1530 al castellano la Institutio principis christiani de Erasmo, para que el heredero aprendiera a leer en ella, y dentro del mismo espíritu erasmiano de restauración de las bonae litterae, publicó en Salamanca un Arte para aprender a leer y escriuir (c. 1532) y unas Introducciones grammaticas (1533). En marzo de 1535 fue recompensado con una capellanía en la Casa del Emperador. Luis Zapata, uno de sus nobles alumnos en la escuela palatina, le recuerda en su Carlo Famoso (1566), como uno de los escritores y hombres doctos que había en España por entonces. Aunque enemigo de los libros de caballerías, en 1537 dio el visto bueno para la impresión de uno de ellos, el Cristalián de España (Valladolid, 1545), de Beatriz Bernal, “porque no tiene más mal de ser la materia vana como de los de este género todos”. Tras la muerte de la emperatriz en mayo de 1539, se decidió prescindir del oficio de maestro de los pajes. Para compensarle se le concedió una canonjía en el reino de Granada, un destino que no quiso aceptar en principio. Cuando todo parecía indicar que acabaría sus días como un oscuro canónigo provinciano, acogido en la Corte, Francisco de los Cobos le tomó bajo su protección.
En marzo de 1541 escribió a Juan Vázquez de Molina para que se hiciera a Busto alguna merced adecuada a su valía, y cuando Carlos V regresó a España, a finales de 1541, Busto, como capellán real, acompañó a éste y a su hijo en el viaje que realizaron por los reinos de la Corona de Aragón, y en mayo de 1543 se embarcó con la capilla imperial para servir al César en su nuevo periplo europeo.
Es muy probable que ya estuviera escribiendo una crónica del soberano, se atiende al testimonio de López de Gómara, quien afirma en sus Anales que Busto empezó a escribir su historia en 1543. Hacia 1545 debió regresar a España, por motivos que desconocidos, pero fue ya aquí donde recibió en 1546 el título de cronista imperial. Su labor como cronista fue especialmente celebrada por los historiadores de fines del siglo XIX, en especial porque escribió en castellano y fue testigo casi siempre presencial de los acontecimientos que narraba. Se sabe que en la primavera de 1547 regresó a los Países Bajos, y a partir de este año residió casi constantemente al servicio del César. Durante su estancia en Alemania y en los Países Bajos se dedicó de lleno a la redacción de su crónica, narrando la historia de su soberano desde 1542 hasta la guerra contra la Liga de Smalkalda, período al que Busto se limita, según confiesa, porque “desto puedo dar buen testimonio, como hombre que a todo lo más se halló presente”. Los manuscritos originales que se conservan en la Real Biblioteca de El Escorial son el testimonio de su peripecia vital en el centro de Europa. Su fama como erudito era ya entonces muy grande. En 1552 Juan Cristóbal Calvete de Estrella, su sucesor en el oficio de maestro de los pajes, le elogia como “Arcediano de Galisteo y Cronista del Emperador” y como hombre muy celebrado por su ingenio y señalado en letras, tanto como por su habilidad, prudencia y experiencia. Tras las famosas abdicaciones de 1555-1556, Felipe II no quiso desprenderse de sus servicios, como lo demuestran sus últimos trabajos literarios: una genealogía de María Tudor y tres breves relaciones sobre la batalla de San Quintín, atribuidas a su mano. Falleció en Bruselas el 20 de octubre de 1557. Varios humanistas trataron de sucederle en el oficio de cronista, todos ellos de renombre: los ya citados Calvete de Estrella y López de Gómara, y Juan Páez de Castro.
Sus borradores y papeles fueron recogidos por orden de Felipe II, con la intención de que sirvieran a su sucesor. Ésta es la razón de que hoy se conserven en la Regia Laurentina, testimonio de un trabajo historiográfico, que, aunque inacabado, no dejó de influir en posteriores cronistas reales, como fray Prudencio de Sandoval, ya en el siglo XVII.
Obras de ~: Erasmo, Institutio principis christiani, trad. castellana de ~, c. 1530 (ms., desapar.); Arte para aprender a leer y escreuir perfectamente en romance y latín, Salamanca, Diego de Castañeda, c. 1532; Arte para aprender a leer y escrivir (c. 1532) (reproducido en C. Muñoz Manzano, conde de la Vinaña, Biblioteca Histórica de la filología castellana, Madrid, Manuel Tello, 1893, pág. 838); Introducciones gramáticas, Salamanca, Diego de Castañeda, 1533; Crónica del emperador Carlos V, s. f. (Biblioteca de El Escorial, ms.).
Bibl.: L. Zapata de Chaves, Carlo Famoso, Valencia, Juan Mey, 1566; A. Morel-Fatio, Historiographie de Charles Quint [...], Paris, Honoré Champion, 1913; O. A. Graf von Looz-Corswaren, “Bernabé de Busto Geschichte des Schmalkandischen Krieges. Beabeitet von Otto Adalbert Graf von Looz-Corswaren”, en VV. AA., Texte und Forschungen im Auftrage der Preubischen Akademie der Wissenschften herausgegeben von der Romanischen Kommission. Band I, Burg, August Hopfer, 1938; J. M.ª March, Niñez y juventud de Felipe II. Documentos inéditos sobre su educación civil, literaria y religiosa y su iniciación al gobierno (1527-1547), Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 1941, págs. 16-17, 86-87 y 357; M. Bataillon, Erasmo y España. Estudios sobre la literatura espiritual del siglo XVI, México-Madrid-Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1950; P. Gan Giménez y J. M.ª García Fuentes, “Una Crónica inédita de Carlos V”, en Chronica Nova, 2 (1968), págs. 45-48; J. M.ª García Fuentes, “Testigo de Mühlberg”, en Chronica Nova, 6 (1971), págs. 79-97; F. Abad, “Juan de Valdés y la conciencia lingüística de los erasmistas españoles”, en M. Revuelta Sañudo y C. Morón Arroyo (eds.), El erasmismo en España [...], Santander, Sociedad Menéndez Pelayo, 1986, págs. 479-489; A. Alvar Ezquerra, “Sobre historiografía castellana en tiempos de Felipe II. (Unas biografías comparadas: Sepúlveda, Morales y Garibay)”, en Torre de los Lujanes, 32 (1996), págs. 89-106; J. L. Gonzalo Sánchez-Molero “Bernabé de Busto, cronista y capellán de Carlos V”, en VV. AA., El Emperador Carlos y su tiempo, actas de las IX Jornadas Nacionales de Historia Militar, Madrid, Deimos, 2000, págs. 829-845; “El erasmismo y la educación de príncipes en España”, en VV. AA., Humanismo y Reforma en el siglo XVI, Valencia, Biblioteca Valenciana, 2002, págs. 127-143.
José Luis Gonzalo Sánchez-Molero